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Acordarse de Chacón
Dos nuevas
ediciones se ocupan de la obra discográfica que se conserva del mítico cantaor
jerezano
Se
trata de un libro y tres cedés que recogen toda la obra que se conserva de
Antonio Chacón (1969-1929): cuatro cilindros de cera de 1899 con Miguel Borrul,
nueve discos de doble cara con la guitarra de Habichuela de 1908, otros nueve
discos dobles de 1913 junto a Montoya, a los que sumar cuatro más con este
tocaor de 1828, y, finalmente, nueve cantes, incluyendo un inédito, junto a
Perico el del Lunar, también de este último año. Martín Ballester, editor de la
obra, afirma que las grabaciones que hasta ahora se consideraban realizadas en
1909 son en realidad de un año antes. El inédito al que nos referíamos es un
cante con Perico el del Lunar descartado en su momento por la discográfica
Odeón, la granaína Viva Granada. Coincido con Blas Vega, cuya biografía de
Chacón aún sigue siendo paradigmática, en considerar a Antonio Chacón como el
gran creador, junto a Silverio, del cante flamenco. Por eso eran grandes mis
expectativas ante esta edición. A priori, podría ser la definitiva respecto a la
obra grabada por el gran cantaor jerezano. Esta ilusión se ha visto rebajada
notablemente con la lectura de los textos interpretativos de la obra de Chacón,
pues de una edición crítica se trata, como decíamos. La impresión que tengo
respecto a la interpretación de Soler Díaz de los cantes de Chacón es que la
capacidad creadora del jerezano se ve reducida en la misma. Por ejemplo, su
media granadina la considera Soler deudora de la malagueña La flor que amaba.
Muchos consideran que esta malagueña es de Chacón sin embargo Soler Díaz la
atribuye a Gayarrito. Lo mismo podemos decir de la que hoy se conoce como
Cartagenera de Chacón y que, según Soler, se basa en una taranta de El Rojo el
Alpargatero. Algo parecido pasa con los caracoles y el mirabrás, en los que
Soler intuye
paternidades
de Paco el Gandul, Romero el Tito, Tío José el Granaíno y otras celebridades
jondas como Félix el de la Culqueja que no llegaron a registrar estos ni otros
cantes. El propio editor, Carlos Martín Ballester, señala la maledicencia de la
flamencología del siglo XX respecto a Chacón, una flamencología responsable del
cisma que se crea en los 50 y 60 entre flamencos y gitanos, según denuncia el
editor de Don Antonio Chacón y que llega
hasta hoy. Pues bien, el propio Martín Ballester maneja esta dualidad de cantes
flamencos frente a cantes gitanos al afirmar que Chacón, en efecto, era un
excelente intérprete del repertorio de "cantes gitanos" (sic). La cuestión es:
¿qué sentido tiene hoy mantener esta dualidad? ¿qué aporta? ¿son más gitanas las
seguiriyas de Silverio Franconetti o las tarantas del Cojo de Málaga, eminente
cantaor gitano? ¿Merece la pena alargar esta posguerra civil, este nosotros y
ellos que nació, justamente, con la autarquía, con la pureza del espíritu
nacional, de vencedores y vencidos? Una cosa es el "cante gitano", si quieren,
como forma de interpretar y otra que existan estilos gitanos y no gitanos, por
ahí no paso. Menos si se pretende establecer una jerarquía de estilos. Tampoco
creo que el tango sea más "moderno" que la seguiriya, por ejemplo, como mantiene
Martín Ballester en esta obra. Siempre con la pretensión de que "lo antiguo es
lo mejor", como recitaba Pepe Pinto, ya que en el flamenco, como buen arte
romántico, esta ecuación es norma. Lo que me parece es que la sombra de la
maledicencia es alargada. Y que, aunque algunos no lo crean, resulta más difícil
polemizar con los muertos que con los vivos. Cierra la obra la interpretación,
ajustadísima en lo que se refiere a la información que aporta y rigurosa en su
interpretación, pero en las antípodas del academicismo, de José Manuel Gamboa
que escribe con entusiasmo, con pasión, con vehemencia de aficionado, sobre la
trascendencia del legado chaconiano tras su muerte, incluyendo la demonización
que sufrió en su momento. Deja claro Gamboa que, frente a ciertos teóricos, ha
sido la afición y los cantaores profesionales los que han mantenido viva la
llama chaconiana. Y es que no podría ser de otra manera, ya que para cantar, hoy
como en el pasado, por malagueñas, cartageneras, tarantas, granaínas, caracoles,
mirabrás, milongas, etc. hay que acordarse, sí o sí, de Chacón. Es decir que
discípulo de Chacón, lo sepa o no, es todo aquel que se enfrente a este
repertorio.
