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Ha
muerto el cuplé gitano: Bernarda ya está con Fernanda
Silencio. Que ser pare el compás de los gitanos de Utrera. Que se detenga el
tren del cante. Bernarda ha muerto del todo. Su primera mitad se fue con
Fernanda. Ahora se va su alma, harta de agonizar en las sábanas de la nostalgia.
Bernarda Jiménez Peña, una de las dos Niñas de Utrera, cantaora básica que tuvo
la humildad de plegarse a las quejumbres abisales de su hermana, decidió
reunirse con ella ayer, después de tres años padeciendo uno de los males más
duros de cuantos hay: la falta de su ser más querido. Bernarda de Utrera ha
muerto de pena. Llorando hasta el último segundo la ausencia de su guía. Cien
años después de que viera la luz uno de sus mentores, aquel a quien le cantó por
bulerías en septiembre del 83: «Callarse por un momento / ya se acabó el cante
grande, / que ha muerto Antonio Mairena / que cantaba como nadie». Calladse por
un momento. Ayer, con 82 años, murió Bernarda la de Utrera, la menor de aquellas
hermanas que revolucionaron el cante con dos conceptos tan antagónicos como
paradójicamente compatibles. Fernanda fue el grito de la alondra «malhería»,
como escribió Moreno Galván. Bernarda ha sido el compás. Porque, como ella misma
recordaba ufana, «yo soy capaz de meter por bulerías la guía de teléfonos».
«Entre lágrimas y penas / el silencio es un crespón, / a los gitanos de Utrera /
les han partío el corazón», solía entonar a golpe de nudillos en cuanto se le
achuchaba un poco. Pues si su hermana fue la diosa de la soleá, ella era la
reina de la bulería. Y aunque ahora sea distinguida como una de las clásicas del
cante, Bernarda ha sido grande por haber innovado. Metió a compás todos los
grandes éxitos de la radiofórmula de su tiempo hasta conseguir ser condecorada
como la mejor intérprete de cuplés por bulerías de la historia. Aunque reducirla
a eso es ignorar su obra. Bernarda metió por fiesta cantes que antes apenas
habían sonado en la campiña, como tarantas y malagueñas. Pero muchos sólo se
percataron de su vasto conocimiento en su etapa final, cuando la enfermedad de
su hermana la echó en solitario a los escenarios. Porque Bernarda vivió a la
sombra de Fernanda, sin complejos. «Ella ha sido la más grande», repetía
llevándose la cruz a los labios. Sin embargo, la niña chica de Utrera tenía otra
fijación: Lola Flores. La llevaba en su pecho, colgada de una cadena que se va a
la tumba con ella, y la mentaba a diario. Y entre Fernanda y Lola fraguaba su
memoria. Recuerdos de aquella casa de Utrera mantenida gracias al matadero,
donde su padre, José de la Aurora, las tenía a raya hasta que se las llevaron a
Madrid primero y a la Feria Mundial de Nueva York después. La primera vez que
salieron de Utrera fue prácticamente para cruzar el Charco. Todo a lo grande.
Nostalgia de su madre, la chacha Inés Peña, hija del legendario Pinini, tronco
por el que las hermanas enraizaban con las entrañas del cante de Lebrija.
Memoria de aquella vez que vino a Utrera el Indio Gitano y después estuvo de
fiesta en su casa para que las niñas se estrenaran cantando en el corral.
Bernarda es la historia del flamenco del siglo XX. Una gitana que grabó por
primera vez gracias a Antonio Mairena y que jamás le soltó la mano a su Fernanda
mientras se buscaban la vida por las fiestas de Sevilla a mediados de siglo y
por los tablaos de la capital a finales de los cincuenta. Bernarda es un grito
despavorido desde un rascacielos de Nueva York después de varias semanas
secuestrada en Manhattan: «¡Dios mío, dónde está Utrera!». Es una saeta al
Cristo de los Gitanos saliendo de Santiago, catedral calé de su pueblo. Es un
potaje del colegio salesiano. Es el duende o el misterio -que se reparta con su
hermana la virtud- de la película de Edgar Neville. Es un debú discográfico en
solitario con 73 años -grabó «Ahora» en 2000, cuando ya Fernanda no podía subir
a las tablas-. Es otro disco, el segundo y último que hizo sin su hermana,
dedicado por entero «A Fernanda». Es premio nacional de Córdoba, Medalla de
Plata de Andalucía, hija predilecta de Utrera y Medalla al Mérito de las Bellas
Artes.
