LOLA GRECO
DOLORES GRECO ARROYO, bailaora y bailarina, conocida mundialmente con su propio nombre artístico de LOLA GRECO, nació en Madrid en el año de 1964. Lola Greco es hija del célebre bailarín y bailaor José Greco y de Lola de Ronda. La bailarina y bailaora inició su formación en la escuela del Ballet Nacional de España (BNE), del que fue primera bailarina a los diecinueve años. Su entrada en el circuito internacional no se hizo esperar. Participó en París en la ‘Salomé’ de Van Hoecke y en la Ópera de Milán en ‘Il vespri siciliani’. José Granero contó con ella para ‘Medea’. A partir de entonces, Victoria Eugenia, José Antonio y Felipe Sánchez, entre otros, le montaron espectáculos. Además, recorrió Estados Unidos enrolada en la compañía de su padre. El BNE volvió a contar con ella, como primera bailarina invitada, en 1991; y, cinco años más tarde, en la reposición de ‘El sombrero de tres picos’ en homenaje a Antonio.
El arte es como una flor floreciente,
que nace en la tierra sorprendente,
que va creciendo a cada momento
para ir alumbrando el bello día,
de aquella bonita y bella creación
que se otorga con el mejor galardón,
para conocer a los mejores artistas
que dios creo en el cielo y en la tierra,
verdaderamente lo es Lola Greco,
nació con arte dentro del corazón
Para la mejor afición del mundo.
Algo después, participó en la gala ‘Gigantes de la danza’, que se celebró en los Campos Elíseos parisinos, junto a Maya Plisetskaya y Silvie Guillem. La colaboración con el maestro Granero volvió a repetirse, cuando le montó ‘La Gitanilla’. Bajo sus órdenes se puso, junto a otras bailarinas y bailaoras, en el montaje ‘A mi manera’, estrenado en el Festival de Jerez 2002. Ya desvinculada del BNE, en 2002 montó con su hermano José Greco el espectáculo ‘Latido’, que estuvo durante un mes en cartel en El Corral de la Morería de Madrid. Entre sus trabajos más reciente, destaca su colaboración, como coreógrafa y bailarina invitada, en ‘Pasión y ley’ de Antonio el Pipa, estrenado en el Festival de Jerez 2004.
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La trayectoria de Lola Greco, personalidad destacada en la
historia de la danza española, permanece unida a dos importantes
compañías del país: el Ballet Nacional de España y la de su
padre, José Greco. En la primera agrupación ingresó tras pasar
por su escuela, ascendiendo a primera bailarina en 1983. Durante
esa época, interpretó Lola Greco destacados roles en obras como
Laberinto, de José Antonio y Los Tarantos, de Felipe Sánchez. A
principios de la década de los 90, volvió Lola Greco al Ballet
Nacional de España como bailarina invitada, trabajando en obras
como Romance de luna, Alegrías y La Gitanilla. Entre su primera
y segunda etapa en el Ballet Nacional, trabajó la bailarina en
la compañía de su padre, José Greco, realizando con esta
agrupación una extensa gira por Estados Unidos, y bailando en
importantes escenarios. Como coreógrafa firma Lola Greco varios
trabajos como el montaje Latido, creado junto a su hermano José
Greco, y su colaboración como creadora y bailarina invitada en
Pasión y ley de Antonio `El Pipa´. Unos de sus últimos papeles
ha sido el de Fedra (2009), en el montaje del mismo nombre de
Miguel Narros, con coreografía de Javier Latorre.
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Lola
Greco
Lola Greco es hija del célebre bailarín y bailaor José Greco y
de Lola de Ronda. La bailarina y bailaora inició su formación en
la escuela del Ballet Nacional de España (BNE), del que fue
primera bailarina a los diecinueve años. Su entrada en el
circuito internacional no se hizo esperar. Participó en París en
la Salomé de Van Hoecke y en la Ópera de Milán en Il vespri
siciliani/Las vísperas sicilianas. José Granero contó con ella
para Medea. A partir de entonces, Victoria Eugenia, José
Antonio y Felipe Sánchez, entre otros, le montaron
espectáculos. Además, recorrió Estados Unidos enrolada en la
compañía de su padre. El BNE volvió a contar con ella,
como primera bailarina invitada, en 1991 y, cinco años más
tarde, en la reposición de El sombrero de tres picos en homenaje
a Antonio. Más tarde, participó en la gala Gigantes de la
danza, que se celebró en los Campos Elíseos parisinos, junto a
Maya Plisetskaya y Silvie Guillem. La colaboración con el
maestro Granero volvió a repetirse, cuando le montó La
Gitanilla. Bajo sus órdenes se puso, junto a otras bailarinas y
bailaoras, en el montaje A mi manera, estrenado en el Festival
de Jerez 2002. Ya desvinculada del BNE, en 2002 montó con su
hermano José Greco el espectáculo Latido, que estuvo durante un
mes en cartel en El Corral de la Morería de Madrid. Entre
sus trabajos más recientes, destaca su colaboración, como
coreógrafa y bailarina invitada, en Pasión y ley de Antonio el
Pipa, estrenado en el Festival de Jerez 2004. Quizá la faceta
que menos se conozca de la gran maestra, es su labor humanitaria
a lado de La asociación de danza y artes escénicas de Madrid y
Comunidad, en la que ha colaborado en dos de sus galas
benéficas anuales, de una manera altruista, impartiendo clases
magistrales y talleres a precios simbólicos.
