ESCUDO: De plata, un toro de carnación alado, echado sobre unos Evangelios de oro, sobre ondas de azur y plata, y sumado de una torre en su color, superada de una estrella de plata. Al timbre, corona real cerrada. El toro y los Evangelios simbolizan al evangelista San Lucas porque la ciudad fue conquistada a los moros el día de este santo del año 1264. La torre y la estrella representan el planeta Venus, al que los tartésicos veneraban como a un dios, teniéndole dedicado un templo en la ribera del Guadalquivir, al parecer, donde hoy se asienta la ciudad de Sanlúcar. Armas tradicionales rehabilitadas en 1977, aprobadas en Consejo de Ministros por Real Decreto 255-311977, en 29 de septiembre (BOE», de 24 de octubre del mismo año).
SANLÚCAR DE BARRAMEDA.
Ciudad cabeza del partido judicial de su nombre, a 30 m de altitud sobre el
nivel del mar. Dista 63 km de la capital de la provincia. Su término municipal
es de 165 km2 y tiene en la actualidad 49.496 habitantes de hecho. Limita con
Trebujena, Jerez de la Frontera, El Puerto de Santa María, Rota, Chipiona y el
Río GUADALQUIVIR, que separa su término de las provincias de Huelva y Sevilla.
Su vegetación espontánea es la propia de secano en su mayoría, integrada por
plantas esteparias, mediterráneas y marismeñas. Abunda el matorral con
predominio de LENTISCOS, JARAS, ROMEROS, RETAMAS, almajos, grama, ADELFAS.
SABINAS y otras. Existen pinares extensos y compactos en los arenales de la
ALGAIDA y alrededores de BONANZA, y profusión de eucaliptos, moreras y chumberas
en diversos puntos de su suelo. Dada la templanza climática, encontraron fácil
aclimatación especies tropicales y subtropicales procedentes de África y
América. MANUEL GODOY creó el JARDIN BOTÁNICO en 1806 bajo la dirección de los
biólogos Simón de Rojas Clemente y Esteban Boutelou, con magníficos resultados
en la aclimatación y reproducción de la variadísima flora importada de
Iberoamérica y tierras africanas. En la actualidad existen en Sanlúcar 963
especies de plantas catalogadas. No existe otro río que el Guadalquivir, cuyo
caudal máximo se registra durante los meses de febrero y marzo, y los estiajes
en agosto y septiembre. Hay terrenos inundables en la zona de MARISMAS, SALINAS
abandonadas. El subsuelo es rico en agua y, en tiempos, existieron diversos
manantiales de aguas medicinales, ferruginosas, magnésicas, cálcicas, cegados
hoy por el empuje de la expansión urbana. Los tollos de LOS NAVAZOS son el mejor
exponente de la riqueza en aguas subterráneas. Se centra primordialmente su
agricultura en el cultivo de la vid, cuya calidad superior se produce en las
tierras blancas denominadas ALBARIZAS y también en los albarizones y los barros
o arenas, de inferior calidad por este orden. Se cultiva la variedad de uva
PALOMINO. La producción media anual de mosto puede calcularse entre
55.000-60.000 BOTAS, equivalentes a unos 285.000 hl. En las tierras de labor,
cortijos, ranchos y hazas se cultiva principalmente el trigo, seguido a
distancia por garbanzos, remolacha, cebada y girasol y, en menores proporciones,
el maíz y el algodón. Abundan los árboles frutales, situándose en primer lugar
el naranjo, seguido de ciruelos, perales, damascos, higueras, melocotoneros,
almendros y limoneros. Los navazos y huertas producen en primer lugar patatas,
con dos cosechas anuales; zanahorias, pimientos, tomates, coliflores, lechugas,
fresas, acelgas, etc. En tiempos recientes se han generalizado los cultivos de
invernadero, con producciones hortícolas excepcionalmente tempranas. Actualmente
aparecen afiliados al régimen especial agrario 4.486 productores. La VITICULTURA
es la industria sanluqueña por excelencia. En sus bodegas se produce el Vino
MANZANILLA, cuya crianza viene íntimamente ligada al microclima. El vino
actualmente almacenado ronda los 850.000 hl, esto es, unas 162.000 botas. La
manzanilla es actualmente objeto de exportación a diferentes países europeos.