Bernarda Jiménez Peña es, sin lugar a dudas, una figura básica del flamenco
y de la cultura andaluza. Una gitana que ha sido velada con gitanería, toda la
noche en su casa, y que tendrá que ir a su capilla ardiente en el Salón de
Plenos del Ayuntamiento porque no le queda más remedio. Allí estará impaciente
desde las diez de la mañana, después del Pleno Extraordinario que Utrera
celebrará en su honor a las 8:30, esperando con ansiedad la hora lorquiana del
llanto. A las cinco de la tarde será sepultada junto a su hermana en el mausoleo
que tienen en el cementerio utrerano. Por fin volverá a estar con ella. Con todo
el linaje de los cantes de la calle Nueva. De la Serneta a Perrate, de Rosario
la del Colorao a Gaspar, de Enrique Montoya a Manuel de Angustias. Del Turronero
a Fernanda, su diosa, ésa a la que ahora le canta por soleá: «A quién le voy a
contar yo / las fatiguitas que estoy pasando, / se las voy a contar a la tierra
/ cuando me estén me enterrando». Calladse por un momento. Ya se acabó el cante
grande. Bernarda le está entonando a Fernanda los cantes de su pueblo: «Tengo el
gusto tan colmao / cuando te tengo a mi vera / que si me dieran la muerte / creo
que no la sintiera». Claro que no la siente, Bernarda está hoy de fiesta. El
cuplé gitano celebra, por fin, su reencuentro con la soleá.
ALBERTO GARCÍA REYES. SEVILLA Jueves , 29-10-09. Bernarda de Utrera, en una
imagen de archivo.
Bernarda
de Utrera, la niña rebelde del flamenco, fallece a los 82 años
La
hermana de Fernanda se hizo popular por sus bulerías, pero era
también una gran intérprete de seguiriyas · Nieta del Pinini,
era depositaria de estilos propios de la zona
La
cantaora Bernarda Jiménez Peña, Bernarda de Utrera, falleció
ayer a los 82 años, tras padecer una larga enfermedad que
durante los últimos años la había tenido prácticamente recluida
en su vivienda. Bernarda de Utrera, hermana de Fernanda, era
la más libertaria de las dos, la más rebelde. Es probable que,
sin esta rebeldía suya, tampoco Fernanda hubiese llegado a
cantar en Duende y misterio del flamenco (1952), la película de
Edgar Neville que dio a conocer a las hermanas, las niñas de
Utrera, a la afición. Y es que el padre se oponía a la
profesionalización de ambas, conocedor de que la vida de artista
marca una forma de estar en el mundo, esa "extraña forma de
vida" que diría Amalia Rodrigues. Permanecerá su cante, y
también su cuerpo y sus opiniones, en el capítulo que le
dedicara la serie de TVE Rito y geografía del cante, a
principios de los 70. Menuda, dicharachera, nerviosa, con un
lenguaje atropellado y vital que no dejaba títere con cabeza, ni
siquiera la suya propia: "Aunque a la gente le gusta más mi
cante que el de mi hermana, la gente está equivocada. Fernanda
es más pura". Eso era en los 60 y 70, cuando Bernarda se hizo
enormemente popular con esa forma suya de decir el cuplé y el
bolero suramericano, sobre todo el bolero, por bulerías. Esa
extraña forma de vida que daba lugar a los amores arrebatados,
desgarradores, del bolero gitano. Por eso Almodóvar la eligió
para cantar Se nos rompió el amor al ritmo mecido de la fiesta
utrerana en uno de sus filmes. Pero, a la larga, la soleá de
Fernanda la relegó a un cierto segundo plano en el que no se
encontraba nada incómoda. La suya era una extraña forma de vida,
como revelaba su bolero. Y ella era una mujer de carácter, de
opiniones contundentes. Por eso le vino bien este segundo lugar
que lo alejaba de la impudicia. Por eso no cantó la soleá en
público hasta que enfermó Fernanda. Los que dicen que era una
mera festera no perciben la tremenda tragedia que late en sus
cuplés. Por eso, no hace falta escucharla por seguiriyas para
desmentirlos. Y sí, hace falta, porque es una de las grandes
seguiriyeras de nuestro tiempo. Es así, no les quepa duda. Su
forma de decir el cante es heterodoxa, pero su quejío es carne
