ANTONIO
ABAD SÁNCHEZ LIMÓN, cantaor de flamenco, más conocido en el mundo de la historia
del arte del cante flamenco con su propio nombre artístico de ANTONIO ABAD,
nació en Málaga el día 15 de marzo del año de 1901, murió en Madrid en 1985, a
los 84 años de edad, Siendo un niño, hijo de empleados de los Consumos, el
destino le llevó pronto desde la Málaga en que nació al Alosno de su crianza, y
desde allí, con catorce años, a Huelva. El empresario Francisco Orta Rebollo le
contrató unos años después para trabajar como cajero en la oficina de
recaudación de las contribuciones de la capital, según los datos biográficos
aportados por Manuel Romero Jara.
Vista parcial de Alosno, (Huelva)
Iglesia de Nuestra Señora de Gracia (Alosno, Huelva)
Por su afición, siendo muy joven todavía, ya había asimilado y metido en su
cabeza y en su corazón las emociones y el dejillo de los fandangos de su pueblo,
como dejaron escrito quienes le conocieron y le trataron (principalmente,
Francisco López Jara, y más tarde Juan Gómez Hiraldo, que se ocuparon de la
trascendencia de su cante). Si a su juventud y sus conocimientos añadimos rasgos
destacados de su personalidad, como que era muy sociable, empático, buen
conversador, muy educado y con mucha afición por los cantes, tendremos definida
la figura emblemática que estuvo en el lugar justo y en el momento adecuado. Así
fue, porque Antonio Abad resultó ser una persona determinante en aquel presente
del fandango y en su futuro, como vamos a ver seguidamente.
El Alosno (Huelva). CUNA DEL FANDANGO
Huelva, Ermita del Rocío
Buen conocedor de los fandangos de su pueblo, llegó a los ambientes flamencos de
la capital poco antes de los años veinte, encontrando un pueblo grande poco más
de treinta mil habitantes, en el que había gusto por el flamenco, desde luego, y
unos cuantos cantaores destacados aunque la afición al fandango no llegara a la
que había en el Alosno. En las décadas finales del siglo XIX y primeras del XX,
muchos alosneros se habían trasladado a la ciudad para trabajar como empleados
de las empresas que habían montado los ricos de su pueblo en sectores como la
banca, la minería, el comercio y los servicios.
Málaga, plaza de la Merced
Málaga, Alcazaba, torre de la bóveda vaida
Y allí,
siguiendo la costumbre habitual de los alosneros de reunirse entre ellos, hablar
de sus cosas y echar ratos juntos, Antonio Abad fue un asiduo de aquellos
encuentros de tertulia y cante. En tales reuniones se le escuchó cantar y
demostrar sus conocimientos, ganándose pronto la fama de buen cantaor y de
conocedor de los diversos estilos de fandangos. Fama que trascendió fronteras,
llegando a aprendices y aficionados que lo buscaban en sus ratos de asueto para
escucharlo, como dejó escrito Francisco López Jara.
En Huelva
vivió con su familia hasta 1943, cuando cerró la oficina en la que trabajaba,
recalando después en Isla Cristina como apoderado de un empresario del sector
pesquero. Posteriormente, tras enviudar, se marchó a vivir con su hija a las
Islas Canarias, volvió a cambiar de trabajo, ahora como apoderado de un inversor
italiano, y finalmente falleció en Madrid, en una de las visitas que hacía a su
hijo. Sus restos mortales están enterrados en Isla Cristina.
Madrid, Puerta del Sol
Madrid, calle de Alcalá y panorámica
Por la
descripción que hace de su cante López Jara cargada de nostalgia por la juventud
compartida, Antonio Abad debió tener mucho encanto diciendo los fandangos y
acompañándose él mismo con un guitarrillo para entonar los aires alosneros
Según cuentan quienes le conocieron, fue el mejor instructor de los fandangos de
Alosno en el momento más decisivo para su difusión y su enseñanza, porque ambas
funciones ejerció Antonio Abad desde su afición marcadamente alosnera.
Se habla
principalmente del Niño de Marchena, que habría vivido en Huelva un tiempo,
“quizás un mes”, aprendiendo de sus cantes casi todas las noches en un rincón
del Círculo Mercantil, en El Comercial o en el café Nuevo Mundo, cantando y
hablando de los fandangos, de sus letras y sus ambientes y del flamenco en
general. Allí cantaba, a veces durante horas, los fandangos valientes para el
aprendiz sevillano y otros oyentes ávidos de conocerlos “Aquellas veladas
recordaba López Jara eran todo una diversidad de gloriosas facetas llenas de
melodías. Era todo un poema del misterio del cante alosnero! Y todo lo hacía
Pepe para penetrar en los duendes de los personalísimos estilos de Antonio
durante aquellas gratas e inolvidables jornadas!”.
