CARMEN MORELL
ENTREVISTA A CARMEN MORELL
EX CANTANTE Y ACTRIZ
La mujer que fuera pareja artística y sentimental de Pepe Blanco durante quince años reside hoy en
Valencia, retirada de los escenarios
y mimada por sus admiradores
«Enamorarme de Pepe me costó
lágrimas»
Rosa Ferrando Galindo, Carmen Morell en la canción, nació en Barcelona un 13 de enero de 1925. Aunque hay biografías que sitúan la fecha en el año 1928, otras en 1929... y hasta en 1921 ¿Es lo mismo! Conserva una voz potente, simpatía arrolladora y gran vitalidad. Reside desde hace muchos años en Valencia. Su padre era albaceteño, descargador del muelle, y su madre valenciana. Desde niña cantó en fiestas familiares, posteriormente en un coro y, con 13 años, cuando trabajaba en una pastelería, prestó su voz en operetas y zarzuelas. Cupletista de primera, señora de la escena, disciplinada y muy profesional, abarcó toda gama de la canción netamente española: pasodobles, cuplés, jotas, zarzuela y variado folclore.
¿Recuerda aquellos tiempos de sus principios?
Claro que sí. Ganaba un dinero necesario en casa. Debuté con 16 años en el 'Principal Palace' barcelonés y después trabajé en una compañía de jóvenes artistas, 'Caras nuevas', que se estrenó en el Poliorama. Yo cantaba coplas de Concha Piquer y una noche vino a vernos Pepe Blanco, que me felicitó por cómo cantaba jotas. En ese espectáculo Pepe sustituyó a 'El Americano' y a finales de 1945 me propuso hacer pareja. Nos encontramos en 'Vuelo de estrellas' y empezamos juntos como pareja y empresa el Sábado de Gloria siguiente con 'Alegrías 1946', música y letra de Quintero, León y Quiroga. El dúo se mantuvo hasta julio de 1961 en el Teatro Alcázar, de Madrid. En quince años hubo alegría, disgustos, triunfos, decepciones y desengaños.
¿Y usted, ahora, cómo se encuentra?
Muy bien. Hoy mejor que otros días, que me duelen los ojos y las cervicales. Me cuesta dormir y en esos casos soy renegona. Como estoy sola no tengo a quien renegar. Me recomiendan paciencia.
¿Con qué suele entretenerse?
Voy al bingo los sábados, los domingos y días de fiesta, pero nunca me sale premio. Siempre protesto porque salen los mismos números y siempre toca a las mismas personas ¿No hago ni línea! Eso sí, a diario hago ejercicio y camino ligera por la calle. La gente me saluda y me dice que no tengo arrugas
Han preparado un homenaje a Pepe Blanco en el 25 aniversario de su muerte. ¿Lo sabía?
Me alegro mucho. No todos tienen la suerte de que les recuerden en esas fechas.
'La pareja de la simpatía', como se les conocía a ustedes, no volvió a verse tras su disolución.
Es cierto. Yo me enamoré de verdad de Pepe, al que entonces acosaban muchas mujeres. Pero en esa relación lloré mucho, sufrí muchísimo. Pese a ello seguía junto a él con enorme ilusión. Los primeros tiempos fueron muy bien. Él me confesó que no era casado, pero que tenía que cuidar a sus hijos. Y acepté. Pero me mintió. Llegamos a Logroño y me encontré con su mujer en el camerino. Me sentó muy mal y no sabía qué hacer. Yo era una chiquilla sin experiencia. La saludé y me comporté con toda normalidad.
Pero siguieron los éxitos por el mundo...
Así fue. En Argentina triunfamos durante ocho meses. Pepe bordaba los tangos. Podía con todo lo demás y yo estaba a su altura. Luego la relación fue a peor y me repetía, como el torero Dominguín, que él era el número uno. Como a mí me consideraba el cero, me fui. Vinieron tres veces a buscarme, pero nunca tuve intención de volver. Para que me hiciera de menos Pepe Blanco era distinto
¿Ya no ejerce de artista con actuaciones?
Sólo si hay que hacer algún favor o alguna obra benéfica.
¿Qué cualidades artísticas adornaban al riojano?
Pepe tuvo bonita garganta, voz varonil y buena figura. Era distinto a los que cantaban canción española. No me arrepiento de haber sido su compañera. Pero nunca volvería a repetir. Cantaba de maravilla. Una vez que tenía la garganta un poco tomada, un guitarrista le recomendó que bebiera un poco de coñac. Se le arreglaba algo, pero luego pensaba que con más 'chupitos' estaría mejor. El caso es que las actuaciones de la noche no se parecían a las de la tarde. A veces eran un petardo. Yo quería suspender, pero él aumentaba la 'medicación' y se perjudicaba
Pepe siempre dijo que encumbraron su camino el público, los autores y Carmen Morell
Éramos el mejor cancionero y la mejor tonadillera. Y muy taquilleros. Los autores escribían especialmente para él.
En alguna ocasión usted se quejó de las cuentas...
Y con razón. Por aquel entonces la mujer estaba relegada. De hecho, se destinaba un dinero para que Pepe, como hombre, atendiera los compromisos. Yo recogía, del resto, la mitad. En una ocasión que la semana no se dio bien, escuché al representante decirle que sólo había 12.000 pesetas, cuando a mí me habían dicho que no había nada. Esto me mosqueó, lo dije, y saqué muchas conclusiones.
Cuentan que el riojano se llevaba a las mujeres de calle.
Es verdad. Entraban al camerino como locas por lo de los autógrafos. Una vez llamé a su camerino para consultarle qué jotas poníamos y me salió desnuda una chica de nuestra compañía ¿Esa tarde no hubo jotas! Las mujeres le acosaban sin consideración y había de todas las clases sociales.
Usted vive sola, después de muchos años de viudedad. ¿Pero es tan difícil quitarle un ratito para obtener unas fotografías?
Me llaman de mil sitios y de no ser así me moriría de pena. No me puedo partir para estar con todos los que quisiera.
fOTO. ESPECTÁCULOS. Carmen Morell y Pepe Blanco, en sus tiempos de apogeo, con una de las muchas obras que protagonizaron. Abajo, Carmen en la actualidad. / EL CORREO
PEDRO MARI AZOFRA/LOGROÑO. Lunes, 29 de enero de 2007
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