ROCÍO DE FRUTOS

ENTREVISTA A ROCÍO DE FRUTOS

ROCÍO DE FRUTOS | SOPRANO Y LÍDER DE VANDALIA

"Este repertorio es difícil de vender"

Vandalia vuelve a colaborar con Manuel Vilas en un álbum de Lindoro dedicado a los tonos humanos conservados con textos de Góngora

Rocío de Frutos (Sevilla, 1978) fundó Vandalia a partir del Coro Barroco de Andalucía hace ya más de 10 años. En ese tiempo el grupo se ha distinguido como conjunto de referencia en la música antigua española. Con este álbum dedicado a Góngora en el sello sevillano Lindoro vuelve al disco.

¿Cuál es el origen de este proyecto dedicado a Góngora?

Es un proyecto de encargo. De las escasísimas veces que hemos trabajado de esta forma. José María Martín Valverde de Lindoro contactó con nosotros, pues la Cátedra Góngora de Córdoba estaba interesada en hacer algo así, y nosotros tenemos un amplio recorrido en la interpretación de tonos humanos polifónicos. Partimos del llamado Cancionero Góngora que en su día hizo Querol, pero había que revisarlo, y para ello contamos con Francisco Valdivia que hizo la enorme labor de revisión de todas las fuentes, para lo cual partió a su vez de los trabajos de Antonio Carreira, el máximo especialista actual en Góngora. Es el que ha hecho todo el catálogo de las obras del poeta, tanto las que se consideran suyas como las atribuciones dudosas, y este es el registro que ha usado Francisco Valdivia para hacer la revisión de las fuentes musicales. Hemos grabado las reconocidas de Góngora, algunas dudosas pero atribuidas por determinados autores y otras que son claros apócrifos pero a la Cátedra Góngora les parecían de interés. Además Valdivia ha cogido siete piezas de distintos manuscritos que han llegado sólo con una tablatura de la época como acompañamiento y ha reconstruido la melodía. Se supone que con esto abarcamos todas las piezas con textos de Góngora del XVII español. Algunas son ya de finales del siglo, demostración de que se mantuvo su influencia y la utilización de sus textos bastante tiempo después de su muerte.

¿Son todos tonos polifónicos?

No, hay uno de Hidalgo y los reconstruidos que son con solistas y acompañamiento. Los otros están a 2, 3, 4 y 5 voces.

¿Han tenido libertad para escoger y tomar decisiones o las elecciones venían ya condicionadas por el proyecto de la Cátedra Góngora?

En principio el único condicionamiento era registrar todo lo que había atribuido a Góngora. En el proceso de investigación, Valdivia encontró más de una versión musical sobre los mismos textos y había que decidir cuál nos parecía más interesante. De todo el listado de obras que reunimos, le dimos prioridad a las de atribución segura y añadimos aquellas que por tiempo y plantilla pudimos entre las que no eran seguras pero tenían interés. Tuvimos libertad absoluta para hacerlo, aunque luego hubo una cierta discusión sobre algunos casos en que en nuestras interpretaciones no coincidían las voces escogidas con el sexo del yo poético, pero eso era algo habitual en la época, justificamos todas nuestras decisiones y no hubo problemas.

¿Habían registrado ya alguna pieza en discos anteriores?

Sí. Ay que me muero de celos, dudosamente atribuida a Góngora, y No vayas, Gil, al Sotillo las habíamos grabado en nuestra anterior disco doble dedicado al Cancionero de la Sablonara. Aquí hemos hecho versiones diferentes.

Veo que han añadido algunos instrumentos, ¿han cambiado sus criterios interpretativos?

