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Aire
fresco del flamenco
La
cantaora Vanesa Rodríguez y el guitarrista Manuel Ángel
Calahorro se alzan con el máximo galardón del la II Bienal de
Cante y Guitarra 'Carmen Linares'
Que el flamenco no es cosa de jóvenes es un dicho muy alejado de
la realidad. Sólo hay que echar un vistazo a la amplia lista de
participantes que durante algo más de un mes han demostrado su
buen hacer, tanto en cante como en guitarra, en la II Bienal
Flamenca organizada por la Peña Femenina 'Carmen Linares'. Más
de cuarenta jóvenes llegados de todos los puntos de Andalucía,
así como de otras comunidades autónomas, demuestran la buena
salud de este arte entre los más jóvenes. Una «final reñida y de
gran calidad», como comenta la presidenta de la peña, Francisca
García, donde los aficionados al flamenco han podido deleitarse
con los que serán «los grandes artistas del futuro». Un objetivo
para el que, además, no sólo han conseguido el reconocimiento de
este certamen, sino también el apoyo y los consejos de una gran
maestra, como es Carmen Linares, que amadrinó esta segunda
edición de la bienal. El certamen, que surge de la iniciativa
de la peña flamenca más joven de la ciudad, y única femenina,
cumple una vez más su objetivo de ofrecer un escenario a los
jóvenes flamencos para demostrar su valía y su estudio del
flamenco sobre un gran escenario, como es el del Teatro
Cervantes de Linares. «Llevar a cabo esta bienal es una trabajo
muy importante para nosotras pero una satisfacción porque son
pocos los certámenes de este tipo destinado a los jóvenes»,
explica García, que subraya que es precisamente ese 'espíritu
joven' de la bienal una de las características más aplaudidas
por la propio Carmen Linares, quien se mostraba, una vez, muy
satisfecha con el nivel de los participantes. Especialmente
emotiva fue la actuación durante la deliberación del jurado de
la joven cordobesa Rocío Luna, de tan sólo once años, que
recibió el premio al 'Artista Revelación' de las manos de la
gran cantora linarense. «Es una artista de gran nivel y calidad
pese a su juventud porque ha demostrado que conoce todos los
palos, algo difícil para su edad», comentaba
Carmen Linares, quien no dudó en ofrecerle algún que otro
consejo para mejorar en la técnica y dar pasos hacia el futuro.
Los premios a los mejores cantaores recayeron en esta edición
en la sevillana Vanesa Rodríguez y Antonio José Nieto (Lucena,
Córdoba), quien también fue galardonado con uno de los accésits
de la mejor taranta, un premio que quedó desierto. El primero de
los accésits fue para la linarense Belén Vega. Por su parte, en
la categoría de guitarra, Manuel Ángel Calahorro, obtuve el
primer premio gracias a una calidad «que marcó una gran
diferencia». Incluso la propia Carmen Linares, según explica
Francisca García, quedó sorprendida con la maestría de este
joven. Mientras tanto, el segundo premio fue otorgado a José
Manuel Ortiz.
23.11.09 - 01:23 - I. TÉLLEZ | LINARES. En la
fotp, Los premiados recibieron sus galardones de la mano de
Carmen Linares. /ENRIQUE
Un
viernes flamenco con Sebastián Cruz
Como de
costumbre, en la sede de la Peña Flamenca de Huelva se celebra
un viernes flamenco dedicado a uno de sus hijos, nacidos del
cuadro de cante, Sebastián Cruz Márquez, que estuvo acompañado a
la guitarra por Raúl Cantizano.
El acto fue presentado por el directivo Estefano Molin, y en la
sala del Festival de Cine Iberoamericano se encontraban, entre
otros, el director argentino Luis Puenzo, el fotógrafo también
de la misma nacionalidad Alejandro Díaz y la crítica de cine
rusa Tatiana Vetrova. Como es habitual, la actuación estuvo
precedida por una charla ilustrativa, que en este caso sería
para dos pesos pesados del flamenco: Manolo Caracol y Antonio
Mairena, de los cuales se cumple el centenario de su nacimiento.
El artista artistas invitado de este viernes flamenco fue
Sebastián Cruz, cantaor que se formó en nuestra academia de
cante. Sebastián nace en Beas hace 32 años, canta desde la
temprana edad de 12 años y ha cosechado numerosos premios.
