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HISTORIAS DEL CANTE ANDALUZ XXX |
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HISTORIAS DEL CANTE ANDALUZ
LORCA SEDUCE A LA ESCENA PARISIENSE (XXX)
Federico García Lorca, Nacimiento: 05-06-1898 Lugar: Fuente Vaqueros (Granada)
La Ópera y Teatro nacionales y la Comedia Francesa estrenan creaciones inspiradas en el poeta y dramaturgo español
La Ópera Nacional de París, el Teatro Nacional de Chaillot y
la Comedia Francesa estrenan esta primavera creaciones inspiradas en el poeta y
dramaturgo español Federico García Lorca: La Casa de Bernarda Alba (1936), Poeta
en Nueva York (1929-1930) y Yerma (1934). El coreógrafo sueco Mats Ek, su colega
granadina Blanca Li y el compositor y director de escena origen andaluz Vicente
Pradal encabezan este conglomerado de propuestas sobre el polifacético artista
de Fuentevaqueros (Granada).La música es por supuesto esencial en la coreografía
de Mats Ek sobre composiciones de Johann Sebastian Bach y tradicionales
españolas y en la de Blanca Li interpretada por la cantaora Carmen Linares y el
cantante de jazz Rob-Li. La partitura es también esencial con el gran
especialista en Lorca, Vicente Pradal, hijo del pintor Carlos Pradal y nieto del
diputado de Almería bajo la República Gabriel Pradal, quien compuso la música de
Yerma, que prepara en estos momentos para el Teatro du Vieux-Colombier, de la
Comedie Française. La primera de las tres creaciones en llegar al público, en el
Palacio Garnier, a partir del próximo día 26, será La Maison de Bernarda, de
Mats Ek, basada en la última pieza teatral que Lorca (1898-1936) pudo terminar
antes de ser asesinado. Una obra premonitoria, en la que "todo es violencia
represiva, frustración, sexualidad introvertida, inhibición y negación de la
vida", resaltan en la Ópera Nacional de París al presentarla. La Maison de
Bernarda se contemplará en su versión histórica, creada en 1978 por Mats Ek,
tras haber triunfado ya con sus primeras coreografías, San Jorge y el Dragón
(1976) y Soweto (1977), una década antes de suceder a su madre, Birgit Cullberg,
al frente del ballet Cullberg. Esta libre versión de la pieza de Lorca, cuyos
ensayos dirige la bailarina española Ana Laguna, compañera del artista desde
hace más de tres décadas, se quedará en París definitivamente pues entra a
formar parte del repertorio de la Ópera Nacional, al igual que Giselle (1993) y
L'Appartement (2000), ambas de Ek. Dos de los más brillantes intérpretes de la
casa, Manuel Legris y Kader Belarbi, ofrecerán en alternancia hasta el próximo
11 de mayo su rostro, su cuerpo y su gesto a la temible Bernarda. Esa mujer
carente de "sentimiento materno", que empujada por la moral imperante y el qué
dirán intenta enclaustrar a sus cinco hijas en un luto donde germina la
tragedia.
En el papel de
Angustias
Otras dos figuras del Ballet de la Ópera de París, Laëtitia Pujol y Agnès
Letestu, se alternarán en el papel de Angustias, solterona primogénita cuya
herencia atrapa al joven más guapo del pueblo, de quien se enamora la benjamina,
Adela (Charlotte Ranson / Caroline Bance), quien se ahorca al darle por muerto
en manos de Bernarda. Treinta años después, entre otras razones porque los temas
abordados, la "frustración", la "represión" o la "necesidad de libertad", siguen
siendo muy "actuales", Mats Ek "no cambió nada" en este ballet, donde quiso ir
"un poco más allá de la obra" y dejar "abierto" el final, subrayaron en la
Ópera. Una vez redescubierta en París esta pieza cumbre que Lorca concluyó poco
antes de ser fusilado, el 18 de agosto de 1936, recién comenzada la Guerra Civil
española, la escena parisiense revelará del 7 al 27 de mayo otra de sus
creaciones. Será el Poeta en Nueva York de la coreógrafa Blanca Li, quien en
julio de 2007 conquistó su tierra natal y la del poeta desde los Jardines del
Generalife de la Alhambra. La directora del Centro Andaluz de Danza consolidará
así, desde la mítica Sala Jean Vilar de Chaillot, su deseo de ofrecer relevancia
internacional a "la obra más surrealista" del poeta. Por último, Yerma traerá su
trágico y estéril destino a la Comedia Francesa a partir del 20 de mayo y hasta
el 29 de junio, programada como una "obra maestra del gran repertorio
contemporáneo universal" por su administradora general, Muriel Mayette. Dirige
el montaje y compuso la música Vicente Pradal, autor de La Nuit Obscure (1994) y
Cantique Spirituel (1996), sobre poemas de San Juan de la Cruz; o Llanto por
Ignacio Sánchez Mejías (1998) y Romancero Gitano (2004), volcado de nuevo aquí
en un país "donde la tradición del flamenco traduce y transciende los dolores
del alma".
