LA BELLA DORITA
MARÍA YAÑEZ GARCÍA, cantante y bailarina de cabaré española, más conocida mundialmente con el nombre artístico de LA BELLA DORITA, nació en Cuevas de Almanzora (Almería) el día 23 de febrero del año 1901, murió en Barcelona el día 27 de junio de 2001. En 1913, a los doce años, se vio obligada a emigrar a Barcelona junto su familia (su madre, su abuelo, su tío y seis hermanos) debido a la penuria económica provocada por el cierre de las minas de plomo y plata de su pueblo natal. En la Ciudad Condal trabajó en una fábrica de juguetes y un taller de bordados.
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Con apenas dieciséis años, se fugó junto a quien se había convertido en su
marido (el primer matrimonio y más breve de los tres que tuvo a lo largo de su
vida). Tras una temporada como chica de alterne, se presentó en 1917 a un
concurso de belleza organizado por el Royal Cabaret, local en el que se
iniciaría en el mundo del espectáculo, debutando en 1923. Fue reina de belleza,
tanguista y cupletista en varias salas y teatros, como Pompeya, Rigat, Novelty,
Bataclán, Sevilla, Cómico, Español, Arnau, Victoria, Nuevo, o Apolo donde
comenzó a consolidarse su carrera. En esos años, tomó clases de canto y voz y
representó obras de teatro costumbrista catalán.
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Por fin recalaría en otro establecimiento de variedades, El Molino, donde
tomaría su nombre artístico definitivo y se convertiría en una estrella. En él
haría famosas canciones como La pulga, El tren, La vaselina, Poco a poco o
Fumando espero (del compositor Joan Viladomat y que más tarde cantaría Sara
Montiel). Fueron las décadas de los años 1940 y 1950 las de su mayor éxito,
siendo considerada la estrella más relevante del Paralelo de Barcelona y
comparándosela a menudo con la actriz Mae West por su brillante utilización del
doble sentido, directo pero nunca vulgar. Fueron conocidas las pasiones que
levantaba entre los hombres acomodados, muchos de los cuales sufrieron
enormemente por su amor. A su camerino se acercaron admiradores como el general
Sanjurjo, Lluís Companys o el futbolista Ricardo Zamora.
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Su fama se extendió por el país, actuando regularmente en Madrid, Valencia,
Bilbao, Zaragoza o Sevilla, donde solía inaugurar la temporada en el Gran
Casino, todas las Semanas Santas. Viajó además a París y visitó Montmartre, pero
opinó siempre que el Paralelo tenía más vida. Se retiró durante los años 1960 en
el Teatro Victoria con el espectáculo Historias del Paralelo. Llegó a regentar
su propio local, la célebre Sala Bagdad. Pasó los últimos años de su vida en la
Residencia Geriátrica El Pilar de Barcelona. En 1991, coincidiendo con su
nonagésimo cumpleaños, recibió la Medalla al Mérito Artístico de la Ciudad de
Barcelona. Y con motivo de su centenario, en 2001, se le rindió un homenaje en
la localidad barcelonesa de Gavá, en el que estuvieron presentes numerosos
artistas, representantes de la Generalidad de Cataluña y del Ayuntamiento de
Barcelona. Murió cuatro meses después.
La Bella Dorita, reina del Paral.lel
María Yáñez, la
mítica vedette del cabaret barcelonés fallece a los 100 años.
“Fumando
espero al hombre que más quiero….tras los cristales…” entonaba una exuberante
jovencita con aire inocente sobre los escenarios barceloneses en la década de
los años 20. Ella era “La Bella Dorita” y encandilaba con su aire pícaro y
atrevido a una legión de fervientes admiradores. La diva se llamaba en realidad
María Yáñez. De origen andaluz, había emigrado al barcelonés barrio de Gràcia a
los 12 años, en 1913, junto a su familia. El cierre de las minas de su pueblo
natal, Cuevas de Almanzora (Almería) fue la causa de su traslado a la Ciudad
Condal. A los dieciséis años, se fugó de casa junto a un joven que había
conocido tan sólo diecinueve días antes en un baile y se casó con él.Tuvieron
un hijo. Sería el primero de sus tres matrimonios y el más fugaz. En el taller
de bordados donde trabajaba entonces, una compañera la introdujo en el alterne,
al que se dedicó durante un breve lapso de tiempo, más tarde le sugirió
ofrecerse como tanguista en un cabaret del Paral.lel. En 1917 ganó un concurso
de belleza organizado por el Royal Cabaret, que supondría su bautismo artístico.