Estuvo becado en la Fundación Cristina Hereem, donde recibió
clases de Calixto Sánchez, José de la Tomasa y Esperanza
Fernández, entre otros. En 2003 inicia su carrera solitaria,
compartiendo colaboración con distintos artistas, realizando
recitales y viajando por el extranjero como cantaor, Venezuela,
Brasil, Israel, Grecia, Francia, Japón, etc. Ahora está
preparando la grabación de su primer disco. A partir de 2007
colabora en varias producciones con diversos artistas flamencos
como José Manuel Cañizares, Juan José Amador, Antonio Canales y
Alejandro Granados, entre otros. Desde ese mismo año, Sebastián
es cantaor del Ballet Nacional, cantaor oficial de las clases de
baile de Milagros Mengibar y Carmen Ledesma, y también de Rafael
Campallo; acompaña a Calixto Sánchez, como cantaor, cuando da
conferencias, con recitales de Manolo Franco, o en exaltaciones
de saetas en la catedral de Sevilla junto a José de la Tomasa y
Mercedes Cubero. Del tocaor diremos que es licenciado en Bellas
Artes por la Universidad de Sevilla, también becado por la misma
fundación Cristina Hereeem, y que actúa en teatros, peñas,
festivales nacionales e internacionales, como en Turquía,
Palestina, Inglaterra, Portugal, Marruecos. Ha acompañando a
figuras de primer orden o en obras de grupos, a las que ha
pertenecido, como Medialuna flamenca, reuniendo en un escenario
música andalusí y flamenca. Es el autor de la música del
espectáculo Malgama, obra premiada con un Giraldillo al mejor
espectáculo de innovación en la XIV Bienal de Flamenco de
Sevilla. Sebastián Cruz cantó por malagueñas de Chacón y del
Mellizo, para continuar con un fandango de Pérez de Guzmán que
hizo de forma magistal. Además de unas alegrías de Cádiz, que
finalizó por el cante del Mirri, la caña fue el tercer palo con
la terminación de la solea pola de Charamusco. Cerró la primera
parte de su recital con fandangos naturales de Enrique el
Almendro, Manolo Caracol, Manuel Torre y el Niño de la Calza.
Tras el descanso correspondiente, en la reanudación, el
presentador Estefano Molin da a conocer al público asistente la
fecha del 19 de diciembre para el almuerzo de la Navidad
Flamenca, por los cuadros de nuestra peña, siendo el día
anterior su presentación en el Gran Teatro de nuestra ciudad.
Sebastián Cruz agradeció a Eduardo Garrocho y a su junta
directiva el haberse acordado de él, pues se siente muy
orgulloso de haber pertenecido a los cuadros de esta peña
flamenca, recordando a dos personas que habían influido
enormemente en su aprendizaje: su padre y Paco Marina, presente
en la sala, presidente de la Peña Flamenca El Olivo Enano. La
segunda parte de su actuación arrancó por soleares: las de
Triana, Alcalá, Cádiz y la última fue la de la Endonda. Las
seguiriyas sería el segundo palo, recordando a Manuel Torres y
Cagancho, para finalizar por cabales. Las bulerías fueron
soberbias, por el Turronero y Fernanda de Utrera,
principalmente. Concluyó por fandangos de la tierra,
dedicándoselos a su hija que acababa de cumplir un mes. Por
Rengel, Paco Isidro, Valverde, Alosno y, el último, por Paco
Toronjo, a viva voz, de pie y sin micrófono.
José De La Corte | Actualizado 23.11.2009
Una
entrega honesta CORDOBAN FLAMENCO
Cante:
Juan Navarro Cobos, Rosa de la María, Raúl Alcántara ´El Troya´
y Gema Cumplido. Al toque: Luis Calderito y José Rojo. Baile:
Estefanía Cuevas. Castañuelas: Pilar Ramírez. Lugar: Gran
Teatro.
El Gran Teatro se llenó para ver este 21 Córdobán Flamenco,
organizado por la Asociación de Artistas Flamencos de Córdoba.