Lo que
aprendió Marchena de esa estancia en Huelva se ve reflejado a la perfección en
su discografía: en sus primeros discos canta diversos estilos de fandangos
huelvanos con un compás y un aire impecables. El que sería en los años
siguientes el cantaor buque insignia del fandango en la ópera flamenca, aprendió
en Huelva, básicamente escuchando a Antonio Abad. En sus primeros tiempos como
artista, Marchena es el cantaor que mejor reproduce el canon de estos fandangos.
Pero no solo él. Antonio Abad fue también fuente de aprendizaje para los
cantaores locales. Podemos imaginar a jóvenes como el Niño de Rengel, al Niño
Isidro tan impregnado de lo alosnero en sus creaciones, jóvenes alrededor de la
veintena, o a El Comía, escuchando y aprendiendo unos fandangos que por entonces
eran casi desconocidos más allá del pueblo andevaleño. Y otros artistas allende
Manzanilla
Antonio
Abad Sánchez Limón nace en Málaga en el 15 de marzo de 1901, por estar su padre
trabajando en los consumos, hijo de los alosneros Isidoro Sánchez Marín y de
María Limón Limón. Nos cuenta Cristóbal Caballero, que Antonio Abad fue
bautizado en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de Gracia de Alosno, el 8
de mayo de ese año y que sus padres se habían casado en 1898, siendo una familia
bien situada en la sociedad alosnera para la recaudación de los impuestos de
consumo.
Vuelve
Cristóbal a hablar de Antonio Abad, para decir que fue un depurado estilista y
que nos dejó un bello fandango, con grandes y armoniosas subidas y bajadas de
tonos, y que entre sus letras destacadas tenemos las siguientes: Adiós calle del
“mal pago” ¡Cuántos paseos me debes! ¡Cuántas veces me han “tapao” las sombras
de tus paredes las tejas de tus “tejaos”! Anoche en tu ventanita llorando me dio
la una no me quisiste abrir corazón de piedras duras
La
infancia de Antonio Abad transcurre en Alosno y se trasladó después a Huelva
para trabajar como cajero en la oficina de recaudación. Se casó allí con Josefa
Villegas y tuvieron dos hijos. Con posterioridad y debido al cierre de la
Oficina de Recaudación de Contribuciones en 1943, se trasladó a Isla Cristina,
para trabajar de apoderado de Augusto García Limón, que poseía negocios de
conservas, barcos, pescados y astilleros.
Al quedar
viudo en 1954 y tras jubilarse en 1960, se traslada a Las Palmas de Gran
Canarias con su hija Mari Pepa. Allí, a pesar de estar jubilado, ejerció de
apoderado de un empresario italiano llamado Barracetti. Crea un estilo único y
muy valiente, aunque dicen que lo cantaba con poca voz, pero con un gusto y una
musicalidad asombrosa y con unos tercios impresionantes. Es tal vez el fandango
más claramente diferenciado de Alosno y que ha gozado del favor de los más
diversos artistas del flamenco El estilo de Antonio Abad posee unas subidas y
bajadas muy acusadas, guardando su toná cierta parecido con las Coplas de Tío
Mateo, “El del Coto”, al que nos referiremos más adelante. Buenos mozos hay en
la guardia carabineros Reales pero se llevan la palma Guardia de los
Provinciales.
Indica
David López, siguiendo las investigaciones de Romero Jara que “el cante de
Antonio Abad tuvo una enorme trascendencia en Huelva capital, ciudad en la que
residió este estilista alosnero desde 1914-15 hasta 1943, coincidiendo con los
años en que se fueron conformando y madurando los estilos personales de
fandangos más populares de Huelva”. Gitanillos de la “Cava” mañana me voy a
morir venid gitanos y gitanas “toítos” a rezar por mí que la vida se me acaba.
Mapa de la provincia de Huelva
Escuchar los cantes de
Huelva
1. Rocío Jurado (Fandangos de
Alosno y
Pérez de Guzmán)
2. El Sordera y Romerito de Jerez (Fandangos de Huelva)
3. Niño de las Cabezas, Domingo Alvarado y
Pepe Segundo
(Aires de Huelva)
4. Álvaro de la Isla (Fandangos del Connquero)
5. El Sordera y Romerito (Huelvanas de baile)
6. Manolo Cantarrana y Los Panderetos
(Viejos Fandangos de Huelva)
7. Los Doñana (Rocieras)
8. Rocío Jurado (Sevillanas Bíblicas)
Duración 22:58
Recordando los Cantes de Huelva