PACO DIOS
FRANCISCO DIOS CANALEJO, cantaor payo, más conocido en este
mundo del arte flamenco con el nombre artístico de PACO DIOS, nació en Benetúser
(Valencia) en el año de 1938. Se cría en Villafranca de Córdoba, trasladándose a
la capital donde habita en la Plaza de San Agustín. Es vicepresidente de la
Federación Provincial de Peñas Flamencas. Gran conocedor de la obra musical de
Ramón Medina. La Córdoba cantaora de Paco Dios.- Para Paco Dios, el flamenco no
es, a pesar de calificársele sólo como aficionado, una actividad más o menos
absorbente en su vida. Para Paco Dios el flamenco es su vida, lo vive con la
fuerza de la pasión y con la sabiduría de la experiencia. Entablé amistad con él
a raíz de una conferencia que impartí sobre Pepe Pinto en la Peña Flamenca de
Córdoba (de la que era el presidente), y desde entonces cuajó una afinidad
flamenca y personal. Y desde que lo conocí, me di cuenta de que estaba ante una
persona cuya entrega por el flamenco le impregnaba su personalidad y hasta su
forma de ser y de estar.
El cante en la voz del cantaor
es grande porque así se hace,
de todos los buenos maestros
como en la voz de Paco Dios,
para toda aquella buena afición,
que podamos siempre recordarlo
en este mundo del cante flamenco,
como ha uno de los más grandes
que hemos tenido en la historia
de nuestro perfecto cante flamenco.
Y no puede ser de otra manera, cuando empieza a aquilatar las vivencias del mundo flamenco a la ya temprana edad de 10 años, cuando iba con su padre, Juan de Dios, tenor de la Peña Ramón Medina y amigo del compositor, para el que creó algunas composiciones, a la Peña El Limón, allá por la calle Montero (bar Casa El Pancho). Seguro que desde entonces Paco Dios supo y encontró lo que le gustaba y quería hacer. Y viviendo en un barrio tan flamenco como San Agustín, a los 15 años comienza a frecuentar en el mismo y aledaños, en la zona de La Piedra Escrita, las tabernas: La Paloma, Casa Fermín, Casa Mariano o Casa Pepe el Habanero; en las que no sólo se podía cantar, lo cual ya casi ha desaparecido, como aquel cartel que prohibía cantar mal o bien, sino que casi era una obligación. Y allí, con sus amigos Rafael López Recio y Paco Ruiz, siguiendo el compás con los nudillos sobre la mesa o la barra (en aquella época no eran habituales las guitarras); empezó a escuchar los cantes del Niño de La Magdalena, Onofre, Pepe Lora, Ramón de los Llanos, Navajitas, los hermanos Mojinos, Paco Jiménez, El Niño de la Corredera. En esos años graba en Radio Córdoba (EAJ 24), un disco con El Ciego de Almodóvar y Rafael López Recio, de quien dice fue su verdadero maestro y con quien iba al Alcázar Viejo a cantar los domingos y al Campo de la Verdad (el Bar de los Peces), al que también iban Antonio Mairena y Ricardo Molina. Así no es difícil, con estos antecedentes, que la "cordobesía" flamenca de Paco Dios sea una de sus señas más profundas de entidad. Y que el nombre de Paco Dios queda ya unido a la historia del flamenco de Córdoba, junto a los ya citados y otros.
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Sus cantaores de referencia, sobre todo a partir del Concurso
de cante de 1956, son Fosforito, Mairena, y también Caracol. Realiza actuaciones
en lugares tan dispares como Santander, Nimes o Valladolid. Indaga en la
tradición flamenca y como consecuencia de ello ha resucitado la expresión
cordobesa de la Navidad Flamenca (de este cantaor que echa de menos por Navidad
hasta el olor a pestiños caseros en San Agustín), a través de los villancicos
por bulerías, o bulerías navideñas como las llamó Ramón Medina, con ciertos
aires gaditanos. En Sevilla, en el kiosko Las Flores (haciendo la mili), alguien
exclamó: "¡Cómo cantan los payos!", y consigue el 2º Premio Juan Breva. Fue
fundador del Rincón del Cante con Rafael López Recio y Paco Ruiz, en los años
sesenta, y es socio de la Peña Flamenca de Córdoba desde hace 30 años. Ha sido
jurado entre 1998 y 2004 del Concurso Nacional de flamenco y de los Jueves
Flamencos y lo es del Premio Campos de guitarra, que organiza el Ateneo de
Córdoba.
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Un rasgo muy característico de su cante es que dota de actualidad a las letras antiguas. No es que las recree, sino que su sentido literal lo extrapola a la realidad actual, trayéndolas a colación como si fueran hechas "ex profeso". Sorprende cantando las serranas de la huida a Egipto que, se gún afirma, aprendió de Pepe El Poli (hijo de Julio El Poli que la grabó con Ramón Montoya en Madrid). Aunque cuando yo lo conocí me sorprendió cantando, por supuesto en la barra de un bar, una mariana (como la cantaba Bernardo El de los Lobitos); ese canto, tan bello y emocionante, repleto de atávicos sonidos y, quizás por eso, ya casi extinto. Ha escrito Agustín Gómez: "¡Qué maravillosos rincones del recuerdo tiene siempre a mano Paco Dios. La Córdoba profunda y eterna siempre aflora en su cante paladeado!". Y paladeado, añado, como en una bodega montillana, el cante de Paco Dios nos ofrece el vino fino de los cantes gaditanos y de compás, el amontillado de los cantes fundamentales (seguiriyas, tonás), la solera de los cantes de Córdoba y el pedroximénez de los cantes de ida y vuelta y abandolaos.
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Dice Caballero Bonald que escribió su libro Luces y sombras
del flamenco "...para contrarrestar la tantas veces saqueada dignidad del
flamenco a cargo de falsos ídolos, modas ramplonas y supercherías de ocasión".
En fin, esta herencia cultural nuestra, una de las manifestaciones más rica de
la música popular occidental, seguirá sin duda viva y a salvo, mientras
cantaores como Paco Dios nos recuerden con su voz y su estilo, que el aguijón
del cante se hunde en un látigo de emoción y a veces de incredulidad y misterio,
en la piel y el corazón del que le escucha. Antonio Varo Baena. Venero flamenco
en Bodegas Campos, col. Arca del Ateneo.
El material recogido en este artículo procede de una entrada de Cordobapedia, bajo licencia GFDL, previamente cedido por el Ateneo de Córdoba para su edición en Cordobapedia
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Homenaje a Paco Dios |
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