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VICTORIA DE MIGUEL - GUITARRISTAS |
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VICTORIA DE MIGUEL
VICTORIA DE MIGUEL, guitarrista de flamenco, más conocida en el mundo de la historia del arte de la guitarra flamenca con su propio nombre artístico de VICTORIA DE MIGUEL, nació en el tranquilo barrio madrileño de la Fuente del Berro en Madrid, el día 18 de marzo del año de 1900. Hija de Ciríaco de Miguel, más conocido como «Chicharrito», conocido torero soriano que por los años ochenta-noventa del pasado siglo alternó con Mazantini y Guerrita, y de Concha, aquella famosa modista del barrio de Salamanca, la del gran taller con cerca de setenta operarías. Vino al mundo en la calle de Lagasta número 10, siendo vecina de don Eduardo Dato, presidente del Gobierno, asesinado por unos anarquistas en la calle Sevilla.
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Vivió la niña en este ambiente de la clase media, y contando seis años y por
propio capricho, solicitó a su padre una guitarra. El torero retirado no se hizo
rogar; su niña le prometía, sin saberlo, revivir noches flamencas de las cientos
por él vividas. El primer maestro de guitarra de su hija fue su íntimo amigo
Patena (padre) a quien, por cierto, en pocos años la alumna desbordó, por lo que
«Chicharrito» recurrió a Ramón Montoya, también amigo suyo.
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Siempre ha sido una apasionada de la música de Albéniz hasta el punto de
insertar, en preludios e interludios, malagueñas, granaínas y fandangos, retazos
de partituras de aquel gran compositor. En lo flamenco no fue creadora pero su
fino oído y gran memoria musical la ofrecieron la virtud de repentizar y sin
premeditación y en un breve pero permisible espacio de tiempo, colocaba falsetas
de todos los grandes fenómenos de su tiempo Aprendió a tocar la guitarra porque
sí, pero nunca pensó en profesionalizarse, pese a que su maestro Montoya,
después de presentarla, siendo casi una niña, en el Teatro Fuencarral,
insistiese firmemente en la familia, pero la incipiente mujercita era feliz en
el taller de modistería donde habitualmente aprendía las esencias del oficio.
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Un buen día, paseando con un hermano, entraron al salón de variedades «El
Astro». Los herederos de los cafés cantantes de Madrid se denominaron salones de
fiesta o de variedades. En el mencionado, actuaba «El Canario de Madrid», a
quien por amistad presentó el hermano de Victoria. Charlando, se comentó la
afición a la guitarra de la joven y ni corto ni perezoso, El Canario la convence
para que le acompañe en su actuación. El propietario del establecimiento,
satisfecho del éxito, la contrata y a los pocos días el empresario del Teatro
Fuencarral, con acuerdo de hacer compatible el trabajar en ambos espectáculos.
De este modo e impensadamente, se encontró envuelta en un ambiente al que nunca
se adaptó, pero que, con su casamiento con El Canario, sobrellevó cerca de
treinta años, dándose en las pausas el regusto de coserse su propio vestuario.
Cumple 100 años de vida con sus mejores recuerdos de su época de grandeza del mejor arte flamenco conocido, que dios la tenga en gloria.
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