Una representación artística marcada por la pujante juventud
flamenca de Córdoba y provincia con la única excepción del
veterano cantaor del Campo de la Verdad, Juan Navarro Cobos. En
las preceptivas cumplimentaciones del acto, bien conducido por
Juan Ortega, hubo ocasión para que el alcalde de Córdoba, Andrés
Ocaña, exteriorizara su apoyo sin ambages a la palpitante
actividad flamenca que cubre buena parte de la programación de
la ciudad, poniendo especial énfasis en la inminente
inauguración de la Casa del Flamenco-Museo Fosforito, en la
Posada del Potro, y en la Noche Blanca del Flamenco como
elemento decisivo para vender la imagen de Córdoba, significando
el esfuerzo del equipo gestor con Joaquín Zurita como
responsable, cuya labor fue reconocida por la Junta Directiva de
la Asociación que preside Jose Porras, así como la realizada por
la Peña El Rincón Flamenco, materializado en la persona de su
presidente Antonio Izquierdo, por su impecable trayectoria desde
su fundación allá por los años 70. En todos los artistas la
entrega fue la nota dominante y este exceso de responsabilidad
puede provocar a veces un contrario efecto al deseado. Algo de
eso creímos percibir en algunos pasajes del cante de Navarro
Cobos, del que sin embargo nos sorprendió su fuerza en la
petenera con clara influencia fosforera, después de una larga
ausencia de los escenarios. Rosa de la Maria y Gema Cumplido
cumplieron honestamente con su cometido, aunque también en
algunos momentos de sus diferentes exposiciones se hizo patente
un cierto nerviosismo que hay que achacarlo a la tensión
acumulada y a las ganas de agradar al respetable. Estefanía
Cuevas, con la magnífica guitarra de su esposo, Jesús Majuelos,
el cante recio de Juan Carlos El Sobrino y Juan Villar (Hijo)
bailó por seguirillas desplegando su plasticidad bella y
sugerente en la que notamos una cierta orientalización en la
gestualidad de manos y brazos lo que nos lleva a pensar que la
ensambladura de otras disciplinas danzísticas forma parte de su
inquietud renovadora. Cerró la noche Raúl Alcántara El Troya
que levantó al personal de sus asientos con la contundencia de
su voz que alcanzó su más sonora rotundidad en los fandangos,
sin apoyo megafónico, acompañado por la imponente y rica
guitarra de Luis Calderito, uno de los triunfadores de la noche,
que se alternaba con la no menos notable de José Rojo. La nota,
no habitual en estos actos, pero de bella factura, la puso en el
comienzo del espectáculo, Pilar Ramírez con un solo de
castañuelas ayudada por las palmas de Fátima Franco y José
Porras, quien también puso su destello de cante en esta
infrecuente intervención, secundado por la guitarra de un Luis
Calderito en estado de gracia.
23/11/2009 FRANCISCO DEL CID. En la foto, El alcalde de
Córdoba recibe el Cordobán Flamenco. Foto: PATRICIA CACHINERO
Pansequito:
"En este disco soy enteramente yo"
El
cantaor José Cortés presenta mañana su última grabación, 'Un
canto a la libertad'
Después de ocho meses de trabajo en los estudios chiclaneros de
José Antonio Espinosa, mañana ve la luz el disco Un canto a la
libertad, de José Cortés Jiménez, Pansequito, una grabación que
cuenta con la producción artística de Diego Magallanes y la
ejecutiva del promotor gaditano Antonio Benítez. Del cantaor,
nacido en La Línea y criado en El Puerto, se puede decir que se
encuentra en la plenitud de su carrera, pero al hablar de su
nuevo trabajo muestra un orgullo y una ilusión propias de un
principiante, y habla de la grabación rebosando entusiasmo: "Es
el disco en el que más me he tenido que poner las pilas, y mira
que uno lleva tiempo en esto", afirma, convencido de que este es
su mejor trabajo. Para esta apreciación destaca tanto las
posibilidades técnicas -"ahora con los medios que se tiene se
afinan todos los detalles"- como el ambiente en que se ha
grabado: "hemos disfrutado mucho haciéndolo, con tranquilidad,
sin presiones, creando sin agobios y con muy buen ambiente". En
esa atmósfera, que el artista no para de subrayar, incluye a los
antes citados y también al tocaor jerezano Moraíto, que ha
puesto buena parte de las guitarras flamencas y que compartió
muchas de las sesiones de grabación. Con ese método de trabajo,
el disco ha ido saliendo de una manera natural, y cada tema ha
ido pidiendo otro. "Lo curioso -reconoce el cantaor- es que mi
primera intención era hacer algo con canciones de Serrat, pero
también traía el tema de El Loco y ese ha sido como el germen.
