ZAHARA
ENTREVISTA A ZAHARA
"Sé que soy quien soy gracias a Internet"
La joven artista
jienense es una de las revelaciones de la nueva generación del
pop español.
Ahora ha grabado su primer disco gracias a su promoción en la
red
La fabulosa historia de Zahara se explica a través de la pasión. La pasión que le supo contagiar su abuela de pequeña, la pasión con la que mima a sus seguidores, la pasión con la que dedica tres horas diarias a satisfacer a los miles de fans que tiene repartidos por las diferentes redes sociales en internet. La historia de la artista jienense empieza con 18 años, cuando se autoeditaba sus propios discos para venderlos en conciertos benéficos o concursos de música que nada tienen que ver con los que se ven hoy en día en televisión. Fueron los inicios de una cantante que hace de la dulzura, la felicidad y la sensibilidad su mejor bandera artística para crear un universo que ha sido capaz de seducir a productores tan experimentados como Carlos Jean o Ricky Falkner en su disco debut con la multinacional Universal. La fabulosa historia de…son once temas de pop y una de las apuestas discográficas de la temporada, la de una artista, Zahara, que en nuestro país ya ha sido telonera de la cantante internacional Duffy. Su canción Merezco ha sido escogida como sintonía oficial de la Vuelta Ciclista a España que comenzará el próximo 29 de agosto.
Realmente es fabulosa su historia…
¿Tú crees? Al principio no fue tan fabulosa, fue bastante duro de hecho (Ríe) .Los principios siempre son duros, y más tal y como están hoy las cosas.
Pero ahora ha llegado su momento, o al menos eso parece…
Es cierto que todo lo que me ha ido pasando, especialmente en los últimos años, lo considero algo fabuloso. A pesar del sacrificio enorme que he tenido que hacer en mi vida para poder dedicarme a esto, las cosas positivas han sido tan buenas y enormes que han hecho que todo haya valido la pena. Así que para mí, haber podido sacar un disco y tener las canciones tan bien grabadas después de tanto trabajo me parece increíble, y realmente la fabulosa historia es esa.
Empezó a componer música con 15 años. Imagino que es bonito echar la vista atrás y mirarse en el espejo de esa niña que empezaba a cantar las coplas que su abuela le enseñaba…
(Sonríe). Fíjate, hace poco estuve tocando en mi pueblo de Jaén y allí me encontré un chico que me trajo el primer disco que hice cuando gané un concurso. Ponía la fecha y era del 99. Flipé. Con 18 años iba sobre todo a concursos amateurs, siempre con mi guitarra a cuestas y tocaba en concursos benéficos. Pero desde pequeña he podido ver como funciona el negocio de la música y esto me ha permitido aprender y darme cuenta de lo complicado que resulta todo en este sector. Tenía claro que, o dedicaba todas las horas del día, o nunca iba a conseguir nada.
¿Esa era su mirada al negocio de la música con 18 años?
Sí, desde pequeña fui consciente de que realmente hay muchos intereses detrás de subirse a un escenario. Y no míos, sino alrededor. Todo me pareció tan complicado, sucio, difícil...Cuando tenía 16 años y veía gente de 35 años luchando por conseguir un premio de no sé cuantas pesetas pensaba “si hay gente mayor que todavía lucha por conseguir sus sueños es que esto es muy complicado”. Veía que eso era realmente una carrera de fondo y a mí el negocio no era algo que me interesaba.
No, claro. Pero el negocio siempre está ahí.
Sí, pero a mi lo que me gustaba y me gusta es hacer son canciones o subir a un escenario y eso ha sido por lo que yo he luchado. De hecho, nunca presenté un disco a ninguna compañía, no lo envié a ninguna radio. Mi trabajo era el de hacer canciones, grabarme y repartir el disco en los conciertos.
Mimar su trabajo, como también me han dicho que mima a sus fans en cada uno de los conciertos…
Sí, y lo sigo intentando. Sé que ahora tengo el apoyo de una multinacional como Universal que hace algo más masivo. Pero a mi lo que realmente me ha funcionado y creo que tiene más gracia ha sido ganarme a los fans uno a uno. Y que la persona que vino hace cuatro años a verme, hoy venga por esa atención que le dediqué o por ese cariño que me cogió desde el principio y que no tendría si hubiera sido de otra manera.
Dos de sus productores, Carlos Jean y Ricky Falkner, han pregonado a los cuatro vientos lo especial que ha sido trabajar con usted. Destacan especialmente su capacidad para crear un universo propio, más allá de las tendencias y estilos de otros cantantes.
Es muy bonito, pero es la verdad. En realidad yo nunca he tenido un plan de esto, sólo sabía que quería conseguirlo y que haría lo imposible por lograrlo. Cuando te das cuenta de que has trabajado tanto y que la gente que hay a tu alrededor lo valora, además gente a la que admiras, es muy gratifícate y es lo que hace que esto realmente funcione.
