ENTREVISTA
A PORRINA DE BADAJOZ
Hace años que tenemos guardada esta entrevista a Porrinas de Badajoz, el gran cantaor ya desaparecido, en la que desvela interesantes aspectos de su carrera artística, como el origen de su remoquete o el hecho curioso de que su madre, Ana Molina, tocara maravillosamente la guitarra. La entrevista fue hecha en Dígame, el 19 de octubre de 1965. El autor de la entrevista no puedo ponerlo porque el periódico está muy deteriorado y no se ve bien su nombre. Si alguien lo sabe, estaría encantado de ponerlo. Porrinas de Badajoz fue una auténtica estrella de su tiempo. Nacido el 13 de enero de 1924, en Badajoz, se nos fue el 18 de febrero de 1977 víctima de una grave enfermedad:
Porrinas de Badajoz veraneó en Fuengirola
En el turno de famosos le toca esta vez al marqués de Porrinas de Badajoz, uno de los cantaores de mayor solera y popularidad en el mundillo del flamenco. Porrinas deslumbra por su camisola verde rabioso, por el refulgir de sus grandes sortijas, por el brillo impecable de sus cabellos negros, perfectos y cuidadosamente planchados y fijados. Pero esto en Málaga, en el encuentro. Al día siguiente le vimos en Fuengirola, donde descansaba en unión de su madre, una de sus hijas, sus tres nietos y algún que otro pariente más.
He venido a descansar por completo y no me he traído ni una guitarra. Lo siento, porque tenía usted que oír tocar a mi madre, que a sus ochenta años le da al bordón como nadie.
La casa blanquísima, con un garaje donde se aloja el magnífico automóvil de Porrinas, y muchas flores alrededor, es réplica de los cortijos de Badajoz, la tierra natal del famoso cantaor
¿Es usted el primero en su género?
Eso sólo puede decirlo el público. Claro que el público está hasta ahora muy contento conmigo y me ha hecho ganar muchísimo dinero.
¿En qué suele gastarlo, marqués?
Al oír el título, los ojos cargados de sueño de Porrinas me miran inquisitivamente.
Oiga usted: sin recochineos. El título de marqués lo heredé de mi padrino, don José Porras Saavedra, y si lo uso es porque al público le gustó desde el primer momento.
Está bien, hombre. Decíamos que su dinero…
Sí; me lo gasto en mantener a catorce o quince de mi familia, en el piso de Madrid, esta finca de aquí y otra de Badajoz, en alguna alhajilla y en algunas juerguecitas, la verdad.
¿Cuántos discos lleva usted vendidos?
Ni idea. Sólo sé que liquido por cifras estupendas.
¿Cuál es su especialidad?
Yo canto de todo, y bien. Lo mismo jondo que canción moderna flamenca. Lo que me pasa es que unas veces canto en un estilo y otras en otro, según me pilla el cuerpo, porque lo principal es cantar cuando se está a gusto.
Decía usted que su madre toca aún la guitarra. ¿Ha sido profesional alguna vez?
No, nunca. Ella tocaba y toca, por gusto, en fiestas familiares y así. A veces ensayo acompañándome ella. Hace unos días ha tocado aquí en Fuengirola, en el bautizo de un niño de la vecindad.
Porrinas de Badajoz, José Salazar Molina en la partida de nacimiento es un calé de pura cepa, lo mismo que su mujer. Y el hombre, gitano de pro, ha recibido con entusiasmo las iniciativas últimamente llevadas a cabo para la total integración de su raza en el mundo blanco. Realmente, los gitanos, salvo las excepciones de rigor, son en la actualidad unos seres trabajadores y honestos, total y plenamente incorporados al quehacer común. Así lo afirma, no exactamente con estas mismas palabras, Porrinas, que constituye uno de los ejemplos de laboriosidad, ya que en lo suyo lleva trabajando desde los nueve años.
Empecé cantando en Badajoz, por bares y tabernas, luchando por unas pesetillas, y a veces ni eso, simple calderilla. En Madrid se me abrieron las puertas del éxito, y llevo ya muchos años cantando. En la actualidad tengo cuatro hijos y tres nietos. Dos de mis hijos son también artistas: Juan Salazar, guitarrista de La Chunga, y Pepita Salazar, bailaora.
¿Ante qué públicos ha actuado usted?
Exclusivamente ante los españoles. Nunca he salido de España, porque no he querido, claro, porque precisamente ahora hay verdadera pasión por el cante flamenco no sólo en nuestra Patria, sino en el extranjero. Pero yo siempre he preferido encontrarme entre los míos.
Y Porrinas, después de posar para la cámara, se marcha al jardín a cortar rosas. Unas rosas rojas, increíblemente grandes, que él cultiva con el mismo amor que pone en sus canciones.
Escúchenlo con Paco de Lucía por fandangos. https://www.youtube.com/watch?v=-aL5lfPa2pM
http://blogs.elcorreoweb.es/lagazapera/2010/11/03/aquel-marques-de-porrinas/
Una de las pocas fotografías de Porrinas, sin sus clásicas gafas negrasEl Arte de Vivir el Flamenco © 2003 |