MANUELA VARGAS
MANUELA HERMOSO VARGAS, bailaora gitana, más conocida con el nombre artistico de MANUELA VARGAS, nacio en Sevilla en 1941, ha fallecido el dia 12 de Octubre del 2007 en Madrid a los 65 años de edad, según han confirmado fuentes familiares de la artista, que el año pasado fue reconocida con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.Manuela Vargas, una de las bailaoras más personales que ha dado Andalucía, murió ayer en Madrid víctima de un cáncer que la mantenía desde hace tiempo retirada de la vida pública. Nacida en 1941 en el barrio sevillano de la Macarena, el baile ha sido siempre su gran vocación. De niña estudió con el maestro Enrique El Cojo y los tablaos El Guajiro de Sevilla y, más tarde, El Duende de Madrid la curtieron en esta difícil profesión a la que ella aportó un estilo personalísimo y una figura estilizada, con pocas curvas, que pronto sería conocida y admirada a nivel internacional. Sin poseer una técnica demasiado depurada, Manuela tenía la expresividad trágica de las grandes actrices mediterráneas y eso la llevó a convertirse en una de las mejores intérpretes del teatro flamenco que empezaba a florecer en los años sesenta para afianzarse y triunfar definitivamente en la de los ochenta. En 1963, ya en posesión del Premio Internacional de Danza de París, creó su primera compañía y, de la mano del director teatral José Monleón, compuso su Antología Dramática del Flamenco. Así comenzaron sus giras internacionales y sus premios -el de la Cátedra de Flamencología de Jerez en 1969, el Nacional de Teatro en el 70...- aunque sería Eurípides el encargado de sacar de ella sus mejores dotes interpretativas. Tras entrar en 1980 en el Ballet Nacional de España, fue Medea uno de sus personajes más logrados.
Manuela vargas gitana y bailaora
querida por todo el mundo,
por su arte de bailar sin igual,
se gano a toda la afición
incomparable siendo la mejor,
en este mundo artístico
ha sido admirada y querida
por toda la mejor afición,
irrepetible para toda la historia
un gran monumento se gano.
La feliz unión entre la coreografía del maestro José Granero
-recientemente fallecido también él-, la música de Manolo Sanlúcar y la dirección escénica de
Miguel Narros en 1984 le ofrecieron el marco ideal para dar rienda suelta a un
temperamento que pocas veces se había podido ver en una profesional del baile
flamenco. Tanto es así que, cuando Salvador Távora decide acometer Las Bacantes
con La Cuadra, en 1987, la llama para interpretar el papel de Ágave, la madre
del rey de Tebas, Penteo. La pieza de Eurípides se convirtió en una de las
mejores creaciones de Távora y los que tuvieron la suerte de contemplar la
melena flotante de la Vargas en aquella tremenda noria que giraba y giraba como
los destinos de los hombres saben que que ha habido pocas imágenes con esa
fuerza. De nuevo en Madrid, Manuela Vargas siguió con su trabajo teatral, en el
que también destacan sus intervenciones en Coronada y el toro de Francisco
Nieva, Don Juan Tenorio de Narros, el Sueño de una noche de verano de Lindsay
Kemp y, sobre todo, la Fedra que protagonizó de nuevo con Miguel Narros. Y, por
otra parte, siguió bailando coreografías de José Granero (La petenera, El sur,
etc.) y de otros grandes maestros de estos años hasta que, ya retirada del
baile, Pedro Almodóvar decide contratarla de chacha en La flor de mi secreto,
como madre de Joaquín Cortés. Un poco dolida por el olvido en que su ciudad la
ha tenido en muchas ocasiones, el cuerpo de Manuela Vargas vuelve por última vez
a Sevilla, donde será enterrada hoy mismo en el cementerio de San Fernando,
acompañada de muchos compañeros y amigos y, sobre todo, del cariño que , dentro
y fuera de la profesión, ha sabido ganarse con su carisma y su gran humanidad.
