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La Junta protege los verdiales como Bien de Interés Cultural
El Consejo de
Gobierno aprueba este martes su declaración como BIC inmaterial por su valor
etnológico en varias zonas de Málaga
El
Consejo de Gobierno aprobará este próximo martes la declaración de la fiesta de
los verdiales como Bien de Interés Cultural (BIC) de carácter inmaterial, según
confirmaron fuentes del ejecutivo. Con su inscripción en el Catálogo del
Patrimonio Histórico, la Junta le concede la máxima protección a esta fiesta
sólo arraigada en la provincia de Málaga, especialmente en los Montes, la
Axarquía y los núcleos al sur de El Torcal de Antequera. La declaración incluye
el compromiso del ejecutivo andaluz de difundir la música, cante y baile de los
verdiales. Se trata de la primera expresión musical entroncada con el flamenco
que es declarada BIC inmaterial en Andalucía por su valor etnológico. La
tramitación del expediente, en el que ha colaborado el antropólogo y profesor de
la Universidad de Málaga Francisco Morales, se inició junto al del fandango de
Huelva siendo director de la Agencia andaluza del Flamenco Francisco Perujo. El
decreto que recoge la protección como BIC de los verdiales también incluye
medidas para favorecer la difusión de este bien de interés etnológico a través
de los centros de enseñanza y los medios de comunicación. La Junta de Andalucía
declara BIC a los verdiales en la víspera de la celebración más tradicional de
esta fiesta, la que congrega a decenas de pandas en Málaga los días 25 a 28 de
diciembre. Una convocatoria que culmina el día de los Santos Inocentes con el
'choque' de pandas de fiesteros, agrupaciones que compiten con sus cantes y
bailes. La peculiaridad de los verdiales incluye una indumentaria en la que
destaca su simbólico sombrero compuesto por 25 cintas de colores. La Fiesta de
los Verdiales se inspira en un tipo de fandango 'abandolao', caracterizado por
la danza en pareja y la música de violín, guitarra, castañuelas y pandero. De
raíz agraria, los verdiales surgen y se desarrollan en pequeños núcleos de
población de los Montes malagueños. Según se recoge en el expediente de su
declaración como BIC, en su discurrir histórico el verdial experimenta un
mestizaje que entronca con el flamenco hasta presentar tres modalidades
claramente adscritas al territorio que los origina: el estilo Montes, el Almogía
y el Comares.
Origen rural
Otra curiosidad de esta fiesta es cómo, siendo de origen rural, se ha ido
desplazando hacia la capital, lo que ha permitido una mayor difusión de los
verdiales y ha evitado su desaparición. Con el éxodo rural en la década de los
60 desde los Montes, la Axarquía y la hoya de Málaga, a barrios como Mangas
Verdes, El Palo o Puerto de la Torre, la fiesta se fue desplazando
paulatinamente hacia la periferia de la capital. Sucesivas generaciones de
descendientes de las poblaciones han mantenido vivo el testigo de la
celebración. Esto ha permitido una creciente identificación de la sociedad
malagueña con la fiesta, según pone en valor el decreto de su declaración como
BIC. En definitiva, se ha mantenido viva en otros espacios y tipos de
celebración como en las calles del centro en la feria de agosto o en festivales
como el de la Ermita de las Cruces y el de Villanueva de la Concepción,
declarados ambos fiestas de interés turístico.
