JAVIER BARÓN
FRANCISCO JAVIER ÁLVAREZ RICO, bailaor payo, más conocido mundialmente con el nombre artístico de JAVIER BARÓN, nació en Alcalá de Guadaira (Sevilla) en el año de 1963. Sus comienzos fueron por Sevillanas a los 7 años con el Maestro Zarandilla, su interés por el flamenco llega de la mano de Pepe Ríos. A los 10 años marcha a Madrid a casa de su tío Manolo Rico, matador de toros. Esto le permitió forjarse como bailaor hasta su ingreso en la compañía de Luisillo, con quien estuvo actuando en 1975 ante el Papa Pablo VI. A los 14 años obtiene una mención especial en el VIII Concurso Nacional de Córdoba, precisamente en el premio "Juana La Macarrona" que consiguió Mario Maya. Posteriormente obtiene el primer premio en el concurso televisivo "Gente Joven".
Bailaor de grande solera,
Javier Barón como artista
nace en Alcalá de Guadaria
tierra de arte de primera,
de muy buenos maestros
 orgullo de España entera.
Trabajó en el Ballet Nacional bajo la dirección de Antonio Gades, Antonio y María Avila. Pide la excedencia del Ballet y cambia su sobrenombre artístico por Javier Barón hacia 1987. En la V Bienal de Sevilla (1988) logró el II Giraldillo del Baile con sólo 25 años. A partir de entonces ha figurado en "Aire y Compás" de Manuel Morao (1993), montó "¡Mira qué flamenco!" en 1993, llevando consigo a Sara Baras y participa en la VIII Bienal en el espectáculo dedicado a Antonio (1994). En 1995 es nombrado director del Taller de Creación en Danza Flamenca del Centro Andaluz de Danza y en la IX Bienal de Sevilla (1996) participa en "Por aquí te quiero ver" de Manuel Soler. En 1997 monta su propia compañía y estrena "El pájaro negro". En la X Bienal (1998) estrena "¡Sólo por arte!". En 1999 monta la coreografía "Ramito de locura" para la Compañía Andaluza de Danza y participa en el Festival de Granada bailando junto a Isabel Bayón en "Elegía flamenca", el homenaje a Antonio.
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                JAVIER BARÓN nace en Alcalá de Guadaíra, donde se hacía el 
pan de Sevilla y un cante por soleá. Él tendrá -en su arte- de lo uno y de lo 
otro: sustancia de tierra para dar alimento natural y profunda elegancia de 
sencilla majestad con mucho empaque. Desde niño muestra su pasión por el baile, 
y la voluntad de aprender todo cuanto esté a su alcance. Comienza sus estu- dios 
en Sevilla con el maestro Pepe Ríos, y cuando éste ya no tiene más que 
enseñarle, marcha a Madrid para ampliar sus conocimientos. De seguida comienza 
su andadura profesional en las compañías de Luisillo, Rafael de Córdova, Ciro y 
Rafael Aguilar, hasta su ingreso -1981- en el Ballet Nacional de España, bajo la 
dirección primero de Antonio Ruiz Soler y después de María de Ávila, alcanzando 
la condición de solista.
