LUZ VALDENEBRO

ENTREVISTA A LUZ VALDENEBRO

Luz Valdenebro: “Ir a una función de teatro te puede salvar la vida”

Ha sido Bárbara en Hispania, la leyenda, Aurora en Seis hermanas, Sofía Alarcón en Gran Hotel, la inspectora Dolores Arribas en Estoy vivo o la abogada Cristina Martínez en Amar es para siempre, piel que cada día se viste la actriz Luz Valdenebro (Córdoba, 1975) para aparecer en miles de televisores. Criada en el barrio de La Fuensanta, en Nuestra Señora de Belén, descubrió el mundo de la interpretación en el año 1994 casi casualmente: “Fui a la Escuela Superior de Arte Dramático (ESAD) a examinarme de unas asignaturas complementarias de danza. Y de pronto me vi en un antiguo palacete maravilloso rodeada de mogollón de gente que bailaba, actuaba, recitaba, interpretaba… Yo flipé. ¿Qué es esto?, me pregunté”. En ese momento, aún sin saberlo, empezó su carrera.

¿Se produjo la conversación que cuentan muchos actores o músicos de ‘mamá, quiero ser artista’?

Es una charla que antes o después debes afrontar, y la verdad que en mi caso no fue muy mala. Y agradezco que, no teniendo tanta información como ahora hay, mis padres me apoyaron. Es verdad que existía miedo, las típicas dudas de “a ver si va a ser muy difícil” o “a ver por dónde sale esto”… Me matriculé en Pedagogía, en Historia del Arte… Pero luego me centré en la interpretación.

¿Cómo recuerda aquellos primeros años en la Escuela Superior de Arte Dramático?

Se hacían muchas cosas en común con todos los cursos, con una muestra al final del curso que era bastante conocida. ¡Era como la escuela de Fama! Así lo recuerdo… A mí me gustaba mucho hacer deporte, y había formado parte del equipo de natación Santuario.

En Amar es para siempre es Cristina, una abogada que vive en primera persona los cambios de la Transición. ¿Cómo está siendo grabar en plena pandemia?

Sacar el día a día supone un logro inmenso porque la incertidumbre, después del confinamiento duro del año pasado, era enorme. La productora hizo un gran esfuerzo para cumplir todos los protocolos desde el momento en que se pudo, y al principio fue muy duro, con mucha incertidumbre y mucho miedo. Pero te das cuenta de que el ser humano se adapta rapidísimamente a  todo, y hay que ver cómo manejamos todo esto ahora... La temperatura, el epi, la mascarilla, que nos la quitamos en el momento exacto de grabar, y nos hacemos pruebas constantes de covid cada semana. Y la serie va fenomenal, como un tiro. Siempre tengo buenos pensamientos y buenas expectativas con Amar...

¿Qué nos puede contar de Cristina?

Soy una de las abogadas del despacho de Atocha donde se produjo el atentado en plena Transición. El despacho sigue adelante tras esos terribles acontecimientos, con tres abogados entre los que está Cristina, ya muy integrados en la vida de la serie. Todo el que se mete en un lío en la serie, termina ahí, con nosotros. El despacho, además, es una pieza clave para narrar episodios históricos que ocurrieron en aquellos momentos, como la legalización del Partido Comunista o las primeras elecciones democráticas que hubo en España. Mi personaje representa a todas las mujeres trabajadoras de ese momento y sufre todo lo que ellas sufrieron, las desigualdades, la discriminación... Además, es  muy agradecido que los temas que se tratan de mujer no sean los obvios, como por ejemplo la historia de dos chicas enamoradas. Antes era un asunto tabú y ahora tenemos la posibilidad de contarlo. Estoy encantada con mi personaje, pero qué difícil era todo, con todo lo que tiene que lidiar la pobre…

Estas situaciones de discriminación que narra, las dificultades por el simple hecho de ser mujer, ¿son cosa del pasado?

Estamos cada vez más concienciados y se van subiendo escalones, pero queda mucho mucho mucho por cambiar. Porque si estuviera solucionado no nos haríamos este tipo de preguntas. Por ejemplo, no te pueden pagar menos que a un compañero tuyo.

¿Lo ha vivido en primera persona?

No en esta serie, donde hay un porcentaje de mujeres muy alto trabajando y eso al final se nota. Pero absolutísimamente que lo he vivido en otros momentos, igual que he vivido situaciones machistas respecto a mi persona y he tenido que soportar la típica frase “ya está otra vez la feminista”. Las mujeres nos encontramos cada vez más cansadas. Por fortuna, no tengo ninguna historia terrible que contar, pero sí las conozco de compañeras de profesión.

¿Es fácil levantarse por la mañana y cambiar de piel?

Al principio es de locura, cuando llegas a la grabación a las seis de la mañana hecha una piltrafa. Entras en maquillaje y peluquería y realmente son las que se encargan de ponernos la piel. El resultado es como si alguien nos pulsa un botón, como el café en vena. Entonces te miras al espejo y el personaje sale solo. Es muy divertido cuando te quitas esa piel.

¿Qué se lleva Luz Valdenebro de Cristina?

Cristina se me lleva a mí, la que se va con algo de Luz, yo solo soy el cuerpito. Y pasa una cosa muy curiosa. En el momento real del personaje que represento, mis padres tenían 20 y pico años, y mucha gente me dice que cuando ve a Cristina de pronto está está viendo a mi madre. Es como un homenaje.

