MALÚ

MALÚ Cantante


«Las cosas que duelen son más fáciles de contar»

Malú lanza 'A todo sí', un álbum que recorre sus 25 años de trayectoria, junto a algunos de sus compañeros, y que se abre con 'Ausente', un tema inédito en el que se abre en canal

Una lesión cuando preparaba los recitales de 'Oxígeno', el nacimiento de su hija Lucía en 2019 y la pandemia, que todo lo trastocó, cambiaron la perspectiva que Malú (Madrid, 41 años) tenía de la vida. «No sabía disfrutar», se sincera María Lucía Sánchez Benítez, que acaba de cumplir 25 años de carrera musical. La artista lanza ahora 'A todo sí', un trabajo de duetos en el que repasa su trayectoria y que abre con 'Ausente', una desgarradora pieza en la que describe el desamor sentido durante los últimos estertores de su relación con el expolítico Albert Rivera, padre de su hija Lucía.

Veinticinco años de carrera, ¿qué balance hace?

A ver, creo que hay un balance muy positivo porque gracias a todo lo vivido, lo hecho, los golpes, las caídas, los llantos, las cagadas, los aciertos, puedo llegar hoy aquí con las herramientas suficientes para disfrutar de lo que hago, para masticarlo y ser consciente.

Leí ayer que, en realidad, no había disfrutado de su carrera.

Hace muy poquito que empecé a disfrutar. Yo creo que tampoco sabía disfrutar. Empecé muy pequeña, llevaba una dinámica constante de gira, disco, gira, disco, muy exigente. Era muy controladora de todo, necesitaba que todo fuera perfecto y al final no conseguía disfrutar de lo que estaba pasando. Estaba más pendiente de todo lo que pasaba alrededor, que de estar en en el escenario y no era consciente. Cuando me rompo los ligamentos del tobillo, en los ensayos generales de 'Oxígeno', intento tirar, no puedo y me tienen que operar. Me hice como once conciertos y terminé de reventar. Me operaron dos veces y tuve que parar porque me obligaron. Y ahí es donde me di cuenta, realmente, de que estaba muy cansada, que no podía más, que no disfrutaba de las cosas. Estuve todo ese tiempo de parón, luego que si pandemia... Me había dado tiempo a estar conmigo misma y perder un poco esa dualidad entre Malú, la que se sube al escenario, y la persona que llega a casa, se pone su moñito y se tira en el sofá. Y, de pronto, cuando fui a salir era como ¿pero dónde está mi poderosa, mi escudito? Me dio mucho miedo y vértigo, pero al final me di cuenta de que lo disfrutaba mucho más, como que me había abierto el corsé y empezaba a masticar las cosas y a disfrutarlas. Con este último proyecto y esta última etapa es cuando ya es un hecho y una realidad y he querido celebrar los 25 años sin un concepto, sin una línea, sin un tiene que ser así. Las canciones van a ser las que elijan mis compañeros y las van a producir los productores con los que mis compañeros estén a gusto, cómodos y felices.

Ahora, ¿es más usted que un personaje cuando sale al escenario?

Sí, ahora soy yo. Disfruto de las cosas que hago, me encargo de que todo esté perfecto, pero una vez estoy arriba, si algo no va como esperaba, no pierdo el norte y no me desconcentro. Ya no permito que nada me rompa ese disfrute. De hecho ahora quiero hacer algo que llevo más de 20 años sin hacer con los conciertos, me quiero ir a un formato reducido, a una cosa pequeñita. No quiero hacer el show del estrés. Quiero hacerlo de forma exclusiva, donde podamos vernos, tocarnos, sentirnos, cantar, con el placer que da el cantar en estos lugares que suenan solos. Y celebrar así los 25 años, ¡que luego ya hacemos lo que queráis! De hecho, arrancamos con 20 fechas únicas en sitios, emblemáticos, pequeños, y luego ya me llenaré de estrés con todo lo demás (ríe).

«Ya no permito que nada me rompa ese disfrute y quiero hacer conciertos pequeñitos, de formato reducido, nada de conciertos estrés»

Empezó muy joven. ¿Siente que ha perdido parte de su adolescencia?

Creo que me perdí unas cosas y gané muchas otras. Me perdí, a lo mejor, el lujo de esa irresponsabilidad justificada que tenemos cuando somos muy pequeños, que hacemos gilipolleces y está justificado por la edad. Yo podía permitirme poca gilipollez porque ya estaba trabajando y estaba rodeada de una industria, de un mundo en el que nadie era consciente, realmente, de que yo era una niña. Yo trabajaba como una más, a mí se me exigía como a un adulto. Quizá perdí eso, pero joder, es que mira todo lo que gané. Gané una vida enriquecida de viajes, de personas, de cosas, de música, de aprendizaje, de escenarios... Porque luego al final las gilipolleces que hacemos cuando somos unos niños, las puedes hacer después, ¿sabes?, y además con conciencia de lo que estás haciendo (ríe).