JUAN VERGILLOS 10 Abril, 2017 - Acordarse de Chacón
Antonio Molina: ni minero, ni torero, cantante y actor
Su peculiar
estilo, su voz cristalina y su inconfundible falsete, le convirtieron en el
cantante más famoso de la década de los 50. Patriarca de una dinastía de
artistas, se cumplen esta semana 25 años de su muerte
‘Yo no
maldigo mi suerte porque minero nací y aunque me ronde la muerte no tengo miedo
a morir, no me da envidia el dinero porque de orgullo me llena ser el mejor
barrenero de toda Sierra Morena, de toda Sierra Morena’. Las radios de la década
de los 50 atronaban con esta y otras melodías interpretadas por Antonio Molina,
un cantante malagueño de peculiar estilo, voz cristalina e inconfundible e
interminable falsete. Aquella hambrienta España de la posguerra, ávida de
líderes, se identificaba con la voz salida de la garganta de un igual. Un hombre
cuyo sueño había sido ser torero: ‘No fui torero porque nunca tuve ocasión,
aunque el valor creo que no me hubiese faltado’... ’Creo que esa es la pasión
más grande que he tenido y tengo’. Pero el destino de Antonio era otro y podía
llenar ruedos, pero con aquellos que acuden a admirar su voz. Esta es la
historia del niño que soñó con ser torero, se hizo famoso como minero y triunfó
como cantante y actor: DE NIÑO A CANTANTE Nacido en 1930 el seno de una familia
pobre, empezó a trabajar a los diez años, repartiendo leche por las calles de su
Málaga natal. Emprendedor ya desde niño, debió dejar este oficio cuando decidió
vender botellas de leche (aguada) por su cuenta montado en un burro. De
naturaleza inquieta y rebelde, se escapó de casa dos veces, y la Guardia Civil
no fue muy conmiserativa con sus orejas. Después se escaparía en tren en varias
ocasiones. Cuidó cerdos y conejos, hasta que, muy joven, se colocó de camarero
en un bar, se fugó a Madrid con su dueña, que abandonó al marido por él, y allí
convivieron durante un tiempo. Pero, hombre inquieto, pronto cambió su condición
de ‘mantenido’ por el trabajo en una tapicería. Trabaja luego de camarero en un
bar cuando es descubierto por el maestro Legaza, que le oye canturrear de mesa
en mesa. De su mano, ingresa en una academia, en la que se instruye en la
interpretación musical, allí se gestan sus primeras creaciones.
150
PESETAS: DESPEGUE DESDE BARCELONA Corre 1949 cuando el niño Antonio, con 19
años, gana un concurso en Radio España de Madrid, persiguiendo por aquel
entonces un sueño: ser alguien en el cante . El premio, 150 pesetas y el coste
del viaje, con los que es bonificado en el concurso, son su pasaporte a la fama.
Antonio firma un contrato con una casa discográfica de Barcelona, con la que
graba canciones ya míticas, entre las que destacan El agua del avellano o El
macetero , que dan título a un cortometraje, que será su primer contacto con el
cine. TRIUNFO ENTRE CANDILEJAS En 1952 debuta en el madrileño teatro de
Fuencarral con el espectáculo Así es mi cante. Las composiciones del libreto
copan las programaciones radiofónicas. Pero Antonio aspira a más y pronto las
salas de teatro se le quedan pequeñas. Sabedor de su poder para congregar al
público, que le adora, monta sus espectáculos de variedades en plazas de toros,
que llena sin esfuerzo. Desde 1956 hasta 1967, recorre España y América con
compañías propias y espectáculos multitudinarios. Algunos de sus títulos son:
Cuna de Coplas, Festival de cante flamenco, Cante y toros, La copla y el cante,
Llegan los ídolos, Coplas al viento , Vendo alegría y Pregones de coplas . UNA
VOZ AL LIMITE, EL SECRETO DE SU ÉXITO Antonio
Molina es uno de los pocos artistas españoles que logra el récord de
grabar más de mil títulos. La clave de su éxito radica en: Una melodiosa y dulce
voz, que le convertían en un intérprete perfecto de la tonadilla y el cuplé,
géneros ambos que triunfaban entre sus coetáneos . Interminables falsetes, con
los que alargaba las frases de sus estribillos hasta límites nunca conocidos en
un artista de su estilo. La interpretación de un cante flamenco ligero, algo
descafeinado pero agradable, que alterna con fandangos, fandanguillos, milongas
y guajiras (los llamados cantes de ida y vuelta). Sea como fuere, su voz de
ruiseñor le permite brillar con igual acierto en todo los géneros. ¿Su verdadero
secreto?: Su capacidad para comunicar con el público. CARNE DE CELULOIDE Era
Antonio Molina un hombre atractivo de cabello espeso negro y ensortijado de