Luego el estudio ha servido de inspiración para seguir
avanzando". Efectivamente, el mencionado corte, las bulerías No
me importan lo que digan, no sólo da el tono de gran parte de la
grabación, sino que es uno de los temas que se rebela con mayor
gancho a una primera escucha, además de ser uno de los favoritos
de Panseco: "Tengo mucha fe en él", apunta un artista que
también se muestra muy contento con otra de las bulerías, A
quien le dejo mi voz, la que él llama Poetas de Andalucía en
referencia a la letra que, como casi todas las del disco, viene
firmada por Diego Vargas, el hijo del artista. Todavía hay una
tercera bulería, la que comparte con Miguel Poveda, que es uno
de los artistas invitados. Los otros son su propia mujer, la
cantaora sevillana Aurora Vargas, con la que interpreta unos
tangos rocieros, De romería vamos, rescatados de una
interpretación de La Paquera; y Raimundo Amador, que pone voz y
guitarra eléctrica a Los Galanes, una canción por bulerías que
Pansequito considera como lo más avanzado de la grabación. Este
grupo de temas de corte más festero se completa con otros
tangos, Las gitanas me dicen. El cantaor afirma ser enteramente
él en este disco, pero para los que les quepa la duda, después
de la enumeración de los temas anteriores, -que cuentan con
arreglos de cuerda en algunos casos, y que en términos generales
tienen un tratamiento actual-, es obligada la escucha atenta de
los otro cuatro cortes que completan la grabación. En ellos,
Pansequito muestra su lado más ortodoxo y personal, su cante
ligado que le ha hecho ser reconocido como maestro. La forma de
interpretar que obligó al jurado del Concurso de Córdoba de 1974
a otorgarle el Premio a la Creatividad, un galardón pensado ex
profeso para él y que nunca se ha vuelto a conceder. Por ello,
si se le pregunta si se considera un creador responde
rotundamente que sí, y alega el caso de Córdoba y, sobre todo,
sus cantes por soleá, seguiriyas, tarantos y alegrías,
reconocidas como "de
Pansequito". Son esos cuatro estilos los que completan el
disco y, ciertamente, son los que añaden ese punto de profunda
satisfacción que da la jondura destilada en gotas de fina
esencia, los tercios mecidos, el tiempo detenido en un melisma.
Son estilos que suelen ser habituales en sus recitales en
directo y que le hacen exclamar de nuevo "ese soy yo", a la vez
que se reclama un espacio rompedor en el cante. "Yo ya hacía
fusión en el 72", reivindica. "En todos mis discos -continúa-
hay cosas para grabarlas otra vez, treinta y tantos años
después". Y cita aquel Ábreme la puerta, negra que hicieron los
de Ketama o ese otro tema, Me estoy enamorando de tu carita, que
dio popularidad a El Fary. De vuelta a la grabación, Pansequito
subraya de nuevo a sus acompañantes. De Diego Magallanes, el
productor musical, dice que es un fenómeno, "el Einstein del
compás", lo califica. Y para los guitarristas nada más que tiene
palabras de admiración. El compás de Diego Amaya, la jondura y
compañía de Moraíto, el toque fino de Daniel Navarro Niño de
Pura en los tarantos. Y, completando el cuadro, Juani de la
Isla, que lo ha sorprendido en su acompañamiento de las alegrías
y los tangos rocieros.
Fermín Lobatón | Actualizado 23.11.2009. En la foto, El
cantaor José Cortés Pansequito publica Un canto a la libertad.
