ESCUDO: De azur, un puente de tres ojos mazonado de sable, roto por el centro, sobre ondas de azur y plata, sumado de dos columnas dóricas de plata, unidas por una cartela, de la que pende una llave de oro, con la inscripción « 1820 Unión y Fuerza 1810». En jefe, un triángulo de oro, resplandeciente de rayos de lo mismo, cargado de un ojo humano, que es símbolo de la Divina Providencia. Al timbre, corona real abierta. El puente representa el de Suazo y está partido para indicar el obstáculo opuesto a las tropas francesas en 1810, que no lograron dominar la plaza. Las ondas de azur y plata simbolízan el río de Sancti Petri que discurre bajo aquél, y las columnas de plata son las del Hércules, fabuloso conquistador de la isla gaditana, sobre la que San Fernando se asienta. La llave de oro refuerza la idea de inexpugnabilidad, ya expresada por la rotura del puente. Acuerdo aprobatorio del Ayuntamiento de 27 de enero de 1821, y Real Orden de 26 de Febrero del mismo año, sin que se haya instruido expediente de rehabilitación modestamente. continua su historia en la siguiente pagina >>> GALERÍA 37A
SAN FERNANDO. Ciudad y
cabeza del partido judicial de su nombre, antes ISLA DE LEON, a 20 m. de altura
sobre el nivel del mar. Dista 14 km de la capital de la provincia. Su término
municipal es de 29,80 kni2 y tiene actualmente 71.846 habitantes de hecho.
Limita al este con Chiclana de la Frontera y Puerto Real, al norte con Puerto
Real, al oeste con Cádiz y al sur con el océano Atlántico. Límites que son casi
exclusivamente acuáticos, correspondiendo al mar abierto, al interior de la
bahía, a LOS CAÑOS de SANCI'I PEI'RI, Zurraque y la Carraca, y al llamado RIO
ARILLO, que es realmente otro caño procedente de la bahía que ha perdido su
comunicación con el océano. Su relieve es llano, con pequeñas elevaciones que no
rebasan los 30 metros sobre el nivel del mar en su punto más alto: el cerro de
los Mártires. Carece de hidrografía, siendo el paisaje predominante el de SUS
SALINAS surcadas por múltiples caños. Su climatología es excelente, con un clima
templado y unas 3.100 horas de sol anuales que lo sitúan a la cabeza de los
lugares con mayor insolación de la Península. Los vientos más importantes son
los de LEVANTE y poniente, siendo el primero de ellos, por su sequedad, un
factor esencial en el funcionamiento de la industria salinera. La actividad
fundamental isleña está orientada hacia el mar, dado que la Marina de guerra
produce en San Fernando la creación de puestos de trabajo. Consecuencia de ello
es la importancia de la industria siderometalúrgica y de construcción naval con
que cuenta la ciudad. De una parte, la Empresa Nacional Bazán, que recoge toda
la tradición naval de la zona, especializada en la construcción de buques para
la Marina de guerra y civil, entre otras actividades, así como la Naval Stork
Werks Poor, antigua Constructora Naval, que se dedica en la actualidad
principalmente a la construcción de motores diesel, equipos para la industria
química y para industria del cemento, mereciendo destacarse en otro plano la
fábrica de conservas de pescado y la de materiales de construcción. La
agricultura es escasa, aunque en las proximidades del núcleo urbano se cultivan
productos hortícolas. En cuanto al esfuerzo pesquero, no representa una parte
esencial de la economía isleña, aunque es un aspecto que merece resaltarse por
su relación natural con el ambiente geográfico, siendo el enclave pesquero del
caño de Sancti Petri con su centro, el puerto de Gallineras, el caladero más
usado en la historia de la isla. Con respecto a la extracción de sal, en San
Fernando es una actividad que emplea una considerable mano de obra de forma
ocasional y que ha tenido una notable significación en la economía de la ciudad,
sobre todo en los siglos XVII y XVIII, cuando abastecía la mayor parte de las
necesidades del continente americano, antes de que en este se iniciara su
explotación. De todas formas el decaimiento en la explotación de las salinas y
la necesidad de abandonar algunas de ellas por su baja rentabilidad y
dificultades de mantenimiento han provocado en los últimos años una búsqueda de
actividades sustitutivas que permitan el aprovechamiento del terreno con mayores
logros económicos, intentándose la reconversión de los estanques de
evaporización y todo el sistema de canalizaciones en PISCIFACTORIAS, que bien
organizadas pueden ofrecer en breve la consolidación de una industria que
suponga una influencia considerable en los nuevos cauces de la economía isleña.