grandes ojos negros y carnosos labios y piel morena. El prototipo del galán
español, en definitiva. Sumado eso a su portentosa voz y desenvoltura frente a
las cámaras, le permitió protagonizar varias películas, algunas de enorme
aceptación popular. Entre ellas destaca Esa voz es una mina , su gran éxito
personal. Pero la reposición regular de sus títulos en pantalla nos permiten
recordar aún hoy muchos otros de sus títulos: El pescador de coplas, La hija de
Juan Simón, Café de Chinitas, o Puentes de Coplas. OCASO Y MUERTE DE LA VOZ DE
LA POSGUERRA En 1967, joven aún, decide retirarse, para dedicarse a la vida
familiar. En 1986 regresa a los escenarios. El título de su espectáculo es un
premonitorio Adiós mi España . Su reaparición fugaz en Madrid pasa
desapercibida, el tiempo de Antonio ya había pasado. El broche a su carrera lo
pone en 1989 cuando definitivamente deja de actuar en galas. El año siguiente,
recibe junto a sus compañeros, entre los que destaca el también célebre Juanito
Valderrama, un preciado Disco de Platino como reconocimiento a su trayectoria
artística. Un año antes se le había diagnosticado una fibrosis pulmonar, que se
agravaría y silenciaría su voz para siempre el 18 de marzo de 1992. Los excesos
cometidos durante cuarenta años forzando la garganta para conseguir esos
falsetes que le han encumbrado le pasan factura. Sujeto a una botella de
oxígeno, de la que aspira mediante una sonda de plástico, en el crepúsculo de
sus días confiesa a la prensa: ‘No por culpa del alcohol o el tabaco, que yo si
algo bebía era una copita antes de salir a cantar. Los excesos fueron con mi
voz’. El patriarca de los Molina descansa en paz en el cementerio de Fuencarral,
barrio madrileño que le acogió durante sus últimos años de vida. Cinco de sus
ocho hijos, Ángela, Paula, Miguel, Mónica y Noel, también se dedican a la
interpretación y la música. Olivia Molina, su nieta, también es actriz. De casta
les viene a los Molina, sin duda
TERESA AMIGUET - 22/03/2017
Fallece Chato de Utrera, otra voz del flamenco que se apaga
Ha muerto en su
localidad natal, a la edad de 72 años a causa de una enfermedad renal
La
voz de Ramón Benítez Mira, más conocido como Chato de Utrera, se ha apagado para
siempre en la madrugada del lunes 20 de marzo. El cantaor utrerano no ha podido
superar una enfermedad renal contra la que luchaba desde hacía varios años,
dolencia que se agravaba desde el paso mes de febrero, cuando sufría un ictus
cerebral. Chato de Utrera ha muerto a la edad de 72 años, en su casa de la calle
Buenos Aires, en los postigos de la calle Nueva, como se conoce a la zona en
Utrera. La desaparición de Chato de Utrera supone un nuevo golpe para el
flamenco en la localidad, que en la última década se ha visto obligado a
despedir a todos los grandes cantaores que hicieron de Utrera un lugar de
referencia en el flamenco. Chato de Utrera
se crió a las faldas de los más grandes, bajo el incontestable influjo de la
llamada generación de oro del flamenco en la localidad, en una Utrera que
rezumaba flamenco por todas sus esquinas. Era su propio hijo el que hacía
pública la muerte de su padre a través de las redes sociales, asegurando que
Utrera ha perdido a «otro de sus grandes artistas», haciendo que esta localidad
«amanezca ronca y triste» después de que «su cante por soleá se haya apagado».
Cuando solo tenía 8 años de edad, Chato de Utrera ya deslumbraba cantando por
soleá, bulerías y fandangos, siendo los dos primeros palos los que mejor
dominaba y los que más practicó a lo largo de una trayectoria profesional que
duró más de 50 años. Tenía solo 17 años cuando salió de Utrera en dirección a
Barcelona y corría el año 1962. «Un 15 de febrero, después de los enamorados,
tardé en llegar a Barcelona en tren 32 horas. Me dio tiempo a pensar en todas
las fatiguitas que iba a pasar cuando llegara», explicaba el propio Chato en una
entrevista en 2009. Ramón se marchó a Barcelona prácticamente con lo puesto y
ayudado solo «de unos bocadillos que le había preparado mi madre». Los inicios
fueron muy complicados para este utrerano, que estuvo muchos días durmiendo en
una boca del metro, hasta que se encontró con un amigo de su padre que lo acogió
en su casa. Haría sus primeros pinitos profesionales en la venta «El Camarote»,
donde llegaría a ganar 700 pesetas por actuación, lugar donde lo vio por primera
vez cantar la bailaora Carmen Amaya, quien se lo llevó a su tablao «Las Cuevas».
