SOL PICÓ
ENTREVISTA A SOL PICÓ
"La gente tiene ganas de ver danza, me da
igual lo que piensen los demás"
Vanguardista en cada una de sus propuestas, la creadora valenciana posee ocho Premios Max, el último por 'El lago de las moscas' que se sube mañana al Teatro Cánovas con una banda de rock en directo
En sus manos la locura adquiere categoría de talento. Lo suyo es arriesgar, con una mezcla de cabeza, alma y sudor con la que propone renombrar la danza contemporánea. Después de experimentar con ello 15 años, Sol Picó (Alcoy, 1967) continúa haciéndose preguntas sobre el escenario. "Me cuestiono mucho, constantemente", confiesa. La respuesta quizás se la puedan dar los ocho Premios Max que atesora, el último a la mejor coreografía por El lago de las moscas; humor, rock, blues y flamenco en directo con el que reciclarse frente el paso del tiempo.
¿Se atreve a definir con palabras El lago de las moscas?
Es una suerte de concierto donde a partir del rock la música empieza a visitar otros rincones. El punto de partida y de inspiración es el paso del tiempo, en una mujer y en una sociedad donde a partir de los 40 empiezas un poco a desaparecer.
El argumento no puede empezar de mejor forma: "De lo que le aconteció a la bella Blancanieves cuando se casó con su príncipe azul, se metió en palacio y le entró la depresión..."
Es una crítica con referencias puntuales y muy irónica a esa Blancanieves que cuando se mira en el espejo se da cuenta de que ya no es bella. Todo va en función de esa reflexión, que a pesar de que es dura, es un canto a la vida, a que hay aceptarse y centrifugarse, porque también hay una lavadora por medio. Hago en ella un truco de magia muy cachondo y duro porque me pego un buen rato dentro.
Por aquello que usted dice de que "un buen centrifugado te puede cambiar la vida"...
Claro, porque si lo que hay es lo que hay, y no se puede cambiar, no tenemos por qué estar todo el día luchando contra ello. Yo opto por tirar pa alante con lo que uno tiene.
¿Y cómo se traduce en escena?
Es un espectáculo muy enérgico donde una mujer, que soy yo, es la que lleva la voz cantante. Con un alter ego que a veces la ayuda en ese periplo y otras la manipula y parece que le pone la zancadilla. Se ve muy claramente.
¿Y las moscas?
Hace un poco referencia a la banda de músicos en directo. Por el ruido, porque fue una locura de creación, con ellos tocando en directo, un enjambre absoluto. También porque a mí siempre me ha gustado mucho el vestuario de la gasa, por mi formación de bailarina clásica más aún. Al final acabamos todos con tutú.
Y sin bajarse de sus clásicas zapatillas de punta rojas...
Sigo trabajando con ellas pero ya no sólo tirando al flamenco. Aquí lo hago de una manera más diseccionada, difícil de determinar, contemporánea pero con pinceladas flamencas, que siempre me gusta. Sigo investigando .
¿Es ésta su propuesta más arriesgada?
Para mí todas son arriesgadas porque me muero de miedo siempre antes del estreno (risas). Lo que pasa es que aquí trabajo con elementos ya muy reconocibles, como la música en directo. Pero esta es donde más me desnudo personal y simbólicamente, donde me dejo más el alma . Bésame el cactus y esta pieza cierran un círculo en ese sentido. De verte tal cual eres y como piensas. Porque todo pasa por mí físicamente. Cuando hay más bailarines se disimula más.
Puestos a cuestionarse, ¿se plantea si venderá o no?
Nunca me planteo nada. La creación es algo que necesito hacer, necesito hablar de algo. Hay veces que he tenido expectativas de que se iba a vender y no ha sido así, y al contrario. Pero este espectáculo está siendo muy atractivo y estamos dando la vuelta al mundo .
¿Le roza la crisis por algún lado?
Sí que lo hemos notado, como todos, aunque yo no me puedo quejar porque tengo trabajo. Pero si se ve que hay un poco más de recelo a la hora de contratarte básicamente, porque luego ya hace tiempo que tenemos los teatros llenos. La gente va a ver danza porque tiene ganas, yo estoy convencidísima. Me da igual lo que piensen los demás. Lo tengo muy claro porque lo veo.
"Qué fácil ganar el mundo y perder el alma", ¿por qué recordarlo?
Porque es muy fácil perderse y hacer cualquier cosa por tenerlo todo: el éxito fácil y el dinero fácil, que es muy atractivo. Es muy lícito para quien quiera hacerlo, pero yo creo que hay que ir con cuidado.
¿El arte tiene la obligación de recordarlo?
Sí, de poderlo recordar, aunque hay artes que van muy rápido.
El espectáculo se acompaña de un libro donde recopila los 15 años de su compañía, ¿cómo resumiría tanta actividad?
Hoy precisamente se lo enseñaba a una persona que conoce bien el mundo de la cultura y me decía: "¡La verdad es que no has parado!". Me hizo gracia porque es verdad. Cuando miras atrás hay cosas que hubieras hecho de otra manera o no hecho, pero yo creo que lo importante es haber seguido ahí y con las mismas ganas e ilusión de antes. De momento no nos faltan.
¿Nota su evolución?
El trabajo diario y constante te da oficio. Lo de la evolución mejor que lo digan otros (risas). Aunque yo creo que sí la ha habido, en positivo. Y todavía queda más por evolucionar, advierto.
¿Se ha puesto una fecha límite para bajarse del escenario?
Yo todavía sigo con la marcha y la locura de bailar a tope, la misma que he tenido siempre, ya lo comprobaréis.
Me decía una compañera suya, Teresa Nieto, que con la edad una aprende a expresarse mejor con el cuerpo sin necesidad de tantos jetés...
Aprendes a medir, y a que no hace falta saltar tanto para expresar lo que quieres contar, eso seguro. Es más importante el cómo lo dices, y toda tu experiencia vital.
Prepara nuevo montaje para junio, ¿en la misma línea?
Voy a hacer un punto de inflexión. Me voy a tirar de la moto, probando cosas muy nuevas para mí. Este año he estado trabajando mucho en dramaturgia, con talleres y laboratorios, un proceso que ahora pondré en práctica como espectáculo. No voy a bailar porque no doy abasto con la gira de éste. Además, cada vez me apasiona más coreografiar y dirigir, ver cómo los demás se mueven ante tus ojos.
Con tanta oferta de ocio, ¿la danza sigue siendo válida?
Por mucha oferta que haya y muchos avances tecnológicos -que están muy bien, yo soy la primera consumidora- las artes vivas son imprescindibles en el ser humano. Ver cómo sudan delante tuya, cómo respiran y dicen un texto... para mí es absolutamente necesario.
Rocío Armas / MáLAGA | Actualizado 28.01.2011 - La creadora, en un momento de El lago de las moscas que irrumpe mañana y el domingo en el Cánovas.
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