SERGIO ARANDA
ENTREVISTA A SERGIO ARANDA
"Si tienes un sello propio no hay por qué temer a la
competencia"
Con 20 años, este malagueño ya ha visitado las plazas de medio mundo sólo
o con
Daniel Casares a la guitarra • Es un maestro de la improvisación "con
personalidad"
A la edad en la que otros andaban perdidos en la preadolescencia, Sergio Aranda (Málaga, 1988) comenzaba a labrarse su destino. Con 13 años dio sus primeros pasos como bailaor junto a una de sus grandes maestras, Luci Montes. Tras pasar por el Conservatorio Profesional de Danza, sus pies y manos decidieron probar el aplauso del público. A los 17 años en el Teatro Cervantes formó parte del espectáculo Málaga, dentro de la primera bienal de flamenco, un éxito del que aún se sorprende. "Fue mi debut en plazas de primera", recuerda. Esta noche, el ciclo Los jueves flamencos (que promueve la Diputación) le lleva de nuevo al escenario, por alegrías.
¿Hacia dónde mueve ahora sus pasos?
Aparte de trabajar en Madrid en Casa Patas y otros tablaos preparo un proyecto del que no me gusta hablar porque no está cerrado. Será flamenco llevado a mi terreno, sin salir de la pureza. Ahora mismo estoy en un proceso de creación y aprendizaje.
¿Y de quién suele aprender?
Cuando empezamos en esto todos tenemos algún artista en el que basarnos, un estilo que vaya más con lo que nos gusta. En mis inicios yo me fijé en Farruquito, por ejemplo, para luego ir creándome mi propia personalidad. Hoy admiro la intención y sabiduría de Antonio Canales, que ha sido un fenómeno aunque ahora, por circunstancias de la vida, no sea lo mismo. También me encantaba El Güito por soleás, o las farrucas de Malonete.
Ha participado en festivales de Suecia, Francia, Argelia, en Shangai con Daniel Casares, en Miami... ¿cómo reciben su baile?
Me valoran bastante y al flamenco en general, a veces hasta más que aquí, quizás porque lo tenemos más a mano. El flamenco es una cultura que se identifica fácilmente en cualquier parte del mundo. En cualquier esquina te puedes encontrar a alguien que te quita el sentío.
¿Y usted qué hace para tener los pies en la tierra?
Mira, yo con 17 años empecé a creerme eso de ser un buen bailaor. Y cuando me fui a Madrid enseguida me bajé del burro. Te puedes ver a una japonesa que baila mejor que tú. Hoy hay mucha competencia en el baile pero yo, teniendo la cabeza en mi sitio y un sello propio no tengo por qué tener miedo.
¿Y cuál es su sello?
Yo no soy nadie para decirlo, aunque lo que más domino es la soleá, lo añejo. Últimamente recurro mucho a la improvisación y parece que va bien. También me gusta innovar, pero sin perder la tradición.
El año pasado junto a Isabel Fayos acortó distancias con el espectáculo Málaga baila, Sevilla canta...
Tuvo bastante repercusión. Fue una especie de hermanamiento entre dos tierras que, por desgracia, en otros terrenos entran en polémica. Es cierto que Sevilla es la alcaldía de Andalucía, también en esto. Allí está la Agencia Andaluza del Flamenco, la primera bienal de flamenco se hizo allí... pero los de Sevilla también han mamado de Málaga, con Camarón en la gran Taberna Gitana, por ejemplo... Yo creo que un artista se identifica más por su personalidad que por de donde venga.
Vivir de lo suyo sin pasaporte será casi misión imposible...
Es muy difícil. Pero ni aquí, ni en Sevilla ni en Madrid. Hay que abrirse, salir a las grandes capitales por donde pasa todo el mundo y vender tu producto. Si te quedas en tu ciudad, te encierras y no creces.
¿Hay que arriesgar algo para vender flamenco?
En pleno siglo XXI tú bailas flamenco puro y el público no lo aguanta. Tienes que hacer algo que entretenga , darle un punto comercial sin salir de nuestra cultura. Para mí la pureza es bailar lo que uno siente y ya está.
Rocío Armas / Málaga | Actualizado 23.04.2009. Sergio Aranda en un momento del espectáculo Ocho territorios de la bienal Málaga en Flamenco 2007.
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