CONCHITA PIQUER
CONCHA PIQUER LÓPEZ, Artista paya de la canción española, conocida mundialmente como CONCHITA PIQUER, la niña que vino al mundo el 8 de diciembre de 1906, en el valenciano barrio de Sagunto, y murió el 12 de Diciembre de 1990. Los orígenes de Conchita Piquer fueron humildísimos. Fue la primera y sin embargo quinta hija del matrimonio formado por Pascual Piquer, albañil, y Ramona López, modista. Cuatro hermanos habían nacido antes y todos habían muerto, maldición que pesará siempre sobre la familia de forma agobiante y dramática. Era preciosa y no parecía tener la salud quebradiza de sus hermanos. En 1917, con sólo 8 años, Conchita se presentó en el Teatro Sogueros y según le contaba a su hija, Conchita Márquez Piquer, preguntó por el encargado y dijo: “Vengo a cantar”.
En 1921, con quince años, conoce al hombre y al músico que definió su vida: el maestro Penella. Y con él y su compañía se marchó a América. La noche del estreno en Nueva York acudió a saludarlos el empresario del teatro John Cort y se quedó pasmado ante la gracia y belleza de Conchita que andaba revoloteando entre bastidores. Preguntó por el papel que hacía en la obra y le dijeron que ninguno y se empeñó en que al día siguiente quería ver a esa preciosidad cantando en su teatro, fuese en inglés, español o tagalo. Y cantó. El maestro Penella le compuso esa misma noche “El Florero”. La vistieron con una guayabera, unos pantalones, un pañuelo y una gorrita blanca. El éxito fue rotundo y a partir de ese momento los americanos la llamarían ya siempre “The Flower’s Boy”
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Estuvo actuando en Broadway hasta 1927, año en el
que decidió volver, convencida de que si en América era una gran estrella, en
España podía convertirse en la estrella absoluta, que habría de marcar una nueva
época del espectáculo. Estrenó en Madrid el 6 de julio de 1927 y la expectación
no podía ser mayor. Entre el público se encontraba: el Presidente del Gobierno y
Dictador Miguel Primo de Rivera, el dramaturgo y Premio Nobel Jacinto Benavente,
los popularísimos Hermanos Quintero y un largísimo etcétera. A la sombra
distante pero omnipresente de la Piquer se desarrolla una impresionante
generación de artistas, que a veces forman en sus espectáculos, como Manolo
Caracol o Juanito Valderrama.
Tampoco es casual que el debut de la Piquer en España tenga lugar en el 27 ya que la verdadera popularización, a veces sublime y a veces plebeya del “Romancero Gitano” de Lorca llegará al gran público en las letras de Rafael de León para la Piquer. Entre 1929 y 1931, Conchita tiene tres encuentros que serán definitivos en su vida: conoce al matador de toros Antonio Márquez, del que se enamora en un baile de máscaras, al maestro Quiroga y a Rafael de León, que habría de ser el letrista de sus grandes éxitos. Alterna sus trabajos teatrales con los cinematográficos, rodando películas como “El negro que tenía el alma blanca” y “La bodega” de Benito Perojo o “La Dolores” de Florián Rey, quizá la película más conocida de todas. Son películas dignas y en ellas Conchita está bien pero del mismo modo que basta oír una estrofa de algunas de sus canciones de entonces para quedar atrapados en su arte, en sus películas “no pasa la pantalla”.
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En 1933 da el
paso de irse a vivir con Antonio Márquez, pese a que el torero estaba casado con
una cubana, tenía una hija y nunca llegó a divorciarse. Martín de Plaza, autor
de la biografía no autorizada de Conchita Piquer, nos lo cuenta. La guerra la
sorprendió en Sevilla, con Antonio y con su hermana Anitín, confidente,
secretaria y casi todo. Que Conchita y su marido se identificaban con los
alzados más que con los revolucionarios ofrece pocas dudas. La prueba es que
montó pronto sus propios espectáculos, en la línea de los anteriores y de los
que vendrían después. A comienzos de 1940, forma la “Compañía de Arte
Folklórico Andaluz Escenificado”. En esos espectáculos que recorren toda España
la Piquer lleva ya casi todas sus grandes canciones: “La Parrala”, “Tatuaje”, “A
la lima y al limón”…Y la que para muchos es la mejor: “Ojos verdes”.
Anacleto
Rodríguez Moyano, gran conocedor de la copla y autor de la primera biografía
sobre Concha Piquer, nos cuenta lo que significó esta canción. El año 1945 fue
el de su soñada maternidad. Se dice que estaba embrazada de nuevo (había perdido
al menos dos criaturas antes del parto) cuando partió para Buenos Aires en un
barco de nombre pintiparado: “Cabo de Buena Esperanza”. En ese estado llegó y en
ese estado se mantuvo hasta dar a luz a su hija Conchín que fue siempre su
debilidad, si es que alguna tuvo. Entre 1947, cuando vuelve a España tras su
apogeo americano, y 1958, cuando en Isla Cristina tomó la decisión irrevocable
de retirarse, Conchita Piquer consuma una carrera de profesionalidad modélica.
La artista Carmen Jara que llegó a conocer a la Piquer asistió a esa última
representación.