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                Si en 1980 obtiene el premio "Gente Joven" de RTVE, ocho años 
después conseguirá la confirmación y el doctorado conquistando, en la Bienal de 
Sevilla, el "Giraldillo de Baile" que -en ese momento- es el galardón más 
preciado de cuantos se convocan.  Durante este tiempo participa en distintos 
proyectos colaborando con destacadísimos artistas flamencos. Como bailaor del 
grupo de Víctor Monje "Serranito" realiza una gira por los países del este de 
Europa, con el patrocinio del Ministerio de Asuntos Exteriores.  Así mismo 
interviene en las obras discográficas "Cantaora" de Carmen Linares, y "Flamencos 
en Nueva York" de Gerardo Núñez. Y, con su propio grupo, graba en los espacios 
"La Buena Música" y "Arte y Artistas Flamencos" de RTVE. Tras la obtención del 
"Giraldillo" se afirma en su posición de primera figura de la danza flamenca 
contemporánea. Y se multiplican sus actuaciones, tanto en solitario como en 
colaboración con otros artistas, participando en los más importantes eventos y 
mostrando su capacidad en teatros y festivales del mundo:
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"Estrellas de la Bienal de Sevilla" Japón, 1990 y Teatro de 
la Maestranza, 1991. Bienal de Danza de Lyón, 1992. Festival de Montpellier, 
1993.  Gira de seis meses en Japón, 1994. Festival Internacional de Danza de 
Principado De Mónaco, 1995 Gira de dos meses en Canadá, 1996  Festival 
Internacional de Danza de Viena, 1996. Son algunas de sus huellas artísticas en 
este periodo, bien en solitario -con su propio grupo- o en compañía de Rafael 
Riqueni, Enrique Morente, Manuel Soler, Milagros Mengíbar, Manolo Franco, 
Calixto Sánchez, José Mercé, Paco Peña, Chano Lobato, Chano Domínguez... -entre 
otros- que encuentran en él su talento y su generosidad siempre dispuestos.  En 
1996 dirige el primer taller de Creación en el Centro Andaluz de Danza (CAD). 
 Al año siguiente, bajo los auspicios de la Consejería de Cultura de la Junta de 
Andalucía, forma la compañía de su nombre y estrena -con la colaboración 
especial de Ramón Oller- el espectáculo "El Pájaro Negro", en el Teatro Central 
de Sevilla, y con el que triunfa en el Grec de Barcelona de 1998. Si la Bienal 
de Flamenco le proporcionó el trampolín para hacerse maestro del baile en 1988, 
sucesivas ediciones de este festival le han servido como formidable escaparate 
de exhibición y lanzamiento a sus últimas obras:
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                SOLO POR ARTE -1998 BAILE DE HIERRO, BAILE DE BRONCE – 
2000 DIME – 2002 NOTAS AL PIE – 2004 Que han significado y significan una 
versión cabal del clasicismo renovado, una verdadera antología de sus peculiares 
maneras de bailar y entender el baile, siempre en equilibrio de elegancia, 
masculino y natural, de finura exquisita y de honda belleza.
                
Javier Barón consigue el Nacional de Danza en 
la modalidad de interpretación 
En plena madurez como intérprete, el 
bailaor de Alcalá de Guadaíra recibe el máximo galardón español mientras el 
bailarín y coreógrafo neoclásico Juan Carlos Santamaría lo hace en la categoría 
de creación
				El flamenco está de enhorabuena. Tras un año difícil, lleno de sucesos tan 
tristes como la desaparición, hace un par de meses, del Maestro Mario Maya, 
Francisco Javier Álvarez Rico, conocido en los escenarios como Javier Barón, ha 
recibido el Premio Nacional de Danza en su modalidad de interpretación "por su 
aportación al flamenco desde la danza española y por su dedicación a la 
investigación de estéticas en el flamenco, desde la ortodoxia y el conocimiento 
de este arte". Además, el bailarín y coreógrafo donostiarra Juan Carlos 
Santamaría recibió el mismo reconocimiento en la modalidad de creación. El de 
Barón es el sexto Premio Nacional que consigue el flamenco en lo que va de 
milenio. Los otros han sido, cronológicamente: Eva Yerbabuena, María Pagés, Sara 
Baras, Israel Galván y Manuela Carrasco, miembro del jurado en la presente 
edición. Galardones merecidísimos, tanto para un arte tan vivo, complejo y 
pujante como es la danza flamenca, como en lo que respecta a Barón, tímido y 
humilde como persona, pero con una trayectoria artística realmente admirable. 
