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JESÚS CARMONA
ENTREVISTA A JESÚS CARMONA
"Domino la técnica del ballet clásico, pero me siento bailaor"
Jesús Carmona, bailaor flamenco de Badalona que triunfa en la Bienal de Flamenco de Sevilla
El bailaor Jesús Carmona ya es bastante más que una promesa del flamenco. Con 27 años, este joven de Badalona presentó el pasado martes su obra Cuna Negra y Blanca en la Bienal de Flamenco de Sevilla. Puso en pie el teatro Alameda y el público, entre el que estaban numerosos rostros conocidos del mundillo flamenco, le dedicó piropos. Empezó a bailar con 7 años, ha sido primer bailarín del Ballet Nacional de España y el Festival de Cante de las Minas de la Unión le concedió el año pasado el premio Desplante por ser una de las figuras más prometedoras del baile flamenco. Además de presentar su espectáculo, baila en Sortilegio de Sangre, una adaptación flamenca de Hamlet de Shakespeare, a cargo de Fernando Romero, también en la Bienal.
¿Esperaba tan buena acogida del público en la Bienal de Flamenco?
Tenía nervios. Fue un desborde de energía porque se trataba de mi primera Bienal y estuve intentando calmar ese torrente parta conseguir un equilibrio en el escenario. Esperaba que fuese bien, pero tenía dudas porque el público sevillano es muy exigente, entiende de lo que está viendo y si aplaude es con conciencia. Tenía miedo a que no funcionara. Me vine arriba cuando note que la gente se abría y nos daba calor.
La Bienal de Sevilla es quizás el acontecimiento flamenco más importante. ¿Qué supone estar en dos espectáculos?
Supone un reconocimiento de todo el trabajo que he venido haciendo, satisfacción personal y una responsabilidad muy grande. Siempre había tenido el sueño de venir a la Bienal e incluso presentar mi propio espectáculo. He creado las coreografías e incluso considero la participación en la obra de Fernando Romero, Sortilegio de Sangre, como algo muy personal. Ha sido lo mejor que me ha podido pasar este año y le estoy muy agradecido a Rosalía Gómez, la directora de la Bienal, porque está haciendo un esfuerzo por darle cabida a los jóvenes y a nuevas propuestas.
¿Por qué dejó su puesto de primera figura del Ballet Nacional?
Tenía la inquietud de poder coreografiar y llevar adelante un espectáculo. Eso era lo que había soñado desde pequeño. Algo que se mueva, que me permitiera viajar mostrando lo que hago. Me arriesgué a pesar de estar en uno de mis mejores momentos dentro de la compañía. Fue una decisión muy dura y muy pensada. Es el Riesgo en mayúsculas. Cuando montas un espectáculo o una compañía es como el que monta un negocio, una mercería. No sabes si va a ir bien o mal. Tienes que hacer una importante inversión económica y requiere muchísimo tiempo y esfuerzo. Pero afortunadamente las cosas van bien y merece la pena por, entre otras cosas, poder venir a la Bienal y ver la respuesta del público. Claro que es mucho más cómodo sentirte arropado en una compañía como El Ballet Nacional en el que te tratan muy bien, te dan seguridad. Siempre me he sentido muy bien allí y he tenido mucho apoyo de José Antonio, anterior director del Ballet. Sin embargo sólo te tienes que preocupar de bailar y hacerlo bien. No puedes coreografiar y no puedes ser tú. Tener una compañía conlleva mucho más que eso. Es la coreografía, la música, los ensayos, el vestuario, la iluminación…Lo que me tira ahora mismo es poder crear, poder experimentar. Soy joven y era el momento de hacerlo. No es que se te pase el arroz, pero siempre estaba pensando que tenía que haberlo hecho antes.
Empezó a bailar con Sonia Poveda, hermana de Miguel Poveda.
El vínculo que me une con la familia Poveda ha sido una casualidad. Los dos venimos de Badalona. Yo con siete años no hacía más que repetirle a mi madre que quería bailar y ella me encontró una profesora de baile, que resultó ser Sonia.
Hay cierto paralelismo entre su carrera y la de Miguel Poveda, ambos catalanes triunfando en el mundo del flamenco, aunque él en el cante.
Es pronto para equipararme con Miguel Poveda. Aspiro a ser feliz con lo que hago. No me comparo ni con él ni con nadie. No me gustan las comparaciones. Cada uno tiene que hacer lo mejor que tiene y si viene el éxito, bienvenido sea y a tirar para delante. El público es el que te da el sitio o te lo quita.
