LA SERNETA
MERCEDES FERNÁNDEZ VARGAS, gran cantaora gitana, más conocida en el mundo de la historia del arte del cante flamenco con el nombre artístico de LA SERNETA, nació en Jerez de la Frontera en 1840 y murió en Utrera en 1912. Vivió desde los veintitrés años en Utrera, donde se inició como profesional del cante, debiendo haber actuado en los cafés cantantes de su tiempo, aunque no han sido halladas hasta la fecha referencias concretas de este supuesto, y sobre todo en reuniones privadas, gozando en su época de un gran prestigio entre la afición y los mismos profesionales más destacados, especialmente por su personalísima soleá, estilo por el que ha creado escuela. La Sarneta fue el nombre artístico de Merced Fernández Vargas, según afirmó ella misma en una entrevista publicada en 1901, originado por lo siguiente: "Porque disen de un pájaro, que le yaman serneta, que es mu ligero, y como yo era mu viva de pequeña, me decía mi mare: ¡Anda, que paeses una sernetiya! Y Serneta me quedó".
Según Juan de la Plata, vivió algunos años en Madrid dedicada a dar clases de guitarra a la aristocracia. Y Roberto de Palacio, que la entrevistó en 1895, dejó escrito sobre la Serneta en 1901: "Ni a la veterana Serneta, la cual hace seis años dejó entrever que si se pusiera, todavía cantaría probablemente. Mercedes andaba muy mal entonces (no es que hoy esté en la opulencia), y gracias a Chacón, el notable cantaor, pudo dar un concierto en el Liceo Rius (Madrid). Los años no habían pasado en balde por las facciones de la hermosa jerezana, y júzguese de la sorpresa del público al oír a aquella vieja cantar por soleares como ya no se estila. Los que la conocieron en sus buenos tiempos, recordaban su copla predilecta
|
|
|
Esto era cuando ella frecuentaba Palacio, se codeaba con la aristocracia y tenía discípulos de cante en familias linajudas, como la de Medinaceli, de Salamanca, de Prim, de Yarabo, Castellones y otras, y cuando por cantar dos noches en Jerez le pagaron dos mil reales... Mercedes la Serneta vive hoy del fiado de ropas, con un módico interés, alejada del arte y de sus glorias". El elogio más contundente sobre la Serneta, su cante y su belleza, lo dejó escrito Fernando el de Triana: "En esta gitana de sin par belleza, volcó la divina Naturaleza el tarro de la salsa y el grado máximo del faraónico estilo del cante por soleá: su voz era de una dulzura incomparable y entre los escalofríos que producían los duendes de sus cantes y aquella cara bonita para virgen, no cabía más factor intermedio que el oloroso vino de Jerez o la clásica manzanilla de Sanlúcar, complemento necesario para estar a gusto en tan simpático ambiente. Si yo hubiera fabricado cantares por aquel tiempo, seguramente hubiera hecho éste:
Quitarme de
que te quiera
es quitarme la salú,
porque a la calla callando
mi alma la tienes tú.
Y si con decir lo que se siente se peca, confieso que he
pecado a conciencia. Yo quisiera que mi inteligencia tuviese el desarrollo que
tienen las de otros seres que admiro para describir con más elocuencia el arte y
la majeza de tan extraordinaria artista, verdaderamente seductora cuando cantaba
estas letras de soleares en su propia salsa:
Dos vírgenes tiene Utrera, |
|
|
Después de esto, rindo
mi mayor tributo de admiración a la gloriosa utrerana, dedicándole de éste
mi mal fraguado cantar, alarde de la mayor y más religiosa devoción que
siempre le profesé:
Dije que me echaría
|
|
En 1963, Ricardo Molina teorizó así sobre las
soleares de la Serneta: "Con los cantes de Merced Fernández Vargas hemos tenido
mucha suerte. Conservamos cinco o seis soleares suyas. Algunos cantaores, vivos
aún, conocieron personalmente a la maestra de la soléa y de ella aprendieron sus
cantes. Tal, Pastora Pavón, que de niña pasó temporadas en casa de la Serneta. A
la Serneta le gustaba el cante de Pastora. Tanto Pastora como su hermano, el
gran Tomás, hicieron magistralmente los cantes de Merced. También solía
cantarlos Manuel Torre. Por su conducto han llegado hasta nuestros días
salvándose del olvido, pues la Sarneta no llegó a hacer discos. En las soleares
de la gran cantaora jerezana late el alma de Sevilla. Es la vieja y grave
escuela de Triana la que se remoza en el arte inimitable de Merced. Es un eco
vivo y directo de la bravía Andonda el que endulza y pasa del grito al gemido en
las soleares de la Serneta. La difusión de sus cantes fue enorme. Juan Breva y
Chacón los hacían con frecuencia, y los que muchos califican a la ligera de
soleares de Juan Breva, son los de Mercedes Fernández Vargas".
Cuando murió la Sarneta
Me acuerdo de cuando puse |
|
Gaspar Núñez de Prado transcribió la soléa que
sigue, como "copla preferida de la Sarneta":
|
|
Por el testimonio de una sevillana de su época, Joaquina de la Vega -nacida en 1832- en declaraciones a "El Liberal" en 1928, la Serneta también cantaba martinetes, polos y seguiriyas. En opinión de José Blas Vega, don Antonio Chacón contribuyó decididamente en la divulgación y conservación de las soleares de la Serneta, y escribe comentando las grabaciones chaconianas por soleares: "Esta primera grabación, de las cuatro que impresionaría Chacón (por soleares), se abre con el cante de Mercedes la Serneta, insinuante de la admiración que siempre sintió por la excelente cantaora. Esta constante admiración quedó también reflejada en los frecuentes viajes que hizo a Utrera a escucharla, en el homenaje benéfico que le organizó en 1895, y sobre todo en la interpretación de su cante, siempre a flor de boca. Aunque el cante de Mercé tuvo siempre vigencia en versiones de Juan Breva, Manuel Torre, Tomás Pavón, Pastora Pavón, Vallejo y otros, fue Chacón quien más contribuyó a su divulgación, influyendo en forma muy directa en otros cantaores, como en el caso concreto de Juanito Mojama".
VIDEO |
|
AUDIO |
Acompañado por Ramón Montoya |
extractos historicos, fotografías y diseño de José Maria Ruiz Fuentes |
El Arte de Vivir el Flamenco © 2003 |