Las actividades pesqueras tienen su base en el puerto de Bonanza. Actualmente
hay inscritas unas 80 embarcaciones, casi todas dedicadas a la pesca de bajura y
sólo 11 despachadas para faenar en aguas marroquíes. Predominan los arrastreros,
aunque también se practica la pesca de cerco y otras artes, como trasmano y
palangre. Las capturas subastadas en la lonja oficial alcanzaron en 1981 el
volumen de 4.132.116 kg y 3.930.429 en 1982. Las especies más características y
apreciadas son el LANGOSTINO y la ACEDÍA, siguiéndoles pescadillas, salmonetes,
calamares, chocos, boquerones, gallos y otras muchas especies de la rica
piscifauna del litoral gaditano-onubense, Mención especial merece la almeja, hoy
explotada en granjas marinas de régimen cooperativo en la playa de La Jara. La
población intrínsecamente pescadora es de unos 600 tripulantes, a los que deben
agregarse rederos, empleados de saladeros, rebucheros, transportistas, etc., que
multiplican notoriamente esta cifra. La ganadería carece de relieve: lanar,
porcino y cabrío ocupan los primeros lugares, siguiéndoles el bovino y el
caballar. Mención especial merece la crianza de GALLOS DE PELEA, animales de
gran aceptación en los mercados nacionales e iberoamericanos. La fundación de
Sanlúcar de Barrameda se atribuye a LO TARTESIOS, poco después que Cádiz.
Florián Ocampo le concede una antigüedad de 400 años antes de la era cristiana.
Otros autores le atribuyen 1.703 años a. C., y también quienes la consideran
fundada por LOS TURDETANOS el 434 anterior a nuestra era. La leyenda, incluso,
la señala como fundada por el rey Hispán, sobrino de HÉRCULES. Pero lo cierto es
que sus orígenes van estrechamente ligados al nombre LUCIES DUBIAE FANUM
(santuario del Crepúsculo), si bien la palabra «Sanlúcar» procede,
probablemente, del término árabe Soluqua (viento de LEVANTE). Los ÁRABES
aplicaron tres nombres consecutivos: Amesquid (mezquita), Mesagued (templo) y
Jiznol-Kaer (divinidad o grandeza de Dios), denominaciones que siguen girando
alrededor de la idea, religiosa. El primer nombre del Sanlúcar cristiano es Sant
Lúcar, según el privilegio de donación de SEÑORIO otorgado a GUZMÁN EL BUENO. Si
para algunos historiadores el nombre proviene de Sanctus Lucifer, corrompido
posteriormente en Solúcar, otros lo atribuyen al Santo Evangelista, cuya
conmemoración coincidiría con la reconquista de la ciudad, según costumbre de la
época. En cuanto al origen de Barrameda, podría traducirse, según unos, por
«Barra me da» o «Mira a la barra», con alusiones claras al estuario del
Guadalquivir. Modernamente, profesores de la Universidad de El Cairo
transcribieron el vocablo al árabe de la época y obtuvieron Barraj-el-Medaj, es
decir, «Tierra a la vista». Sanlúcar fue definitivamente reconquistada por
ALFONSO X EL SABIO, en 1264. SANCHO IV otorgó Sanlúcar en señorío a Alonso Pérez
de Guzmán (Guzmán el Bueno), en 1295, donación formalizada por FERNANDO IV en
1297 y confirmada por JUAN II en 1445. Los señores de Sanlúcar, todos Pérez de
Guzmán, fueron 15, desde Alonso; el Bueno, hasta GASPAR ALONSO PÉREZ DE GUZMÁN,
en 1646, año en que la ciudad queda incorporada a la Corona de Castilla.