19.12.10 - 02:05 - M. D. TORTOSA | SEVILLA. El choque de pandas es uno de los
días grandes de la fiesta. :: S. SALAS
10 años sin Carlos Cano
Un 19 de
diciembre de 2000 se apagaba de pronto la vida del músico granadino tras sufrir
un segundo aneurisma disecante de aorta que resultaría definitivo
La mañana
de aquel martes frío y soleado dejó helado el corazón de media España. Aquel 19
de diciembre, hace hoy diez años, moría de madrugada el cantautor granadino
Carlos Cano. Se había pasado tres semanas ingresado en estado crítico en el
Hospital Clínico de Granada tras haber sufrido una recaída a causa del aneurisma
disecante de aorta que padecía y que, cinco años antes, lo había puesto al borde
de la muerte. Esta vez sí fue un golpe definitivo, justo cuando los médicos
habían notado una tremenda mejoría y estaban a punto de darle el alta. Pero se
desmayó de madrugada y, pese a que el equipo de urgencias estuvo dos horas con
maniobras de resucitación, Carlos Cano decidió dormir para siempre. Su muerte
fue un hachazo en la ciudad, en el país, en el mundo. Un golpe sin remisión. Con
él se iba para siempre el mayor defensor de la copla andaluza, el cantante que
la había rescatado de las connotaciones franquistas y folclóricas y la había
devuelto a su auténtica vitrina: la de un canto popular de gran riqueza y
hondura. Carlos Cano fue algo más que
un cantautor: fue un pensamiento. Fue también la voz del andalucismo más puro y
honesto, el cantor de los emigrantes, de los trabajadores, la voz de los que no
tienen voz. Un hombre alto, seco, oscuro con la sonrisa tremenda de los
idealistas y los románticos.
Nacido en Granada el 28 de enero de 1946, Carlos Cano, antes de ser cantante fue
lo que fueron muchos andaluces en los años sesenta: emigrante en Suiza y
Alemania. Allí descubrió la realidad del desarraigo, las miradas de desdén y
desprecio que hoy muchos españoles lanzan a los inmigrantes rumanos o
marroquíes, el frío en los huesos y las jornadas interminables de trabajo mal
pagado en aquellos países europeos pero que era una riqueza en una España pobres
y gris y dormida. De aquella época surgirían canciones como El Salustiano o La
miseria. Tras su regreso a España entró a formar parte, en 1969, junto a poetas
como Juan de Loxa o cantautores como Antonio Mata o Enrique Moratalla, del
llamado Manifiesto Canción del Sur, un grupo que aunaba poesía y lucha social,
sueños y denuncias veladas. Fueron los tiempos en que cantaba en la Universidad
y ya se estaba forjando una voz y un espíritu. Fueron también los tiempos en que
comenzó a viajar a París. En 1975, el año de la muerte de Franco, decidió cortar
su relación con los demás integrantes de Manifiesto Canción del Sur y volar
solo, a su aire, lanzarse a la aventura, hacerse músico profesional, salir de
Granada. De ahí surgió su primer disco, A duras penas. Era su tarjeta de
presentación. Con la llegada de la Transición, fue una de las grandes voces
reivindicativas de la canción de autor. Temas como La verdiblanca, en honor de
la bandera andaluza, o La murga de los currelantes se convirtieron en auténticos
himnos. El éxito le hizo sentirse libre y, en los años ochenta, comenzó a
publicar discos más íntimos y pesonales como De la luna y el sol o Si estuvieran
abiertas todas las puertas. Fue también la época en que decidió explorar nuevos
géneros musicales, como la copla, el tango, la habanera, el fado.En 1986 publicó
otro de los grandes éxitos que quedarían en el subconsciente popular: María la
Portuguesa, inspirada en la historia de un pescador muerto a tiros. Cuando
Carlos Cano decidió reivindicar la copla como género grande, como una de las más
altas expresiones de la música popular andaluza en discos del calibre de
Cuaderno de coplas o Quédate con la copla, muchos se quedaron sorprendidos. Pero
lo que estaba haciendo era abrir una nueva brecha, un camino nuevo y distinto.