viva de la pena. De la rabia. Hace unos años, a raíz de la
enfermedad de su hermana, sintió un repentino deseo de volver a
cantar en público. Y, así, volvió de su retiro, con su hermana
muy enferma, con dos discos impresionantes en solitario y en
mejores condiciones vocales que cuando se había retirado, años
antes. Tenían que subirla al escenario y situarla frente al
público, pues su enfermedad le había causado una ceguera casi
total. Pero seguía emocionando, como siempre. La última vez que
la vi fue en el velatorio de su hermana. Estaba risueña, vital,
como siempre. Categórica, como siempre. Su actitud era toda una
lección vital frente al luto de compromiso que dominaba aquella
tarde el Ayuntamiento de su ciudad natal. ¿Quién podía estar más
dolorida sino ella, que había sido casi siamesa de Fernanda? En
1964 fueron a la Feria Mundial de Nueva York. Cuentan que
asomada a la Estatua de la Libertad, con el ancho mar enfrente,
le preguntó a su acompañante, "¿Por dónde queda Utrera, primo?".
Bernarda (Bernarda Jiménez Peña, Utrera, 1927) fue premiada en
1967 en el Concurso Nacional de Córdoba y posee distinciones
como la Medalla de Oro de Andalucía o Hija Predilecta de Utrera.
En su pueblo tiene una calle con su nombre y el de su hermana.
Festera genial, Bernarda era además depositaria de algunos de
los estilos característicos del área utrero-lebrijana en su
condición de nieta del Pinini. Así las cantiñas atribuidas a su
abuelo o los fandangos a ritmo de soleá. Ha muerto
Bernarda de Utrera, una de las grandes.
Juan Vergillos / SEVILLA | Actualizado 29.10.2009. En la
foto, Bernarda de Utrera, en una actuación en la Bienal en
2000.
El
Niño Josele estrena en Nueva York su disco 'Española' que se
pone a la venta en noviembre
El
guitarrista almeriense lanza este nuevo trabajo que está
producido por Fernando Trueba
El guitarrista almeriense Niño Josele acaba de presentar en
Nueva York su nuevo trabajo discográfico Española, producido por
Fernando Trueba. El artista almeriense ha adelantado el
contenido del disco en el Village Vanguard de la ciudad
norteamericana. El título del trabajo lo ha tomado de una
composición del pianista McCoy Tyner que versiona como apertura
del álbum. El resto, son nuevos temas propios, unos basados en
palos flamencos y otros influidos por la música latina o el
jazz. Española sale oficialmente a la venta el próximo 3 de
noviembre. Tras el lanzamiento de su disco de inéditos Venta del
Alma, Niño Josele ha recalado en la sala Village Vanguard de
Nueva York, donde ya tocó en 2007. Y lo ha hecho en formato
trío, acompañado del bajista John Benítez y del percusionista
Horacio el Negro. El nuevo repertorio parte del flamenco, pero
se deja influenciar por el jazz y los sonidos latinos. A lo más
jondo se ciñe en piezas como la rondeña Camino de Lucía,
Zapateado para Bebo o la seguiriya Balcón de luna. La
heterodoxia se enfatiza en el primer corte, una versión de la
composición Española del pianista de jazz McCoy Tyner que da
título al disco, y en otras piezas como A contratiempo, donde se
encuentran la bulería y el tumbao, el homenaje a Bill Evans
Waltz for Bill, el tema final La partida o el irónico ¿Es esto
una bulería?. En este disco la única voz que suena es la de la
guitarra. No hay cantaores invitados, sino tan solo música
instrumental. Y, además, según se recalca en el comunicado de la
compañía, "las guitarras han sido grabadas en directo, sin
edición". Eso sí, cuenta con el acompañamiento de músicos como
el saxofonista Ralph Bowen, el bajista Alain Pérez y el
legendario jazzista Phil Woods. Española es el quinto disco en
solitario de Niño Josele, un guitarrista que partió de la
escuela de Tomatito para, tras colaborar estrechamente con
artistas de la talla de Enrique Morente, Diego el Cigala o Paco
de Lucía, forjar un nombre propio en el panorama actual de la
música española.