No hay que olvidar, sin embargo, la importancia del MARISQUEO, que ofrece
productos típicamente isleños de sabores exquisitos, tales como las CAÑAILLAS,
ya utilizada por LOS ROMANOS para teñir los mantos imperiales, que poseen un
sabor áspero de mar bravía y tienen su extremo distal muy prolongado; las B0CAS,
que son pinzas de determinados cangrejos a los cuales por un misterioso proceso
de la naturaleza les vuelven a nacer, siendo un manjar de sabor exquisito y
único en su carne blanca y fibrosa; LOS OSTIONES, de la familia de las OSTRAS,
de sabor fuerte y acusado, sin olvidar tampoco el plato fuerte de la GASTRONOMIA
pesquera isleña: el pescado de ESTERO (LISAS, LENGUADOS. robalos, ZAPATILLAS,
etc.), único por su sabor y que sólo se produce donde hay salinas, constituyendo
un producto muy codiciado por propio y foráneos. Históricamente los primeros
pobladores conocidos de la hoy ciudad de San Fernando, durante largo tiempo
identificada con la Isla de León, son TARTESSOS, FENICIOS y CARTAGINESES, y
cuando Cádiz es colonizada por los romanos, éstos se instalan también en la
isla, cuyo nombre primitivo pudo ser el de Cimbis. De los romanos se conserva el
PUENTE SUAZO (reconstruido más tarde), obra posiblemente de LUCIO CORNELIO BALB0
MINOR, restos de calzadas y un acueducto, así como restos de edificaciones y
mascarillas. A lo largo de toda la Edad Media la isla lucha activamente contra
la invasión ÁRABE , y a partir de la RECONQUISTA de la bahía gaditana por
ALFONSO X, El SABIO se realiza hacia 1260 su proceso de delimitación, que puede
considerarse consolidado sobre el siglo XV, aunque en el siglo XIV se establezca
el dominio señorial en el llamado «logar de la puente», que, en 1408, fue cedido
por JUAN II de Castilla a Juan Sánchez de Suazo. Durante el siglo XV serían tres
los miembros de la familia Suazo los que ostentarían el dominio de la isla, que
en 1490 pasa a la familia PONCE DE LEÓN, que desde 1466 dominaban la ciudad de
Cádiz. En 1492 los REYES CATÓLICOS establecen capitulaciones por las que Cádiz
se reintegraba bajo la autoridad de la Corona, quedando sin, embargo, la isla
adscrita a la familia Ponce de León, que recibía desde esos momentos el ducado
de Arcos, tomando la villa el nombre de Isla de León, precisamente en homenaje
al apellido de su poseedor. Durante los siglos XVI y XVII lo duques de ARCOS no
dedican especial atención a la zona, donde las obras del puente fortificaciones
e iniciativas de construcción naval recaen sobre el poder central, estando
formada la ciudad en esos siglos por un corto número de casas agrupadas
alrededor de CASTILLO DE SAN ROMUALDO. En 1729 FELIPE V decidió incorporar el
dominio de la Isla de León a la Corona, no obstante las protestas de la casa de
Arcos, y en 1786, con el inicio de las obras de la llamada población militar de
SAN CARLOS y la efectiva vinculación administrativa a la Corona, nace
efectivamente la primera ciudad de la isla, con una corporación municipal
independiente y su rápido desarrollo de servicios e instituciones. El decreto de
colonización dado por CARLOS III en 1766, coincidente con la concesión
autonómica jurisdiccional a la Villa de la Isla de León que hay que entender
desgajada de Cádiz, tendría plena aplicación a aquélla al instalarse el
Departamento marítimo pocos años después, debiéndose recordar que dicho decreto
insistía en la absoluta necesidad de que «el gobierno dado a la Villa, para que
se maneje con total independencia de la Ciudad de Cádiz... sólo esté sujeta al
Gobernador de la Plaza, en las órdenes generales de policía y militares». Por
sus distinguidos servicios y recomendables circunstancias, y en homenaje a la
instalación de las Cortes Generales extraordinarias, esas mismas Cortes, en un
decreto de 27 de noviembre de 1813, concedieron a la Villa de la Real Isla de
León el título de ciudad con el nombre de San Fernando, siendo el primer alcalde
constitucional de la nueva ciudad Cristóbal Sánchez de la Campa. La ciudad de
San Fernando conoció un fuerte crecimiento durante sus primeros años de
investidura, pero tras la ruina naval y la ruina económica entre 1824 y 1850,
pasó por un acusado período de decadencia, cuya recuperación se inicia
precisamente a partir de ese último año, con una mayor actividad en los
arsenales y en la industria salinera, siendo el rasgo más característico de los
últimos años el crecimiento paulatino en todos los órdenes. La ciudad de San
Fernando gravita en torno de la calle Real, que constituye como una especie de
espina dorsal urbana, y cuyos tramos han mantenido diversos nombres en función
de circunstancias históricas y políticas. De arquitectura original y elegante
dentro de un singular estilo barroco dieciochesco, la inserción en los últimos
años de gran número de bloques modernos han modificado negativamente su
fisonomía. Dentro de esta calle Real se encuentran las plazas del Carmen, las de
la Alameda Moreno de Guerra, del Rey y la de la Iglesia, esta última de forma
irregular que más bien la confiere como un ensanche que como una plaza
propiamente, aunque el hecho de que allí se alce la iglesia mayor, que data de
1757, la convierta en cierto modo en el corazón de la ciudad. En la plaza del
Carmen se emplaza la iglesia conventual, en cuyo entorno se fue estructurando
parte del núcleo urbano de la población y es sede de la patrona de la ciudad, la
Santísima Virgen del Carmen Coronada. Cercana a esta plaza se encuentra el
típico barrio de las Callejuelas, habitado principalmente por mariscadores y
antiguos barqueros y salineros, y cuyas calles desembocan en la Albina y el
Zaporito. La plaza de las Tres Cruces, hoy Alameda Moreno de Guerra, lleva este
nombre porque en un principio tuvo en su centro tres cruces de hierro forjado.
