NIÑO MIGUEL
 

MIGUEL VEGA DE LA CRUZ, guitarrista gitano, más conocido con el nombre artístico de NIÑO MIGUEL, nació en Huelva en el año de 1952. Es uno de los grandes  guitarrista que ha dado la provincia de Huelva en la historia. Es hijo del almeriense Miguel el Tomate y tío del actual Tomatito. Llegó a grabar dos discos en los años setenta con los que revolucionó el panorama guitarrístico. Apenas era conocido entonces y su concepción de la bulería sorprendió incluso a Paco de Lucía, que fue quien lo llevó a la casa discográfica para que se le hicieran los dos citados discos. Murió el día 23 de mayo del 2013 a los 61 años en el Hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva,



La guitarra llora y suena
en las manos del Niño Miguel,
porque el toque son lamentos
de cómo la toca de bien,
transmitiendo su sonido
al publico que pone de pie,
esa melodía tan grande
que nos deleita el maestro
el gran guitarrista Niño Miguel.


 

Aprendió a tocar junto a su padre y siendo un niño ya acompañaba a primeras figuras del cante. El los años 70 su forma de acometer el toque causó sensación. Obtuvo en 1973 el premio de honor del Concurso Nacional de Guitarra de la Peña Los Cernícalos de Jerez y Televisión Española le dedicó un especial en el programa ‘Raíces’. En 1982 acompañó a Enrique Morente en su disco “Sacromonte” y llegó a participar en la III Bienal de Sevilla. Su forma de tocar ha influido sobre la generación posterior hasta la extenuación.

 


grandes guitarristas del flamenco, Niño Miguel

 


El Niño Miguel, diferente

 
En plena adolescencia parecía destinado a un deslumbrante futuro en la guitarra flamenca. El premio de honor del IIº Certamen Nacional de Guitarra Flamenca y la publicación de sendos LPs le consagró muy joven aún como uno de los valores realmente a tener en cuenta. Sin embargo, el artista pronto dio muestras de una inestabilidad psíquica que alteraba su comportamiento, y que desde luego influyó negativamente en su arte. Hoy Niño Miguel está olvidado, y sobrevive en su tierra tocando con una vieja guitarra donde buenamente puede, que la mayor parte de las veces es en plena calle


guitarra gitana El Niño Miguel


Recuerdo de Huelva

 


Grabó dos discos con Universal, reeditados en 1999 bajo el título ‘Grabaciones históricas. El flamenco es universal. Niño Miguel’, disco actualmente descatalogado. Se prodigó poco en los escenarios y de hecho, la III Bienal de Flamenco de Sevilla supuso casi su despedida. A la grandeza de sus composiciones han rendido tributo guitarristas como su sobrino Tomatito y Rafael Riqueni. De su legado musical destacan piezas imprescindibles como el fandango ‘Brisas de Huelva’ o el vals ‘Lamento’, por fortuna transcrita bajo el título ‘Guitarra gitana El Niño Miguel’. Niño Miguel ‘vaga’, actualmente, con su guitarra por las calles de la capital onubense, alejado por completo del circuito profesional. Su actuación en marzo de 2005 en la Sala Joaquín Turina, dentro del ciclo ‘Jueves Flamencos’ de Sevilla, supone una de las pocas oportunidades que los aficionados han tenido en años de disfrutar de su guitarra.

La luz de las seis cuerdas
El homenaje de los amigos y compañeros a Niño Miguel se convierte en el acontecimiento flamenco del año · Más de cuatro horas de arte en el Palacio de Deportes ante más de 5.000 personas
Pocos recordaban la estampa del Niño Miguel sobre un escenario. La magia se hizo presente la noche del sábado en el Palacio de los Deportes cuando las cuerdas de una guitarra comenzaron a vibrar al tacto de unos dedos sin igual. "El mejor guitarrista de España", sentenció alguien desde el escenario. ¿Será el mismo de unos años atrás? El primer paso está dado. La primera ovación de la noche se escuchó sin que una sola nota hubiese sido tocada cuando el protagonista se hizo presente entre los focos, aferrado al mástil de su guitarra. Fueron apenas diez minutos, los suficientes para comprobar que el artista sobrevive al naufragio, que tras ese rostro ajado hay vida. Y que la luz de las seis cuerdas se ha abierto paso entre las sombras.  Rara vez se puede asistir a un evento en el que se den cita de forma simultánea artistas de la talla de los que subieron de manera altruista al escenario. Profunda y rajada la voz de Pepe de Lucía, inalcanzable el poderoso tono de El Pele, enorme la figura de José Mercé y sublime como siempre Estrella Morente. Plasticidad y energía sin igual la de Eva Yerbabuena, señorío de Carmen Linares versionando los poemas de Juan Ramón, elegancia e innovación en Manolo Sanlúcar, magia en Tomatito, saber hacer de Juan Habichuela, aire fresco en José Luis Rodríguez, armonía en solitario y como acompañante la de Miguel Ángel Cortés, precisión al toque de Juan Carlos Romero, acertados Los Mellis, siempre ahí, a las palmas y los coros. Y tremenda la generosidad de Arcángel, muñidor silencioso de un evento que ya engrosa la historia del flamenco en Huelva. Fueron más de cuatro horas interrumpidas en las que se escuchó, se sintió y se palpó el arte. En los que estaban y en los que no pudieron acompañar en directo al artista onubense. Enrique Morente, Vicente Amigo y otros nombres con mayúsculas quisieron estar presentes en el acto a través de vídeos en los que resaltaron la figura de uno de los suyos. Todos aprendieron de las manos de Niño Miguel hace ya tres décadas y todos quisieron recompensarle.  Presentado con discreción y maestría por Manolo Curao, fue un acto íntimo a pesar de las más de 5.000 personas que llenaron el recinto. La emoción pudo más que el cuerpo y la noche concluyó cuando el Niño Miguel estaba ya de vuelta, para proseguir con una recuperación dura y lenta. Eran casi las dos de la madrugada del domingo y el público seguía allí. Huelva y el mundo flamenco cantaron por alegrías, fandangos y demás palos en honor al rasgueo de tres cuerdas y de una mirada triste, pero llena de vida.
R. E. / Huelva | Actualizado 09.11.2009. En la foto,  El Niño Miguel abrió el escenario del Palacio de Deportes.