Niño Josele vive un gran momento artístico y eso lo pone de
manifiesto la gran cantidad de conciertos que ofrece al año e
incluso las colaboraciones que hace con otros músicos de gran
renombre, como ha sido el caso de la gira de Paco de Lucía.
D. Martínez / Almería | Actualizado 28.10.2009. Foto, Niño
Josele.
Cuatro
jueves de noviembre para los 'Singulares' del flamenco
Se
subirán al Auditorio de la Diputación Estrella Morente y
Carrete, entre otros
Noviembre tiene en la calle Pacífico un aire singular. El último
ciclo de Málaga en Flamenco'09 reúne en el Auditorio de la
Diputación bajo el lema Singulares a parejas de maestros del
cante baile y toque durante los cuatro jueves del próximo mes.
Estrella Morente y Carrete, La Cañeta y el cuarteto de Daniel
Casares, La Repompa y Cancanilla, Luisa Palicio y Fosforito, son
algunos de los nombres que comparecen en esta cita pensada para
reunir sobre un mismo escenario a artistas "nacidos en Málaga o
que llevan años viviendo aquí" y que conjugan "dos generaciones
y dos disciplinas diferentes", apuntó ayer durante la
presentación del programa, Salvador Pendón, presidente de la
Diputación Provincial. En un intento por acallar a quienes
califican de menor la programación del nuevo Málaga en Flamenco
-tras la desaparecida bienal- Pendón aseguró que "difícilmente
otra provincia puede presumir de tener un ciclo de este altura",
redundó. Los primeros en subirse a las tablas (el día 5) serán
la veterana cantaora La Cañeta y el cuarteto del guitarrista
esteponero, Daniel Casares, "dos de las generaciones más
genuinamente flamencas", subrayó Pendón. El siguiente jueves le
llega el turno al tándem formado por los cantaores La Repompa y
Cancanilla de Marbella, la excepción del ciclo, al pertenecer
ambos a la misma disciplina y mismo grupo generacional. Le
acompaña al toque el guitarrista Chaparro de Málaga. Pero , sin
duda, el dúo que más expectación ha generado, agotando las
entradas a los pocos días de salir a la venta, es el formado por
Estrella Morente y Juan Losada Carrete, "una revolución", como
calificó el propio bailaor. Cada uno en su peculiar estilo
ofrecerán (el día 19) lo mejor de un arte "anónimo que sale del
corazón", añadió
Carrete, que a sus cerca de 70 años no piensa en la
retirada. "Si no bailo, enfermo", sentenció. Los encargados de
cerrar Singulares el 26 serán Antonio Fernández Díaz Fosforito
al cante, junto al guitarrista local Antonio Soto y el baile de
Luisa Palicio. El presidente de la entidad recordó la valía de
los artistas decanos "que soportaron unas condiciones duras en
tiemposmuydifíciles".
Rocío Armas / Málaga | Actualizado 28.10.2009.En la foto,
Cercano a los 70 años, José Losada Carrete sigue en activo.
