ANTONIO CORTÉS
ENTREVISTA A ANTONIO CORTÉS
"Mi carrera es a largo plazo, quiero ser alguien que siembra y luego recoge"
El nerjeño acaba de publicar su nuevo disco, 'Los secretos de la copla', una producción de Javier Limón que aúna lo viejo y lo nuevo. El 7 de diciembre lo vestirá de largo en el Teatro Cervantes.
Sí, Antonio Cortés es ese joven que saltó a la fama que saltó a la fama gracias a su participación en un concurso musical de televisión. Pero el nerjeño juega ya en otra liga. La prueba es su último disco, Los secretos de la copla, una producción de Javier Limón que rescata algunos tesoros olvidados y en el que participan músicos del calibre del pianista cubano Pepe Rivero. El próximo 7 de diciembre, este artista por derecho lo vestirá de largo en el Teatro Cervantes.
El repertorio del disco tiene mucho de arqueología. ¿Quiénes son sus primeros responsables?
El primero es Pive Amador, que sugirió que grabara gran parte de las coplas reunidas en el disco. La mayoría son de los años 40, y fueron grabadas originalmente por artistas como Estrellita Castro y El Príncipe Gitano. Javier Limón también aportó el bolero Somos y La golondrina, además del tema que ha compuesto él mismo, Carmen Amaya. La verdad es que yo no he tomado decisiones en cuanto al repertorio, he dejado el asunto en sus manos. Para mí constituye, ante todo, un proyecto nuevo, porque la mayoría de las coplas no las conocía; pero también es un trabajo a largo plazo, porque queremos prolongar así la vida de los temas más antiguos.
La producción de Javier Limón es muy contemporánea. ¿Se siente a gusto en ese registro?
Sí, ciertamente la producción es muy moderna, muy minimalista, y esto es algo novedoso en la copla, donde reinan las producciones masivas, en las que hay muchas armonías. Aquí hemos querido buscar los secretos de la copla y por eso la producción va a lo justo; pero eso permite, por ejemplo, que se escuche más la voz, con más limpieza, lo que termina siendo desde luego más arriesgado para mí. Pero ese minimalismo, al mismo tiempo, logra que el sonido sea mucho más actual, lo que también me parece importante.
Imagino que lo es a la hora de atraer a públicos habitualmente alejados de la copla.
Así es, desde luego. Pero también en la evidencia de que las armonías tradicionales de la copla confluyen con otros géneros. En el disco hay arabescos, hay armonías de jazz increíbles gracias a Pepe Rivero y un abanico muy amplio de sonidos que hemos podido abrazar al trabajar de un modo más concentrado. También ha sido fundamental grabar en directo, algo que yo desde luego prefiero. Eso me ha permitido, por ejemplo, alcanzar momentos de gran complicidad con el mismo Pepe Rivero que de otra manera se habrían perdido. Te confieso que a veces me costaba entender lo que pretendía Javier Limón en el estudio, pero él me dio mucha confianza, me pidió únicamente que siguiera sus instrucciones y a la vista está que tenía toda la razón del mundo.
¿Sigue siendo Carlos Cano la mejor escuela para arrimarse a otros sonidos desde la copla?
Desde luego. Carlos Cano es quizá la figura masculina que más ha aportado a la copla en el último medio siglo. Sobre todo por su inteligencia, por la manera tan clara con la que vio que la copla puede comulgar con cualquier estilo y crear una fusión preciosa sin que por ello sea más o menos copla, y sin que pierda su origen. Él supo dar esa garantía. Y yo procuro aprender de él todo lo que puedo. Por ejemplo, él no distinguía al interpretar coplas clásicas entre letras para mujeres o para hombres; las cantaba siempre tal y como habían sido escritas originalmente, y yo defiendo eso. Hay mucha gente que me dice que le suena raro que yo cante un tema como Señora, pero yo me pregunto: ¿Por qué no? No tengo que ser una mujer como la de copla para cantarla.
Y eso que hablamos de una mujer muy mujer, que se reivindica como tal...
Claro, pero lo que yo hago es contar su historia, entender sus sentimientos. No necesito ser esa mujer tan mujer para intentarlo.
¿Pesa demasiado la sombra de Miguel de Molina?
Siempre interpreto esas comparaciones positivamente. Miguel de Molina fue una figura esencial en la historia de la copla, sobre todo por su sello personal. Imagino que muchos me comparan con él porque yo también intento aportar mi sello personal a la copla. Pero, claro, Miguel de Molina sólo ha habido uno, y era genial.
En cuanto al desafío del repertorio actual, ¿la clave está en hacer coplas nuevas, o en hacer que la copla de siempre suene a nueva?
En una cosa y otra. En este disco, por ejemplo, sólo tenemos un tema nuevo, el de Javier Limón, pero en mi opinión no desmerece del resto. Sí es verdad que cuando escuchamos coplas nuevas, dado que tenemos hecho al oído a la copla clásica, con sus armonías y con las letras irrepetibles de autores como Rafael de León, tendemos a comparar una cosa y otra, y eso es muy complicado. Pero yo en este caso me he atrevido: Carmen Amaya es un grandísimo tema, que cuenta y canta una historia soberbia en sus cuatro minutos. Me parecía necesario hacer algo así.
¿Cómo se da actualmente su relación con el público?
Me siento privilegiado porque me siento muy querido, respetado y admirado, e independientemente de lo que un artista tenga que demostrar en un escenario eso es algo muy importante, que facilita mucho las cosas. Y eso me lleva a querer sentirme cada vez más cerca del público, a que haya menos distancias. Para mí esto es lo más importante, más que hacer discos y más que hacer giras largas.
¿La crisis del mundo del espectáculo le ha tocado entonces menos de lleno?
No creas. Vivimos un momento complicado, y especialmente para quienes empezamos en esto ahora. No sé por qué la cultura es lo que menos cuenta en este país, cuando debería ser lo más protegido. Pero, al mismo tiempo, la situación obliga a los artistas a superarse, y los buenos artistas son los que se superan día a día. Yo, como te decía, me siento privilegiado por el cariño que me tiene el público, pero no por ello me siento más protegido respecto a lo que pudiera pasar en el futuro. Los artistas necesitamos más garantías para que podamos seguir haciendo nuestro trabajo. Todo en esta profesión es muy inestable. Y si nos vamos al nivel del gasto y el incremento del IVA cultural, lo que se ve ahí es un verdadero desastre.
¿Y cómo ve usted su futuro, con permiso del IVA cultural?
Mi carrera es un proyecto a largo plazo. Y eso es lo que principalmente me motiva para trabajar en esto. Quiero ser alguien que siembra y luego recoge, y para eso cuento con un equipo de colaboradores que rema en la misma dirección. Es una cuestión de trabajo, disciplina y sobre todo de ilusión. Si un artista pierde la ilusión, su trabajo no sirve para nada.
Y al final, ¿la televisión juega más en contra o a favor de una carrera a largo plazo?
Los artistas que salen de un programa de televisión tienen mucha suerte de contar con ese apoyo, pero también la desgracia de que pueden verse convertidos en un mero producto de temporada. Ése no es mi caso. Yo tuve la suerte extra de encontrar después a las personas apropiadas que me ayudaron a asentarme y permanecer en esto. Sin ninguna prisa, poco a poco. Pero con paso firme.
Pablo Bujalance málaga | Actualizado 09.10.2013 - Antonio Cortés, un hombre solo en la calle Larios.
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