Ese contrato le abrió las puertas para muchas actuaciones, interviniendo en
muchos festivales de la bailaora, convirtiéndose en el primer cantaor en
acompañar al bailaor Antonio Gades en su primera gira como profesional. Después
vendrían giras con compañías por muchos escenarios de Europa y de América,
además de haber tener la oportunidad de actuar junto a artistas tan grandes como
Camarón, Paco de Lucía e incluso Bob Dylan. Varios discos han recogido el buen
hacer de este cantaor a lo largo de su trayectoria. A ello se suman los
reconocimientos que ha recibido, uno de los últimos en su Utrera natal en mayo
de 2014, cuando más de medio centenar de artistas se sumaron al homenaje que su
pueblo quiso rendirle tras llevar más de medio siglo llevando el nombre de su
ciudad por numerosos rincones del mundo. La desaparición de Chato de Utrera es
un nuevo y duro golpe para el flamenco utrerano, que en los últimos años ha
despedido a una generación de artistas que ha hecho historia en el flamenco,
encabezada por Fernanda y Bernarda, Gaspar de Utrera, Perrate, Curro de Utrera,
Bambino y Enrique Montoya.
ALBERTO FLORES Utrera 20/03/2017 - Ramón Benítez fue el primer cantaor en
actuar con el bailaor Antonio Gades - A. F.
Inaugurada la exposición de Angelita Gómez
El Centro Andaluz
de Documentación del Flamenco acogerá hasta el 19 de mayo la muestra 'Angelita
Gómez: baile y magisterio' con parte de la obra de la bailaora, muy arropada en
la inauguración.
La
exposición “Angelita Gómez: baile y magisterio”, producida por el Centro Andaluz
de Documentación del Flamenco de Jerez, podrá verse hasta el próximo 19 de mayo
en su sede. Angelita Gómez, que es una de
las grandes bailaoras flamencas actuales, ha estado presente en dicha
inauguración. Nacida en 1944, a lo largo de su vida ha alternado la escena y la
enseñanza del baile flamenco. Como artista comenzó a la temprana edad de cinco
años y desde entonces actuó como profesional integrada en los cuadros flamencos
de Sebastián Núñez y La Gitana Blanca, en palacios, bodegas y cortijos.Con once
años impartió clases de flamenco. Ganadora de numerosos premios entre ellos el
Premio Paco Laberinto del Concurso Nacional de Flamenco de 1962, su carrera
continuó desde 1964 en Caracas, en la Cueva gitana de Monterrey, donde estuvo
varios años. Tras contraer matrimonio estuvo varios años retirada de los
escenarios, aunque continuó con su labor pedagógica en Caracas. Posteriormente
fue a Italia y Estados Unidos, regresando definitivamente a España en 1983. Es
en 1985 cuando crea su propia Escuela de Baile Flamenco “Angelita Gómez”, que se
instala en la calle Porvera de Jerez. Durante 17 años por sus clases han pasado
miles de alumnos,entre ellos destacados artistas del baile actual: como María
del Mar Moreno, Andrés Peña, María José Franco, Juan Ogalla,Paloma Fantova,
Almudena Serrano, Estefanía Muñoz, María José y Rocío Jaén o Eli García.
Angelita Gómez ha obtenido numerosos premios y distinciones a lo largo de su
amplia trayectoria profesional, destaca el Premio Nacional a la Enseñanza
Flamenca de la Cátedra de Flamencología, el Premio Demófilo de la Fundación
Machado, etc.En la exposición de Angelita Gómez, los espectadores encontrarán un
recorrido por la vida artística de la bailaora, trajes, premios, testimonios,
antiguas fotografías restauradas, vídeos y también podrán contemplar el acceso
digital a su amplio archivo documental. La muestra podrá visitarse durante el
Festival de Jerez de lunes a viernes de 9,00 a 18,00 horas y sábados y domingos
del Festival de 10,00 a 18,00 horas. El resto del período de expositivo de lunes
a viernes de 9,00 a 14,00 horas.
Angelita Gómez, durante una reciente entrevista a Diario de Jerez. / MIGUEL
ÁNGEL GONZÁLEZ -22 Febrero, 2017
Nuevos hitos en la historia del flamenco
El doctor en
Bellas Artes José María Bonachera publica una colección de ensayos con una
mirada personal a la historiografía del flamenco.
