RAMÓN MONTOYA
RAMÓN MONTOYA SALAZAR, guitarrista gitano, más conocido mundialmente en el arte de la guitarra con su propio nombre artístico de RAMÓN MONTOYA, nació en Madrid. Esto ocurría en el año 1880. Falleció a los 69 años de edad, el día 20 de julio de 1949, en su casa de la madrileña calle de Santa Maria de la Cabeza, nº 28. Desde su infancia le gustaba observar las manos de los guitarristas, generalmente mendigos ciegos, que tocaban por las calles de Madrid. Sin embargo, bastantes años pasarían antes de que tuviera en su poder una guitarra comprada en un mercadillo.
Todas las guitarras triste
están,
porque ya no suenan esas notas
con esa armonía que le solías dad,
el flamenco también esta de luto
porque a perdido el compás,
de ese toque tan gitano
que Ramón Montoya ponía al tocar.
Alcanzada la edad
mínima para que ello fuera licito, se convirtió en duende del Café de la Marina
en Madrid, donde pudo conocer a los guitarristas Amalio Cuenca (quien a pesar de
su apellido, era Segoviano) y El Cañito, quien acompañaba a los cantaores más
famosos del momento. Cañito le enseño a Ramón las técnicas básicas de la
guitarra flamenca y los distintos ritmos tradicionales. Cuando murió Cañito,
Montoya le sustituyo en el Café de la Marina, donde durante más de ocho años,
acompaño a figuras importantísimas del cante, entre las que cabe mencionar muy
particularmente a D. Antonio Chacón, el celebérrimo cantaor falsetita. Chacón
considero siempre a Montoya como su mejor tocaor.
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Ramón Montoya |
La que iba a ser la prodigiosa
técnica de Montoya, fue algo bastante atípico, en el sentido de que la inquietud
inusual de Ramón le llevaría por senderos que hasta entonces nadie había
hollado. El tocaor sevillano Rafael Marín fue quien le enseño como se podía
pulsar todas las notas de una escala en lugar de ligarlas como lo hacían los
antiguos. Este detalle le daba más brillante al toque y le indujo a Montoya a
que se alejase cada vez más de las técnicas un tanto bastas de dichos antiguos.
Ramón Montoya se estaba creando una técnica propia, sintetizando todo lo que
veía con su genio creador.
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La revelación vino
cuando vio tocar al guitarrista clásico más notable de aquella época, Miguel
Llobet, cuyas manos producían en su guitarra del Almeriense Antonio Torres, unos
sonidos de una desgarradora belleza, con solo verlo y escucharlo una vez,
Montoya supo adaptar esta técnica, derivada de la escuela de Francisco Tarrega,
a las necesidades especificas del toque flamenco, sin embargo hay que anotar que
fue en los toques de Levante donde Montoya alcanzo sus cotas más elevadas.
En septiembre de
1936, empezó una brillante carrera internacional, impulsada por un antiguo
alumno suyo, el artista grafico Marius de Zayas. Sus jiras entre 1936 y 1938 le
llevarían ante los públicos más exigente de la música clásica, en las salas de
conciertos más prestigiosas de Europa y de América. En febrero de 1938, dio un
recital privado con La Argentinita para la reina consorte Isabel de Inglaterra.
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Ramón Montoya
llego a ser una estrella
internacional de primera magnitud, y eso era una novedad absoluta, como
guitarrista flamenco solista. Montoya grabo una cantidad de discos como tocaor
de los mejores cantaores , como solista grabo en Paris, en
octubre de 1936, siete discos que son los que presentamos aquí.
La segunda guerra mundial puso fin a esta fulgurante carrera
internacional, cuando termino la guerra las extraordinarias
facultades artísticas de Montoya estaban ya en declive.
Había sido en el sentido más profundo y absoluto de la palabra,
un genio. Fue también un hombre sencillo bueno y generoso.
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VIDEO |
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Extracto del disco editado por DIAPASON, 1989, Poema de José Maria Ruiz Fuentes |
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