EL CHOCOLATE
ENTREVISTA A EL CHOCOLATE
"El duende es cuando tu no te gustas y el público goza"
Canta Chocolate en Madrid (Colegio de Médicos), y la cita tiene pinta de acontecimiento. Antonio Núñez, de 71 años, es toda una institución del cante de Jerez y se prodiga poco. Siempre alejado de los circuitos principales, siempre a lo suyo, el cante por derecho, Chocolate acaba de grabar un disco (Mis 70 años con el cante, Gran Vía Musical), y BMG-EL Flamenco vive han reeditado sus históricas grabaciones con el Niño Ricardo. Como dice El Gran Wyoming: “Chocolate demuestra cómo se puede cantar en el siglo XXl sonando a las Cuevas de Altamira”. Cante clásico, de pellizco y emoción. Los que vieran “Flamenco”, de Carlos Saura, recordarán la cara única de Chocolate cantando por martinetes con el tiempo detenido.
¿Cómo ve el cante de hoy?
¿Ha evolucionado mal el
flamenco?
Ha evolucionado. Pero hace falta que se hagan las cuadraturas en su sitio, que
lo que se canta le haga pellizco a la gente. A mí me da igual, porque mientras
canten así yo soy Chocolate.
¿No le
gustan los jóvenes?
El cante está creado.
Y si se creara para mejorarlo, bien. Respeto cómo cantan los jóvenes, pero a mí
no me llegan. Parece que lo hacen por hacerlo.
¿Se
cantaba mejor antes?
Caracol, La Niña de los Peines, Tomás Pavón, El Sevillano por fandangos, El Niño
de la Calzá... También se cantaba malamente, pero es que hoy no se distingue el
flamenco. Antes había sellos: el de Canalejas, el de Vallejo, el de El Gloria...
Hoy todos tienen las mismas voces, los mismos quejidos. Si no aprendes de los
buenos, no puedes crear nada.
¿Tampoco
le gusta Morente?
Con ese no me meto, porque hace lo suyo, se reconoce su cante. Él lo ha creado y
yo lo respeto. Lleva su medida bien, puede meter una jota por siguiriyas. Lo
malo son los que quieren imitarlo. El cante es con la guitarra y ya está.
¿Y no
hay ninguno vivo que le guste mucho? ¿Ni Agujetas?
Agujetas canta flamenco, sí, con música pura. Y Rancapino también. Aunque las
voces.. Son muy afillás (rozadas), poco ortodoxas. Les gustan a los entendidos.
Pero el cante hay que hacerlo comunicándose con el público, pegando tu poquito,
haciéndolo también un poquito comercial. Si es puro puro, jondo jondo, se cae al
pozo.
¿Y el
pellizco se domina?
Se aprende si se quiere. Escuchando disquitos, y en persona. Yo aprendí con los
Caganchos, los Torres y los Pavones, y fui cogiendo mi personalidad. Escuchar
repercute mucho en que los jóvenes aprendan la musicalidad.
¿Le
gusta su disco?
Contento no estoy nunca con ná, pero sí estoy contento. Si hago una cosa a mi
forma, despacio, en dos meses y cobrando, sale bien. Si no cobro, sale de
cualquier manera. Hay cosas muy buenas, los cantes de Triana, sobre todo. El
próximo haría una antología del fandango, con más guitarras, Y si nos metemos en
lo moderno, una bulería americana.
¿Por
Frank Sinatra?
Sinatra tiene cosas muy bonitas para meter por rumbitas.
Y Nat King Cole.
Lo que hacía Antonio el
Chaqueta, lo que hace Chano Lobato, esas cositas me gustan. Otra cosa es cuando
se meten en los cantes básicos, los melancólicos. Ahí ya no se quejan como
deberían.
¿Es
usted un cantaor de inspiración, como Agujetas y Manuel Torre?
Yo soy más seguro que Manuel Torre, aunque no tengo aquel pellizco. Con él se
tiraba el señorito por la ventana. Hice varios discos con el Niño Ricardo y me
dijo que en seguridad no había comparación. Puedo tener noches malas. A veces le
gustan mucho a la gente. Yo no me gusto y al público le encanta. Eso será porque
tú no te has oído. Es muy difícil de entender. Un misterio. Tú no te gustas y el
público goza: eso es el duende.
Será que
le vemos poco.
Hace falta que me vean más. Lo que pasa es que tengo que ir muy cómodo: y si no,
no voy.
Creo que
habla usted de los cantaores filósofos...
¿Quién le ha dicho eso?
Su amigo
Juan Verdú.
Sí, para ser filósofo hay que pasar muchas fatigas, mucha hambre. Si no, no te
sientes, y si no te sientes, no puedes filosofar.
O sea,
que para cantar bien hay que haber sufrido.
Para cantar en tienes que haber tenido parones, y mucha vista gorda con el
señorito. Te pasabas la noche cantándoles fandangos al oído y a la mañana
siguiente te negaban el saludo. Eso es la filosofía, sentido del humor, hacerse
cargo de lo que pasa y ya está.
Ahora ya
no hay señoritos.
Antes duraban las juergas tres días. Ahora duran dos horitas, o dos horas y
media. Menos mal.
¿Hay
cantes chicos y grandes?
Quizá el más grande es el fandango, porque tiene cinco estrofas. Una bulería
tiene dos o tres; una siguiriya, tres o cuatro. El cante, si se canta bien y no
te cansa, es todo bueno. Hay gente que lo canta bien y otros que lo cantan mal.
¿Y cómo
va su matrimonio con la hermana de El Farruco?
Era el mejor bailaor. Ése es el que yo quisiera que volviera para poder hablar
del baile. Pero los buenos se van antes. Si te cuidas, duras más, pero las
maneras de los buenos eran de no cuidarse.
¿Usted
se cuida?
Ya no tengo que beber. Ya lo he visto todo y vengo de vuelta. Me mantengo bien
para la gente que le gusta esto.
¿Y sigue
tan flaco?
Siempre he pesado 50 kilos. Ahora peso alguno más. La tranquilidad te hace
engordar.
El País, jueves 25 de octubre de 2001
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