.El libro
contiene tres ensayos relacionados con el flamenco de Granada, o en Granada. Eso
sí, centrados, aunque sin señalarlo, en el fenómeno jondo del cante. No se
trata, por tanto, de una Historia del Flamenco en Granada que sumar a las que ya
existen. En el primero de los ensayos, titulado De lo biológico a lo biográfico
se hace un repaso historiográfico del flamenco en sus primeros 80 años. De las
Escenas Andaluzas (1847) de Estébanez Calderón, en las que, cabría añadir, jamás
se usó esta denominación de flamenco, subraya Bonachera su "encuadre
distanciador y esteticista". El siguiente hito de la visión intelectual del
flamenco es la Colección de Cantes Flamencos (1881) de Machado Álvarez que
Bonachera interpreta como una mirada evolucionista, cientifista por tanto, sobre
lo jondo. Con Núñez de Prado y sus Cantaores andaluces (1904) surge, según
Bonachera "una sentimentalidad específica, la del flamenco". Este proceso
culmina con la celebración del Concurso de Cante Jondo de Granada (1922), objeto
específico del segundo de los ensayos de este libro, en el que Bonachera ve el
surgimiento de una "identidad histórica" en lo jondo que marcará el futuro de
este arte en relación a su diálogo con el pasado. Obviamente, como arte
romántico que es, el diálogo con el pasado está en el flamenco desde sus mismos
orígenes, en torno a la fecha de publicación del libro de Estébanez Calderón,
pues fue en ese mismo año, aunque en otro lugar, cuando por vez primera se usó
la denominación de flamenco para el cante y el baile. Pero una cosa es hablar
con el pasado y otra hacerlo con el propio pasado. Bonachera se centra en su
recorrido historiográfico en los libros, aunque en este periodo, entre 1847 y
1922, con sus apéndices, la entrega de la Llave del Cante a Vallejo y el libro
Arte y artistas flamencos, en 1926 y 1935 respectivamente, encontramos infinidad
de otros testimonios de lo jondo, en la prensa, la discografía y el
cinematógrafo, que aportan una visión más completa y abierta del fenómeno.
LOS ÚLTIMOS HALLAZGOS NOS DAN UNA IMAGEN DEL FLAMENCO DECIMONÓNICO COMO ARTE
COSMOPOLITA
Los actuales historiadores del flamenco nos centramos en estos nuevos datos,
aparecidos muchos de ellos en los últimos 20 años, que nos ofrecen una visión
más dialogante, luminosa y cosmopolita del
flamenco que la de la flamencología tradicional, centrada en el cante. Aunque el
cante también conquistó París, Londres y Nueva York, fueron las danzas flamencas
las responsables principales de esta universalización de lo jondo: recordemos,
entre otras muchas, a Carmencita en Nueva York, a La Cuenca en La Habana, a La
Macarrona en París o a La Argentina en
Tokio. Todo ello ocurrió en este mismo periodo del que hablamos. Los hitos de la
reciente historia del flamenco son otros. El primero de ellos es la primera
mención a lo que hasta ese momento se denominaba como bailes y cantos españoles,
andaluces, nacionales, boleros, del país, como bailes y cantes flamencos. El
documento, publicado en El Espectador de Madrid en 1847, fue dado a conocer por
Faustino Núñez hace unos años. Otro hito fundamental es el dato de que El
Planeta, tenido por uno de los primeros cantaores y protagonista de algunas de
las Escenas Andaluzas de las que hablábamos más arriba, era hermano del famoso
bailarín Luis Alonso. Este dato, junto a la evidencia de la génesis musical y
coreográfico del flamenco en los estilos llamados boleros, es el origen de
nuestra teoría de que el flamenco procede, en línea directa, de los mencionados
estilos. De hecho, el propio Silverio Franconetti, que era un excelente
publicista, jamás utilizó en sus documentos promocionales la denominación de
flamenco sino las anteriores de cantes del país, nacionales o andaluces. Otro
hito es Carmencita protagonizando en 1894 la primera filmación de una mujer en
la historia de la humanidad. Otro es las primeras grabaciones sonoras en
cilindros de cera de seguiriyas, soleares, peteneras y malagueñas, incluyendo
una guajira a piano cantada por el Canario Chico. Otro hito es el maestro de
bailes Juan Martínez poniendo pies en polvorosa de la Revolución Rusa, hace
justo ahora 100 años.
JUAN VERGILLOS 13 Febrero, 2017 – en la foto Antonia Mercé 'La Argentina'
bailó en el Teatro Imperial de Tokio en 1929.