Miguel viene de una familia con poca tradición flamenca. Su pasión comenzó por escuchar la copla que le ponía su madre. ¿De dónde viene su pasión?
El gusto me viene de no se sabe dónde. No somos una familia de artistas. Mis padres tenían su punto bohemio, pero no eran apasionados del flamenco, aunque lo escuchaban ocasionalmente. Mi madre decía que yo con cualquier música, fuera flamenco o no, me ponía a mover las manos en el carrito. Y me apunté a una escuela cuando me dejaron porque ya con 4 años decía que quería bailar.
¿Cómo se vive el flamenco en Catalunya?
Vivir el flamenco en Catalunya es complicado, aunque tengo que decir que hace diez años que me fui de Barcelona. Fue por trabajo después de que me seleccionaran en el Nuevo Ballet Español. En Barcelona bailaba en las peñas, hacía bolos, pero poco más. En Catalunya existe el cliché de que el flamenco es “tipical spanish” y como tal se ve como algo negativo. Eso lo percibo más que en otros lugares. También hay menos compañías y mucha gente de Catalunya se tiene que ir fuera. Se te cierran los caminos y se limitan al tablao. Si quieres hacer algo lo tienes que hacer por tu cuenta y ayudas, si las hay, son muy complicadas. El flamenco no es tipical spanish, es mucho más. Si la gente se sentase y se quitase ese cliché vería un elemento que también está vivo en Catalunya. Sin ir más lejos Carmen Amaya era catalana y uno de los máximos exponentes.
Aún así hay mucha afición en Catalunya…
Hay mucha afición y hay muy buen flamenco. Hay poco, pero lo que hay es de calidad. Hay menos oportunidades, creo, y lo que hay es bueno. Las escuelas catalanas hacen un buen trabajo al traer a gente de fuera para que enseñen y los artistas tengan buena base.
Aunque asegura que su obra Cuna Negra y Blanca no tiene un guión, si que se percibe cierto simbolismo con la luz y la oscuridad, la tristeza y el júbilo.
Lo que no intento explicar es una historia con hilo argumental. No se trata de una historia de amor. Se trata de explicar dos sentimientos: el vacío y la plenitud. Quiero que el espectador vea su propia historia. O ninguna, pero que le llegue el sentimiento de vacío, la angustia, la plenitud y júbilo. Todos pasamos por etapas de pesimismo y optimismo y no es malo, pero hay que aprender a vivir con ambas.
¿Cómo ve el presente y el futuro del flamenco con la situación de recortes que vive la cultura?
Vive un momento complicado, pero creo que el flamenco no se va a regir por eso. Aunque haya menos alumnos, teatros y ayudas, seguirá adelante porque hay mucha gente que ama el flamenco y lo vive. El flamenco respira y tiene un pulmón propio. Por mucho que venga alguien a echarle nicotina va a seguir respirando. Además tiene cada vez más tirón internacional y la declaración de Patrimonio Inmaterial de la Humanidad de la UNESCO ayudará.
Su baile es una mezcla de flamenco ortodoxo con la técnica depurada de la danza…
No es una mezcla premeditada. Me sale así. He bebido mucho de las escuelas de Güito y Manolete, pero también tengo la suerte de haber trabajado en compañías de clásico español, tener la técnica. Me siento muy identificado también con una técnica más estilizada. Sin embargo, aunque físicamente puedo hacer otras cosas y puedo ser bailarín, me siento bailaor. Tengo esos dos pilares, aunque creo que mi estilo está aún sin cerrar. Todavía estoy haciéndome y tengo que mejorar muchas cosas. He encontrado el camino, pero todavía no he llegado.
¿Cuáles son sus metas?
Poder seguir con la compañía y poder girar este espectáculo. Se ha representado tres veces y creo que todavía le queda mucho recorrido. También tengo en la cabeza hacer un proyecto más pequeño, más flamenco. Por otra parte, estaré en octubre en el tablao Cordobés con el Farru y la Moneta. A largo plazo, trabajar, trabajar y trabajar
¿Cuáles son sus referentes?
Son Antonio Canales, Güito, Manolete, Manuela, Rafaela Carrasco, Farruco. La forma güitera es la sobriedad, la quietud, la hombría
Andalucía | 25/09/2012 - Víctor Bejarano, Sevilla Redactor de información local