Como casi todos los intérpretes del sagrado arte de la danza, la carrera de 
Javier Barón (Alcalá de Guadaíra, 1963) empieza de niño en su pueblo natal, con 
un primer trofeo infantil -digna de ver es la foto del momento, publicada en el 
libro de José Luis Navarro Tradición y vanguardia- que le despierta el 
"gusanillo" del baile y lo empuja hasta Madrid, donde un tío suyo le busca 
maestros -entre otros, Güito, Ciro, Rafael de Códova, Tony el Pelao o el mítico 
Faíco- y algunos tablaos donde confrontarse con el público y ganar algunas 
pesetillas, a pesar de sus pocos años. Poco después asombra con su arte al 
público de numerosos festivales andaluces y, tras ganar, en 1980, el concurso 
Gente Joven de TVE, comienza una carrera internacional que lo lleva a numerosos 
países. En 1981 ingresa en el Ballet Nacional de España, dirigido a la sazón por 
Antonio Ruiz Soler. Durante los cinco años que estuvo en ella, la primera 
compañía nacional le aporta todo lo que le faltaba: disciplina, sentido 
escénico, conocimientos de clásico español y escuela bolera... Todo eso que, 
unido a una elegancia natural y desprovista de narcisismos y aspavientos, y a 
una técnica fuera de lo común, ha hecho de él uno de los más grandes bailaores 
jóvenes de su época, cosa que nadie discute cuando, en 1988, obtiene el 
Giraldillo del Baile de la Bienal de Sevilla con un jurado que incluía, entre 
otros, a Mario Maya y a Doña Pilar López. A partir de ahí se suceden sus 
apariciones en los principales escenarios del mundo, ya poniendo la sonoridad de 
los pies en discos de Gerardo Núñez o Carmen Linares, ya bailando, solo o con 
parejas como Milagros Mengíbar, Sara Baras -con la que triunfó en la Bienal de 
la Danza de Lyon de 1992-, Isabel Bayón y otras. Finalmente, en 1997, el bailaor 
funda su propia compañía y empieza a dar frutos como El pájaro negro, junto a 
Belén Maya y con la colaboración de Ramón Oller; Por aquí te quiero ver, con 
Israel Galván y Rafael Campallo a los sones del inolvidable Manuel Soler; Sólo 
por arte, del que nos queda aquella imborrable bulería por soleá que bailó con 
José Antonio; Baile de hierro, baile de bronce, dedicado a Vicente Escudero; 
aquella delicia lorquiana estrenada en la Bienal de 2002 -con dirección de Pepa 
Gamboa- titulada Dime o sus últimos trabajos: Notas al pie, Meridiana y Dos 
voces para un baile, con el que podrán verlo el 4 de marzo en el Festival de 
Jerez. Un merecido premio que ha llenado de satisfacción a todos los aficionados 
al baile.
Rosalía Gómez / SEVILLA | Actualizado 10.12.2008. Foto, El Premio Nacional, 
otorgado ayer, consagra al bailaor sevillano Javier Barón. 
                
Javier 
Barón presenta en Lisboa «Dos voces para un baile» 
LISBOA. Recién aterrizado en Lisboa, donde actuará esta noche por primera vez, 
Javier 
Barón se muestra muy ilusionado por dar a conocer su último trabajo a los 
portugueses. Con una agenda bastante repleta de compromisos, el bailaor 
sevillano atendió a ABC para hablar de su debut en Portugal, país en el que ni 
siquiera había estado como turista. «Siempre me han hablado muy bien del público 
portugués. Estoy muy contento de poder traer este espectáculo y creo que el 
público lo va a agradecer mucho», cuenta Javier. Ante un público nuevo «estoy 
con la curiosidad de ver cómo reacciona y con los nervios de ver qué pasa», 
confiesa. «Me apetecía mucho venir aquí, y agradezco la oportunidad que me ha 
dado el festival», asegura. Francisco Carvajal, director del festival, se 
muestra entusiasmado de poder contar con la participación del sevillano en un 
evento que se está formando y ganando personalidad. «Necesitaremos al menos 
cinco años para que el festival sea un referente, como ocurre en Nueva York, 
pero el flamenco está ganando su sito en Portugal, y seguro que después de la 
actuación de Javier Barón, crecerá el interés mucho más». El Aula Magna, con 
capacidad para mil personas, es el escenario elegido para el espectáculo. El 
artista sevillano es consciente del interés que el flamenco está suscitando en 
todo el mundo. «Hay una gran afición y si es de una buena calidad, mejor que 
mejor». Sabe que encontrará esta noche un público muy diverso, algo que no 
impide que se muestre tal y como es. «Soy siempre muy respetuoso con el público, 
a quien hay que darle todo. Preparación y respeto total a donde sea, tanto yo 
como todo el elenco de la compañía». Ha llevado «Dos voces para un baile» a 
muchas partes del mundo y lo define como «un espectáculo muy abierto a una gran 
variedad de público, entendido, no entendido, los que nunca han visto flamenco, 
es muy didáctico». Asegura que sigue siendo el mismo después de recibir el 
Premio Nacional de Danza. «Con él te ven de otra forma, te exigen más, pero a mí 
me da igual, porque sigo mostrando lo que soy». Además,este año va a retomar 
otro de sus proyectos, «Dime», y reconoce estar «como un niño con sus zapatos 
nuevos porque es un espectáculo que me ha marcado mucho dentro de mi carrera».