Doce citas flamencas integran el ciclo 'Por la ruta de las tabernas'
El programa
patrocinado por Cruzcampo cumple 14 ediciones del 9 de febrero al 4 de mayo
Doce
recitales integran el 14º Ciclo de Flamenco Cruzcampo Por la ruta de las
tabernas, que se celebrará entre el 9 de febrero y el 4 de mayo con la
participación de numerosos artistas locales y la colaboración del Ayuntamiento,
Bodegas Campos y Onda Cero. Rafael Ordóñez, Rafael Espejo Churumbaque y Manuel
Flores abrirán el programa el 9 de febrero en Bodegas Campos (21:30), a los que
seguirán (16 de febrero) José Antonio Nieto, Domingo Herrerías y Román Carmona
en la Taberna San Cristóbal. Salako de Córdoba, Laura Heredia y Morilito
protagonizarán la tercera cita (23 de febrero, Moriles II Antonio Maura),
mientras que Inma de la Vega, Moisés Vargas y José Luis Antolí estarán el 2 de
marzo en la Federación de Peñas. El ciclo, presentado ayer en Bodegas Campos,
incluye además la participación de artistas como Antonio de Pozoblanco, Juan
Antonio El Claus, Manuel García Morenín, Luis Calderito, Miguel del Pino,
Milagros Salazar, Antonio Contíñez, Rosa de la María, Manuel Espejo Churumbaque,
Remedios Castro, Raúl Alcántara El Troya, Elena Morales y Ángel Mata, entre
otros.
La presentación del ciclo, ayer. / JOSÉ MARTÍNEZ - EL DÍA -Córdoba, 31 Enero,
2017
Fallece Vicente 'El Granaíno', un guitarrista con vistas a la eternidad
Invidente
de nacimiento, el artista llevó el nombre de la ciudad y llegó a actuar en la
Casa Blanca ante el presidente Dwight D. Eisenhower, que le regaló un perro
lazarillo.
Vicente
Fernández Maldonado, que falleció ayer a los 89 años, nació en Granada en el año
1927 e inició sus estudios musicales a muy temprana edad bajo la dirección del
maestro Rodríguez Albert. A los 14 años ya demostró sus extraordinarias
capacidades interpretativas ganando un premio en un certamen de música de pulso
y pua organizado por la ONCE. Más tarde sería artista solista de la Orquesta de
Pulso y Pua de la Dirección General de la ONCE en Madrid. En Granada formó parte
del Trío Granada, del que fue fundador y director, ofreciendo numerosos
conciertos por casi toda España. Tiene en su haber varias grabaciones
discográficas con las marcas Hispavox y Belter, siendo durante muchos años
colaborador en los estudios de grabación en Madrid y Barcelona, abarcando un
amplio repertorio de los mejores autores españoles. En sus actuaciones en
conciertos de música clásica, festivales y peñas flamencas siempre destacó como
un virtuoso de los instrumentos de cuerda. Durante su larga carrera profesional
acompañó a la guitarra a los más afamados artistas flamencos: Pepe Marchena,
Antonio Mairena, Juanito Maravillas, Niña de la Puebla, El Culata, Canalejas y
Rocío Jurado en su etapa de cantaora. Siendo su discografía muy intensa y
variada tanto como solista y acompañante. En 1965 Vicente 'El Granaíno' se
marcha a América. Permaneció en Estados Unidos y México varios años en donde
formó una compañía propia. En esa época trabajó junto a los más sobresalientes
artistas flamencos de nuestro país como Niño Ricardo, Sabicas y Carmen Amaya.
Especialmente destacada fue su actuación en Washington ante el presidente
Eisenhower en la Casa Blanca, el cual tuvo la gentileza de regalarle un
perro-guía que lo acompañó durante años. Tras su experiencia profesional en
América regresó a España y residió en Madrid durante 25 años. El día 29 de junio
de 1994 presentó en el Centro de Documentación Musical de Andalucía la grabación
de Cuatro Instrumentos y un Intérprete. Este trabajo fue un alarde de técnica y
virtuosismo en el que Vicente en solitario ejecutó el toque de la guitarra,
bandurria, laúd y bajo. El disco cuenta con una cuidada selección de obras de
prestigiosos compositores españoles tan internacionales como Albéniz, Granados y
Falla, entre otros. Su último trabajo discográfico fue un rotundo éxito con el
dúo que hizo junto a José Molina al piano. En esta grabación Vicente descubrió
una nueva faceta como gran innovador en el difícil manejo de la bandurria,
empleándola como instrumento solista de concierto. Para este dúo de bandurria y
piano se escogió un repertorio muy interesante que le permitió a Vicente extraer
de tan popular instrumento musical notas propias del violín. Ese característico
sonido hace que esta grabación sea hoy en día un documento original y único. La
bandurria tradicionalmente, debido a su origen popular, siempre se ha visto
relegada a la música de bailes populares o a la rondalla de la tuna estudiantil,
sin embargo, con este trabajo se le dio un protagonismo de instrumento de
concierto, elevándola a una categoría que le ha sido negada. Una de sus últimas
actuaciones tuvo lugar en el Salón de Plenos del Ayuntamiento de Barcelona con
motivo de Día de Andalucía, donde el entonces alcalde de Granada, José Moratalla,
pronunció una conferencia para los andaluces residentes en Cataluña. El salón
repleto de paisanos visiblemente emocionados aplaudieron apasionadamente la
magnífica actuación de Vicente 'El Granaíno'.