Carlos Cano se fue haciendo más y más grande, más y más inteligente, más y más
Carlos Cano. Su ferviente andalucismo, la defensa de su patria chica, su hondura
emocional conseguían ensanchar los corazones de la gente. Su reivindicación de
artistas como María Dolores Pradera lo llevó a otro plano de la creación. Todo
aquello se vio de pronto interrumpido en mayo de 1995, cuando Carlos Cano sufrió
un aneurosima disecante de aorta. Trasladado de urgencia a Nueva York, fue
operado con éxito en el hospital Monte Sinaí. Al despertar vio a una enfermera
negra que se convirtió en su ángel de la guarda. Desde entonces, siempre diría
que el había nacido el 25 de mayo de 1995 en Nueva York, provincia de Granada.
Estaba viviendo un tiempo extra. Tal vez para que pudiera completar el sueño que
había acariciado durante 25 años: ponerle música a los versos de García Lorca en
Diwan del Tamarit, una de sus obras cumbre. Tuvo cinco años más para cambiar de
ritmo y de pareja, para cumplir los sueños que le quedaban, para vivir deprisa.
Hasta aquella fría mañana de diciembre del año 2000.
Jesús Arias / Granada | Actualizado 19.12.2010. En la foto Carlos Cano
El bailarín y
coreógrafo José Carlos Martínez dirigirá la Compañía Nacional de Danza
El cartagenero,
seleccionado entre 21 candidaturas, ocupará el cargo a partir de septiembre de
2011
La
ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, anunció ayer el nombramiento del
bailarín y coreógrafo José Carlos Martínez
como el próximo director de la
Compañía Nacional de Danza (CND). El actual bailarín estrella de la Ópera de
París se incorporará al cargo a partir de septiembre de 2011 y por un periodo de
cinco años. González-Sinde destacó que es la primera vez que el Instituto
Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (Inaem) lleva a cabo un proceso
abierto y transparente para la selección de la dirección de uno de sus centros
artísticos. La ministra recordó que el concurso, cuya presentación de propuestas
se inició el pasado 27 de julio, finalizó el 15 de octubre con 21 candidaturas
presentadas. Las propuestas debían estar acompañadas de un proyecto integral de
gestión para la compañía que, según establece el nuevo estatuto de la CND, debe
ser la base del Plan Director que marcará las líneas generales de actuación de
la compañía en los próximos cinco años. González-Sinde considera el proyecto
presentado por Martínez como una propuesta integradora y que "aspira a crear una
compañía abierta a todos, que acoja a los creadores y reúna a los profesionales
alrededor de un proyecto artístico donde cada uno pueda tener su sitio". Un
proyecto encaminado a convertir a la CND "en un motor de dinamización de la
danza en España". Martínez lleva 26 de los 41 años que tiene fuera de su
Cartagena natal, un tiempo en el que se ha convertido en bailarín principal del
Ballet de la Ópera de París, coreógrafo y maestro del clásico, el neoclásico y
el contemporáneo. Ahora, cuando le queda poco menos de un año para jubilarse
como bailarín de la Ópera de París, ha decidido volver a España para encargarse
de una institución que en sus últimos 20 años, bajo los designios de Nacho Duato,
sólo se ha dedicado a la danza contemporánea.
Europa Press / Madrid | Actualizado 18.12.2010 - José Carlos Martínez, sobre
el escenario.
Altamira seguirá
cerrada por ahora
El Patronato
desaconseja "proponer un régimen de visita pública" pese a la mejoría de la
cueva - Un grupo internacional estudiará la reapertura
A
unos bisontes que permanecieron en silencio alrededor de 15.000 años, no les
importará seguir a oscuras uno más o lo que tarden los expertos internacionales
en pronunciarse sobre sus visitas. Por peores vicisitudes han pasado. Cuando
Marcelino Sáenz de Sautuola descubrió en 1879 aquella manada salvaje pintada en
rojos, negros y ocres sobre el techo de una cueva en Santillana del Mar, la
comunidad internacional le ninguneó. Eran tan perfectas que parecía increíble
que hubiesen salido de la mano de unos ocupantes del Paleolítico Superior
(40.000-10.000 a. C.) que no recibían lecciones de pintura en sus ratos libres.
