CONCHA LA CARBONERA
CONCEPCIÓN RODRÍGUEZ, bailaora del mejor puro arte que se ha conocido, más conocida en este mundo del flamenco con el nombre de CONCHA LA CARBONERA, nació en Granada en el siglo XIX, y murió en Sevilla en el siglo XX es lo único de momento que conocemos de su fecha de nacimiento. Vivió de niña en Málaga y después en Cádiz, antes de establecerse en Sevilla definitivamente.
Baile
arte y compás
era mucha la grandeza
que tenia para bailar,
Concha la Carbonera
quedara en la historia
jamás se podrá olvidar.
Una de las estrellas del Café del Burrero durante muchos años. "La primera bailaora del mundo", según José Navarrete, quien la viera bailar en Cádiz en la Velada de los Ángeles de 1877. Fue seguramente la primera bailaora que llamó la atención de los escritores. Ramón Gómez de la Serna siempre sería el de Concha la Carbonera en el Burrero, y bailando el zapateado la describe Salvador Rueda en un artículo publicado en Blanco y Negro en 1892, en que le atribuye dieciocho años de edad, que debían ser unos cuantos más. Armando Palacio Valdés, en la más famosa de sus novelas.
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La
hermana San Sulpicio (1889), presenta a Concha la Carbonera en
la famosa Venta Eritaña de Sevilla, y como perteneciente a la
vida airada. "Era delgada, de un rubio ceniciento, mejillas
pálidas y marchitas y ojos azules, fieros y desvergonzados".
Concha trabajaba entonces en el Café de Silverio, donde ganaba
cinco pesetas. Uno de los señoritos de la fiesta arrojaba a
Concha aceitunas a la cara, y ella, lastimada, profería insultos
y blasfemias atroces. Después le arrojó dos monedas de oro, con
una de las cuales le hizo una sangrante herida.
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Y a
continuación baila un tango HP515 dejó también cumplidas
noticias de las andanzas de Concha la Carbonera y al parecer no
muy edificante conducta en compañía de José León "la Escribana",
un cantaor al que llamaba comadre: "Yo creo que de hombre no
tenía más que la ropa (...) Esta pareja de comadres, como ellas
públicamente se decían, no pensaba más que en la chufla y en
divertirse cuanto más, mejor, alegrándose con todo lo que fuera
destruirse la naturaleza". Este cuadro de la Carbonera y la
Escribana es el que a veces lidiaba pequeños becerros, en trance
humorístico, en el recinto de dicho café.
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Poco tiempo antes de que su nombre apareciera en la programación
flamenca del madrileño teatro de la Bolsa, en octubre de 1879.
Concha la Carbonera había cosechado éxitos en Barcelona con la
compañía de cante y baile flamenco de Francisco Hidalgo ¿Paco el
Sevillano?, que estuvo actuando del 29 de agosto al 28 de
septiembre en el Bon Retiro. Allí cantó y bailó, derrochando
gracia y salero.
Cruz Gutiérrez revisa en un ensayo los inicios
del flamenco en Córdoba
El investigador refleja en un libro publicado por El
Páramo los principales hitos en la configuración de la afición flamenca en la
ciudad, que recibió en las décadas finales del siglo XIX a Silverio y otros
grandes artistas
Guiado
por las crónicas periodísticas de la época, José Cruz Gutiérrez ofrece en un
libro publicado por la editorial El Páramo un recorrido por los inicios del
flamenco en Córdoba. El cronista del Real Círculo de la Amistad, que ha
desarrollado investigaciones sobre distintos aspectos de la historia de la
ciudad, pasea por los cafés cantantes de finales del siglo XIX para dar
testimonio de la acogida que tuvieron en Córdoba las primeras figuras relevantes
de este arte. En el flamenco, observa Cruz, "hay un antes y un después de
Silverio Franconetti", que constituyó el "motor" para su "puesta en marcha" en
Córdoba. El sevillano ofreció su primera actuación en la ciudad (en el Teatro
Moratín) en agosto de 1866, dos años después de su vuelta a España tras su
periodo americano, en el contexto de una gira por las ciudades andaluzas para
difundir sus cantes. Volvería a actuar, ya con su compañía y contratado por seis
funciones, en 1871. Fue en el café cantante del Recreo (ubicado en la calle hoy
llamada María Cristina) y Córdoba ya se postulaba como una "gran receptora del
cante en sus tiempos de más fulgor". Cruz Gutiérrez registra también en La
Córdoba flamenca (1866-1900), que será presentado hoy a partir de las 19:00 en
la Facultad de Relaciones Laborales, la irrupción y consolidación del término
flamenco en la ciudad. La primera fuente en que aparece es una información sobre
una actuación del mulato Meric publicada en el Diario de Córdoba el 24 de mayo
de 1879. El artista "cantará y bailará a lo flamenco". No obstante, la palabra
no empezará a calar hasta 1878. De hecho, en 1874 la compañía de Silverio, que
actuó en el café cantante La Iberia, todavía era considerada "de cantes
andaluces". En esta época no surgieron en Córdoba artistas profesionales. Pero
muy cerca, en Lucena, nació "el guitarrista más grande del siglo XIX": Paco el
de Lucena, que ofreció el primer concierto de guitarra flamenca en Córdoba, el
16 de marzo de 1879. "El café del Gran Capitán", escribe el investigador, "se
llenó a tope" para presenciar una actuación "cuyos beneficios lo iban a redimir
del servicio militar". "Por Córdoba pasaron todos los grandes del flamenco de
la época", señala Cruz, que incorpora en su estudio un censo en el que aparecen,
entre otros, los nombres de los cantaores Manuel Caro Cuéllar Carito, Rafael
Clemente, Manuel Reina Canario Chico, Juan Breva y Francisco Hidalgo El
Sevillano; las cantaoras Paca Lara y Juana Ruca; los bailaores Antonio El Pintor
y José Jiménez El Negro de Rota, las bailaoras Juana La Colorá, Dolores La
Filigrana, Antonia Gallardo La Coquinera y Concha Rodríguez La Carbonera; y los
guitarristas Juan Martínez Niño de Morón, Francisco Sánchez Cantero Paco el
Barbero y Víctor Rojas. A ellos hay que sumar otro grande de la historia del
flamenco, Don Antonio Chacón, que hizo su debut en Córdoba el 1 de marzo de
1891. "Chacón, al igual que Silverio, formó el alboroto en aquella Córdoba
finisecular, pero el tranco crepuscular de la dorada época del cante y sus cafés
cantantes no había hecho nada más que comenzar", apunta Cruz, que explica que en
los años 90 el flamenco fue decayendo, "por causas de difícil enmienda, paro
obrero y sus secuelas de miseria, y por el modernismo reinante, que creaba y
propiciaba otro tipo de espectáculos". "El último resplandor del flamenco en
Córdoba" en este periodo histórico fue la actuación de Manuel Reina Canario
Chico en el Teatro Circo del Gran Capitán, el 17 de julio de 1897. A modo de
epílogo, Cruz Gutiérrez aporta algunos datos sobre la vida flamenca de la ciudad
en las dos primeras décadas del siglo XX, marcada por las visitas de Don Antonio
Chacón, La Argentinita y las dos Pastoras: Imperio y La Niña de los Peines.
Alfredo Asensi / Córdoba | Actualizado 10.02.2010 - El cuadro de Julio Romero
de Torres Alegrías es la imagen de la portada del libro.
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Enlace http://www.flamenco-world.com/tienda/autor/concha-la-carbonera/149/ + recopilados y poema de José María Ruiz Fuentes |
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