¿Es nostálgica?

Depende. No vivo en el pasado, pero me gusta no olvidarme del pasado.

Si pudiera darle algún consejo a aquella adolescente que empezaba, ¿cuál sería?

Probablemente, que disfrutara y que no sufriera por ser más mayor o querer parecer interesante, inteligente, adulta o madura en una entrevista. No merece la pena, eres una niña. Sufría mucho también por eso, ¿eh? Por el que cuando me sentaba con periodistas, todos triplicándome la edad, no pensaran que era una niñata, y me quería poner en el mismo lugar y eso me generaba mucha tensión. Y ahora lo pienso y digo: «No, no hace falta, eras una niña».

¿De qué cree que se sentiría más orgullosa la Malú que empezaba si pudiera haber vislumbrado su futuro?

Del estado de paz en el que me encuentro, con esas herramientas para gestionar, disfrutar y masticar. Y sobre todo, ese tener tú las riendas, pero no de un caballo desbocado, sino de un caballo maduro que no quiere líos.

Proceder de una saga de artistas, ¿la atenazaba de alguna manera?

No porque realmente yo me he criado ahí y es lo que he visto desde que era muy chiquitita y era algo normal. Sí que es verdad que cuando salgo, el De Lucía, el flamenco, siempre lo quise mantener al margen, pero por una cuestión de respeto. Si algo me han enseñado y me han inculcado en mi familia es el respeto a la música, al flamenco y a los artistas. Y sí que es verdad que yo creo me miraban como con lupa, no solo por la saga de la que venía sino por el arraigo ese machista que hemos traído siempre. Siempre que eres mujer y llegas a un sitio es como tiene que haber un porqué y si encima eres hija de, te hacen más zoom. Lo tuve más fácil para entrar, por cercanía, pero creo que más difícil para mantenerme por ese examen constante.

Habla de machismo, ¿lo ha sufrido mucho en la industria?

Imagínate... Y creo que sí que han cambiado muchísimo las cosas. Creo que ahora mismo además hay una oleada de mujeres fuertes, empoderadas, con una seguridad en sí mismas, que están ayudando muchísimo a mostrar a todo tipo de mujer con valentía y con la cabeza muy alta. Es verdad que eso también viene a raíz del trabajo de otras muchas mujeres anteriormente. Y sí están cambiando las cosas, estamos ahí en esa lucha y esa visibilidad absoluta del machismo, pero creo que tenemos un arraigo todavía terrorífico de machismo al que le queda mucho. Creo que al final va a ser una cuestión ya de generaciones: los que van a dejar de ser machistas van a ser los niños de los niños que vayan viniendo.

Ana Mena, Melendi, Manuel Carrasco, Niña Pastori, Alejandro Sanz, Pablo Alborán, Luis Fonsi, Solea, Pablo López, Abraham Mateo, Vanesa Martín, Israel Fernández, Dj Nano, vaya lujo, ¿no?

Fue precioso. A mí siempre me ha dado muchísima vergüenza pedir. De hecho, cuando yo he hecho duetos o han sido por la otra parte o por mi parte pero o muy de cerca o un «no, díselo tú» porque siempre me ha dado mucho palo. Yo creo que es miedo a que te digan que no y no poder asumirlo. Y en este caso me vine un poco arriba y les llamé y era como que todos estaban esperando la llamada, sin siquiera saber qué íbamos hacer. Nos juntábamos y ahí decidíamos: «Tienes catorce discos. ¿Qué te apetece cantar?». Y venía Ana Mena y decía: «Yo quiero 'Diles', que la cantaba de pequeña». Y la cosa era producirla con gente con la que se sintieran cómodos y que el tema fuera nuestro, nuestra versión, nuestra historia.

'A todo sí', un título muy positivo. ¿Refleja el momento en el que está ahora?

Sí, sí. Además es que me di cuenta de que lo usaba mogollón. Me enviaban un email pergamino y, sin leerlo, decía: «A todo sí». Mi equipo me decía: «¿Te lo has leído?» y yo respondía que no, pero tira y ya está. Cuando llega el momento, si algo no se puede, se gestiona, pero es que mi gran problema todos estos años era gestionar antes de tiempo. Me he pasado toda mi vida adelantándome a lo que podría pasar y a día de hoy vivo en paz porque vivo aquí. Con las entrevistas y la promoción, siempre pensaba ¿y si me preguntan esto? Y luego la mayoría de las cosas ni siquiera te las preguntan. ¿Por qué me voy a estresar antes de tiempo? 'A todo sí' es una actitud y además te permite poner límites.

De todas las colaboraciones, ¿cuál le ha sorprendido más y cuál es su favorita?