Antonio
Reyes es distinguido por el Ateneo
El Ateneo Literario Artístico y Científico de Cádiz hará entrega
el próximo viernes de los Premios Gaditanos del año - siglo XXI
en su décima edición. Entre los galardonados, un artista
flamenco, el cantaor chiclanero Antonio Reyes. Hay que felicitar
al Ateneo por partida doble. En primer lugar por incluir al
flamenco entre las disciplinas objeto de reconocimiento, algo
que no es nuevo; y en segundo, por su decisión de elegir a este
cantaor para la distinción. Sobre él, y a pesar de su juventud,
podemos reunir una buena relación de méritos, pero al conocer la
designación, lo primero que viene a la mente es lo más
inmediato: lo bien que está cantando Antonio. Es un hecho que no
escapa a los aficionados y que se ha podido sentir en dos de sus
últimas actuaciones: la de la Reunión del Cante de El Puerto de
Santa María o la de los pasados Jueves Flamencos de la Peña
Enrique El Mellizo. Antonio
Reyes (Chiclana, 1976) es un cantaor forjado en la ortodoxia
y en la tradición, una línea que nunca ha querido abandonar, y
no por falta de propuestas. Su timbre de voz, tan flamenco como
dulce en ocasiones, bien podría dar para otras intenciones. Pero
él, educado desde niño en el respeto a los maestros siempre ha
tenido clara su línea. Fue esa la que le llevó en 2001 a alzarse
con dos de los premios de mayor prestigio y exigencia en el
Concurso de Córdoba, los que llevan los nombres de Antonio
Mairena y Manolo Caracol, artistas que, por lo demás,
constituyen dos de sus principales referentes. Entre los otros,
están los nombres de Tomás Pavón o de Terremoto, cantaores por
los que siempre ha confesado predilección. En esta relación, él
suele incluir también a otros cantaores que ha podido escuchar
en vivo, como Camarón o Rancapino. Un lugar especial en su
panteón personal ocupa el jerezano Luis de la Pica, con el que
Antonio conecta por su particular musicalidad. Todos esos ecos
se pueden escuchar en sus recitales y también en su primera
grabación, Viento Sur (Bujío Producciones), que vio la luz a
principios de este 2009, un año que va a resultar redondo para
el cantaor con esta distinción ateneísta que, para los que lo
conocen, bien puede constituir un reconocimiento a su constancia
y lealtad para con las raíces y con los maestros.
Actualizado 23.11.2009
El flamenco une a payos y gitanos
Lugar: La
Chumbera. Fecha: viernes, 20 de noviembre.
Hoy, 22 de noviembre, se celebra la llegada de los gitanos a
Andalucía, hace 547 años. El viernes se festejó este aniversario
de la mejor manera posible. Un recital de flamenco, cargado de
arte calé, tuvo lugar en el Centro Internacional de Estudios
Gitanos La Chumbera. Paqui Fernández, directora del Centro
Sociocultural Gitano Andaluz, después de los agradecimientos
pertinentes, quiso dedicar este día al granadino José Heredia
Maya, poeta, dramaturgo y ensayista de este pueblo, y reconoció
el festival como un espacio de convivencia entre payos y
gitanos. La primera parte estuvo cuajada de sentimiento y
emoción. Una representación de la veteranía sacromontana,
recordó al maestro cantando sus poemas y acercándose a su obra
exclusiva. Así, algunas pinceladas de Camelamos naquerar (1976),
Macama Jonda (1983) o Un gitano de ley (1997), desfilaron a
través de sus voces de fragua. Planteada como una obra coral,
tres cantaores: Nene de Santa Fe, Jaime Heredia 'El Parrón' y
Amaro Carmona; y las guitarras de Paco Cortés, Rafael
'Habichuela' y Pepe 'El de los Peines', fueron alternándose o
solapándose en las soleares, entre romances, o en los abandolaos.
Nene de Santa Fe abordó en solitario un mirabrás y Luis Heredia
'El Polaco', que se les unió en ese momento, unos tangos
enriquecidos con los coros polifónicos de los demás cantaores.
La última sorpresa de estos inicios fue la presencia de Carmen
Carmona y de La Nitra, uno de los mejores metales del último
flamenco, haciendo al alimón unas bulerías. El testigo pasó a
los hombres, que cantaron también bulerías. Para despedirse,
todos juntos cantaron Hermanos, que se puede convertir en todo
un himno gitano. La segunda parte la ocupó el baile de raíz de
Antonio Fernández Montoya, Farru, nieto de Farruco y hermano de
Farruquito, presente en el escenario, haciéndole compás y
jaleos. Con un cuadro de excepción, el bailaor sevillano entró
por seguiriyas, concentradas y briosas. Los músicos en solitario
hicieron bulerías con soleá. Las guitarras se acercaron a Paco
de Lucía.
Jorge Fernández Bustos / Granada | Actualizado 22.11.2009
Un
cante para los nostálgicos
CARTEL
Al cante: Diego Clavel, Guitarrista. Fernando Rodríguez.
Lugar: Peña Rincón del Cante. Fecha: Viernes, 20 de noviembre.