Jueves, 04-06-09. BELÉN RODRIGO Javier Barón tiene ganas de triunfar en 
Lisboa, ciudad en la que actúa por primera vez
                
                Javier 
Barón lleva 'Dos voces para un baile' al escenario de Itálica 
El Premio Nacional de 
Danza participa en el festival con un montaje que "ha ganado mucho" desde su 
estreno en 2006 'Dos voces para un baile'. Javier Barón. Conjunto Arqueológico 
de Itálica, hoy a las 22:30. Entradas agotadas.
				Ha estado con este espectáculo en París, Los Ángeles o Lisboa, pero hoy se 
enfrenta a uno de esos escenarios que considera mágicos, uno de esos sitios cuya 
belleza emociona al bailaor, cuando en medio de la interpretación "miras y te 
das cuenta de la maravilla que tienes al lado". Así de ilusionado se muestra 
Javier Barón ante su presencia hoy, en el Festival de Itálica, con Dos voces 
para un baile, una obra que el intérprete estrenó en 2006 pero que, reconoce, ha 
"ganado mucho" desde entonces. Planteada como una suerte de autobiografía 
desnuda de artificios, la propuesta recorre los 16 años que el alcalareño 
residió en Madrid y contrapone esta etapa con la de Sevilla, "donde vivo y 
trabajo ahora. De ahí el título de Dos voces para un baile", explica el bailaor, 
"quería utilizar una voz para cada periodo". En un principio, contaba con los 
cantaores Guadiana y Juan José Amador, aunque ahora le acompañan Miguel Ortega y 
José Valencia. Barón sabía, dada la gran cantidad de palos que se tocan, la 
complejidad de los 24 cantes que eligió junto con el director musical Faustino 
Núñez, que "los cantaores tenían que ser valientes. Ahora hay quienes están 
acostumbrados a manejar determinados palos, personas que se amoldan a 
determinados cantes, y atreverse a más no es fácil", asegura. Las 
transformaciones que ha sufrido Dos voces para un baile en estos tres años de 
gira han afectado también a los palmeros que Barón llevaba junto a él, Juan 
Diego y Antonio Molina El Choro. "Son alumnos míos, y me di cuenta de que los 
desaprovechaba. Ahora hay momentos en los que me acompañan al baile, y creo que 
el conjunto ha ganado mucho", declara este coreógrafo, ganador del Premio 
Nacional de Danza el pasado año.  Para Barón, otro de los atractivos de la obra, 
que se presenta en el conjunto arqueológico de Itálica con las entradas 
agotadas, es el "magnífico trabajo de puesta en escena" de David Montero, que ha 
optado por una escenografía austera, que el director de escena ha definido en 
alguna ocasión como "invisible" para que fuera como "un traje sin costuras, un 
edificio transparante" que cediera el protagonismo a las escenas de baile. 