Es que todas tienen un factor sorprendente y las he disfrutado muchísimo. Además he trabajado además con productores que me han ayudado mucho y con los que no había trabajado nunca y he visto diferentes fórmulas y formas de sentir y ver una canción que a lo mejor yo tenía muy trillada, así que es difícil. Pero es verdad que con 'Enamorada', Chaboli me voló un poco la cabeza. Salsa, Cuba... No tiene nada que ver conmigo y tiene todo que ver conmigo, y me encanta, es el 'Enamorada' de Niña Pastori y mío. O sea, me ha encantado cada sorpresa de cada canción y sobre todo, sin el complejo, sin el corsé del que te hablaba antes.

¿Alguna colaboración que haya echado de menos?

Hay muchas canciones y colaboraciones que he echado de menos, lo que pasa es que esto no es fácil: las circunstancias, los momentos, los tiempos... Y luego tampoco es fácil decirle a una discográfica tengo un disco de 40 CDs. También he querido hacerles como una introducción de la movida (ríe), así que no descarto que haya más volúmenes.

Hablemos de 'Ausente', el único tema inédito, escrito por Pablo Alborán y que de alguna manera habla de tus últimos años junto al expolítico Albert Rivera. ¿Cómo se fragua una canción así?

Pues mira, lo hicimos en una tarde preciosa que acaba convirtiéndose en noche, café que acaba siendo vino, y con una charla entre amigos de confesión, risas, dolor, llanto, pasión por lo que hacemos y de mucha sinceridad. Yo creo que supo perfectamente plasmar lo que yo sentía y lo que quería contar.

¿Se escribe y se canta mejor desde el dolor?

Con todos mis compañeros siempre tenemos la coña de cuando alguno está muy bien y tal es como: «Ay, te veo super bien». Y siempre te dice: «Ya, ya, pero empiezo a necesitar un drama porque es que si no, mi disco va a ser una mierda» (ríe). Las cosas que duelen suelen ser más fáciles para contar, pero también es verdad que la alegría tiene cosas bellas. Una de las canciones con las que yo no pude llorar más de alegría mientras la escribía es 'Tejiendo alas', la que escribí a mi niña estando embarazada. Esa canción es la representación más absoluta de la alegría y de la emoción y, fíjate, tiene una sensibilidad maravillosa y al final es la canción de una madre cantándole a su bebé que está dentro de su cuerpo.

Antes de verano, lanzaba Shakira su sesión con Bizarrap. ¿Hay una tendencia a cantar cosas muy personales o es que ha ido el pudor?

Yo es que siempre lo he hecho así. Quizá ahora nos estamos fijando más, también por las circunstancias de cada uno, pero yo llevo toda la vida contando mis historias, contando quién soy, cómo siento el dolor, la alegría, el despecho...

¿Le ha cambiado mucho la maternidad?

Todo. Es maravilloso cuando de repente aparece un ser humano en miniatura y ya hay algo importante realmente en tu vida. O sea, eso es importante de verdad. Lo importante no eres tú, no es el foco, no es el escenario, no es el sonido, no es si tienes promo o no la tienes o si estás mejor o peor vestida, lo importante es ese ser humano en miniatura.

Quizá por eso lo de tomar las cosas según vengan en lugar de planificarlo todo...

Tiene todo que ver. Creo que ha sido como una unión de planetas. Creo que el pistoletazo de salida lo da la lesión donde yo me tengo que retirar y cancelar una gira, que a mí eso me destrozó la cabeza, y mi hija, como que se fue poniendo todo de forma que no me quedaba otra. No ha sido la búsqueda de «necesitaba encontrar este sitio». Ahora sé que necesitaba este sitio, antes no lo sabía, me ha ido viniendo. Y es verdad que mi niña a mí me ha cambiado todo porque al final hay algo que es muchísimo más importante que todo y te das cuenta de la cantidad de energía y de tiempo que has empleado en tonterías tan grandes, cuando realmente no son tan importantes.

¿Cómo van a ser los conciertos?

A día de hoy tengo un repertorio de 3 horas 40 minutos, sin meter todos los singles, y aún estoy montando el show. Tengo que reducirlo porque no quiero que la gente se duerma o se empiece a levantar (ríe) y quiero que sea dinámico y que la gente lo disfrute. Es muy difícil decidirlo y estamos buscando fórmulas. ¿Qué canciones van a estar? Aún no lo sé. Evidentemente será una celebración de estos 25 años. ¿Compañeros y colaboraciones? Es que eso nunca lo puedes saber con tanta antelación. Al final si coincides, pues se hace, pero no es fácil.

 

Madrid - Viernes, 8 de diciembre 2023, Iker Cortés

https://www.diariosur.es/culturas/musica/duelen-faciles-contar-20231208000437-ntrc.html

 

 

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