Debutó en 1923, cantando tangos y cuplés bajo el seudónimo de Dorita, nombre
impuesto por su empresario, inspirado por una amiga francesa, Doré. Durante su
trayectoria artística, actuó en todos los teatros y cines de Barcelona, para lo
que previamente tomó clases de canto y voz, e incluso interpretó teatro
costumbrista catalán. Dominaba el arte de la insinuación, y se prodigaba con
mesura, lejos de la vulgaridad, con manifiesta elegancia. La caída accidental de
su bata durante una de sus actuaciones marcó su carrera y la hizo aún más
famosa. A su camerino acudieron relevantes personalidades de la época, como el
futbolista Ricardo Zamora o el político Lluís Companys. Pero fue durante las
décadas de los años 1940 y 1950 cuando alcanzó la cima de su fulgurante carrera
al debutar en 'El Molino'. En esta sala de variedades se forjó el mito de la
"vedette del siglo" Cuenta Vicenta Fernández la que fuera dueña de la sala, que
en una ocasión la artista se negó a salir al escenario durante una actuación y
la indignación del público condujo a su reclusión en prisión durante dos días
por escándalo público. Su interpretación de canciones como La Vaselina, La
Pulga, o El tren despertaba grandes pasiones. Sus actuaciones causaban tanto
furor que, en una entrevista concedida a nuestro diario el año 2000, alardeaba
del suicidio de dos de sus admiradores en pos de sus favores frente al público
de El Molino. Su tono directo, su maestría en el dominio del doble sentido, su
picardía y su dominio del escenario jaleados por una sugerente voz y curvas
hicieron de ella la indiscutible reina del cabaret. Su fama cruzó fronteras y no
sólo triunfó en el resto de España, sino que llegó a debutar también en París
aunque siempre prefirió el Paral.lel. Actuó siempre en la cumbre hasta los años
60, década en que decidió retirarse con el espectáculo “Historias del Paralelo”
en el Teatro Victoria. Tras regentar durante unos años la famosa Sala Bagdad de
Barcelona, la que fuera reina del Paral.lel durante cincuenta años se retiró.
Fue distinguida con varios galardones entre ellos el Premio de Honor Sebastià
Gasch de Music-Hall i Artes Parateatrals en 1987, que concede anualmente el
Foment de les Arts Decoratives. Así mismo en 1991, al cumplir los noventa años
se le concedió la Medalla del Mérito Artístico de la Ciudad de Barcelona y se le
tributó un homenaje en su amado El Molino, durante el cual su más afamada
“emuladora”, Sara Montiel, entonaría a capela el “Fumando espero” que La Bella
Dorita gentilmente le había permitido interpretar durante años . El 23 de
febrero del 2001, fecha en la que cumplía 100 años, recibió un emotivo homenaje
en Gavá al que asistieron artistas y representantes de la Generalitat de
Catalunya y el Ayuntamiento de Barcelona. Entre ostras y marisco afirmó que
nunca se enamoró. Una de las mayores rompecorazones contemporáneas confesó que
el enamoramiento “me duraba ocho días”. El 27 de junio de ese mismo año fallecía
esta gran artista, con tiempo para haber sobrepasado todo un intenso siglo de
vida, arte y pasión.
Hemeroteca | 27/06/2011 - Teresa M. Amiguet. La Bella Dorita, junto a una de
sus fotos de juventud, durante un homenaje recibido en 1991 en Barcelona Kim
Manresa/Archivo LV
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Enlace http://es.wikipedia.org/wiki/La_Bella_Dorita + recopilación de José María Ruiz Fuentes |
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