Málaga Hoy, | Actualizado 21.07.2008. En la foto, La
bailaora Lola Greco
"Me he criado entre baúles oliendo a moho"
El encuentro es en uno de los grandes templos mundiales del
flamenco. Dicho así puede sonar exagerado y más aún tratándose
de un restaurante austero y sobrio del madrileño y popular
barrio de Tirso de Molina. Pero los que pertenecen a ese mundo y
buscan la autenticidad del género saben que Casa Patas es una
cita ineludible e imprescindible.
La bailaora decidió prepararse en serio para este oficio a
los 11 años De ahí que una de las más grandes bailaoras y
bailarinas, ella es las dos cosas, no dude en elegir este
espacio. Así está en casa y todo es más fluido. Porque Lola
Greco, que ha subido a los más importantes escenarios de medio
mundo y que estos días se mete en la piel de Fedra para
enfrentarse a las milenarias piedras del Teatro Romano de
Mérida, es tímida y, sobre todo, le cuesta hablar de ella misma.
En cambio, las palabras fluyen sin esfuerzo cuando se trata de
hablar de la gente con la que trabaja ahora, como Carmelilla
Montoya o Miguel Narros, y no digamos si la conversación gira en
torno a su familia. Su padre, el gran José Greco, su madre, Lola
de Ronda o sus hermanos José, Paolo, Carmela, con los que le
encantaría montar otro espectáculo. Sólo pierde pudores hacia
ella misma cuando se trata de hablar de su arte, no en las
tablas, sino en la cocina. Al tiempo que da buena cuenta de sus
espárragos y se entretiene con unas diminutas habas, habla de la
pasión que le echa a sus guisos, sus arroces y sus estofados,
aunque también reconoce que es capaz de desayunarse un chorizo
de cantimpalo con un café, porque casi es adicta a ese embutido.
Por esta vez ha preferido un buen jamón de bellota. Con su
físico, sus apellidos, su trayectoria, cabría pensar que Lola,
nacida en Madrid en 1964, es un eslabón de un linaje de gitanos
dedicados al flamenco. Pero en realidad su padre es Constanzo
Greco (hijo de Paolo Greco, un panadero emigrante en Estados
Unidos), que estudió danza y otras artes escénicas en la
Brooklyn Academy of Music, con Madame Viola, que trabajó y bailó
durante años con La Argentinita "fueron amantes largo tiempo",
dice su hija, y cuyo nombre artístico se lo debe a una de las
grandes maestras de la danza, Pilar López, quien siguió
apoyándole cuando se vino a España en los años cincuenta ya
convertido en uno de los mitos internacionales de la danza
española. "Mis hermanos y yo nos hemos criado entre baúles
oliendo a moho, nos metíamos en ellos y podíamos salir
disfrazados para tres años", dice esta mujer que empezó a bailar
en las sobremesas de las cenas familiares, tanto en Italia como
en España, aunque reconoce que cumplidos los 11 años aquello
dejó de ser una broma y quiso tomárselo en serio. "Quería
estudiar clásico español"; y a los 19 años se convirtió en
primera bailarina del Ballet Nacional de España, al que siempre
ha estado ligada. Ha actuado incluso en la Scala de Milán o la
Fenice de Venecia. Todos templos sagrados, como Casa Patas lo es
si hablamos de flamenco. Un espacio donde su presencia no pasa
desapercibida. Se le acercan jóvenes que con voz casi temblorosa
le preguntan si es Lola Greco y cuando ella contesta
afirmativamente una gran sonrisa les ilumina la cara. Pero
también desfilan por su mesa miembros de la familia del Güito,
de los Maya. Casi más que quererla, la veneran
ROSANA TORRES 02/07/2009. En la foto, Lola Greco se mete en la
piel de Fedra en Mérida.- CLAUDIO ÁLVAREZ
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Datos de varias fuentes, poema de José Maria Ruiz Fuentes |
El Arte de Vivir el Flamenco © 2003 |