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ADELITA DOMINGO - CANCIÓN ESPAÑOLA |
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ADELITA DOMINGO
ADELITA DOMINGO CARMONA, bailaora y cancionista, concertista de piano y maestra de cante y baile, mundialmente conocida en el arte de la historia de la música y la canción con su propio nombre artístico de ADELITA DOMINGO, nació en Sevilla el día 21 de abril del año 1930, y murió en su ciudad natal de Sevilla el día 31 de julio del 2012. Discípula de La Macarrona y de Ángel Pericet. Se inicio en compañías juveniles, para dedicarse seguidamente a la enseñanza de su arte en su propia academia, desde hace cerca de cuarenta años, contando entre sus alumnos a Paquita Rico, Lolita Sevilla, Mikaela, Conchita Bautista, María Rosa, Imperio de Triana, Gracia Montes, Roció Jurado, Macarena del Río, Estrellita Mónica, Lolita Arispón. Carmen Florido, Encarnita Polo, Cristina Hoyos, Merche Esmeralda, Ana María Bueno, Matilde Coral, Manuel León, y Lola y Paco Fabra. De su academia, durante varios años. Salieron muchos de los componentes de los espectáculos Galas juveniles, que tuvieron lugar en el Teatro San Fernando, edificio donde ella nació e impartió sus primeras clases,
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Fallece Adelita Domingo, maestra de tonadilleras
Nacida
en el teatro San Fernando, desde 1964 residía en la Alameda de Hércules.
Se llamaba Adelita por doña Adela, la dueña del teatro San Fernando en el que
nació la que sería maestra de tonadilleras Adelita Domingo, que este martes
falleció en Sevilla, su ciudad natal y artística, a los 82 años de edad. "Eres
tercera columna / presidiendo la Alameda / como una diosa / entre hércules / te
adora Sevilla entera". Versos que tenía enmarcados en su casa de la Alameda que
adquirió en 1964 y por la que tantas niñas que querían ser artistas pasaron en
su aprendizaje. Clásicos populares. Este epíteto radiofónico resume a esta mujer
del pueblo y de sus expresiones más preclaras que se consideró a sí misma una
clásica y como tal le declaró la guerra a la vulgaridad. "No me gustan los
artistas de ahora, los sistemas de ahora", decía en una entrevista a este
periódico en septiembre de 2005, con 75 años.
Doña Adela colocó al abuelo de Adelita de conserje en el teatro donde nacería su nieta. Allí llegó el tramoyista de una compañía madrileña, Antonio Domingo, que se enamoraría de la hija del conserje. Su vida fue puro teatro desde que vino al mundo en 1930. Con ocho años, su madre le compró el primer piano y la llevó a la academia de Ángel Pericet. Con 12 años era una niña-prodigio y con quince se tenía que poner medias para que la respetaran las alumnas, algunas como Paquita Rico mayores que ella.
Se casó en 1954 en el Gran Poder con un soriano que como tantos de aquella tierra se vino a probar fortuna a Sevilla. Reverso de Antonio Machado, esta Leonor era del sur. Su marido fue uno de los fundadores de la Casa de Soria. Quinta columna de la Alameda de Hércules, se integró al paisanaje de un microcosmos que fue cantera de artistas, cuando eran chiquillos esos Manolo Caracol y Chicuelo que ahora cortejan a la Niña de los Peines en el tríptico de estatuas que reinauguraron los ediles Monteseirín -el alcalde que le dio la medalla de la ciudad- y Torrijos con Adelita Domingo sentada en la terraza del Badulaque contemplando la escena con un rictus de escepticismo.
La llamaron de Madrid para montar allí una academia similar. La tentaron del extranjero, pero Sevilla era su ciudad y su destino, y el mundo, que nunca le fue ajeno, le interesó como turista. En su casa de la Alameda guardaba cual tesoros álbumes ordenados cronológicamente de sus viajes por todo el mundo: de los fiordos a Tailandia, de Jordania a los Países Bajos. Siempre con su cámara de fotos. Viajó primero con su marido y cuando enviudó empezó a hacerlo con su tía y finalmente en solitario.
"En Madrid estaban las artistas, pero la fábrica estaba aquí", decía con sorna. Lo sabía Lauren Postigo, que acudía a su escuela por nuevos valores. De allí salieron Estrellita y Rosarito, dos niñas-prodigio de la época de Marisol y Rocío Dúrcal reclamadas por el celuloide. La actriz trianera Antoñita Colomé, de la que acaba de conmemorarse el centenario de su nacimiento, se acercó a su escuela para que le mejorase sus actitudes musicales.
Paloma San Basilio recuerda como "una liberación" cuando su hermana Mayte la llevaba a la academia de Adelita Domingo. Por la que también pasaron la eurovisiva Pastora Soler o Tamara, también nacida en la Alameda, la patria de Pastora Pavón, hoy afincada en Barcelona. Adelita Domingo se inventó su propia Operación Triunfo para descubrir valores que surgían de una cultura espontánea. Achacaba el crepúsculo de la tonadilla y de la copla a dos fenómenos, la capacidad de fagocitar nombres de las casas de discos y la pérdida del cordón umbilical. "Antes las niñas se criaban escuchando cantar a sus madres". Muchas madres dejaron de cantar y cambiaron de hábito. "Aquí traían a las niñas, algunas con dos años. Las dejaban sus madres y se iban a El Corte Inglés".