Tuvieron que aparecer pinturas similares en una gruta francesa para que se
aceptara la antigüedad de los murales de Altamira. Desde entonces la admiración
arrastró a miles de visitantes hasta la cueva de Santillana del Mar, que se
abrió por vez primera en 1917. Recibió visitas durante 70 años: !hasta 170.000
al año en los setenta! Y desde entonces su historia es un tira y afloja entre el
afán de conservarla a ultranza y el deseo de exhibirla, que ha llevado a una
sucesión de aperturas restringidas y cierres. Desde 2002 está vetado el acceso
del público. Una réplica trata de saciar curiosidades. Hace unos meses, sin
embargo, se vislumbró un cambio de tendencia. En junio, el Patronato de Altamira
se pronunció a favor de "establecer las condiciones de máxima accesibilidad que
simultáneamente garanticen la sostenibilidad de la cueva". Los informes del
Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) eran conservadores, esto
es, contrarios a la apertura a pesar de constatar que la cueva ha evolucionado
de forma positiva en los últimos años. En el otro extremo, el Gobierno cántabro,
con su presidente, Miguel Ángel Revilla, a la cabeza. El tirón turístico de la
Altamira real deja en pañales la atracción de una réplica. Ayer, tras la reunión
del Patronato, que finalmente se decantó por el criterio conservador y optó por
dejar las cosas como están, Revilla se quejó. Lamentó que los científicos del
CSIC no se hayan "mojado" y reiteró que el objetivo "político" es que la cueva
se reabra "cuanto antes", informa Europa Press. También la ministra de Cultura,
Ángeles González-Sinde, se mostró favorable a la reapertura, pero la última
palabra será la de un grupo internacional de expertos, que incluirá
representantes de la Unesco. Su trabajo complementará el realizado por el CSIC y
podría durar entre 18 y 24 meses. Su composición se conocerá en la próxima
reunión del Patronato, que de momento desaconseja "modificar las condiciones de
accesibilidad" a la cueva y "proponer un régimen de visita pública". Así pues,
los bisontes seguirán en silencio.
T. CONSTENLA - Madrid - 17/12/2010 - Pinturas en la cueva de Altamira,
realizadas durante el Paleolítico Superior.
La Navidad
flamenca de Niña Pastori, en el Palacio de Congresos
La artista isleña
comienza en Cádiz la gira de su nuevo espectáculo de villancicos que pasará por
Madrid, Barcelona, Santander, Sevilla y Córdoba, entre otras ciudades
Desde
Cádiz. "Qué mejor sitio", dijo no hace mucho. Niña Pastori da a luz esta noche a
su último espectáculo. Un montaje tan alegre como íntimo ya que la artista
isleña traslada a los escenarios el espíritu de la Navidad flamenca que ha visto
en su casa desde pequeña. Un recital que se estrena esta noche, a partir de las
nueve y media, en el Palacio de Congresos y que recorrerá diferentes ciudades
como Madrid, Córdoba, Málaga, Santander, Sevilla y Barcelona. Niña Pastori en
Navidad, así se titula el espectáculo donde la cantante hace un repaso por los
villancicos populares adaptados y arreglados por su productor y pareja
sentimental, Julio Jiménez Borja Chaboli. Villancicos de toda la vida pasados
por el tamiz del flamenco y por la particular mano del productor que deshace y
vuelve a montar las melodías para adaptarlas a la particular voz y maneras de
Niña Pastori. Blanca Navidad, Noche de Paz,
Los Campanilleros, Los peces en el río, Ande, ande, ande y Dicen que los
Pastores serán algunos de los títulos que cantará la artista además de algunos
villancicos inéditos como Camino de Belén; una pieza muy antigua que siempre ha
cantado la madre de la artista, Yo vengo del monte, o el villancico Noche de
luz, que ya grabara Pastori a comienzos de su carrera en un disco que se
titulaba Navidad Gitana. Durante el concierto, Niña Pastori se rodeará de
músicos como el guitarrista Jesús Guerrero, Manolo Nieto, al bajo, El Pájaro y
Manolo Torres, a la percusión, el propio Chaboli, Samara Amaya y Toñi Nogaredo,
a los coros y Alfonso Pérez, al piano. Además, esta será la primera vez que Niña
Pastori incluya la actuación de una bailaora en su elenco artístico. Será la
gaditana Claudia Cruz la intérprete escogida para bailar durante el concierto,
una bailaora, que como la propia artista comentó a este periódico hace unas
semanas, "con un baile muy flamenco y muy auténtico". De esta forma, después de
cerca de 15 años de carrera profesional y siete discos en el mercado, la artista
Niña Pastori regresa a los escenarios con un espectáculo tan tradicional como
innovador. Y es que la intérprete, ganadora de un Grammy Latino en 2009 al Mejor
Álbum de flamenco con su último trabajo dicográfico Esperando verte, intenta
reinventarse y llegar a las expectativas de su público desde aquel 1996 en el
que saliera a la luz su primer disco, Entre dos Puertos. Además de Niña Pastori
en Navidad, la isleña está ultimando la preparación del que será su octavo
disco.