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Volvió a cantar solo una vez, en 1988 en ocasión
del bautizo de su nieta Iris, que con Coral fueron los frutos del matrimonio de
Conchita Márquez y Curro Romero. Vamos a escuchar un fragmento de la entrevista
que realizó Encarna Sánchez a la feliz abuela en esa ocasión: También le cantó a
Federico Jiménez Losantos, sin avisar y a capela, en agradecimiento por una
semblanza que él le dedicó por las ondas pocos años antes de su muerte. Vamos a
escucharla. En el año de su octogésimo aniversario falleció el hombre de su
vida, Antonio Márquez y Conchita le siguió dos años después. El 12 de Diciembre
de 1990. Murió mientras dormía, y su hermana Anitín, la vistió para el último
viaje con el traje de unas de sus canciones más populares, la de la “Parrala”.
Esta es la azarosa y enigmática vida de una mujer que supo guardar sus secretos
como nadie. Pero su gran secreto, el que se guarda en los oídos del alma y de la
memoria de nuestro pueblo, es, afortunadamente un secreto a voces: la canción
española. Que es como decir:
Conchita
Piquer.
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La canción española,
en sus máximos aciertos, constituye la expresión perfecta y rotunda de una
emoción íntima, de un relato dramático, de la gracia popular, amable a veces
como el aroma de los limoneros, aguda, otras, como un estilete. El mundo,
agobiado de problemas, e instintivamente se refugia en la canción. Esta aparece
por todas partes, en todos los idiomas y con cualquier pretexto. La canción
española auténtica no surge de pretextos, sino de razones humanas y eternas,
como son el rumor, los celos, la desesperanza y el deseo de vivir o de morir. Y
todo ese contenido espiritual, y apasionado, se abre paso en las almas y se
enseñorea de ellas cuando fluye, hecho canción, en los labios de Conchita
Piquer. El eco de una vieja canción resucita en nuestra memoria, como por
ensalmo, -los recuerdos de una época más o menos lejana. Las canciones de
Conchita Piquer marcan, por sí solas, una época definitiva, sin posible "más
allá" en los caminos del arte. Conchita Piquer, en sus interpretaciones
maravillosas por milagro de su voz caliente y su acento entrañable, canta,
llora, habla y ríe, como lo hacen. "cuando es verdad", las mujeres de España.
Porque en Conchita Piquer se han fundido, en un solo arte lleno de sinceridad,
la cantante la actriz, la maestría y el sentimiento, la ternura y el coraje...
Así, en "Picadita de viruelas", es temor graciosísimo; y orgullo de madurez
triunfal en "Amante de Abril y Mayo"; grito rebelde, que se torna súplica
humilde, en "Cárcel de Oro"... La vibración dramática de Conchita Piquer alcanza
límites sobrehumanos en "Mañana sale", "Y sin embargo te quiero" y "Romance de
valentía".Todos estos títulos forman el "PUENTE DE COPLAS" que Quintero, León y
Quiroga, tendieron para ella sobre los escenarios españoles. Y este "PUENTE DE
COPLAS" es el que COLUMBIA, sin omitir esfuerzo alguno, ofrece a sus clientes y
amigos, para que puedan admirar, con más razón que nunca, el arte soberano de
Conchita Piquer.
El cine habló por primera vez en español
El hallazgo de una cinta en la Biblioteca del Congreso de
Estados Unidos demuestra que Concha Piquer cantó en la pantalla
cuatro años antes de 'El cantor de jazz'
Una
cinta encontrada en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos
prueba que Concha Piquer protagonizó la primera película sonora
en español en 1923, cuatro años antes de que Alan Crosland
rodara El cantor de jazz, considerada por los historiadores como
la primera obra cinematográfica hablada. Fragmentos de esta
película serán emitidos mañana por La 2 de Televisión Española
dentro del documental Conchita Piquer, dirigido por Jorge M.
Reverte y con guión de Agustín Tena, que fue quien localizó y
recuperó el film en Washington a principios de este año. "No
sólo es la primera película sonora en español, sino que es
cuatro años anterior a la que se considera oficialmente la
primera", ha explicado Tena. Se trata de una cinta de once
minutos que Lee DeForest rodó con una adolescente Concha Piquer
y que incluye recitados, un cuplé andaluz, una jota aragonesa e
incluso un fado luso (Ainda Mais), lo que también la convierte,
según Tena, en "la primera película sonora en portugués". En el
filme, exhibido en el cine Rivoli de Nueva York en 1923, la
artista valenciana acompaña con sus castañuelas los bailes y
canciones. Una biografía de la intérprete de Ojos verdes ya
mencionaba la existencia de esta película, aunque la databa en
1927, debido a que fue en ese año cuando DeForest viajó a España
para intentar vender su sistema de cine sonoro. Sin embargo,
Tena comprobó en la Internet Movie Data Base (IMDB), la mayor y
más fiable base de datos cinematográfica en la red, que el
copyright de la película aparecía fechado en 1923, y con este
dato localizó a un coleccionista estadounidense, ya octogenario,
que tuvo en su poder la cinta hasta que la cedió a la Biblioteca
del Congreso. El filme apareció finalmente en este lugar y el
Congreso estadounidense donó a la productora del documental
Conchita Piquer los derechos mundiales de la cinta, de la que se
cederá una copia a la Filmoteca Española, ha agregado Tena.
Efe / Madrid | Actualizado 04.11.2010 - Concha Piquer
protagonizó la primera película sonora en 1923. / EFE
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datos recopilados de la biografía de conchita Piquer, audio del arte de Vivir el flamenco |
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