Aunque cerró la Escuela de Tonadilleras, "si quieren artistas, que vayan al hospicio", decía en rebelde impostura, las puertas de su casa seguían abiertas para que sus amigos aportaran su talento y compartieran vivencias del paraíso perdido. Hace unos meses empezó a vérsela en silla de ruedas por la Alameda y prefirió no hacer alarde de su decadencia. La empezaron a echar de menos los camareros del Condal, el Hércules, el Corto Maltés, el Solito Posto, el Realito, esos nuevos bares modernos en los que sin distingos improvisaba su tertulia de amigas supervivientes, ¿verdad, Ángeles Fajardo?, con una cerveza siempre bien fría. En su fuero interno, suscribía la letra de una canción de la que fue su ídolo, Juanita Reina: "De las de bata de cola, qué pocas vamos quedando".
Alejandro Rojas-Marcos colocó una placa en su escuela de tonadilleras en 1994 cuando era alcalde de Sevilla. Nunca hizo causa con ninguna sigla ni adscripción política, partidismos que no encajaban en su mentalidad abierta de clásica popular. Preparó su último viaje después de un sinfín de expediciones al extranjero y un viaje interior al alma de sus alumnas. En su casa, entre espejos y reconocimientos, la acompañaba el piano que le regaló su madre con ocho años.
Hay un trozo de la ciudad que se va con ella. "Yo podía escribir un libro sobre mi vida. No me voy a poner al nivel de ahora, que la gente cuenta las desgracias por dinero". Se va inédita e incunable, vida entre las estatuas, quintacolumnista de la Alameda. Con el legado de este broadway castizo, be bop del duende y el pellizco, ahijada de doña Adela, madrina de una legión de niñas -y niños- que descubrieron la magia de hermanar el ritmo y la voz en la niña que vino al mundo en el teatro San Fernando. Entre la taquilla y el patio de butacas, con dos sesiones para regalarle felicidad a un público que vivía de penuria en penuria y no lloriqueaba.
Francisco Correal | Actualizado 01.08.2012 - Adelita Domingo./Antonio Pizarro,
en la foto Adelita Domingo. /Antonio Pizarro
Fallece a los 82 años Adelita Domingo, maestra de las grandes voces de la
coplaelcorreoweb
En
su academia de la Alameda se han formado las mejores voces de la copla española.
Maestra y pianista en la sombra, desde los 12 años formó a numerosas
principiantes en el mundo del cante, un arte que le fue reconocido con lamedalla
de la ciudad y de Andalucía. Adelita Domingo falleció a los 82 años tras varios
años enferma, dejando un hueco difícil de rellenar en el mundo de la copla y
entre las muchas personas que la querían. Hoy será enterrada en el cementerio de
San Fernando, tras una misa que tendrá lugar en el Tanatorio de San Jerónimo.
Domingo nació un 21 de abril de 1930 entre las bambalinas de un teatro, en el que se crió. Allí, fue donde se hizo artista, aunque nunca se subió a un escenario, sino que prefirió estar en la sombra, enseñando a jóvenes talentos que luego se convirtieron en estrellas del cante. Rocío Jurado, Isabel Pantoja, Paloma San Basilio, Paquita Rico, Lolita Sevilla, Macarena del Río, Conchita Bautista, Gracia Montes, Encarnita Polo o Cristina Hoyos fueron algunas de sus aventajadas alumnas. Una tarea a la que se dedicó durante toda su vida.
Y es que Domingo se sacó la carrera de piano con tan sólo siete años y a los 12 ya estaba enseñando todo aquello que sabía. Desde entonces no paró de trabajar, más de 70 años en la lucha. De hecho, aunque su enfermedad la retiró hace algunos años, ella seguía recibiendo a jóvenes principiantes en su casa de la Alameda hasta que las fuerzas se lo permitieron.
Reconocimientos. Todos los que la conocieron la recuerdan como una mujer incansable y completamente dedicada a la música lo que más le gustaba. Fruto de este intenso trabajo fueron las dos medallas que recibió en 2007 de la ciudad de Sevilla, de manos de su entonces alcalde Alfredo Sánchez Monteseirín, y de Andalucía en 2009. Además, en 2001 también fue galardonada con el Premio a la Mujer sevillana 2001.
Bética, ella siempre se ha sentido orgullosa de haber nacido en Sevilla, ciudad que ayer se volcó en su despedida. “Le doy gracias a Dios por haber nacido aquí, nacer aquí es un orgullo”, reconocía en una entrevista realizada hace algunos años. De hecho, era una enamorada de todas las costumbres sevillanas, siendo el gazpacho y el pescaíto frito su comida preferida; y la expresión “mi arma”, la que más le gustaba, pero sólo si salía de los labios de un sevillano. Amante y apasionada de la copla, siempre ha reconocido que su canción preferida ha sido Ojos Verdes. Hoy los suyos y sus muchos amigos le darán el último adiós. Descanse en paz.
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datos de buenas fuentes periodísticas + recopilación de José María Ruiz Fuentes |
El Arte de Vivir el Flamenco © 2003 |