La
memoria de la guitarra jonda
Universal
publica un doble CD en el que homenajea al gran Juan Habichuela,
patriarca del toque de acompañamiento de la segunda mitad del
siglo XX
La saga Habichuela de tocaores se remonta al siglo XIX con
Habichuela el Viejo, que actuaba en tabernas y locales de su
época en compañía de su hija Marina, como tocaor y también
cantando. Personaje legendario en la Granada del cambio de siglo XIX al XX, su
imagen fue reproducida en las postales tipistas del periodo. Es
el padre de Marina y de José Habichuela, tocaor de la zambra. La
tercera generación de guitarristas de esta familia representa el
cénit del toque granadino: Juan, Pepe, Luis y Carlos, hijos
todos ellos de José. El patriarca de la familia, y el que rige
estéticamente a la misma, es Juan Habichuela (Juan Carmona
Carmona, Granada, 1933). Juan se inició como bailaor en el
Sacromonte junto a Mario Maya, pasando luego a la guitarra de la
mano de su padre y del mítico Ovejilla, maestro de tocaores en
Granada. Pronto se traslada a Madrid para formar parte de los
cuadros de dos de los tablaos más importantes de la época, El
Duende y Torres Bermejas, acompañando el baile de Gracia del
Sacromonte y Mario Maya principalmente. Militó en las compañías
de los más importantes cantaores del periodo incluyendo a
Caracol, Juan Valderrama, Fosforito y Rafael Farina. Y por
supuesto, a partir de los años 70, a Enrique Morente. Una nómina
cantaora lo suficientemente explícita de sus cualidades como
tocaor al cante basadas en su enorme afición, en su sensibilidad
y en la precisión de su toque. En los últimos años incluso se ha
revelado como cabeza de compañía en tres curiosas grabaciones
para Universal, que son otros tantos homenajes al tocaor. Juan
Habichuela es un auténtico maestro, seguro, de rasgueo
contundente pero sobrio, firme pulsación y falsetas cortas, muy
líricas. La nómina que incluye esta antología de toques de
acompañamiento que publica Universal quita el hipo: Manolo
Caracol, Luis de Córdoba, Rancapino, Chano, Menese, Alejandro
Sanz, Ketama, Paco de Lucía, Potito, Mercé, Marina Heredia,
Pitingo, Tomatito... el doble disco incluye también algún toque
en solitario, que firma Sabicas, o la tradición, es decir, la
modestia de nuestro protagonista. Dos horas de toque Habichuela
en estado natural: desde las juveniles falsetas y colchones
armónicos a la voz del gran Caracol, por malagueñas y soleá, en
algunas de las grabaciones antológicas de este cantaor, hasta
sus últimas grabaciones con la última generación de intérpretes
flamenco, es decir, Pitingo y Marina Heredia. Pasando por una
antología de sus tres discos como cabeza de cartel, que incluyen
colaboraciones de tanta enjundia como Paco de Lucía y Tomatito,
que no quisieron permanecer ajenos al cálido homenaje que supuso
estos discos de vejez del maestro, que se destapa como solista
al filo de la tercera edad. Sólo queda por testimoniar su
primera época, junto a Jarrito y Rafael Farina, necesariamente
fuera de esta recopilación puesto que se registró en otra casa
gradabadora. Los toques están fechados aunque, extrañamente, el
disco no incluye ninguna justificación teórica de la oportunidad
de esta antología. Tampoco una biografía mínima de su
protagonista. Su concepto del acompañamiento al cante es
ricardista hasta la médula: el cantaor es el torero y el
guitarrista su banderillero. Exhibiciones de parte del
guitarrista están de más, salvo en los solos del mismo. Aunque
con Caracol demuestra Juan el ímpetu propio de la edad, lo
cierto es que el toque Habichuela es eminentemente sobrio,
natural, pulcro. Su última gira, junto a Matilde Coral y Chano
Lobato, fue un auténtico gozo de nostalgia. Con todo, Juan se
quiso ocultar, una vez más, tras la guitarra, dejando a la
bailaora y al cantaor, como siempre, el brillo de los focos.
Pero es mucha verdad la que atesora en sus seis cuerdas para
lograr pasar desapercibido. Todo un patriarca. Del toque y del
flamenco contemporáneo. Juan es uno de los últimos
supervivientes de una época dorada del cante (desde mediados de
los cincuenta hasta los setenta, esa es su etapa de máxima
actividad e influencia). Por eso se impone la necesidad de
registrar esta memoria insustituible. Chano tuvo su biografía, y
Matilde la suya. Juan Habichuela es la memoria de la guitarra.
Juan Habichuela. Universal, Doble CD, Grabaciones entre los años
1963-2008.
Juan Vergillos / Sevilla | Actualizado 28.10.2009. En la
foto, El patriarca granadino acompañando el cante de Enrique
Morente.
Fosforito
abordará en una ponencia el diálogo del cante y la guitarra
Las
conferencias tendrán lugar en Puente Genil y en Palma del Río.