La llamada plaza del Rey alberga al Ayuntamiento, edificio de corte grecorromano
proyectado por el arquitecto TORCUATO CAYÓN y cuyas obras se Iniciaron a finales
del año 1778, no concluyéndose hasta finales del siglo XIX, después de
innumerables peripecias y dilaciones. Los problemas de la vida moderna, con el
incremento de la DEM0GRAFIA y el tráfico, han influido notablemente en el
desarrollo urbanístico de la ciudad, que ensanchada notablemente presenta,
frente a la construcción de barriadas y parques como el del Almirante Laulhé,
bloques de viviendas colectivas que han invadido no sólo la periferia sino los
parajes artísticos antiguos, merecedores de un mayor respeto. No obstante, la
ciudad sigue contando con monumentos y edificios de singular valía, mereciendo
destacarse como arquitectura religiosa la iglesia del Carmen, comenzada a
construir en 1712 y abierta al culto en 1733, siendo su interior típicamente
gaditano, con ricos mármoles genoveses repartidos entre el púlpito, altares,
pavimientos y portadas, y contando con un retablo mayor de gran empaque; la
iglesia mayor, llamada de San Pedro y San Pablo y de los Desagraviados,
edificada entre 1757 y 1769, y que vino a sustituir la capilla de Santa María,
que estaba en el interior del castillo de San Romualdo; el convento de la
Enseñanza, construido en 1760, ha sido reformado, perdiendo en gran parte su
encanto, y la iglesia castrense de San Francisco o antiguo hospicio, merece
también citarse por su arquitectura, muy proporcionada al interior. Con
respecto a la arquitectura civil merece especial atención el Patio de Cambiazo,
que ha estado a punto de perderse totalmente, con un bello ejemplo de portada
triple coronada por una hornacina, armonioso conjunto y típicos herrajes en la
verja que lo cierra. Dentro de las construcciones castrenses inspiradas en el
estilo neoclásico a tono con la época Carolina destaca la puerta del Mar del
ARSENAL DE LA CARRACA, con inspiración latina especialmente evocadora, y la
iglesia de Nuestra Señora del Rosario, que ostentaba el patronazgo de la Armada,
estando decorado el acceso al arsenal con una puerta monumental de tres arcos
dintelados con un gran escudo central en el frontón, éste ya de la época de
CARLOS IV. También el edificio del OBSERVATORIO ASTRONÓMICO DE MARINA ha dado a
San Fernando una personalidad muy singular. Erigido en cinco años (1793-1798),
se inspiró en el modelo madrileño de Villanueva, debiendo el trazado de su
planta al arquitecto y tratadista GASPAR DE MOLINA, marqués de Ureña. Igualmente
es significativo el histórico TEATRO DE LAS CORTES. Los festejos de San Fernando
responden a la influencia ambiental de una ciudad andaluza de acusada y propia
personalidad. Durante la SEMANA SANTA salen procesionalmente 17 COFRADIAS, que
totalizan 26 PASOS, muchos de ellos de gran calidad artística de imaginería y
que entrañan arraigada devoción como los de Nuestro Padre Jesús Nazareno y María
Santísima de los Dolores, que hacen su salida procesional en la madrugada del
Viernes Santo y es la procesión de más arraigo popular isleño. En torno al 16 de
julio, festividad de Nuestra Señora del Carmen, tiene lugar la velada de su
nombre, de aproximada una semana de duración, con festejos entre los que destaca
la procesión marítima , y en la noche del 31 de octubre se celebran los llamados
<<TOSANTOS>>, fiesta muy popular y de gran antigüedad en la ciudad que tiene por
principal escenario el mercado. Existe también la festividad local de los SANTOS
SERVANDO Y GERMÁN, patronos de la ciudad, y se celebra igualmente la festividad
de San Juan el 24 de junio, con apretado, programa de festejos, en el lugar
llama Caserío de Osio, fiestas que cuentan también con gran raigambre popular.
En materia de enseñanza existe un Instituto de Segunda Enseñanza y de Formación
Profesional. La entidad cultural de mayor tradición es la ACADEMIA DE SAN
ROMUALDO. Es pedanía de San Fernando la población del arsenal de la
Carraca.
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