RICKY MARTÍN
: "¿No podemos salir del armario varias veces? Sentir ese placer, esa explosión de llanto tras el alivio"
Con 70 millones de discos vendidos, el cantante regresa a España. Qué mejor momento para confesarse: "No se puede estar en la juerga constante, pero sí puedo decir que he vivido"
Como si fueran la patente más sexy del mundo, sus caderazos boricuas han partido hemisferios, han caldeado mundiales de fútbol y achicharrado verbenas y boliches, han dado un pasito p'alante, María, y un pasito p'atrás, han salido del armario e incluso han traído cuatro hijos al mundo. Si el cronómetro que mide las pulsaciones de la vida no nos falla, pareciera imposible que Ricky Martin (1971) lleve 40 años desgañitando al mundo con los estribillos latinos más pegadizos que nadie parió jamás, untándonos de amor con sus baladas tiernísimas, batiendo hits, haciendo pop. De Miami a Puerto Rico, de Sudáfrica a Japón, de acá para allá y, por supuesto, en España. Este próximo mes de julio, 14 conciertos caldearán la torrentera nacional con su porte, su swing, su fiebre, su todo. «Tengo dos versiones de conciertos», explica en una charla telefónica desde sabe Dios qué rincón del planeta, pues con las estrellas internacionales nunca se sabe. «El sinfónico, más clásico, y el pop, que es lo que voy a traer a España, más colorido, con bailarines, con todo el circo».
Ahora que ya no somos unos chavales [anda Ricky bregando con sus 53 primaveras], habrá quien piense: qué necesidad de lanzarse a la carretera con semejante calentamiento global, cambiar de hotel como de camisa, dejarse la tibia y mismo alma cada noche sobre un escenario...
Y con cuatro hijos, no te olvides. Viajamos el familión al completo. Pero ellos están acostumbrados a esta locura, y cuando ya llevamos demasiado tiempo en un sitio, empiezan a impacientarse: «Venga, papá, movámonos». Somos muy nómadas.
Insisto. Qué necesidad...
El aplauso es un vicio, y quien diga que está cansado de este mundo, quien escuche el aplauso y no sienta cosas... está muerto por dentro. Aunque no quiero sonar dramático, me veo muriéndome en un escenario. Es lo único que sé hacer. Soy así de romántico con esta carrera que me ha tocado.
Alguna pega ha de tener la fama.
Puede ser, pero no me puedo enfocar en eso. Para qué voy a deprimirme si no lo puedo cambiar. El otro día un hermano me decía: «Yo no quiero tu vida, Ricky. No poder ir a un centro comercial...». «Y yo tampoco quiero la tuya, si ésta consiste en ir a un centro comercial», le respondí. Ha podido haber días en los que hubiera salido de casa, pero luego pienso que no voy a poder entrar en tal tienda porque a lo mejor se lía... Pero luego se me pasa. Es más lo que recibo que a lo que renuncio; no cambio mi existencia por nada.
Dicen que la música es el espejo del alma y toda esa fanfarria del yo interior. ¿En qué momento vital estamos, pues?
Yo nunca sé qué va a pasar en el proceso creativo. Puedo entrar al estudio con una idea y después sale algo totalmente distinto. La musa es muy traviesa...
Repito: ¿en qué momento estás?
Creo que estoy un poquito fiestero. Porque estoy viendo a mis hijos adolescentes en su momento más maravilloso. Están descubriendo cosas, definiendo su identidad, quieren conocer gente, se miran en el espejo y empiezan a bailar... Eso me llena el pecho de amor y me empuja a vivir y a sentir a través de ellos.
¿Fiestero? Interesante...
¿Dónde tú estás? ¿En Madrid? ¡Veámonos! Nunca planifico. Yo no soy de drogas ni bebo mucho alcohol. Pero tengo muchos amigos en España y de pronto una noche alguien saca una guitarra... y puedo estar hasta que salga el sol en la bohemia. No necesito una discoteca. Puedo ir a un club una o dos noches, pero después me voy tranquilito a casa a descansar. Y es que antes me recuperaba en 24 horas, pero ahora...
Yo te hacía por un animal salvaje.
En otras épocas, totalmente. Mi madre me dijo una vez: «Hijo, en esta vida se puede hacer de todo, simplemente hay que saber hacerlo». Y creó un monstruo. Para dedicarse a la música como yo lo hago se necesita disciplina, enfoque, estar en contacto con tus emociones... No puedes estar en la juerga constante, porque eso no te lleva a ningún lado. Pero sí puedo decir que he vivido. He viajado, he conocido a gente interesantísima, he tenido mis momentos de decadencia, también de espiritualidad... No me falta ninguna habitación por entrar.
En estas cuatro décadas de exitazos, Ricky Martin ha esparcido los ritmos latinos allá por donde fuere, como un virus letal que comienza subiendo por los pies y termina infectando todos los huesos del cuerpo. Pero hasta llegar a semejante cima, ha tenido que hacer también su poquito de pedagogía. «En algunas partes del mundo se sorprendían de verme llegar sin sombrero de mariachi. Pensaban que desde México hasta la Patagonia todos comíamos tacos y cantábamos rancheras», escribió en sus memorias. Hoy, en parte gracias a él, los géneros latinos dominan el mundo. Ricky se empeña, sin embargo, en dejar claras sus influencias: «Soy fusión. Rock, anglo... Me gusta saber qué está pasando en la calle, rodearme de chicos jóvenes que me dicen cómo están vibrando. En el momento en el que crees que lo sabes todo, pierdes».
Más cosas. Qué bien sienta salir del armario, ¿eh?
Si yo pudiera sentir de nuevo ese gozo, ese placer, esa explosión de llanto tras el alivio, volvería a hacerlo. ¿No podemos salir del armario varias veces? Obviamente que hubo haters, aunque tardaron en aparecer porque les costó asimilarlo. Pero es que se siente tan bien...
Y ahora que vuelve a estar soltero, ¿qué hay que hacer para conquistarte?
Ser bien romántico, porque soy cursi a más no poder.
Javier Cid- Actualizado Viernes, 28 junio 2024 –
https://www.elmundo.es/cultura/musica/2024/06/27/6676c603fc6c8328358b458c.html