El cantaor Antonio Fernández Díaz Fosforito abordará el diálogo
del cante y la guitarra a partir de una conferencia ilustrada
que ofrecerá el próximo viernes, en Puente Genil, y el 5 de
noviembre, en Palma del Río. Durante la presentación de esta
iniciativa, organizada por el Consorcio Provincial de Desarrollo
Económico de Córdoba,
Fosforito destacó que la conferencia no se va a limitar a
explicar en qué consiste el cante flamenco, sino que también
dará a conocer lo que él denomina como testimonios o vivencias
del cante. El artista pontanés invitó a los ciudadanos a que
asistan a un acto en el que se tratará "uno de los elementos más
importantes de la cultura y el arte de Andalucía, como es el
flamenco". En este sentido, el responsable de Cultura de la
Diputación, José Mariscal, explicó que para fomentar la difusión
del flamenco se grabarán las conferencias, que servirán como un
elemento didáctico.
28/10/2009 EFE. Foto de fosforito
La reaparición de una voz gaditana, la voz de La Pitu
La
cantaora compartirá escenario con la joven Brenda García en
Diálogos Flamencos
De ella, bien se podría decir que es el Guadiana del cante de
Cádiz. Aparece y desaparece; aunque más lo segundo,
desgraciadamente. Nacida beduina, pero con mucha tradición
flamenca familiar, Adelina Abraldes Moreno destacó como La Pitu
de Cádiz en los primeros años setenta del pasado siglo. Llegó
incluso a marchar a Madrid, donde permaneció dos años trabajando
en el tablao La Venta del Gato. Era tiempo de voces femeninas
surgidas un tanto tras la estela de Camarón. Susi, Remedios
Amaya o La Venta fueron modelos inmediatos para una cantaora que
había recibido los ecos de Caracol o La Perla por vía familiar.
Ella es la undécima de una familia de doce y a todos les gustaba
cantar. Cuando La Pitu contrajo matrimonio, prácticamente dejó
de cantar profesionalmente. Pero siempre le ha tirado la afición
y, de tanto en tanto, regresa a su llamada. Se la ha podido
escuchar en peñas y, a principios de esta centuria, participó en
el circuito Caminos del Flamenco de Diputación. También en el
año 2001 participó en la obra Tierra Cantaora de la Compañía de
Manuel Morao. Siempre resulta grato volver a escuchar su cante,
cosa que es posible gracias al programa Diálogos Flamencos que
el viernes protagonizará en La Merced con la joven Brenda
García.
Fermín Lobatón / Cádiz | Actualizado 28.10.2009
Estupendo
recital flamenco en El Paso
Con el fín de agradar con su voz y guitarra, Salvadora Galán
presentó su cuarto recital en El Paso, Texas logrando juntar a
familia taurina, amantes del flamenco y amigos, evento que se
está haciendo una tradición en esta ciudad fronteriza del país
del norte. La cita fue a las 15:00 horas del día de ayer en el
teatro El Chamizal, que se localiza en El Parque Nacional El
Chamizal a unos 300 metros del cause del Rio Bravo con México y
en donde tuve la oportunidad de saludar a un buen grupo de
taurinos, llamándome mucha la atención que la cultura flamenca
se encuentra también con los norteamericanos. Salvadora
interpretó el Flamenco Puro también canciones modernas:
melodías de Serato, Serrat, Perales, Martín Aute, así como
piezas de Cante Flamenco, La Rosa Cautiva, Alegrías,
Campanilleros y Granaína, saliendo todos los espectadores muy
contentos y felicitándola.
Salvadora Galán, nació en Olvera una población muy cerca a
Ronda (tierra muy taurina), en la región de Cadiz, España, con
solo 9 años la familia se mudó a Utrera (tierra del flamenco),
Sevilla. Creció en un ambiente familiar por el canto flamenco,
ganando su primer premio a la edad de 13 años; a los 17 años
empezó su carrera profesional, actuando en España y Portugal y
presentándose en muchos festivales de flamenco. Al contraer
matrimonio se mudó a los Estados Unidos y puso su residencia el
El Paso, exportando además también su talento; en sus 29 años en
este país su voz y guitarra se ha escuchado en ciudades muy
importantes de esta nación como además en poblaciones del norte
y del interior de México. Para el año 2010 existe un proyecto de
presentarse en la Feria Nacional de San Marcos en
Aguascalientes, Zacatecas y San Luis Potosí, gracias a su amiga
Teresa, hija del maestro hidrócalido Rafael Rodríguez "El
Volcán de Aguascalientes"
Lunes, 26 de Octubre del 2009. el Paso, Texas, por Manuel
Rios / Corresponsal
El Arte de Vivir el Flamenco © 2003
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