T. García / Cádiz | Actualizado 17.12.2010 - Niña Pastori, en una imagen de
archivo.
Miguel de Molina, el creador que cantaba
Diseñadores de prestigio destacan el estilismo
valiente y rompedor del malagueño
Cuentan
que en muchas ocasiones «coqueteó» con la idea de ser diseñador profesional,
incluso dicen que las señoras de la alta sociedad argentina le hacían encargos.
Pero en su cabeza bullían los proyectos uno tras otro... y lo aparcó. Pese a
todo, nunca dejó de crear. Cuando murió, en la máquina de coser de su casa
quedaban hilos y en una barra seguían colgadas a la vista de todos algunas de
las famosas camisas con mangas abullonadas que él ideó. Para el gran público, es
«Miguel de Molina, el cantante de
copla». Para diseñadores de prestigio, sin embargo, es «Miguel de Molina, el
creador». Victorio&Lucchino, Elio Berhanyer, Jesús del Pozo, Petro Valverde, la
diseñadora flamenca Lina y Francis Montesinos resaltan el innovador estilismo
del malagueño. Fue revolucionario, transgresor y provocador sobre las tablas.
Retrocedan 70 años: imaginen que un hombre aparece en escena con el torso
desnudo, bata de cola y tirando de un borriquito mientras canta 'Herencia
gitana' (cuya letra dice: «Me dejaron de herencia mis padres... una bata 'cuajá'
de lunares... un borrico y un par de panderos»). Imaginen ahora el impacto que
eso causaba en la época. Así era Miguel de Molina, el mismo que interpretaba 'La
bien pagá' con monedas pegadas en el pecho y el que no tuvo reparos en llevar
blusas rosas, con lentejuelas, volantes... y botas moradas o naranjas. «Después
de él otros muchos se han atrevido a ponerse camisas con volantes y lunares,
algo no habitual en los hombres de entonces. Abrió camino», señala Petro
Valverde, admirador de De Molina «por su arte, por su valor y por lo que tuvo
que sufrir». Dieciséis de sus camisas, tres trajes y 24 pares de botas se
exponen estos días, junto a otros muchos enseres personales, en el Museo del
Patrimonio Municipal de Málaga. Organizada por la Fundación Miguel de Molina, la
exposición -abierta hasta el 9 de enero- pone en valor la figura del malagueño,
«artista desde que se levantaba hasta que se acostaba», en palabras de su
sobrino nieto y presidente de la institución, Alejandro Salade. «Podría haber
hecho una gran colección de moda si hubiera querido, porque creaba una ropa
maravillosa, pero se centró en la canción y se limitó a diseñar para sus
espectáculos», apunta Elio Berhanyer. Eran diseños «muy avanzados y valientes»
para Petro Valverde; «arriesgados y rompedores» para Victorio&Lucchino; «pura
creación» para Berhanyer; «innovadores» para Jesús del Pozo... Pero el gran
mérito de De Molina no fue una prenda, sino el conjunto. «El caracolillo en la
frente, el maquillaje, esas botas de colores, sus camisas con espectaculares
bordados... Cuidaba muchísimo su imagen», apunta José Luis Medina, alma de
Victorio&Lucchino junto a José Víctor Rodríguez. Para él, el malagueño era «un
artista renacentista que abarcaba muchos terrenos». «¿Quién no le identifica