¿Cuál es el futuro de Cristina?

Tendremos que estar atentos. Estoy supercentrada en Amar... porque nos encontramos la recta final y hay que apretar los machos no sabes cuánto. Todo el equipo estamos muy concentrados y muy volcados, y el -año pasado nos quedamos sin colchón de capítulos. Hay tanto tanto tanto en mi cabeza que debo soltarlo todo antes de empezar otro proyecto.

Uno de sus papeles más memorables ha sido la inspectora Dolores Arribas, en la serie Estoy vivo, donde compartía pantalla con Javier Gutiérrez. ¿Cómo se lleva que maten a un personaje en la ficción?

Pues es una mierda, qué voy a decir. Es un vete a tu casa... Menos en Estoy vivo, que puede ser que vuelvas por una pasarela maravillosa. Es una serie muy divertida y guardo momentos buenísimos.

La nómina de series en las que ha aparecido es larguísima. Hispania, Gran Hotel, Servir y proteger… Hasta en Aída…

En Aída representaba a un personaje invitado en un capítulo. La historia giraba en torno a una mendiga que se llamaba Carmen y de la que se enamoraba Mauricio Colmenero, Mariano Peña, que es amigo mío. Nos reímos mucho.

¿Qué echa de menos desde el punto de vista laboral como consecuencia de la pandemia?

Echo mucho de menos el directo, y ojalá tuviera la suerte de que salga algún proyecto para poder compaginar la televisión con el teatro. Subirte a un escenario te da años de vida, de pronto se te olvidan las preocupaciones. Desde que hicimos El Jurado con Avanti Teatro no hago gira y lo echo mucho de menos. Sí he tenido la oportunidad de hacer el Don Juan de Alcalá de Henares dos años seguidos.

¿Qué le diría a alguien que quiere empezar en el mundo de la interpretación?

Lo primero, que distinga entre ser actor y ser famoso, porque la fama es otra cosa. Ser actor lleva mucho trabajo por todos los lados, y ser famoso no le pasa a todo el mundo. Es decir, es posible vivir de esto, a duras penas y toda tu vida, pero hay que ser consciente del trabajo que cuesta. Es muy complicado, porque siempre o casi siempre, en el 90% de las veces, escuchas que no.  Toda la gente que conozco en este mundo tiene altibajos, momentos muy buenos en los que tienes trabajo y momentos de sequía, más que en otros ámbitos. Y tienes que tener una coraza muy potente y saber rodearte de muy buena gente a nivel familiar y amistad para aguantar la negativa constante. Quien quiere, está ahí.

¿Cómo ha afectado la pandemia al sector? En los últimos meses se han vivido varias protestas de los profesionales del mundo del espectáculo.

Ha sido muy duro, como para la gran mayoría. La reacción del arte ha sido volcarse para que el resto del mundo tuviera un alivio en ese encierro, y las redes se llenaron de gente que cantaba, recitaba, interpretaba... Y gratuitamente, por supuesto, y de corazón. Lo chocante es que, en cuanto eso acabó, no se llenaron los teatros, se llenaron los bares, y la sensación es que no se le ha devuelto al mundo de la cultura el empujoncito y el cariño tan grande que pusieron durante el encierro. A mí me encantaba irme de bares y estoy deseando de que llegue la normalidad, pero todo es compatible.

¿Existe apoyo por parte de las administraciones para que se produzca una recuperación?

Realmente existe poco apoyo, por lo que sobrevivir es complicado. Y ahora, encima, si tienes que reducir el aforo a la mitad, las cuentas no salen. Ya teníamos problema antes de la pandemia, y se decía que ir al teatro era caro. ¡Pero la gente se gasta más en otras cosas! En otros paísss se han tomado medidas mucho más efectivas. En realidad, la pandemia ha hecho visible los problemas estructurales de sector, y no se ha mejorado nada. Venía ya dañado. La cultura ha dado muchísimo más de lo que tenía.

¿Qué podrían hacer las administraciones para mejorar la situación?

Tienen que dar publicidad, incentivar, dar más visibilidad. Es muy sencillo, igual que se hace con los bares. Porque un pueblo sin cultura es un pueblo muerto, ya lo dicen los grandes autores. Si un día desaparecieran todos los libros, toda la música, todas las series, no hubiera teatros... Estoy muy segura de que la gente se echaría a la calle. Se trata simplemente de darse la oportunidad, de que funcione el boca a boca.

¿Cuál es el plan para cuando viene a Córdoba?

Aparte de la familia y los amigos, siempre que voy a Córdoba acabo en el teatro o en algún concierto. Y a mis padres siempre les regalo teatro en Reyes. Les miro la cartelera, e incluso cuando van compañías, colegas, trato de recomendar... Lo cierto es que la gente de Córdoba responde muy bien y casi siempre se llena. Las administraciones deben hacer eso, publicitar... Ir a una función te puede salvar la vida, puedes tomar una decisión vital... O simplemente puedes salir con un rato estupendo.

 

•ÁNGEL ROBLES -02 Mayo, La actriz cordobesa Luz Valdenebro. Mayte Romero / @nagadima

https://www.eldiadecordoba.es/cordoba/entrevista-actriz-cordobesa-luz-valdenebro_0_1569143507.html

 

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