No esencialmente. El pilar fundamental de acompañamiento sigue siendo el arpa. A eso hemos añadido en algunas ocasiones la guitarra, el órgano positivo o incluso la viola. Manuel Vilas quería añadir también un clavicordio como muestra de lo que podía ser música para el consumo doméstico, porque el clavicordio era un instrumento de estudio. Algunas recitadas con clavicordio se pusieron para tratar de representar lo que podía ser Góngora con un instrumento de estudio, porque aún hay discusión sobre si Góngora escribió él mismo música o no. Está claro que era muy aficionado y que tuvo instrumentos. En general, los criterios instrumentales los dejo en manos de Manuel, luego vemos cómo encaja lo que él trabaja con la parte vocal, y luego está también la economía, claro, que obliga a establecer prioridades. Pero en lo básico lo hicimos como nos pareció oportuno, buscando siempre cierta variedad y que no resultara muy monótono todo el disco con los cuatro cantantes y arpa. Incluimos también recitados, porque teniendo a Javier Cuevas, que es la voz, que recita un prospecto farmacéutico y te emociona, había que contemplarlo. Además Manuel Vilas recita también muy bien y asumió algunos. Cada uno con su voz y con su estilo, creo que esos temas han quedado estupendos.

¿Y ese final con tres piezas instrumentales?

Sí, porque Valdivia hizo versiones para guitarra y violín de esas piezas escritas originalmente para bandurria que se sospecha que pudieran ser del propio Góngora, y aunque no lo fueran están en el estilo musical que él pudo conocer. Son dos instrumentos que combinados se usaban en la época, y además hay varias alusiones en los poemas de Góngora al uso de violín y guitarra juntos, por lo que es posible que pudiera haberlos oído en esa formación.

Es el tercer álbum con Manuel Vilas y su Ars Atlántica.

Estrictamente sí, aunque Sablonara y este son dobles, por lo que son cinco discos en total.

¿Marca eso definitivamente el repertorio del grupo como especialista en la música profana española del XVII?

Quizás eso no depende tanto de nosotros. No quisiera que nos encasillaran y eso nos impida hacer otros repertorios. Por eso tengo siempre en mente otros proyectos de grabación, no quisiera que nos vincularan exclusivamente a los tonos humanos polifónicos, por otra parte un repertorio dificilísimo de vender.

¿Ni el muy elogiado y premiado proyecto del Cancionero de Sablonara ha tenido suerte en concierto?

Cinco veces lo hemos hecho. Muy decepcionante. Aunque es verdad que el tiempo no fue el mejor: cogió justo la pandemia. Y dos años después es como si hubiera pasado su tiempo y el hueco ha sido ocupado por otra cosa. Pero tampoco de Hirviendo el mar salieron muchos conciertos. Somos conscientes de que mover a cuatro o cinco cantantes y un arpista es más difícil que a alguien que va solo con su acompañante para los tonos monódicos de la segunda mitad del siglo. Intento no fustigarme mucho. Cualquier repertorio poco conocido, como este, no va a ser demandado por el público. Tiene que ser la apuesta de algún programador que tenga especial sensibilidad por él, y sin saber cómo va a responder. Lo cierto es que luego en concierto a la gente le gusta: creo que el repertorio profano en tu idioma resulta apetecible para muchos. Pero es verdad que el público no va reclamando tonos humanos polifónicos, porque es un repertorio que apenas conoce.

Han grabado más de cincuenta tonos humanos. ¿Hay mucho más para profundizar en este repertorio sin renunciar a la calidad?

Realmente la parte que hemos hecho nosotros es mínima. Sólo el conocido como Libro de tonos humanos contiene más de 200 piezas. Grabamos doce. Tampoco sabemos ni siquiera si la cata que cogimos es la mejor, porque no puedes revisarlo todo. Entonces estás cogiendo una parte muy pequeña de un cuerpo grandísimo en el que hay mucha irregularidad, porque además de algunos autores se conservan unos cuantos, que ni siquiera sabemos si son los mejores o los más representativos. Es muy desigual y es difícil sacar una imagen general del repertorio con una muestra tan pequeña, y precisamente por eso, no me parece probable que hayamos visto todo lo mejor, sería mucha casualidad y mucha suerte que hubiéramos dado con los más interesantes. Nuestros criterios son musicales y vemos cuáles pueden dar más juego, cuáles pueden funcionar mejor, pero muchos de ellos hasta que no los haces no te das cuenta si tienen más o menos gracia. No creo que hayamos agotado el repertorio. Hemos cogido unos cuantos, no necesariamente los mejores. Como interés para seguir investigando el repertorio, existe, pero es una inversión enorme de energía y de tiempo para hacer una criba sabiendo que a lo mejor no todo es de primer nivel.