todavía con el sombrero cordobés, el cigarrillo y el pañuelo de lunares? Pura
expresión personal», añade Jesús del Pozo. Para Francis Montesinos, De Molina
era el hombre de «las camisas estampadas con lunares o con bordados, las mangas
amplias con mucho vuelo, los pantalones de tiro alto con el fajín... un estilo
muy flamenco». Tenía ideas ingeniosas. Incorporó al chaleco torero mangas con
volumen, cortaba los crespones de un mantón de Manila y los bordaba en las
camisas, adornaba las blusas con pasamanería, dibujos orientales, flores y mil
motivos más en oro, seda o hilo multicolor. Algunas camisas tardaban más de un
año en confeccionarse. «¡Y puso volantes en las mangas! Me encantaría que
alguien tuviera ahora el atrevimiento de hacer ese tipo de ropa para hombres»,
reflexiona Berhanyer. «Era un visionario. Él hizo un trabajo muy parecido a
Lacroix, 40 años antes y con muchos menos medios», asegura la cantante Diana
Navarro. En 1942, personalidades de la cultura argentina quisieron dejar su
firma en una de sus blusas, como la actriz Gloria Guzmán o el actor Ernesto
Vilches. Para poder lavarla sin perder las dedicatorias, Miguel bordó con hilo
de diferente color cada autógrafo, respetando escrupulosamente la caligrafía de
cada uno. «¿A quién se le ocurre eso? Era un genio que tuvo la mala suerte de
haber nacido en una época difícil», afirma la diseñadora de moda flamenca
Marcelina Fernández, Lina. En su opinión, «supo interpretar la pasión que sentía
por su arte con la costura».
«Las diseñé y cosí yo mismo»
Miguel de Molina era consciente del atractivo de su vestuario. En sus memorias,
relata que fue en 1931 cuando se le despertó la idea «de subir a un escenario
como artista del baile y la canción andaluza». Debutó en el Teatro Romea de
Madrid y «entonces -comenta- nacieron mis famosas blusas, que diseñé y cosí yo
mismo, y que contribuyeron por su originalidad al éxito que obtuvimos». No era
extraño que el público repitiera dos y tres veces en sus espectáculos «para
quedarse con cada detalle» de su ropa, explica Salade. Y es que a él se le puede
aplicar lo que el 'New York Times' dijo en su día de Lola Flores: «No canta, no
baila, pero no se la pierdan». «Fue lo suficientemente innovador para darse
cuenta de lo importante que es el vestuario para un artista tanto para
transmitir la obra como su propia personalidad», explica Del Pozo. Es más, el
malagueño preparaba una escenografía nueva para cada tres minutos de copla. «Fue
el precursor del videoclip», señala su sobrino nieto. Para ello, contaba con un
equipo de costureras, aunque a él no le faltaban habilidades con la aguja. Su
sobrino recuerda aún con admiración cómo su tío era capaz de vestirle a él y a
sus tres hermanos cada vez que iban a su imponente casa en Buenos Aires. «No sé
cuánto duraba la visita, quizá dos horas, pero salíamos los cuatro uniformados
con pantalón y camisa que hacía con la primera tela que encontraba».
Su
influencia
Miguel se gastaba cantidades ingentes de dinero en telas e hilos de todos los
colores y materiales. Los empresarios temblaban, pero la taquilla lo devolvía.