EFE - París - 17/04/2008
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Un Lorca a cuatro manos
Un poema y un dibujo inéditos realizados
a dos caras por el escritor granadino y el pintor uruguayo Rafael Barradas
arrojan un nuevo testimonio de su amistad
"Sólo me salen Bárcenas", confesó un día a Pepín Bello tras hacerle un retrato.
Era una y otra vez Catalina Bárcena, la actriz de origen cubano y musa del
dramaturgo Gregorio Martínez Sierra. La había dibujado cientos de veces para los
carteles del teatro en el que trabajaba. La reprodujo tanto, que las líneas de
su rostro tiraban magnéticamente de sus pinceles. Aquel día, Rafael Barradas
quiso dibujar a Pepín Bello, pero le salió una Bárcena como la que, de nuevo,
hizo a cuatro manos con su amigo Federico García Lorca en 1925 y en un folio en
cuyo reverso el poeta granadino estampó uno de sus payasitos y un breve poema.
Una obra inédita a la que ha tenido acceso EL PAÍS y que ilustra, en dos caras
de un folio de 27 por 22 centímetros, la historia de una amistad. "Tuvieron una
relación entrañable, muy estrecha", dice Antonina Rodrigo Pero Barradas
(Montevideo, 1890-1929), por algún motivo, nunca pintaba el rostro de la Bárcena.
Por eso, Lorca le escribe en esa misma cara del folio: "Tú que nunca enseñas /
la mirada en los rostros / quise atreverme a ponerlos / en tu dibujo. / ¿A
medias dijiste, no? / Catalina, tan hermosa, siempre / la dibujas, preciosa. /
Querido amigo, pero sin sus ojos ni labios ¿vaya a saber Dios, por qué? / ¡Para
ti no sería difícil! ¿O sí? Federico G. Lorca, 1925". Así que Lorca, como él
mismo señala en los versos, colocó labios y ojos al dibujo del inventor del
vibracionismo. Y Barradas lo cosió con el nombre de Catalina 24 veces rodeando
su rostro. En la misma cara, el uruguayo responde: "Difícil no sería, hermano
amigo, lo difícil es crear lo no sentido. 1925-Barradas". En el reverso del
dibujo, Lorca ilustró un payaso llorando, cogiendo el pétalo de una flor, cuyo
tallo son sus propias lágrimas. Alrededor hay pinceladas de la misma acuarela
utilizada en el dibujo de Catalina de la otra cara, un capitel y una jaula,
hechos a lápiz, que por el trazo parecen del uruguayo. Lo mismo que otro poema
que lo reseña: "Mis ojos están llorando / sabes de mi alegría, porque / están
tocando el cielo / salud, amigo". La obra procede del legado del matrimonio de
poetas uruguayos Sara y Roberto Ibáñez y la compró recientemente un
coleccionista barcelonés. Aunque ninguno puede asegurar dónde fue hecho, han
acreditado su autenticidad los mayores expertos en la materia en España: Ian
Gibson, Antonina Rodrigo, Andrés Soria, Manuel Fernández Montesinos y Laura
García Lorca. Esta última, sobrina del poeta y presidenta de la fundación que
lleva su nombre, quedó impresionada al verlo: "Es precioso. No hay duda de que
es auténtico. Lástima que no lo tenga la fundación". Barradas, personaje de
infinita bondad, metódico y venerado por sus compañeros de generación, fue
referente de los inicios del movimiento del 27. "La relación con Lorca era
entrañable. Era un faro, una especie de Machado. En casa de Barradas, Federico
solía ponerse al piano de su hermana y cuando había jaleo, cantaba aquello de