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La bailaora sevillana Manuela Hermoso Vargas, cuyo
nombre artístico era Manuela Vargas, falleció ayer en Madrid a los 65 años, y
tras luchar contra una larga enfermedad, según confirmaron fuentes familiares de
la artista, que el año pasado fue reconocida con la Medalla de Oro al Mérito en
las Bellas Artes. Manuela Vargas actuó en 1962 por primera vez en Madrid, en 'El
Duende', y un año más tarde obtuvo el premio internacional de Danza, mientras
que en 1965 actuó en el pabellón español de la Feria Mundial de Nueva York. En
1980 ingresó en el Ballet Nacional, y fue la protagonista de montajes como
'Medea', 'La Petenera', 'El Sur' y 'Fedra', y también protagonizó, en 1969, la
película de Jaime Camino 'España otra vez'. La veterana bailaora sevillana
Matilde Coral, amiga de la fallecida y con la que hablaba por teléfono todas las
semanas, ha dicho que Manuela "tenía un estilo muy particular, tan particular
que no se parecía a nadie; bailaba como Dios le daba a entender". "Había que
tener valor para bailar con ella, porque se ganaba el aplauso y la simpatía del
público de inmediato", ha asegurado Matilde Coral, quien también ha destacado
que su época "fue una de las más bonitas del flamenco, porque salían artistas
como varas de nardos de derechas".
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La bailaora Sevillana Manuela Hermoso Vargas, cuyo nombre artístico era Manuela
Vargas, ha fallecido en Madrid a los 65 años de edad, según han confirmado
fuentes familiares de la artista, que el año pasado fue reconocida con la
Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Manuela Vargas actuó en 1962 por
primera vez en Madrid, en El Duende, y un año más tarde obtuvo el premio
internacional de Danza, mientras que en 1965 actuó en el pabellón español de la
Feria Mundial de Nueva York. En 1980 ingresó en el Ballet Nacional, y fue la
protagonista de montajes como ‘Medea’, ‘La Petenera’, ‘El Sur’ y ‘Fedra’, y
también protagonizó, en 1969, la película de Jaime Camino ‘España otra vez’. La
veterana bailaora Matilde Coral, amiga de la fallecida y con la que hablaba por
teléfono todas las semanas, ha dicho que Manuela "tenía un estilo muy
particular, tan particular que no se parecía a nadie; bailaba como Dios le daba
a entender". "Había que tener valor para bailar con ella, porque se ganaba el
aplauso y la simpatía del público de inmediato", ha asegurado Matilde Coral,
quien también ha destacado que su época "fue una de las más bonitas del
flamenco, porque salían artistas como varas de nardos de derechas". La también
bailaora Milagros Menjíbar coincidió con Coral al destacar que el estilo de
Manuela Vargas era "tan personal que no se parecía a nadie". Menjíbar ha añadido
que "era una mujer de raza, porque no hace falta ser gitana para ser de raza, y
su cara y su cuerpo eran puro fuego cuando se ponía a bailar" y no resaltaba
tanto técnicamente "como por la categoría que tenía, era muy señora en el
flamenco y en el escenario, y la sensibilidad que tenía y lo buena gente que era
lo transportaba a su manera de bailar". Manuela Vargas comenzó a bailar desde
niña en ferias y fiestas familiares, y pronto, a los 12 años, la contratan en el
tablao de Sevilla El Guajiro, de modo que su formación fue autodidacta, hasta
que a los 16 años entró en la academia de Enrique ‘El Cojo’. Tuvo dos hijas,
creó su propia compañía en 1963, con la que representó el espectáculo de José
Monleón ‘La antología del Flamenco’, con el que obtuvo el Premio Internacional
de Danza. Alejada de los escenarios durante unos años, volvió a bailar a finales
de los años setenta, en 1980 realizó su espectáculo ‘Andalucía flamenca’, y el
mismo año ingresó en el Ballet Nacional, con el que destacó por su actuación en
"Medea" 1984, recreación para danza del mito clásico, con guión de Miguel Narros,
música de Manolo Sanlúcar y coreografía de José Granero. Años después, en 1984,
abandonó el Ballet Nacional por desavenencias con su directora, Maria de Ávila,
y fundó su propia compañía con la que en 1986 montó los espectáculos ‘La
Petenera’ y ‘El sur’, junto a José Granero. En abril de 1989 comenzó sus