Como uno de los múltiples ejemplos de su buen talante y talento artístico,
demostró su extraordinaria generosidad y desinterés al no cobrar ni un solo euro
por esta actuación. Por cierto, gestos que le caracterizaban. Hace unos años
compuso una partitura para tres instrumentos de cuerda (guitarra, bandurria y
laúd) con la melodía de la canción Granada de Agustín Lara, con el fin de
adaptarla al reloj del Palacio de Bibataubín donde hoy se encuentra el Consejo
Consultivo de Andalucía. Se hicieron los trámites oportunos pero no obtuvo
respuesta. Hace unos meses se volvió a presentar nuevamente el proyecto, por lo
que sería un bonito homenaje a su figura recibir una respuesta afirmativa a esa
propuesta desinteresada. En febrero de 2010 el Ayuntamiento de Granada
distinguió a Vicente 'El Granaíno' con la Medalla de Plata al mérito de la
ciudad. Curiosamente no hace mucho fue propuesto para ponerle una calle con su
nombre, pero se argumentó que "hasta que no falleciera no sería posible". La
ciudad y el mundo del flamenco están en deuda con este artista que ha sabido
llevar por todas partes, con orgullo, honestidad y maestría, el nombre de
Granada. Invidente de nacimiento, Vicente ha desarrollado a lo largo de su
dilatada vida una gran actividad tanto profesional como artística, adelantándose
a los nuevos tiempos y tecnologías. Hombre serio, responsable e inteligente ha
sabido vivir de su trabajo para poder valerse por sí solo hasta su muerte.
Enviudó dos veces, no tiene descendencia y ha vivido solo muchos años con una
posisión holgada sin tener que acudir a ninguna ayuda social. En todos estos
años ha conservado muy buenos amigos y admiradores que lo recuerdan con mucho
cariño. Cuando hacía buen tiempo a Vicente lo hemos visto pasear por la calles
de la ciudad habitualmente acompañado de un buen amigo y gran cantaor granadino,
Francisco Javier Martín Quero, 'Javier Montenegro'. Estos dos artistas de dos
generaciones distintas son buena prueba de lo injustamente infravalorados que
son algunos grandes e ilustres granadinos en esta ciudad. Cuando no salen en la
television nadie se acuerda de ellos, son invisibles a ojos de sus paisanos.
Vicente 'El Granaíno', por méritos propios, como ejemplo de superación, por sus
cualidades, su talento, su virtuosismo y su maestría artística es ya uno de esos
privilegiados que ocupa un balcón con vistas a la eternidad.
JUAN BEDMAR -23 Enero, 2017 - 02:36h - Vicente 'El Granaíno', durante una
grabación. / G. H.
Fallece a los 67 años Gloria Vargas, emblema del flamenco en Málaga
La bailaora,
pieza esencial del esplendor que disfrutó el género en la provincia durante los
años 60 y 70, compartió escenario con Paco de Lucía y Fosforito entre otros
artistas
Vino
Gloria Vargas al mundo en la Casa de las Monjas de El Perchel un 14 de abril,
aunque para entonces las ensoñaciones republicanas estaban ya bien sofocadas:
corría el año 1949 y la hambre se cernía dueña y señora de una Málaga sumida en
tinieblas, pero fue aquí y en aquel tiempo donde la bailaora dio sus primeros
pasos, unos pasos que habrían de convertirse en vuelo, compás y fiesta para la
admiración de espectadores de diversos calados. Gloria Vargas falleció ayer en
la misma ciudad que la vio nacer, a los 67 inviernos, después de años de litigio
contra su maltrecha salud y con algunas de las más memorables páginas de la
historia del flamenco en Málaga en su haber. Con Gloria Vargas murió ayer un
poco más aquel esplendor que vivió el flamenco en los tablaos que proliferaron
por la provincia en los años 60 y 70, una cuna de talento irrepetible que se fue
sin relevo firme y que depende cada vez con más urgencia de la memoria. Vargas
fue precisamente un emblema único y singular de aquel flamenco curtido en El
Perchel y en La Trinidad y que conquistó escenarios en todo el mundo. Su familia
y amigos despedirán hoy a la artista a las 17:30 en Parcemasa con una misa en su
recuerdo. Como correspondía, Gloria Vargas tuvo su cuna en una familia de
artistas que anidó siempre entre La Trinidad y El Perchel. Su padre, Antonio