El guitarrista que se fue
El Palacio de Deportes de Huelva acogió el sábado pasado un brillante homenaje al guitarrista Niño Miguel en el que intervinieron, entre otros, Mercé y Tomatito
El sábado pasado, en el Palacio de los Deportes de Huelva, se celebró una gala benéfica en honor del Niño Miguel. La nómina artística da buena cuenta de la calidad del tocaor, a pesar de ser hoy un desconocido para el gran público. Hablamos de El Pele, Carmen Linares, José Mercé, Estrella Morente y Pepe de Lucía al cante. Manolo Sanlúcar, Pepe Habichuela, Tomatito, Juan Carlos Romero, José Luis Rodríguez y Miguel Ángel Cortés al toque. Y el baile de Eva Yerbabuena.  El motivo de esta gala benéfica, que nos retrotrae a otros tiempos, no fue otro que los problemas de salud que el guitarrista arrastra desde que era una de las más destacadas jóvenes promesas del toque, allá por los años 70, haciendo sombra, por así decir, a monstruos de la talla de Paco de Lucía. El Niño Miguel llegó y se marchó, dejando tras de sí la estela de un mito, uno más de los muchos que ha dado este arte. En 2005 tuvo un raro reverdecimiento artístico que nadie esperaba. Tocó unos fandangos de su tierra en un disco colectivo. Y, lo que es más relevante, se volvió a subir como profesional a un escenario, en este caso el de la Sala Joaquín Turina de Sevilla. Los que tuvimos la suerte de contemplarlo, de sentirlo, y que por edad no lo vimos en su etapa dorada, nunca olvidaremos esa noche. El guitarrista, negro, transido, doblado sobre una guitarra prestada, desgranó una falseta tras otra. Una hora solo en escena. Y se fue del escenario, tal vez para siempre. Un tocaor al que le tocó vivir una historia de película, de novela. Hijo de Miguel el Tomate, el Niño Miguel, aunque nacido en Huelva, es de procedencia almeriense y de hecho es tío de Tomatito y del Niño Josele. Norberto Torres (que tanto me ha ayudado a disfrutar de la guitarra flamenca, a distancia) nos relata cómo El Tomate se marchó de Almería, "huyó del barrio con su amante, abandonando a su mujer y a sus hijos". De la unión de la nueva pareja, ya en tierras onubenses, nació el protagonista de nuestra historia. La leyenda continúa con los primeros balbuceos a la guitarra del Niño Miguel con su padre, a la busca de trabajo en tabernas y calles de Huelva.  Un día, repentinamente, le llega la fama: a raíz de su triunfo en el concurso de guitarra de la peña Los Cernícalos, el Niño Miguel graba (1975 y 1976) un par de discos para Philips, que forman parte de la historia de este arte desde su primera edición. Ese fue el principio de algo grande. Y el final. Pronto sus desequilibrios le llevan a intervenciones desafortunadas que poco a poco lo van alejando de los escenarios. Con todo, la huella de su toque está presente en guitarristas actuales tan distintos como Rafael Riqueni, Paco de Lucía, Raimundo y Rafael Amador, Javier Conde o los mencionados sobrinos del guitarrista. Una guitarra, la del Niño Miguel, que es al mismo tiempo descarada e íntima, pudorosa desde el punto de vista técnico y valiente en la expresión.  Un estilo rudo y fresco, natural. Niño Miguel toca con la falta de prejuicios propia de los inventores de la guitarra flamenca. La melodía, casi desnuda, en el bordón. Un toque pleno de ritmo. Porque es el ritmo el elemento característico de este tocaor gitano. La música, las falsetas, emanan de sus manos con toda la naturalidad, como el agua de la fuente. Una sucesión ininterrumpida de líricas falsetas directas, claras en su concepto y en su emotiva interpretación. Plenitud de ligados y bordón. Un paisaje de un alma bella y aturullada en el que el ritmo está siempre presente e irrumpe como un desconocido. Pletórico y lleno de prisa, desbordante. No cabe más emoción en menos compases. Niño Miguel opta siempre por el mayor número de notas.  El homenaje del pasado sábado fue un emocionado recuerdo del guitarrista que el Niño Miguel fue, y también del que pudo ser. Y fue, asimismo, una oportunidad, en la que todavía, los más rezagados, podemos colaborar (hay abierta todavía una cuenta para la fila cero en Caja Rural del Sur) para que el tocaor mejore su calidad de vida, seriamente puesta en cuestión por su enfermedad, ya que se benefició de la taquilla al completo.
Juan Vergillos | Actualizado 11.11.2009. En la foto,  Niño Miguel, a la derecha, en una actuación junto Antonio Vega en los años 70.