Nos encaminamos entre expectantes y nostálgicos a la Peña El
Rincón del Cante para ver, después de muchos años, al cantaor de
la Puebla de Cazalla Diego Clavel. Ansiosos porque a este
artista siempre lo hemos incluido en la nómina de los grandes
además de estar bien posicionado en el pedestal de los que hacen
el cante sin subterfugios ni ojanas para la galería, sino con el
hondo sabor de siempre, anclado en la ortodoxia más
recalcitrante con una absoluta entrega que rayaba el paroxismo
cuando en la eclosión festivalera de los años 70 nos conmovíamos
con la seguirilla de Manuel Molina, santo y seña de su
personalidad artística. Ese difícil cante puso el término a una
actuación que nos retrotrajo al recuerdo de aquel tiempo, de ahí
la nostalgia, cuando en la alternancia con las figuras de la
época, emergía un
Diego Clavel con la humildad de un campesino
curtido por los trabajos de sol a sol, que se hubiera engalanado
con el traje de domingo para la ocasión, y demostrar que era
capaz de impactar al personal ante el alarde melismático de su
poderosa garganta cuando acometía el cambio de la cabal seguirillera en unos tercios que mantenían viva la atención del
aficionado. En este recital del Rincón suplió la ciclópea
contundencia de entonces con la sabia distribución de sus
grandes recursos, como certeramente apuntó el presentador del
acto Pepe Moreno. Una actuación equilibrada que comenzó con la
Caña, partiendo de una letra de soleá inédita de Utrera,
rescatada al parecer del repertorio de Juan Breva, a la que
siguió un equilibrado número de cantes, unos mejor ajustados que
otros a sus características, sin dejar de sorprendernos la
alternancia apacible, casi balbuciente con la irrefrenable
exhibición de su grito flamenco, así como del copioso caudal de
las letras, que denota un tenaz y largo compromiso en el rescate
y divulgación de los estilos como queda sobradamente acreditado
en su vasta discografía. Mejor en la soleá apolá, en las
malagueñas del maestro Ojana y de la Peñaranda y en las
granainas, que en las bamberas, tientos-tangos con el añadido de
las cantiñas, ya que éstas demandan afinidades más próximas a
las brisas atlánticas. Diego Clavel estuvo bien acompañado por
la guitarra de su paisano Fernando Rodríguez, dueño de un toque
tradicional, sin grandes efectismos y con abundancia de trémolos
en algunos toques, y que en todo momento dio respuesta ágil y
equilibrada a este representativo cantaor de la Puebla de
Cazalla.
22/11/2009 FRANCISCO DEL CID. En la foto, Diego Clavel y
Fernando Rodríguez, en su actuación del viernes. Foto: TONI
BLANCO
Mairena
da la llave a Méndez
El
cantaor jerezano ofrece un completo recital celebrado en la peña
de La Bulería centrado, bajo su óptica personal, en el legado
del genio de los Alcores
Para cantar hay que soñar. Por eso Jesús Méndez aprieta los ojos
con todas sus fuerzas. Para no ver nada cuando encara con gesto
áspero el cante. Con seriedad y responsabilidad, pero siempre
soñando a la manera que pregonaba Mairena. Para cantar hay que
soñar, pronunciaba el genio de los Alcores. En el centenario del
nacimiento de la Tercera Llave de Oro del Cante, del legítimo
heredero de los ecos de Manuel Torre, este joven cantaor
jerezano se acuerda de él más que nunca. La carrera de Jesule,
el niño del Caca, como todos sus amigos le conocen en su tierra,
ha armado un revuelo extraordinario en el mundo del flamenco,
tras apenas siete años de trayectoria. Su progresión ha sido
meteórica y algunos, pese a sus 25 años, ya nos atrevemos a
colgarle la responsabilidad y la etiqueta de artista consagrado.
Y lo cierto es que Méndez, lejos de dejarse deslumbrar y
adulterar, sigue con paso firme, sin desvíos ni atajos, dando
muestras de una coherencia interna y una lucidez tan enormes
como la timidez que aún no puede ocultar sobre el escenario.
