JUANA AMAYA
ENTREVISTA A JUANA
AMAYA
"El flamenco es como una religión"
Juana Amaya es una de las mejores bailaoras de su generación.
En vivo es dos (tres, cuatro…) veces más poderosa y simpática. Gitana pura, más
compás no puede tener, nos dio esta entrevista para que nosotros (pobres
mortales) sepamos un poco más sobre los dioses.
¿Cómo empezaste en el flamenco?
Pues, yo empecé casi sin darme cuenta. Cuando me vi trabajando en los
escenarios profesionalmente no me había dado cuenta. Empecé siendo una niña
pequeñita, con nueve años, a trabajar en casetas de Morón, de Alcalá, la peña de
Alcalá, con un primo hermano mío que fue quien me enseño a bailar, Ramón Barrull.
Desde chiquitita, con seis o siete años bailando en la casa, los dos juntos, él
era mayor que yo, tenía cinco años más que yo. Y cuando ya me di cuenta tenía
trece años y estaba en la Compañía de Mario Maya de primera bailaora, bailando
de pareja con él.
¿Tu
familia es de una tradición flamenca?
Mi familia es de Morón de la Frontera con una grandísima
tradición flamenca de guitarra, con la guitarra de Paco del Gastor, que es ya
leyenda de la guitarra. Tiene una tradición de guitarra. El baile pues ha
empezado conmigo y con Ramón. Lo que pasa es que Ramón murió muy joven y yo he
seguido bailando, he seguido bailando…Ahora ahí hay mucha gente que quiere
bailar, en Morón, pero el pionero ha sido él y yo lo he seguido.
¿Qué artistas flamencos fueron los que más influyeron en tu trayectoria?
Primero él, Ramón, porque por él bailo y la segunda Carmen Amaya. Yo la vi
en la película de Los Tarantos y desde entonces me emocioné. Yo era una niña y
se me quedó la imagen y lloraba cada vez que la veía. Es como mi musa.
¿Tu baile es bastante personal, quiere decir, hay un estilo Juana Amaya. ¿Lo
has trabajado o te salió natural?
Pues mira, al tener mi primero y mi único maestro un hombre, yo tengo esa
fuerza de bailar de enseñanzas del hombre, de lo que es un hombre bailando.
Luego yo tengo una personalidad y un carácter fuerte. Yo he trabajado con mucha
gente: clásica, de otras maneras de danza… Pero a mí me ha gustado mi camino y
no lo han podido cambiar. Y lo que he hecho es crear mi propia técnica dentro de
la forma de baile mío. Tengo mi personalidad, porque hoy en día lo más
importante de un artista es que tenga su estilo propio, de que se le vea bailar
o cantar y digas “es fulano de tal”. Un artista que es muy bueno, pero no tiene
su personalidad ni su forma… pues no… tiene que ser creador en su estilo. Y yo
no me quería salir de la forma mía de ver el baile. He trabajado con mucha
gente, he hecho muchos espectáculos de todas las maneras, de todas las formas,
he bailado de pareja con casi todos los bailaores que hay: Mario Maya, Joaquín
Cortés, Antonio Canales, con Manolete, con Farruquito, con Ramírez…con todo
mundo, hasta con un caballo de Jerez yo he bailado de pareja en “Carmen” de
Salvador Távora. Y yo me tenía que arrastrar y yo le miraba y podía sacarle
forma. Yo tengo mi estilo, yo soy una persona que no me cambian muy fácil. Soy
muy cabezona ¿no? Y no quise cambiar ni que me cambien. A lo mejor ha sido malo
¿no? Porque hoy todo mundo se está dando otro tipo de baile, otro tipo de cante,
todo mundo más o menos tiene la misma escuela. Y a lo mejor para mí me ha
perjudicado, yo decía “yo por aquí no entro, yo no entro a la forma de ahora”.
Yo he querido bailar como yo lo siento, como a mí me gusta, y yo no me voy a
vender.
¿Aunque seas gitana y tengas un compás muy puro, ya has bailado con los más
diferentes estilos de bailaores, como tú misma comentaste, desde Joaquín Cortés
a Farruquito. ¿Cómo me explicas esto?
Pues no te lo puedo ni decir! Yo soy una persona que soy muy valiente, me
gusta experimentar en cosas buenas, o sea, hacer cosas buenas. Pero luego tengo
mi forma de bailar y me quedo con mi forma… ¡Hombre! También yo no suelo
criticar, cada uno tiene su forma, su personalidad, cada uno aporta lo suyo, su
forma y su manera. ¡Haciéndose bien! Lo que sí puedo decir es que el flamenco es
tan fuerte que no hay que cambiarlo tanto ni nada. El flamenco es muy rico para
deformarlo.
¿Entonces… ¿Crees en el flamenco fusión o eres de los que sólo creen en el
flamenco tradicional?
Verás… Yo para mí el flamenco es el flamenco. Flamenco hay que hacerlo
flamenco. Al flamenco le ponen mucha cosa, a todos los espectáculos le ponen el
nombre de flamenco. Habrá que ir y analizar si esto es flamenco de verdad. Hoy
en día se le llaman flamenco a casi todo.
¿Qué es flamenco de verdad?
