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HISTORIAS DEL CANTE ANDALUZ XXIV |
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HISTORIAS DEL CANTE ANDALUZ
MI SEGUNDA GRABACIÓN Y EL DISCO DE TÁNGER (XXIV)
En 1950 pude
realizar mi segunda grabación, pues, aunque por entonces las circunstancias no
me eran propicias para ello, puede decirse que tuve suerte. Por aquellas fechas,
uno de los inconvenientes que se presentaban; tanto a mí como a otros, para
grabar era que las Casas grabadoras prácticamente dejaban en manos de algún
técnico o asesor en cante flamenco, que solía ser un guitarrista, el escoger y
contratar a los cantaores, y estos asesores o directores artísticos, por
llamarlos de algún modo, sólo dejaban grabar a los que ellos querían, que
normalmente eran los que les daban más dinero por escogerlos. Ese fue
concretamente el motivo de que yo no hubiese grabado antes con la Casa Columbia.
Por fin, estando en dicha Casa el guitarrista Paco Aguilera, haciendo las veces,
aunque temporalmente, de asesor técnico, me propuso hacer con él una grabación.
Yo le dije que él lo arreglara todo con la Casa; pero él me insistió en que
tenía que ser yo el que contratara directamente con Columbia y firmara el
contrato.
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Esta segunda grabación de mi vida también fue de cuatro discos
de pizarra, en los que, al igual que en la primera, aparecían
algunos números de fandangos, aunque también bulerías, alegrías,
soleares de varios estilos y un cante por seguiriya de Joaquín
la Cherna, que yo había escuchado a su sobrino Manuel Torre. Es
decir, en comparación con la primera grabación, ésta ya era otra
cosa, pues apenas se habían hecho concesiones al mal gusto en
beneficio de la comercialización, y yo me había podido expresar
con un poco más de libertad, grabando cosas más conformes con
los estilos del cante .gitano andaluz.
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Cuando terminamos de grabar, yo quise invitar a Paco para expresarle de algún modo mi agradecimiento y, al mismo tiempo, para celebrar la grabación que habíamos realizado. Pero él me dijo que el que invitaba era él, y ni siquiera me dejó pagar. Se portó estupendamente conmigo. Estando con Teresa y Luisillo, en una turné por Africa, después de estar en Argelia, Marruecos y otros lugares, llegamos a Tánger, que entonces era zona internacional. Allí me estaba esperando, venido de Ceuta, mi amigo Francisco Vallecillo, al que yo debía favores e incluso dinero, pues había ayudado económicamente a mi familia, enviándole dinero, cuando una de mis hermanas cayó enferma en unas circunstancias en que yo estaba en el extranjero y ellas habían quedado solas en Carmona. En Tánger Vallecillo me presentó a unos hebreos amigos suyos, a través de los cuales entramos en contacto con una Casa de discos, la cual, aunque era modesta y utilizaba material endeble, grababa pronto y entregaba enseguida los discos. Hice allí una grabación que, por cierto, salió estupendamente, si no fuera porque la guitarra apenas se oye. Por una cara grabé un cante por soleá de Enrique el Mellizo y otro de Alcalá, y, por la otra, un par de fandangos, que quizá sean los que mejor me han salido en mi vida. No conservo ningún ejemplar de este disco, el cual dediqué, por una cara, a la familia hebrea que allí conocí, y, por la otra, a Paco Vallecillo.
Las confesiones de Antonio Mairena, escritas por Ricardo Molina |
El Arte de Vivir el Flamenco © 2003 |