 Además, la variedad de registros que maneja Barón propicia que haya, según el 
creador, "unas transiciones fabulosas. En un pasaje puedo estar bailando por 
martinetes y pasarme a tango". Pero, advierte Barón, "no es un efecto buscado. 
No busco eso para impresionar al público: sale así, y el público lo agradece. La 
verdad es que, donde hemos estado, los espectadores conectan". Barón, que 
recibió el Premio Nacional de Danza por su "dedicación a la investigación de 
estéticas en el flamenco, desde la ortodoxia y el conocimiento de este arte", 
volvió a plantear un giro en su carrera con Dos voces para un baile. "Me gusta 
dar una vuelta de 180 grados. Dime, por ejemplo, no tenía nada que ver con esto. 
Preparo cada montaje con mucho tiempo para que sea algo distinto", expresa. Y la 
confianza en el trabajo bien hecho le impide temer que los sonidos del concierto 
que Bruce Springsteen ofrecerá en el Estadio de la Cartuja al mismo tiempo 
invadan su territorio. "Yo creo", sentencia, "que al que le guste de verdad lo 
que llevamos, no le va a importar".
Braulio Ortiz / SEVILLA | Actualizado 28.07.2009.  Javier Barón ha agotado 
las entradas para su actuación.
                
				
				Javier Barón recuerda en 'Vaivenes' a los maestros de Alcalá y 
				de Morón
				
				
				El bailaor, Premio Nacional de Danza, se basa en un viaje de la 
				infancia para hacer un recorrido por los cantes de su entorno en 
				la obra que estrena hoy en el Lope 
				
				 Viejo 
				conocido de la Bienal, cuyo público siempre ha valorado la 
				elegancia de su baile y el dominio de su técnica, Javier Barón 
				vuelve a la cita hoy con Vaivenes, un espectáculo sobrio y 
				sentimental en el que el alcalareño parte de un episodio de la 
				infancia para articular un viaje por los cantes y las músicas de 
				las tierras que baña el río Guadaíra. El montaje, que el 
				coreógrafo dedica a la memoria de su padre y promete ser una 
				emotiva experiencia para el espectador, se estrena esta noche en 
				el Lope de Vega, a las 21:00, avalado por la impresionante 
				trayectoria de Barón, poseedor de galardones como el Giraldillo 
				y el Premio Nacional de Danza. En Vaivenes, Barón reconstruye 
				una pequeña anécdota de sus primeros años, un viaje que hizo 
				desde Alcalá hasta Morón para actuar, un momento en el que 
				conoció a una figura como Diego del Gastor. El intérprete tira 
				de ese pequeño hilo para plasmar cómo se vivía el flamenco en 
				otro tiempo y rendir un homenaje a los grandes maestros que, en 
				esa zona, enriquecieron el patrimonio del jondo, nombres como 
				Joaquín el de la Paula, Agustín y Juan Talega, Bernardo el de 
				los Lobitos, Manolito de María, La Roezna... Para Belén Candil, 
				directora escénica del proyecto, el componente "más poderoso" de 
				la obra es "el guión musical" elaborado por Faustino Núñez, de 
				ahí que se haya optado por "una puesta en escena muy sencilla 
				que enlazara todos los números sin artificios, para que quedara 
				algo limpio". Para la directora, Vaivenes es "el espectáculo más 
				personal de Barón, en el que más se ha involucrado" y elogia las 
				grandes creaciones que se han hecho en el apartado coreográfico. 
				"Cuando veo los números, me gustaría que se repitieran, porque 
				son tan buenos que quieres volver a verlos", asegura. Por su 
				parte, Faustino Núñez apunta que el hecho de que el montaje se 
				ciñera a unos paisajes concretos le ha permitido "incorporar 
				músicas que no se escuchan mucho". Esta mirada al pasado ha 
				originado que Fernando González-Caballos haya recuperado 
				imágenes que Barón califica como "impresionantes" y que forman 
				parte de las proyecciones.Barón reconoce que en Vaivenes "ya no 
				bailo tanto como en otros espectáculos" y cede más espacio a sus 
				acompañantes, no sólo porque el bailaor sienta que ya no dispone 
				de las mismas energías, también porque, confiesa, es una persona 
				"a la que le gusta que cada uno tenga una parte suya". Por algo 
				se ha rodeado de un equipo deslumbrante: junto a él bailan 
				Carmelilla Montoya, Ana Morales, David Pérez y Antonio Molina El 
				Choro; en el cante estarán el ganador de la última Lámpara 
				Minera Miguel Ortega, José Valencia y David Palomar. Barón 
				resume la sintonía existente entre todos con una frase: "Se nos 
				ve que disfrutamos mucho sobre el escenario", declara.