Sanlúcar conoció su máximo apogeo a lo largo del siglo XVI, como sede de la
capitanía general del Mar Océano, asentamiento de la FLOTA DE INDIAS y punto de
partida y arribada de primerísimos protagonistas del Descubrimiento, tales COMO
COLÓN, MAGALLANES, ELCANO Y Otros. Privado de la capitanía general del Mar
Océano y Costas de Andalucía, mermado considerablemente el tráfico marítimo en
suerte a turbias e insidiosas campañas sobre la peligrosidad de la BARRA DE
SANLÚCAR Y, sobre todo, incorporada la ciudad a la Corona en 1646, Sanlúcar
entra en una etapa de postración y decadencia. Cierto es que su época dorada no
supuso, pese a todas las apariencias, el desarrollo económico-social y la
creación de riquezas intrínsecas que cabría sospechar. En realidad, los más
favorecidos durante el período de florecimiento y grandeza fueron los sectores
mercantiles y de servicios, siempre fundamentados en factores externos y
prontamente desvanecidos. Los siglos XVII y XVIII conocieron, pues, un lento
proceso de despoblación y decaimiento y la vida sanluqueña, reducida a sus
propios recursos, y limitada a su condición de fondo de saco, cayó en una etapa
de atonía agravada por las enormes dificultades de comunicación exterior. Fue a
principios del siglo XIX cuando, convertida en capital de provincia, pareció
resucitar a antiguas opulencias, pero los avatares políticos de 1808
determinaron su desaparición y Sanlúcar entró de nuevo en el triste túnel de la
regresión. Sin embargo, a partir de la segunda mitad del siglo, ocurre que el
palacio veraniego de los duques de MONTPENSIER, las primeras CARRERAS DE
CABALLOS Y la afluencia de visitantes desde toda la geografía española señalaron
un nuevo auge, plasmado en la construcción de hoteles y chalés suntuosos en las
inmediaciones de la playa, esta vez turístico y residencial, tan opulento que
Sanlúcar fue conocido como «el San Sebastián del Sur, y su PLAZA DE TOROS, «la
antesala de la Maestranza». Es precisamente en la segunda mitad de este siglo
cuando se desarrolla la agricultura y comienza la crianza a escala comercial de
la manzanilla, estimulada por la demanda exterior y las nuevas fórmulas de
promoción y exportación. Igual ocurre con el pescado, otra de las riquezas
básicas de la tierra, y con el marisco. Entre los muchos personajes que vivieron
en Sanlúcar a lo largo del siglo XVIII, figuran FERNÁN CABALLERO -que aquí
escribió buena parte de su obra- Manuel de Godoy, PEPITA TUDÓ y figuras del
clero, la política, las artes y las ciencias de la época. Mención especial
merece FRANCISCO DE GOYA Y LUCIENTES, enamorado de Sanlúcar y sus contornos, que
vivió en una casa ya derribada de la calle de la Victoria. Según la tradición
oral, los vecinos le conocían como «el señor sordo que pintaba, y es fama que en
esa casa pintó «Las majas». Con el derribo de la casa quedó destruido un fresco
del pintor existente en un hueco de escalera, probablemente su estudio. La
ciudad aparece dividida en dos niveles: el Barrio Alto, nacido de la expansión
de lo que en tiempos fue barrio murado, y el Barrio Bajo o parte moderna,
separadas ambas por un desnivel de unos 20 m que va desde La Jara hasta las
inmediaciones de Bonanza, salvado en el interior de la ciudad por cuestas y
carriles,, algunos con escaleras. Toda la parte antigua de la ciudad ha sido
declarada en tiempos recientes zona de interés histórico-artístico, con la
adición de zonas contiguas, denominadas «de respeto», en el Barrio Bajo. El
centro oficial es la plaza del Cabildo, donde se halla el ayuntamiento, y los
paseos por antonomasia son la calzada del Ejército, perpendicular a la orilla, y
el Paseo Marítimo, paralelo al mar. Apenas hay emigración y la inmigración no
existe. Durante la temporada estival acude gran número de veraneantes de
diversos puntos de España y del extranjero. Modernamente, los baños de mar
calientes atraen a muchos visitantes, dadas las propiedades terapéuticas del
lodo marino en suspensión en las aguas de la desembocadura del Guadalquivir para
tratamiento de enfermedades artríticas, reumáticas y dermatológicas. Del mismo
modo, el contacto con las algas, depositadas masivamente en la playa por las
marcas estivales, se prescribe para alivio y curación de determinadas dolencias.