Desde que lo vimos y escuchamos la última vez, debutando en
solitario en la pasada Fiesta de la Bulería, Jesús ha vivido
experiencias tan importantes como rodar con Saura la segunda
parte de 'Flamenco', lo cual representa una prueba más de que lo
que encierra este pulido diamante del cante contemporáneo atrapa
a propios y extraños. El pasado viernes volvimos a comprobarlo
en la peña La Bulería, en medio de un gran ambiente y con
numeroso público foráneo abrazado a la generosidad de los amigos
peñistas, en este caso, de la calle Empedrada. Eso sí es
promocionar Jerez y su arte más fascinante de forma casi de
balde. Un lujazo. En el marco de un recital netamente clásico,
escueto y sin alardes, vimos una vuelta de tuerca más en el
cante del pariente de La Paquera, decidido definitivamente a
volar solo y a no cargar por más tiempo con la losa de ser
considerado siempre como 'el sobrino de', 'el heredero de la
saga de'. Jesús Méndez es ya Jesús Méndez, y por eso, sin
olvidarse lógicamente de sus raíces y de dónde viene, obvió el 'ali
anda ole' característico de la familia en sus bulerías y centró
gran parte de su actuación en demostrar una sana devoción por el
mairenismo, lo que prácticamente implica una sed insaciable por
estudiar y dominar todos los cantes. Porque, decía Mairena, el
cante está hecho y tal como es, así seguirá siempre. Entonces,
de lo que se trata más bien es de abarcarlo y empaparse hasta el
tuétano de su riqueza y diversidad. Por eso, Jesús se la juega
en cada tercio, por eso elige la cabal del Tuerto de la Peña
(rescatada por el propio Mairena) para clausurar su portentosa
seguiriya; por eso, quizás, no se conforma con dos soberbias
letras de malagueñas, una del Mellizo y otra reconvertida a
partir de unas granaínas maireneras, sino que tiene que acudir a
los cantes abandolaos como elegante y laborioso remate. El
pregón de Macandé lo borda, es indiscutible, está trabajadísimo.
Este inconformismo, el ansia por conocer y abarcar, por ser
cantaor largo, es del todo encomiable y es uno de los grandes
valores que atesora el bueno de Méndez y que debería calar más
pronto que tarde en todos los jóvenes que empiezan en esto del
arte jondo. El jerezano no cantó una soleá, cantó la soleá
apolá de Charamusco (igualmente popularizada por el cantaor
sevillano); no cantó martinetes, cantó la toná grande de Mairena
y la toná grande de Tío Luis el de la Juliana. En definitiva,
Jesús siempre busca y quiere más. De su 'Jerez sin fronteras' no
tocó ni un tema, como dando a entender que sigue progresando,
que él no es flor de un disco. Las cantiñas, salineras a más no
poder, fueron de reverberaciones antiguas. Con lo añejo de la
Simoncita en los tercios del Pinini y la gracia de El Beni y El
Flecha en aquello de los titirimundis. Fue picoteando por el
verde prado de su amplio repertorio, curtido por la exigencia
del atrás de infinidad de espectáculos de baile, hasta dar en
cada momento con lo que quería expresar. Echó el resto en las
afligidas seguiriyas de Chacón y Torre, y se gustó en la zambra
caracolera con letra de Gallardo y Pavón. En este estilo Jesús
se mueve con impropia naturalidad y comodidad. Puede que sea en
el que más dulcifica su recio quejío, su inapelable torrente. Y
también se le agradecen esos respiros. Éstos, probablemente,
fueron los momentos álgidos de la velada y los que dieron paso
al fin de fiesta por bulerías. Una ración de compás bien
orquestada por las enérgicas falsetas fruto del particular e
inteligente toque de Miguel Salado. Otro gran valor de la
inagotable cantera guitarrística de Jerez. Si será por arte en
esta bendita tierra... Juventud divino tesoro, que diría aquel.
Más recuerdos para Mairena por bulerías y, luego, resuena
Frijones. Pataíta. Punto y final. Más allá de la actuación, en
la que como él mismo dijo jugaba en casa,
Jesús Méndez ya tiene la llave del flamenco y ahora toca que
las puertas que cruce sean las adecuadas. Su rumbo es perfecto.
Aquí hay presente y, sobre todo, aquí hay futuro.
Francisco Sánchez Múgica /Jerez | Actualizado 22.11.2009. En
la foto, Jesús Méndez, acompañado por Miguel Salado en la peña
de La Bulería.