representaciones en el Teatro Español de Madrid de la obra de Lorca ‘Así que
pasen cinco años’, en la que se contaba entre las principales figuras
Cristina Hoyos y Matilde Coral, |
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Ha muerto Manuela Vargas, una gran leyenda del
baile
JEREZ. Se puede decir que es la última leyenda del baile en
desaparecer. Una leyenda de baile puro, clásico, eminentemente flamenco, en su
línea más ortodoxa. Manuela Hermoso Vargas, Manuela Vargas para el mundo del
arte, sevillana, nacida en 1941, acaba de morir víctima de esa terrible
enfermedad que todos tememos y nadie quiere llamar por su nombre. Hacía tiempo
que estaba enferma y a sus 65 años nos acaba de dejar para siempre. Manuela fue
una mujer con gran vocación de bailaora, desde que, muy niña aún, se iniciara en
la célebre academia de Enrique el Cojo, de donde pasó al mítico tablao sevillano
'El Guajiro', donde también comenzarían su carrera la gran maestra Matilde Coral
y otras grandes figuras del baile. En Jerez, la vimos bailar muy pocas veces; la
última en el Villamarta, antes que se cerrara, con su espectáculo 'La Petenera y
El Sur', al final del cual tuvimos ocasión de saludarla y recordar con ella,
cuando en el año 1969, en la Terraza Tempul, la Cátedra de Flamencología le
entregó la insignia de Dama Cabal de la Orden Jonda, al mismo tiempo que el
catavino de plata del Premio Nacional de Baile, junto a sus compañeros Antonio
Núñez 'Chocolate' y Manuel Morao, que recibirían los premios nacionales de cante
y de toque, respectivamente. Manuela era la misma elegancia en persona; tanto
bailando, como vistiendo; en los escenarios y en la calle. Tenía fama de ser una
mujer muy distinguida. Sobria, pero elegante, en su porte y en sus maneras,
siempre derrochando clase y señorío. Y lo bailaba todo: especialmente sus
grandes creaciones por caña, peteneras, seguiriya y mirabrás, con los que tantos
éxitos alcanzó. Con 22 años, recibió en París, el año 1964, el Premio
Internacional de Danza del Teatro de las Naciones. Y ahí empezó su leyenda de
gran bailaora. Un año después, debuta en Madrid y, seguidamente, da el salto a
Nueva York, Latinoamérica, Londres y otras grandes ciudades del mundo. En los
ochenta colabora con el Ballet Nacional haciendo 'Retrato de una Mujer' y la
'Medea', del maestro Granero. En 1994, Salvador Távora y José Antonio Ruiz la
llevan en su espectáculo 'Cachorro', triunfando al frente de los Ballets
Españoles. Surge entonces la fatídica enfermedad que la obliga abandonar los
escenarios. Después haría breves apariciones. Entre ellas, en la película de
Almodóvar 'La flor de mi secreto', y con motivo del XX aniversario del Ballet
Nacional, con el que baila una vez más; rindiéndosele un gran homenaje en el Día
Internacional de la Danza del año 2000, y recibiendo de manos del Rey, en el
2006 la Medalla de Oro de las Bellas Artes, con cuya suprema distinción
culminaría su vida artística, ya practicamente retirada por completo. El baile
genial de esta gran señora de la danza, considerada la última gran leyenda del
mejor, más puro y ortodoxo baile flamenco, ha quedado recogido para la
posteridad en vídeos como 'El Angel. Capítulo III'; en dos capítulos de 'Ritos y
Geografía del Baile Flamenco' y en 'Cante grande', junto a su mejor cantaora, la
inolvidable Fernanda de Utrera, con la que grabó, además, un disco de baile,
titulado 'Flamenco puro', en 1967; en el que también le cantaban Fosforito, La
Bernarda, La Inés y El Turronero, con las guitarras de 'Habichuela' y Juan Maya
'Marote'. Ahí quedó, impresionado para la eternidad, el sonido del inolvidable
buen baile de Manuela Vargas, por tientos, mirabrás, bulerías, rumbas,
seguiriyas, martinete con debla y una prodigiosa soleá. No tengo más remedio que
rememorar su elegante y airosa figura de cimbreante junco de ribera; tan garboso
y gallardo en el braceo, como en sus movimientos, posturas y escorzos. Dios la
tenga en su gloria.
Domingo, 14 de Octubre de 2007. JUAN DE LA PLATA
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Datos de fuentes periodísticas, poema de José María Ruiz Fuentes |
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