'échame tu pañuelo que vengo herío...", recuerda Rodrigo. Llegó a Barcelona en
1913 y destacó como pintor e ilustrador de las revistas Alfar, Ultra, Grecia o
Revista de Occidente. Pero pronto marchó a Madrid. Ahí conoció a Martínez
Sierra, director entonces del teatro Eslava, que le encargó los figurines para
El maleficio de la mariposa, de García Lorca. Esa colaboración con el poeta
granadino es el origen de su amistad y el embrión de este dibujo y de la
relación que mantuvo con Dalí, Buñuel o Pepín Bello. Esos encuentros, recuerda
Gibson, quedaron ilustrados en Sueño noctámbulo, del pintor ampurdanés. Después
de aquellos años, precipitadamente liquidados por los desencuentros con Martínez
Sierra (fue despedido fulminantemente), volvió a Barcelona. "Es que Barradas
estaba enamorado de Catalina", apunta Marc Sardá, coautor con David Castillo de
Conversaciones con Pepín Bello. En 1925 se instaló en L'Hospitalet. Enfermo y
sin un duro, aunque siempre venerado por sus amigos, instauró en su estudio lo
que se conoció como el Ateneíllo, lugar de reunión de poetas y artistas como
Sebastià Gasch, el poeta Sánchez Juan o el escritor Lluís Capdevila que cada
domingo cogían el tren para ir hasta L'Hospitalet. Ese año, cuando se hizo el
dibujo, Lorca fue a Barcelona. Dalí le había invitado a Cadaqués y quiso acudir
a un encuentro con intelectuales catalanes en el Ateneo. De hecho, fue el
uruguayo quien preparó su llegada y puesta de largo. "En marzo de 1925, Barradas
transmitió a Lorca la invitación del Ateneo barcelonés", explica Andrés Soria. "Lorca
fue a Barcelona esa Semana Santa (5-11 de abril). Quizá el dibujo se hizo
entonces. Pero en mayo de 1925 vuelven a coincidir en Madrid, en la Exposición
de Artistas Ibéricos", apunta Soria, abriendo una segunda posibilidad sobre el
origen geográfico del dibujo. Y ésa es la hipótesis preferida de Antonina
Rodrigo, experta en los periodos de Lorca en Cataluña. "Creo que se hizo en
Madrid. Esa vez, Federico estuvo muy poco tiempo en Barcelona. La mayor parte lo
pasó en Cadaqués. Si fuera del 27, sería otra cosa. Pero en el 25 tiene más
sentido que sea de Madrid", señala. Cuatro años más tarde, enfermo y pobre,
Barradas volvió a Uruguay. Todos sus amigos del Ateneíllo le despidieron
desolados en el puerto de Barcelona. Se marchaba El Apóstol de Hospitalet. Tres
meses más tarde, murió. Cuando Lorca viajó a Montevideo, recuerda Rodrigo, no
pudo abstraerse del recuerdo de su amigo: "¿Sabe usted en lo que pensaba
mientras los fotógrafos me enfocaban y los periodistas me preguntaban...? Pues
en Barradas, el gran pintor, a quien uruguayos y españoles hemos dejado morir de
hambre. (...) Todo eso que me daban a mí, se lo negaron a él". Ese día fue a
visitar a su amigo al cementerio de Buceo. En silencio y bajo la fina lluvia,
sólo arrojó flores en la tumba.
DANIEL VERDÚ - Madrid - 16/03/2008
El Tenazas y
los organizadores del cante jondo de Granada (1.922).
(Caricatura)
López
Sancho.
De izquierda a derecha, los cinco principales organizadores del Concurso de
Cante Jondo de Granada (1.922):
Miguel Cerón, Manuel Jofré, Manuel de Falla,
Federico García Lorca y Andrés Segovia.