Pues el flamenco es lo que se hace de toda la vida ¿no? El bailar, el
cantar, y que te canten y que te toquen. Para mí el flamenco es a lo mejor para
bailar una pareja, pero no un ballet, diez personas haciendo lo mismo. Para mí
eso no es flamenco, lo veo más danza.
¿Cuál tu opinión sobre el flamenco de hoy?
Hay mucha técnica, está muy bien, todo mundo baila bien, todo mundo canta,
todo mundo se preocupa mucho. Me parece muy bien como está el flamenco, pero que
no lo dejemos, que no olvidemos que el flamenco es como si se le mete al clásico
jazz. Salen bailando el Lago de los Cisnes y de momento un ¡pá! y sale música de
jazz. ¡Qué no le hagamos eso al flamenco! Que hay que cambiarlo porque estamos
en un tiempo que todo hay que superar y adelantar y modernizarlo por el tiempo
que estamos, pero que tampoco lo deformemos.
¿Qué opinas de la gente de todos los rincones del mundo que viene a Sevilla a
tomar clases contigo?
Pienso que el flamenco se está moviendo ya un nivel muy alto. En cualquier
punto del planeta hay como una familia ¿no? Como un grupo de flamenco siempre,
al país que tú vayas, siempre hay alguien. Y está en un nivel muy alto, que
debería de estar más porque es una música muy fuerte y hay gente que son
abogados que dejan todo por el flamenco para venirse a España a estudiar, que
dejan sus carreras… Es como una religión, lo considero yo. Y hay un nivel de
gente del extranjero muy alto que creo que hasta se preocupan incluso más que la
gente de aquí. Verás, porque no lo tienen allí y aquí la gente que lo tiene, al
tenerlo aquí tan cerca, pues no le da este valor.
¿Tienes dos hijas, una de ellas, Nazaret Reyes, ya baila. ¿Cómo y cuándo
empezaste a pasarle las enseñanzas del flamenco?
A ella le ha pasado incluso más todavía que a mí. Porque mis padres no son
artistas, pero ella, claro, yo tuve la niña y a los veinticinco días de dar a
luz, ya me llevaba la niña en el carrito conmigo al estudio y me la dejaba al
lado. Entonces, ella ahí escuchando zapateado desde que tenía quince o veinte
días. Todavía más cercana ¿no? Yo bailaba embarazada con mi niña, entonces, mi
niña ha sentido el flamenco todavía antes de nacer. Desde chiquitita. Yo tengo
un video de un año y la niña con un sentido de ritmo y una forma de bailar, ya
se le veía la forma.
¿Ya hay conflicto de generaciones?
Ella también tiene una personalidad muy fuerte. Ella puede tener las dos
formas, porque por la parte de su padre baila la forma de bailar de Madrid, de
su padre Cristóbal, de su primo Joaquín. Tiene esa rama y puede coger también la
mía. Nosotros somos como caminos opuestos en la forma del baile, su padre y yo
somos opuestos en ver la forma de bailar. Pero ella también ya tiene su forma y
personalidad. Ella ha estado empapando del baile, de verme trabajar en
actuaciones que yo la llevo desde chiquitita porque no he tenido más remedio. Su
padre muchas veces viene a verla y a lo mejor le dice: “¡Venga pues hazme eso!”,
y salen hasta discutiendo, “No papá, eso a mí no me gusta”. Ella tiene su tipo
de baile ya muy hecho, sabe lo que quiere con trece años. La llevo a Los Angeles
ahora, en el festival que habrá allí. Ya está empezando en algunas de las
actuaciones importantes, y Nazaret Reyes va a dar mucho que hablar. ¡Hay que
tener mucho cuidao con ella! ¡Va a ser muy peligrosa!
¿Y la más pequeña?
La pequeñita empieza a tocar la percusión y a cantar un poquito, pero ella
dice que quiere ser bailarina, de ballet. Pero es muy chiquitilla todavía, ayer
cumplió cinco años.
¿Hay algo que quiera decir a los que desean ser buenos bailaores?
Hay que dedicarse mucho a esto. Que se quiere ser bailaor no lo pueden
pillar como hobby, tiene que pillarlo como un trabajo. Estudiar mucho, escuchar
mucho, cante y guitarra. El baile tiene que saber también de cante mucho para
poder bailar al cante. Estudiar muchas horas y bailar mucho con el corazón, que
se está perdiendo en esta época mucho. Ahora se baila más con la cabeza y la
técnica que con el corazón y el sentimiento. Hay que compensar una cosa con otra
para de verdad enganchar al baile. Se está preocupando mucha gente por la
técnica, por la técnica, que tú los ves bailar y están tan preocupados tanto con
la técnica y en hacerlo perfecto, que estás viendo técnica y no bailar de
verdad.
¿Ahora el día 4 de octubre bailarás en la Bienal de Sevilla. ¿Qué estás
preparando?
Voy a hacer un número, que me gusta la idea, con El Agujeta y con El Pele.
Vamos a hacer un número los tres juntos por martinete, a palo seco, y eso me
llama mucho la atención.
Por Tatiana Guedes - © Luna del Olivar. Sevilla, 28-07-2006
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