En este caso concreto, la asociación al poeta facilitó las cosas, pero el hecho de que sea un gran nombre del Siglo de Oro ¿puede favorecer además su difusión?

Espero que sí, aunque Góngora no es un poeta fácil ni de alcance popular. Pero es un gran nombre que te abre a otro campo, y es cierto que un trabajo de este estilo te centra: son los que son y ya está. Porque te pones a grabar tonos humanos… y cuáles escoges. Por ejemplo, Sablonara eran 75 e hicimos 22, ¿cuáles escoges? Casanatense son sólo 20 y quizás podíamos hacerlo en un solo álbum, pero luego hay que ver también cuáles nos vienen bien a nosotros, porque por tesituras y tal no todos se ajustan a nuestra plantilla.

Vandalia apenas tiene competencia en ese terreno. Los grupos nuevos optan casi todos por música del XVI…

 Ya le decía que este repertorio es difícil de vender. Un solista se va y si tiene menos dinero, pues va quitando acompañantes y se puede quedar con uno, y los programadores lo tienen más fácil para escogerlo.

El programa con el trío de jazz de Daniel García que hicieron en el último Femás lo han grabado…

Sí, estamos a la espera de lo que se haga con ese registro, pero ahí somos invitados, y la iniciativa la tiene Daniel García que está mirando en qué discográfica encaja algo así.

¿Manejan otros proyectos de grabación?

Sí, aunque al final todo depende de encontrar financiación. Nos gustaría hacer el del Viaje de Guerrero, con actor, con los textos escritos por el propio Guerrero, un programa que hemos rodado y que creo que documentalmente tiene mucho interés. Tenemos también un proyecto en torno a música de Vittoria Aleotti, una monja italiana de principios del Seicento, que tiene una colección (Ghirlanda de Madrigali) que tiene el tamaño justo para que pudiera caber en un CD, los probamos, nos gustaron… También tenemos el programa de la Misa de bomba de Pedro Bermúdez, pero todo depende de lo que impone la realidad material, porque hacer discos no es barato, y tratamos que todo el mundo cobre un sueldo digno: salvo el primer disco, que todos vinieron por un precio de amigo, luego hemos tratado siempre de hacerlo así, esto es una profesión. El mundo puede seguir sin otro disco nuestro. Si lo podemos hacer en condiciones dignas, bien y si no, pues no pasa nada.

¿De conciertos cómo le va al grupo?

Regular. Este próximo jueves [por el pasado 14 de diciembre] tenemos un concierto en Tenerife. Para los próximos meses, nos han vuelto a llamar de Besançon y tenemos cerrado uno para el Festival de los Pirineos; luego hay otras posibilidades abiertas, pero no concretadas aún. Tampoco me fustigo por ello. Antes me afectaba más cuando había un período así de tiempo con pocos conciertos. Hacemos lo que nos va apeteciendo. Por suerte todos tenemos otros proyectos, no es nuestra única fuente de subsistencia, y nos podemos permitir hacer aquello que nos gusta en condiciones dignas. Si tienen más repercusión, maravilloso, y si no, qué le vamos a hacer. Entiendo que tanto el público como los programadores privados tienen sus intereses, absolutamente legítimos, y si lo que hacemos no encaja demasiado, pues esperaremos tiempos mejores. En cuanto a los gestores políticos e instituciones culturales pues lo mismo, aunque a ellos sí cabe exigir que destinen los fondos públicos a los fines que se han comprometido a cumplir. Estamos en un formato intermedio, ni somos muy pequeños ni muy grandes. Todo lo que tiene que ver con la gestión de la contratación, de viajes, hoteles y demás es ya lo suficientemente complejo como para tener que contar con un mánager, pero tampoco somos una orquesta como para que si logra vender tu concierto el porcentaje que se lleve sea significativo. Para nuestro formato y nuestro repertorio el mercado está difícil. Lo sabemos. Estamos haciendo lo que podemos con esos condicionantes. No hay otra

.PABLO J. VAYÓN - 24 Diciembre, 2023 La soprano sevillana Rocío de Frutos, líder del conjunto vocal Vandalia. / JUAN CARLOS MUÑOZ

https://www.diariodejerez.es/mapademusicas/Rocio_de_Frutos-Vandalia-Gongora_0_1858915631.html

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