PEPITO VARGAS
ENTREVISTA A PEPITO VARGAS
"En Sevilla
promocionan a cualquiera que baile o cante un poquito; aquí, no"
El artista malagueño, que
compartiera escenario con Lola Flores en teatros de todo el mundo,
hace balance justo después de anunciar su retirada,
el mismo año en que no ha
sido convocado para la Feria
Se nota que José Lavat Campos (Málaga, 1939), Pepito Vargas, es puro Perchel: pertenece a una raza en lento pero irreversible proceso de extinción, y aquí reside parte de su grandeza. A lo largo de su carrera ha compartido escenario con Lola Flores, Pastora Imperio, Antonio y otras figuras en EEUU, Canadá, Francia, Suecia y Japón, entre otros países. Guarda de todos ellos fotos antiguas en su cartera. Conoció a Picasso y a Camarón. Esta semana ha anunciado su retirada de los escenarios, aunque seguirá impartiendo clases en la Escuela Municipal de Flamenco.
¿Por qué se retira ahora?
Por cosas mías, motivos no hay ninguno. Empecé a bailar con ocho años y ya está bien.
¿Pero sí va a seguir con las clases en la Escuela Municipal de Flamenco.
Sí, en la escuela sí sigo porque no quiero que se pierda el baile flamenco. Con todos los respetos, lo que se está bailando ahora...
¿No le gusta?
No es que no me guste, es que no es flamenco. Se baila otra cosa. El flamenco no tiene tantas vueltas, ni tantas florituras, ni tanto llevar los brazos arriba. Tiene las figuras que le corresponden. Flamenco es lo que bailaba Antonio, con el que compartí escenario muchas veces.
¿Y por qué el baile más puro no goza ahora de popularidad?
Pues mira, mucha culpa la tiene mi amigo Antonio Canales y todo el follón que ha montado. Yo trabajaba con él cuando empezó a incorporar esos movimientos extraños, y cuando le veía bailar de esa manera le preguntaba: "¿Pero qué te pasa, Antonio? ¿Qué haces ahí, chaqueteando? ¿Qué te ha entrado?".
¿Este año se le ha echado de menos en la Feria, en el Festival Flamenco, donde venía actuando como figura fija desde hacía muchos años. ¿Fue consecuencia de su retirada?
No, no tiene nada que ver, lo de mi retirada es algo posterior. Yo estuve en el Auditorio, pero no bailé. Tenía mi contrato firmado, pero sencillamente no contaron conmigo. Me echaron del cartel, vamos.
¿Alguien le ha dado alguna explicación al respecto?
No. Ni a mí ni a ninguno de los artistas malagueños que este año se han quedado sin actuar en la Feria. Y no es justo. Deberían dar prioridad a los de aquí antes que a los de fuera, como en todas las ferias.
¿Qué opina de la suspensión de la Bienal Málaga en Flamenco?
Parece que ha sido por falta de dinero. Habría que ver en qué se lo han gastado. Si la Diputación no tiene dinero para una tercera edición es porque no se habrán hecho las previsiones oportunas cuando hubo que hacerlas. Fíjate, eso en Sevilla no pasa, por mucha crisis que haya la Bienal no se cae.
¿Hay diferencias?
Sí, claro. En Sevilla cogen a cualquiera que cante o baile un poquito y se le promociona enseguida; aquí no. Y yo soy malagueño y perchelero antes que nada, que conste.
¿De hecho, conoció usted a Picasso.
Eso fue en los años 60, en París, no recuerdo en qué sala. Íbamos unos cuantos artistas. Él llegó con una gorrita y un block. Le pidió la guitarra al tocaor y le hizo un dibujo en la misma guitarra. El tocaor volvió al tablao y me dijo "mira lo que me ha pintado ese tío", y lo borró disgustado. Luego, Picasso me llamó y me regaló un retrato que me hizo, y como mi compañero seguía enfadado yo hice lo mismo, rompí el dibujo. Cuando vine aquí no vea usted lo que me formó Eugenio Chicano, "Pepito, pero ¿qué has hecho?, ahora podrías ser millonario". Me llamaba la atención que mucha gente se le acercaba y le pedía que firmara autógrafos en servilletas.
¿Hablaron ustedes? ¿Le preguntó por Málaga?
No. Sólo me dedicó el dibujo, me trató como paisano y me dijo que bailaba muy bien.
¿Qué recuerda de Camarón?
Era muy tímido, muy tímido. Llegaban los periodistas y el sólo respondía "¿qué haces?". Pero era muy buena persona, y un cantaor para morirse. Yo le presenté al Tomate en la Taberna Gitana. Por entonces tocaba allí para mí.
¿Por cierto, ¿cree que sería posible poner hoy en marcha en Málaga un centro como fue la Taberna Gitana, un tablao que aspirase a una mayor proyección?
No, lo dudo. Antes la gente iba mucho a los tablaos, pero hoy le da susto. La vida está muy mala.
¿Cómo era Lola Flores en su trabajo? ¿Era tan exigente como habitualmente se piensa?
Sí, pero estaba muy pendiente de todo el mundo. Recuerdo que una vez estábamos en Nueva York, en un teatro muy grande. Yo bailaba y ella recitaba. Luego entraba Beni de Cádiz cantando y salía del escenario conmigo. En una función, cuando salíamos, fuimos a caer en un cajón enorme que había allí. Lola Flores gritaba "¿pero es que aquí no hay bomberos?"
¿El flamenco se entiende igual en todas partes?
Yo he actuado en Toronto y la gente ha hecho cola. Y en Japón también. Allí estuve con Chiquito de la Calzá, con La Repompa, Soraya… Nos presentaba siempre un japonés que se llamaba Pinki. Una vez me di cuenta de que Chiquito, que cantaba mientras yo bailaba, no dejaba de dar zapatazos. Cuando me di la vuelta para ver lo que pasaba, me dijo "mira quién ha venido a verte". Y había allí una rata enorme.
¿Pero no se tiene aquí esa idea de Japón, uno lo imagina todo limpio.
Sí, está todo muy limpio. Pero las ratas no las matan. No pueden.
Pablo Bujalance / Málaga | Actualizado 06.09.2008
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