Algeciras
rinde tributo a la aportación al flamenco del investigador Luis
Soler
La ciudad
recupera tres años después el prestigioso reconocimiento de la
Palma de Plata, que alcanza las 18 ediciones · La Politécnica
acoge un emocionante acto que incluye varias actuaciones
Algeciras celebró anoche la mayoría de edad -18 ediciones- de la
Palma de Plata de la mejor manera posible, justo con la
recuperación del prestigioso reconocimiento flamenco, que se
entregó por última vez en 2006. Con la organización de la
Sociedad del Cante Grande y el apoyo de la Fundación de Cultura
José Luis Cano, el salón de actos de la Politécnica, que no se
llenó, asistió a la entrega del reconocimiento a un investigador
del género, el flamencólogo Luis Soler Guevara. Soler, malagueño
aunque algecireño de adopción durante la mitad de su vida,
recogió el premio con humildad. "Me siento muy contento pero
comprendo que hay mucha gente que merece esta Palma de Plata
antes que yo. Es la verdad. Este trofeo ha estado ligado
fundamentalmente a los grandes artistas. Yo no soy artista y
mucho menos grande. Que se trate mi afición y mi modesta
contribución al flamenco en un plano de similitud me provoca un
estado que se puede uno imaginar", aseguró el homenajeado. La
entrega de la Palma de Plata fue una velada flamenca, presentada
por Manuel Martín y Onofre López y que incluyó varias
actuaciones. Después de que los conductores del acto pidieran la
primera ovación para Soler, arrancaron los cantes de la joven
Saray, a la que siguieron Luis de Mateo y Canela de San Roque.
Esta primera parte musical de la noche se desarrolló por espacio
de algo más de hora y media y, a continuación, tras un breve
descanso, llegó el gran momento de la jornada. Subieron al
escenario de la Politécnica Luis Soler -acompañado de su esposa,
Isabel Aguilar-; el alcalde la ciudad, Tomás Herrera; la
concejala de Cultura, Inmaculada Nieto; y el presidente de la
Sociedad del Cante Grande, José Vargas. El primer edil de la
ciudad fue el encargado de entregar la Palma de Plata a Soler y
la esposa de éste recogió un ramo de flores de manos de Nieto.
"Yo le debo al flamenco bastante más de lo que yo he podido
darle, muchísimo más", manifestó el investigador, autor de
numerosos libros. "El flamenco para mí representa un trozo de mi
cuerpo. Sin el flamenco mis días serían muy distintos. El
flamenco es una música que no tiene precedentes en la historia
de la humanidad", proclamó. Otros colectivos también quisieron
homenajear anoche a Soler. Fueron los casos de la Peña Enrique
'El Mellizo' de Cádiz y la Peña Los Cernícalos de Jerez, que
estuvieron representadas en un acto que se cerró con la
actuación del grupo flamenco El compás de Utrera y Morón. "La
mitad de mi vida la he vivido en Algeciras y esto crea raíces,
voluntades, afinidades y recuerdos y un gran pozo de nostalgia",
guiñó Soler a una ciudad que le acogió ayer con mucho cariño.
"El flamenco se encuentra en su mejor momento que nunca, en su
conjunto, pero bien cierto es que se han perdido algunos jirones
de los clásicos, de los orígenes y esto siempre perjudica al
arte porque el arte no se hace de la noche a la mañana. Esto
tiene cientos de años y muchos más de sufrimiento", manifestó un
investigador al que se ha dedicado de manera monográfica un
nuevo número de la revista Al-Yazirat. La publicación, por
cierto, fue entregada anoche a todos los asistentes a la
Politécnica. Una noche para hacer relucir el nombre de Luis
Soler y el del flamenco en general. "Yo no sé por qué el
flamenco todavía no es patrimonio cultural de la humanidad",
afirmó la Palma de Plata 2009. "El flamenco, como bien dice
Félix Grande, ha ganado la guerra. A lo largo de su historia ha
perdido muchas batallas y posiblemente alguna batalla más va a
perder, entre ellas, ésta del patrimonio cultural de la
humanidad. Ya hemos llamado varias veces a la puerta de la
Unesco para que tenga a bien darle ese valor. Más tarde o más
temprano el flamenco entrará por la puerta grande de esa
institución".
D. C. / Algeciras | Actualizado 21.11.2009. En la foto, Luis
Soler, Palma de Plata 2009, ayer en Algeciras.
El Arte de Vivir el Flamenco © 2003
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