Niño Miguel se reencuentra con su público en el Teatro Central
El guitarrista onubense, retirado desde hace seis años, actuará en Sevilla el próximo martes 29
Hace seis años que el artista no sube a un escenario y "está muy ilusionado", recuerda su hijo, Ángel Vega, que esta semana presentó en el Instituto del Flamenco el recital con el que Miguel Vega de la Cruz, más conocido como Niño Miguel, (Huelva, 1952) regresa frente al calor y el aplauso de los aficionados, el próximo martes 29 en el Teatro Central (21:00). Las entradas, a un precio único de 15 euros y a la venta en la calle San Luis 120, "están casi agotadas", avisa Benoît Bodlet, uno de los promotores de la cita.  Bodlet y Chechu García-Berlanga, organizadores de esta cita, son también los reponsables del documental La sombra de las cuerdas, que resume la trayectoria del artista onubense y que incluye archivos y entrevistas de Paco de Lucía, Tomatito, Rafael Riqueni, Juan y Pepe Habichuela, Juan Carlos Romero, Enrique Morente, Arcángel, Niño Josele, Antonio Mesa y la familia de Miguel. Niño Miguel, considerado, a pesar de la inconstancia de su carrera, uno de los grandes intérpretes del flamenco, se retiró hace unos años de los escenarios, debido a problemas de salud. Su hijo comentó que su padre "tiene mucha ilusión por volver a tocar, y que este concierto es una motivación más para su recuperación". Por su parte, Chechu García-Berlanga dijo que "Sevilla es un punto importante para recuperar a Miguel".
R. C. / Sevilla | Actualizado 21.11.2011 - El guitarrista Niño Miguel.

Niño Miguel: entre la realidad y la leyenda
El documental 'La sombra de las cuerdas' restituye la figura de un guitarrista genial
Años después de horas y horas de grabaciones, de momentos espontáneos al toque y de confesiones de una vida que una vez buscó un camino alejado de los escenarios y los laureles, un día de 2008 de los que Chechu García Berlanga y Benoît Bodlet visitaron a Miguel Vega Cruz Niño Miguel (Huelva, 1952) durante la estancia en una clínica de rehabilitación en la que el guitarrista fue ingresado tras abandonar la calle, le preguntaron qué título le daría al documental que sobre su vida estaban grabando. "Sin dudarlo -recuerda Berlanga- respondió La sombra de las cuerdas". Éste es el nombre de la cinta y éste el final de un proyecto que recoge la vida de un compositor genial, de un artista admirado por Morente, por Paco de Lucía, por Camarón, por Mairena, por su sobrino Tomatito y por cuantos alguna vez conocieron de cerca la sensibilidad de un tocaor que tras publicar dos discos que revolucionaron el flamenco a mediados de los 70, cayó en el olvido sumido en la oscuridad profunda de las adicciones y la vulnerabilidad de su mente. "Pero nunca dejó de tocar, siempre fue la sombra de su guitarra", recuerdan los promotores de esta cinta -tocada por mil avatares de producción por cuestión de derechos de los temas del propio tocaor- que viene a rehabilitar y a arrojar luz a la obra de un hombre que, durante más de dos décadas, llegó a vivir de la calle y en la calle regalando su arte por unas monedas con una guitarra que nunca tenía seis cuerdas. La venta de los documentales -en tiendas y webs como flamencoworld.com y deflamenco.com- vendrá, dijo Berlanga, "a mejorar la salud de Miguel", que, pese a todo, aguantó los envites de la vida.
P. Godino / SEVILLA | Actualizado 26.09.2012 -  Niño Miguel, minutos antes de tocar por sorpresa en Santa Clara.

VIDEO

 datos de la biografía del Niño Miguel, poema de José Maria Ruiz Fuentes

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El Arte de Vivir el Flamenco © 2003
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