¿Zahara, usted tiene la impresión de que realmente ha creado un universo musical propio?
No creo que todavía haya creado ningún universo, no es para tanto. Lo que sí que he creado es mi círculo de gente que me quiere y que me valora. Pero sinceramente, ni creo que haya revolucionado nada ni que haya cambiado el panorama musical. Yo he intentado hacer las cosas desde mí, manualmente o personalmente.
En internet sí que parece haber revolucionado algo, por pequeño que sea…
Sí, pero eso se ha creado en la red, que es en donde ha habido gente que ha escuchado las canciones y se ha unido a las redes sociales. Pero el universo es muy grande, y esto es más pequeño de lo que parece. (Sonríe).
No tan pequeño. Cada vez salen más artistas impulsados por los apoyos que tienen en la red. Crean expectación, incluso antes de sacar un disco, como ha sido su caso. Al menos a nivel de industria.
Sí, es algo que a mi me ha funcionado muy bien y que recomiendo a todo el mundo. Creo que es la mejor manera de acceder a la gente. Hay gente que está en contra, y dice que internet perjudica al artista, pero ese no ha sido mi caso, es más, soy lo que soy gracias a internet. Lo que pasa es que hay que dedicarle mucho tiempo. El hecho de crear mi propio proyecto me ha permitido dedicar tiempo a contestar mails, enviar avisos de que iba a tocar en tal ciudad, crear mis perfiles en diferentes redes sociales.
Parece usted adicta.
Totalmente (Sonríe). Las redes sociales te permiten continuar con el feeling que surge en los conciertos, que para mí es lo importante. Poder colgar las canciones era algo que ya se hacía, pero era demasiado unidireccional. Las redes sociales te permiten enviar mensajes, dar las gracias, no es ningún spam directo. Se crea una comunicación que gusta mucho a la gente y a mi también, realmente lo que más ilusión me hace es ver la respuesta de la gente después de un concierto.
¿Con su primer disco editado para una multinacional ha aumentado la presión de tener que aprovechar el momento? Aquello que dicen del “ahora o nunca”.
¡Qué miedo de pregunta! (Sonríe). Me viene algún día, cuando estaba terminando de grabarlo los nervios se intensificaron porque siempre había grabado en mi casa y sin ni ningún tipo de responsabilidad. Pero bueno, pienso que es el final de una etapa y el principio de otra. En este disco he dejado mucho margen para los siguientes, y para todas las canciones que no he podido incluir en este.
Tiene para más de un disco. Creo que ha elegido once temas de entre 45 que tenía compuestos…
Sí, pero las canciones que están aquí son las que tenían que estar, porque son las canciones que me han ayudado a crear esta fabulosa historia y las canciones que más me han gustado en directo y que me han pedido. Es un reconocimiento a la gente que ya las escuchaba en los conciertos. Pero bueno, eso no quiere decir que tenga canciones de los últimos meses que estoy deseando sacar cuanto antes.
¿La Zahara de las dos caras, la dulce de la acústica y la enérgica de la eléctrica, son compatibles con el mismo público?
No lo sé, pienso que sí, que el público valora ambas cosas. Para mí el acústico tiene la ventaja de que no tengo ninguna presión de nada y que el tiempo de la canción es mío. La hago como en ese momento la estoy sintiendo y no tengo que guiarme por ningún tipo de ensayo ni de nada, es muy liberador en ese sentido. Soy cercana, me gusta hablar con la gente e interactuar con el público. ¡He hecho conciertos de dos horas con sólo 12 canciones!
Claro, así luego pasa lo que pasa. Que va por el mundo perdiendo aviones… -
(Ríe). Muchísimos. Es por despiste, de verdad. Ahora he aprendido a organizarme, sobre todo con el tema de los viajes, pero antes era bastante confiada en este sentido y así me iba. De hecho, hice la canción Merezco, en el mismo aeropuerto y llorándole a un señor porque no entendía eso de que se había cerrado el vuelo. Así que me quedé allí y escribí esa canción con la intención de no perder ninguno más.
¿Y lo consiguió?
No, seguí perdiéndolos. (Sonríe).
¡Está financiando usted el sector de las aerolíneas!
Y es una putada, créeme. Recuerdo un día que tenía una reunión importantísima con un productor en Madrid, me tuvieron que poner un puente aéreo, muy mal, me moría de vergüenza…Siempre digo que el avión es la cosa más grande que he perdido en mi vida (Ríe). Es la culminación a mi afición por perder cosas. De hecho, el único santo en el que creo es San Cucufato.
¿San Cucufato?
Sí, ¿no sabes lo que dice el salterio? San Cucufato, San Cucufato...Bueno, mejor búscalo tu mismo (Ríe).
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