Él procuraba que todo en su actuación fuera un espectáculo: colocaba una
alfombra roja desde las afueras del teatro a su camerino y dejaba un ramito de
flores en cada butaca, que luego el público le lanzaba. «Hizo cosas a las que
hoy se les llama 'marketing'», dice Salade. Y dejó huella. «Fue una inspiración
para nosotros, su impronta era muy fuerte», destaca el diseñador de Victorio&Lucchino.
Los sevillanos acababan de leer un libro sobre la vida del artista cuando su
sobrino nieto les visitó para proponerles una colección en homenaje al cantante.
«Cuando él nos pudo enseñar el vestuario de su tío y nosotros pudimos acariciar
esas prendas que habían vivido noches mágicas, un escalofrío recorrió nuestro
cuerpo». Nació entonces la colección otoño-invierno 2000-2001 'Ojos verdes'.
«Es, sin duda, toda una referencia para los diseñadores que trabajamos la
tradición española», resalta Jesús del Pozo. De haber vivido en otro tiempo,
figuraría en la lista de los creadores de moda de prestigio, por eso Berhanyer
anima a sus colegas a «unirse en un homenaje» al artista, «un adelantado a su
época en todo». «No se ha hecho justicia con él», lamenta José Luis Medina. «No
se le ha reconocido lo suficiente», coincide Petro Valverde. Quizás sea el
momento de saldar deudas.
12.12.10 - 01:38 - REGINA SOTORRÍO
La gran
oportunidad de oro
Álvaro Laguna fue
el triunfador de la XXIII edición del Certamen Canción de Autor en una ajustada
final.
Sin
embargo, el estilo, frescura y actualidad, según el jurado, del sevillano
fueron las razones que le valieron el galardón. Juan Perro se encargó de poner
la guinda a la tarta de una fiesta que sonó por todo lo alto. La noche se
prestó a una velada en donde la creatividad musical fue la protagonista en el
Infanta Leonor. Y es que, más allá de la rivalidad propia entre los
concursantes del Certamen Andaluz Canción de Autor en el ambiente se podía
respirar el humo del “buen rollo”. Los tres finalistas demostraron su valía
sobre las tablas, sin embargo fue Álvaro Laguna el ganador de la vigésimo
tercera edición por ser el más estiloso, fresco y actual en su actuación. El
sevillano no sólo contará con el prestigio de integrar la lista de reconocidos
artistas que triunfaron en el certamen andaluz, sino que también grabará y
editará un disco, del que se realizarán cien copias. Además, podrá completar una
gira compuesta por un máximo de ocho actuaciones promocionales por distintos
espacios musicales de Andalucía y será invitado a participar en el la próxima
edición del Festival Eutopía de Córdoba. El primero en subir al escenario fue el
gaditano Miguel Rodríguez Romero. El ganador del año pasado volvió a demostrar
que la música es su fuerte. Por lo que, como invitado, calentó con sus primeras
letras, el ambiente en un teatro que comenzaba a recibir a jóvenes espectadores,
principalmente. La prueba de “fuego” inicial la protagonizó el cordobés José
Luis Sánchez, conocido como ‘Keru Sánchez’, quien arrancó con la canción Perdón
al que ofenda, para seguir con Cerca de mí; en el tema Córdoba se explayó para
recordar su ciudad natal. Continuó con Lágrimas de plata y cerró con Tanto de
menos. El cordobés de origen alicantino, Aldo Narejos ‘Aldous’, aterrizó con la
fuerza de un ciclón. Y es que en la media hora permitida para su actuación,
interpretó Golpes de amor desde un atril, La conclusión de la era, Muñeca de
porcelana, Patapalo, En un infierno, Vegetariana de mi corasón y Mi niña. Una
selecta muestra musical con la no dejó indiferentes a los asistentes. Con la
potencia de su voluminosa melena, el sevillano Álvaro Laguna y sus compañeros de
grupo, Alejandro Jordá (batería) y José Antonio Vaquerizo (guitarra, piano y
coros) cerraron la competición con los temas que integran su último trabajo
discográfico Dieciséis novenos. De esta manera, dieron vida a las composiciones
Huella lunar, Hombre lobo, Tigo, Pelicanción, Museo de cera —canción inédita— y
Siroco. La guinda la puso el esperado Santiago Auserón, que bajo la identidad
de Juan Perro, su “álter ego”, levantó al público del Infanta Leonor de sus
butacas para seguirle el ritmo en las composiciones de sus cuatro álbumes
históricos, como Raíces al viento, La huella sonora, Mr. Hambre, y Cantares de
vela. Un espectáculo en el que el ex Radio Futura retomó su presente con nuevas
canciones en las que predominó un acertado mestizaje habanero y de Nueva Orleans.