Viejo 
				conocido de la Bienal, cuyo público siempre ha valorado la 
				elegancia de su baile y el dominio de su técnica, Javier Barón 
				vuelve a la cita hoy con Vaivenes, un espectáculo sobrio y 
				sentimental en el que el alcalareño parte de un episodio de la 
				infancia para articular un viaje por los cantes y las músicas de 
				las tierras que baña el río Guadaíra. El montaje, que el 
				coreógrafo dedica a la memoria de su padre y promete ser una 
				emotiva experiencia para el espectador, se estrena esta noche en 
				el Lope de Vega, a las 21:00, avalado por la impresionante 
				trayectoria de Barón, poseedor de galardones como el Giraldillo 
				y el Premio Nacional de Danza. En Vaivenes, Barón reconstruye 
				una pequeña anécdota de sus primeros años, un viaje que hizo 
				desde Alcalá hasta Morón para actuar, un momento en el que 
				conoció a una figura como Diego del Gastor. El intérprete tira 
				de ese pequeño hilo para plasmar cómo se vivía el flamenco en 
				otro tiempo y rendir un homenaje a los grandes maestros que, en 
				esa zona, enriquecieron el patrimonio del jondo, nombres como 
				Joaquín el de la Paula, Agustín y Juan Talega, Bernardo el de 
				los Lobitos, Manolito de María, La Roezna... Para Belén Candil, 
				directora escénica del proyecto, el componente "más poderoso" de 
				la obra es "el guión musical" elaborado por Faustino Núñez, de 
				ahí que se haya optado por "una puesta en escena muy sencilla 
				que enlazara todos los números sin artificios, para que quedara 
				algo limpio". Para la directora, Vaivenes es "el espectáculo más 
				personal de Barón, en el que más se ha involucrado" y elogia las 
				grandes creaciones que se han hecho en el apartado coreográfico. 
				"Cuando veo los números, me gustaría que se repitieran, porque 
				son tan buenos que quieres volver a verlos", asegura. Por su 
				parte, Faustino Núñez apunta que el hecho de que el montaje se 
				ciñera a unos paisajes concretos le ha permitido "incorporar 
				músicas que no se escuchan mucho". Esta mirada al pasado ha 
				originado que Fernando González-Caballos haya recuperado 
				imágenes que Barón califica como "impresionantes" y que forman 
				parte de las proyecciones.Barón reconoce que en Vaivenes "ya no 
				bailo tanto como en otros espectáculos" y cede más espacio a sus 
				acompañantes, no sólo porque el bailaor sienta que ya no dispone 
				de las mismas energías, también porque, confiesa, es una persona 
				"a la que le gusta que cada uno tenga una parte suya". Por algo 
				se ha rodeado de un equipo deslumbrante: junto a él bailan 
				Carmelilla Montoya, Ana Morales, David Pérez y Antonio Molina El 
				Choro; en el cante estarán el ganador de la última Lámpara 
				Minera Miguel Ortega, José Valencia y David Palomar. Barón 
				resume la sintonía existente entre todos con una frase: "Se nos 
				ve que disfrutamos mucho sobre el escenario", declara.
				Braulio Ortiz / Sevilla | Actualizado 04.10.2010 - Javier 
				Barón se enfrenta a su espectáculo más personal
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| Datos de su propia Web y fotografías, excepto fotos de Alcalá y poema de José Maria Ruiz Fuentes Web, http://www.javierbaron.com/es/index1.html | 
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