LA ANTEQUERANA
JOSEFA MORENO, cantaora paya, más conocida en la historia del arte del cante flamenco con el nombre artístico de LA ANTEQUERANA, nació en Antequera (Málaga) en el año de 1889, Siglo XX. Cantaora y guitarrista. Debutó como profesional en Jerez de la Frontera, cuando tenía catorce años, actuando en el Café Cantante La Primera de Jerez, acompañándose ella misma sus cantes con la guitarra. Al año Siguiente, 1904, viajó a Melilla y Tánger, donde igualmente actuó con éxito. Tras una corta estancia en Málaga, donde trabajó en sus cafés cantantes, se trasladó a Madrid, para cantar en los cafés de Naranjeros, del Gato, de la Marina, del Brillante, etc. Seguidamente y siendo todavía muy joven, fue contratada para actuar en Nueva York, desde donde pasó a La Habana, en 1913, permaneciendo en la capital de Cuba durante tres años
La
Antequerana más flamenca,
Esta en el cielo cantadote
a los astros y a las estrellas,
con ese arte tan grande,
que tenía ella era la reina
de los cantes por bulerias,
De un compás tan único
era un genio del cante,
Con mucho estilo y sabiduría,
Por eso toda la buena afición
la adoraban y la querían
Después de cantar en Méjico,
volvió de nuevo a tierras cubanas, hasta que, en 1917, cubierta de joyas,
regresó a Madrid, donde conoció a don Antonio Chacón, con quien cantó ese mismo
año en la plaza de toros de Morón de la Frontera. Igualmente alternó con el
guitarrista Ramón Montoya, que la acompañó en algunas ocasiones. También fue muy
popular en Sevilla, donde trabajó en Novedades y en el Teatro Imperial. Su vida
transcurrió principalmente en Madrid, formando parte de los elencos flamencos de
sus teatros y colmaos. En 1961, se le dedicó un reportaje en un rotativo
madrileño, firmado por Antonio González, en el que se reseñaba: «El médico le ha
dicho a Josefa Moreno que no debe cantar. Hace dos años padeció una
bronconeumonía con principios de pleuresía, y está en peligro su vida si lo
hace. Mas no le hace caso a su padecimiento. No puede hacerle caso, porque vive
del cante y por el cante». En aquella fecha se ganaba la vida cantando con su
guitarra por los lugares madrileños de Cuchilleros, Puerta Cerrada y la Plaza de
Santa Ana: «Donde ofrece al auditorio que lo solicite -apuntaba el citado
periodista- sus tarantas y siguiriyas, y también zambras de su creación. A
cambio pide lo que la buena voluntad de la gente quiera darle.
|
|
José Blas Vega, en nota a pie
de página de su biografía de Chacón, nos describe su imagen y su quehacer en sus
últimos años: «...nos cantó varias veces soleares de buen cuño, amén de otros
cantes más livianos... Era todo un personaje de la noche madrileña. Menudilla,
con ojos brillantes de ratita, muy mal trajeada, con su cigarro en la boca
avivando su bronco-neumonía, y su guitarra bajo el brazo dentro de un
destartalado estuche. Su lengua era de lo más viperino, y lo primero que hacía
al entrar en algunos de los bares, era echar una recalada fulminante al
personal, y mientras movía la cabeza de abajo a arriba, de sus labios salían en
voz baja una sarta de maldiciones. Debió morir al pie del cañón a mediados de
los años setenta
|
|
VIDEO |
|
AUDIO |
Homenaje a La Antequerana |
Diccionario Enciclopédico del Flamenco. Edit. Cinterco 19 |
El Arte de Vivir el Flamenco © 2003 |