La seducción del flamenco en Lorca
No sólo en los
poemas del escritor granadino quedó latente su interés por el flamenco: también
en conferencias y artículos que reivindicaron el cante jondo
Desde
pequeño, Federico García Lorca estudió piano y guitarra, inquietudes musicales
que se vieron estimuladas y acrecentadas en 1917, al trabar amistad con Manuel
de Falla. En 1921, en una carta a su amigo Adolfo Salazar, Lorca muestra ya
entusiasmo por el cante jondo y la guitarra. Le escribe: "Estoy aprendiendo a
tocar la guitarra. Me parece que lo flamenco es una de las creaciones más
gigantescas del pueblo español... Acompaño ya fandangos, peteneras y er cante de
los gitanos". ¿Qué imagen poética tenía Lorca del cante jondo? ¿Cómo entendía
este cante? Federico escribiría: "El cante jondo canta como un ruiseñor sin
ojos, canta ciego y por eso tanto sus textos pasionales como su melodía
antiquísimas tienen su mejor escenario en la noche... en la noche azul de
nuestro campo". "El cante jondo -continúa Lorca- es un canto sin paisaje y por
lo tanto concentrado en sí mismo, y terrible en medio de la sombra, lanza sus
flechas de oro que se clavan en nuestro corazón. En medio de la sombra es como
formidable arquero azul cuya aljaba no se agota jamás". "El cante jondo, tanto
por la melodía como por los poemas, es una de las creaciones artísticas
populares más fuertes del mundo y en nuestras manos está el conservarlo y
dignificarlo para honra de Andalucía y sus gentes". En la conferencia
pronunciada en el salón del Centro Artístico de Granada con motivo del Concurso
de Cante Jondo de Granada de 1922, en cuya organización participó activamente el
poeta, diría: "Todos tenían una idea más o menos exacta de él... pero es casi
seguro que a todos los no iniciados en su trascendencia histórica y artística os
evoca cosas inmorales, la taberna, la juerga, el tablado del café, el ridículo
jipío, ¡la españolada, en suma!, y hay que evitar, por Andalucía, por nuestro
espíritu milenario y por nuestro particularísimo corazón, que esto suceda".
Siempre en Lorca y en el espíritu de todos los que colaboraron en la
organización del Concurso de Granada anidaba la idea de una pretendida pureza
del flamenco, desvirtuada en su imagen popular. Como poeta, para Lorca las
coplas del cante jondo suponían todo un sustrato popular de insospechada valía;
en los versos del cante "la melancolía es tan irresistible y su fuerza emotiva
es tan perfilada que a todos los verdaderamente andaluces nos producen un llano
íntimo, un llanto que limpia el espíritu llevándolo al limonar encendido del
amor". Para transmitirnos esas coplas y músicas está la figura del cantaor. "La
figura del cantaor -diría Lorca- está dentro de dos grandes líneas; el arco del
cielo exterior y el zig-zag que culebrea dentro de su alma. El cantaor, cuando
canta, celebra un solemne rito, saca las viejas esencias dormidas y las lanza al
viento envueltas en su voz...". "Para el poeta, la imagen del cantaor queda
acabada y retocada si el cantaor está imbuido en ese cante límite, culminación
de la tragedia, que es la seguiriya", porque para el poeta "la siguiriya es como
un cautiverio que quema el corazón, la garganta y los labios de los que la
dicen. Hay que prevenirse contra su fuego y cantarla en su hora precisa". No hay
que olvidar al hablar de Lorca y el cante jondo su Juego y teoría del duende,
tenido por otros poetas como manifiesto para la concepción actual del flamenco.
Ángel, musa y duende quedan definidos de esta manera por el poeta: "El ángel
deslumbra, pero vuela sobre la cabeza del nombre, está por encima, derrama su
gracia, y el hombre sin ningún esfuerzo realiza su obra, o su simpatía o su
danza. La musa dicta y en algunas ocasiones sopla. Puede relativamente poco,
porque ya está lejana y tan cansada (yo la he visto dos veces) que tuvieron que
ponerle medio corazón de mármol. Ángel y musa vienen de fuera; el ángel da luces
y la musa formas. Pan de oro o pliegue de túnica. En cambio, al duende hay que
despertarlo en las últimas habitaciones de la sangre. Y rechazar al ángel, y dar
un puntapié a la musa. Para buscar al duende no hay mapa ni ejército. Sólo se
sabe que quema la sangre como un trópico de vidrios, que agota, que rechaza toda
la dulce geometría aprendida, que rompe los estilos, que se apoya en el dolor
humano que no tiene consuelo".
Actualizado 14.07.2010 - en la foto Federico García Lorca
Autor: José María Ruiz Fuentes |
El Arte de Vivir el Flamenco © 2003 |