Diana Sánchez / Jaén, Sábado, 11 de Diciembre de 2010
El espectáculo
´Jonda soledad´ se presenta con éxito en Fez
Protagonizado por
cinco artistas cordobeses, rinde homenaje a Góngora. El montaje pudo verse en
Córdoba en la pasada Noche Blanca del Flamenco.
El
auditorio del Complejo Cultural Al Hourria de Fez vibró la noche del martes con
el espectáculo Jonda soledad , al que asistieron más de 500 personas y que
organizó el Instituto Cervantes de Fez, en colaboración con la Embajada de
España en Marruecos. Dicho espectáculo, protagonizado por cinco artistas
cordobeses --estrenado en Córdoba en la Noche Blanca del Flamenco-- es un
homenaje a Luis de Góngora, con motivo del 450 aniversario de su nacimiento, que
se celebra en el 2011. El baile de Lola Pérez o el cante de David Expósito se
convirtieron en un sentido recuerdo del autor de las Soledades . El público
marroquí acabó finalmente subiéndose al escenario para felicitar a los artistas.
La joven bailaora Lola Pérez, el cantaor David Pino, el guitarrista Gabriel
Expósito, el percusionista Patxi Cámara y el actor Juan Carlos Villanueva fueron
los protagonistas de un espectáculo que suscitó las pasiones de los más jóvenes
y la admiración de los entendidos en flamenco. Lola Pérez, ganadora del Premio
Nacional de Flamenco Matilde Coral en el Concurso Nacional de Flamenco de
Córdoba, mostró su apuesta por un espectáculo cien por cien flamenco con un
sentir puro de gran riqueza artística y plástica de diferentes expresiones.
Gabriel Expósito, vinculado a la Peña Flamenca de Córdoba y ganador en 1999 del
tercer Certamen Jóvenes Flamencos, organizado por la Diputación de Córdoba, fue
también centro de admiración del espectáculo, como intérprete de guitarra en
este concierto. David Pino ha obtenido premios en Peña Flamenca Torres Macarena
de Sevilla y el Festival Nacional de Cante Flamenco de Lo Ferro (Murcia), hasta
obtener en el 2007 Premio Nacional Pepe Marchena del Concurso Nacional de Arte
Flamenco de Córdoba del 2007. Por su parte, Patxi Cámara pertenece a la joven
generación de músicos de este país. Su riqueza y variedad tanto en la percusión
como con su voz logra la identificación total de los públicos. Un espectáculo de
sólida estructura literaria que aglutinó la esencia dramática con la raíz del
icono de la cultura ibérica que es el arte flamenco, donde se interpretan los
romances y letrillas de Luis de Góngora, cima de la elegancia de la poesía
barroca y modelo de poetas posteriores. Esta actuación fue el preludio de lo que
será en la primavera próxima el I Festival de Flamenco de Fez, que prepara el
Instituto Cervantes de la ciudad marroquí y que abrirá las celebraciones de
grandes festivales en Marruecos.
09/12/2010 REDACCION. Juan Carlos Villanueva y Lola Pérez, durante la
representación de ´Jonda soledad´ en Fez. Foto: CORDOBA