Rosas Ortiz Niño de Almería, y su madre, Pepa Vargas La Tembleca, inspiraron
todo el cante y el compás tanto a ella como a sus hermanos, el también bailaor y
cantaor
José
El Tembleque y el guitarrista Antonio Vargas. Ya de pequeña, tal y como recordó
ayer el divulgador del flamenco y amigo de la familia Vargas Paco Roji, Gloria
ganó la atención de Enrique El Cojo y de otros maestros del cante ante los que
tuvo la oportunidad de bailar. Sus primeras actuaciones vinieron de la mano de
su padre y de Antonio Fernández Fosforito, quien se convertiría en un aliado de
largo recorrido en su carrera. Y justo entonces, apenas comenzada la década de
los 60, cuando una muy jovencita Gloria Vargas empezaba a encandilar a públicos
cada vez más amplios, el flamenco se convirtió en Málaga en todo un atractivo
social y cultural de primer orden, gracias, en primera instancia, a la llegada
de un turismo ávido de baile y fiesta. Así, Vargas comenzó a actuar en tablaos
como El Pimpi en Málaga y La Bodega Andaluza y Jaleo en Torremolinos, ya
consagrada como artista plena y por derecho. A los 18 años, tal y como recuerda
también Paco Roji, Gloria Vargas montó su cuadro flamenco, en el que figuraban
como cantaores Antonio de Canillas y Cándido de Málaga, y que no tardó en
convertirse en agente imprescindible de las noches de la Costa del Sol. Sólo
algunos años después Vargas había llevado a su cuadro a actuar en numerosos
festivales de España y también en Marruecos (llegó a bailar para el rey Hassan
II), gracias a la influencia de Fosforito. A lo largo de los años 70 y 80
continuó su trayectoria por tablaos y festivales, en los que compartió escenario
con artistas como Paco de Lucía, Sebastián Montiel, Enrique Naranjo, Pedro
Escalona, El Tiriri, Chiquito de la Calzá y el propio Fosforito. Vargas
compaginó su actividad artística con la enseñanza y la gestión de su propio
tablao, El Rincón de Gloria Vargas, que tuvo en La Malagueta. En 2007 participó
junto a su familia en el espectáculo Memoriales, que clausuró en el Teatro
Cervantes la Bienal Málaga en Flamenco; y en 2013 fue objeto de un homenaje en
el mismo escenario en el que participaron, entre otros, Antonio de Canillas,
Antonio Soto, Pepito Vargas, Luci Montes, La Trini, Carrete y Luisa Chicano. Una
vez cerrado su tablao, se dejaba ver bailando en el restaurante El Jardín.
Casada con el cantaor Manuel Rojo Chiquilín, Gloria Vargas llevó el flamenco a
cotas de genio y hermosura que de otra forma habrían permanecido inéditas. Sin
aquel flamenco genuino y directo y sin el baile de Gloria Vargas, Málaga ya es
otra. Seguramente más anodina y gris, menos espontánea. Este frío extraño
acompaña su pérdida.
PABLO BUJALANCE -Málaga, 20 Enero, 2017 - El cuadro flamenco de Gloria
Vargas, en una imagen de los años 60. -Gloria Vargas, en el centro, en La Bodega
Andaluza de Torremolinos.
Luto en Tío José de Paula por la muerte de Rosario 'La Mahuma'
A sus 85 años, su
baile había sido un habitual en las actuaciones del grupo de la peña.
A
última hora de la noche de ayer fallecía en Jerez Rosario 'La Mahuma' a los 85
años de edad. Rosario, muy querida y conocida en el barrio de Santiago, había
formado parte en los últimos años del grupo de mujeres de la peña Tío José de
Paula, con quien había pisado diferentes escenarios de toda España. Representaba
al baile más clásico de Jerez, esa pataíta corta y sobre el sitio que tantas
veces vimos y con la que tanto disfrutamos, ya fuese en escenarios como
Villamarta, Viernes Flamencos, Fiesta de la Bulería o en su propia peña, pues
Rosario, como el resto de mujeres de la entidad de la calle la Merced, no se
perdía una sola de las actividades que allí se organizan. Su última aparición
ante el público fue hace escasamente unas semanas en el espectáculo navideño que
María José Santiago representó en el Teatro Villamarta. Antes la habíamos visto
en la Fiesta de la Bulería de 2015 y el homenaje a Juan Moneo 'El Torta', con
ese roete inconfundible y ese pañuelo o traje de lunares que nunca le faltaba.
DEP Rosario.
FRAN PEREIRA - Jerez, 14 Enero, 2017 - Rosario ‘La Mahuma’. / JOSÉ CONTRERAS