Entre sus monumentos destacan, en el Barrio Alto, la parroquia de NUESTRA SEÑORA
DE LA 0, construida a partir de 1360. Encierra obras de Alejo Fernández,
Fernando Strum, Valdés Leal y, sobre todas, el Descendimiento, de Pedro de
Campaña, la joya pictórica sanluqueña. Tiene una espléndida puerta mudéjar y una
hermosa reja en la capilla del Sagrario. También el CASTILLO DE SANTIAGO, cuya
torre del homenaje pertenece a la época musulmana, y las covachas de la Cuesta
de Belén, monumental talla en piedra de origen indeterminado. Igualmente, la
iglesia de San Miguel, el convento de las Descalzas, el palacio de LOS MEDINA
SIDONIA, de 1424, donde se conserva el archivo y biblioteca del SEÑORIO, y el
palacio de Orleáns, que data de 1850, construido por el duque de Montpensier.
Como casa típica, la casa de la Silla, paradigma de las antiguas casonas
andaluzas. La iglesia de la Merced, hoy abandonada. En el Barrio Bajo, la
iglesia de SANTO DOMINGO, construida entre 1558 y 1570, magnífico templo en
piedra mezcla de la arquitectura renacentista y manierista; la antigua iglesia
de San Jorge, con retablo de PEDRO RELING; y las iglesias de San Francisco, San
Nicolás de Bari, de los Desamparados, y los conventos de Regina y Madre de Dios,
todos del siglo XVI. Las fiestas de mayor relevancia se celebran el mes de
agosto, en plena temporada veraniega y dentro de un programa tradicionalmente
festivo. Como principales, las fiestas patronales, en honor de Nuestra Señora de
la Caridad Coronada, culminadas el 15 de agosto con la salida procesional de la
patrona; la fiesta de exaltación al río Guadalquivir, con certamen literario,
corrida de toros, festejos populares de diversa índole y participación de representaciones de
ciudades y pueblos ribereños, y las carreras de caballos en la playa,
cronológicamente las segundas de España por cuanto se remontan al mes de Agosto
de 1845, y notablemente promocionadas en los últimos tiempos. Su única feria es
la denominada Feria de la Manzanilla, de enorme raigambre popular, con montaje
en la calzada del Ejército y aledaños del Paseo Marítimo. Se celebra en la
segunda quincena del mes de mayo. Como entidades culturales existen el ATENEO,
el CIRCULO DE ARTESANOS y la peña cultural flamenca «Puerto Lucero». Hay una
biblioteca pública municipal, un instituto nacional de Bachillerato, un
instituto y dos centros privados de Formación Profesional. En el centro de la
ciudad, el teatro Principal, hermoso y moderno local con capacidad para unos 900
espectadores, adaptado por igual para teatro y cine. Además, un espléndido cine
de verano para 5.000 espectadores, adaptable para espectáculos teatrales, el
denominado Gran Cinema, en la calzada del Ejército Son pedanías de Sanlúcar de
Barrameda los caseríos y poblados de La Algaida, Bonanza, Cabeza Gorda, La Jara,
Miraflores y Pastrana.
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