MANUEL CAGANCHO
MANUEL
RODRÍGUEZ GARCÍA, cantaor de la más pura raza gitana, más conocido por
MANUEL CAGANCHO, nació en el barrio de Triana (Sevilla) en el año 1846 y murió en su
Triana haya por el principio del siglo XX, sin embargo se desconoce su fecha de
fallecimiento, Forma parte de la revolución de los cantes Trianeros, junto a los
Pelaos o de Frasco el Colorao. Estébanez Calderón lo menciona con la fiesta de
su Baile en Triana como uno de los más importantes cantaores de la época.
Su
barrio de triana
siempre lo recordara
cuando en todos sus rincones
se le oía cantar por Seguiriyas
y los puros cantes por solea,
Aunque siendo
uno de los más grandes, cantaores que se conoció en Triana, poco más se sabe de
él, como dato muy importante que creó varios estilos por seguiriyas, que gracias
a las compañías de grabación se le pudo dejar grabado unos cantes en discos de
cera, por seguiriyas y solea, que tengo el honor de poner como homenaje para
recordar su forma cantaora.
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También fue muy
conocido por el cante por seguiryas,
de reniego de mi sino, que Tomás Pavón, saco la más pura esencia de esa letra,
como algunos cantes más trianeros
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Discos encerados de finales del siglo XIX, Museo del flamenco en Jerez de la
Frontera
CAGANCHO, Manuel. Nombre artístico de Manuel Rodríguez García. Sevilla, 1846‑siglo XX. Cantaor. Hijo de Antonio Cagancho, padre de Joaquín Cagancho y El Rubio Cagancho y abuelo de Cagancho. Su vida artística estuvo limitada a la reunión de cabales, en su barrio de Triana. Fernando el de Triana, describió entusiásticamente sus cualidades cantaoras: «Cuando salía cantando con aquella voz machuna de temple brusco y de gran potencia, esforzando las notas más y más hasta coronar los cantes, daba una sensación de tragedia por el gesto realizado; y para qué decir que presencié muchas veces que al terminar los cantes de este gitano de pura raza, los otros gitanos que le acompañaban y muchos gachés que por fuera le escuchaban, pagaban su arrebatador delirio con romperse la ropa y echar por alto todos los cacharros que tenían por delante. Esto era toda la compensación de aquella obra magna e inimitable. Cuando más solía ocurrir el destrozarse la ropa de entusiasmo, era al cantar el gran Manuel esta siguiriya: "Ar señó de la ensinia / le ayuno los viernes / porque me ponga al pare e mi arma / aonde yo le viere". Esto no había quien fuera capaz de escucharlo sin estremecerse y experimentar una sacudida de nervios que sólo con el vino se aplacaba». Ricardo Molina y Antonio Mairena, en su obra Mundo y formas del cante flamenco, incluyen a Manuel Cagancho entre los creadores de cantes por siguiriyas: «Los dos que conocemos del Sr. Manuel son de factura arcaica y de grandeza sobrecogedora. Una absoluta ausencia de adorno, un dificilísimo ligado, una sutileza melismática extraordinaria, una sobriedad primitiva y una seriedad impresionante: tales son las características más salientes. Conservamos dos siguiriyas. La primera suele interpretarse con esta letra: "Reniego de mi sino / como reniego de la horita, madre, / que t'he conocío". Su aire recuerda a las tonás. El primer verso se repite dos veces; sigue brevísima pausa y los versos 2 y 3 se cantan de un tirón, sin descanso hasta el final. La segunda siguiriya vincúlase tradicionalmente a la letra siguiente: "Y Dios mandó el remedio / y pa este mal mío y de mi compañera / que yo lo busco y no lo encuentro". La arquitectura típica de la copla ha sido rota, pues el tercer verso debía tener seis o siete sílabas y tiene nueve. Su estilo es de siguiriya de cambio, por lo que compone un todo unitario con la anterior y ofrece valiosísimo testimonio completo de cómo se cantaba en Triana a mediados del siglo pasado». Con relación a lo anteriormente transcrito, hay que añadir que también se conoce otra siguiriya pura de Triana, cantada por Pepe de La Matrona: «No pierdas la esperanza / que aunque el pocito era jondo / la soguita alcanza», proveniente de los de Cagancho. José Blas Vega asegura que cantó con Chacón, en el Café de La Marina sevillano, en una noche de gran juerga, sus siguiriyas Dios mandó el remedio y No pierdas la esperanza, añadiendo que en el citado local Manuel Cagancho «grabó en un primitivo cilindro de cera las siguiriyas Por tu causa me veo y Qué remedio habrá». Puntualizando al respecto: «Grabación de lo más decepcionante que uno puede escuchar atendiendo a la leyenda cantaora de esta familia».
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Homenaje a Manuel Cagancho |
autor e imágenes de José Maria Ruiz Fuentes |
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