PILAR LÓPEZ
PILAR LÓPEZ JÚLVEZ, bailaora, bailarina y coreógrafa paya, más conocida
mundialmente con el nombre artístico de PILAR LÓPEZ, nació el
día 4 de junio del año de 1912, en San Sebastián (Guipúzcoa), ha fallecido en la madrugada
del 25 de marzo de 2008 en Madrid a la edad de 95 años. Hermana de la famosa,
Encarnación "La Argentinita" (Buenos Aires, 1905, Nueva York, 1945). Pilar López
hizo su primera aparición en público a los cinco años, en un homenaje que se le
rendía a su hermana en Santander. Después estudia piano, canto y solfeo,
consiguiendo, un primer puesto en su promoción. Luego tomaría clases en la
academia de Julia Castelao, donde antes lo había hecho la Argentinita. A los 14
años comienza su vida profesional y lo hace independientemente de su hermana. No
quiere influencias y si ha de lograr algo, ha de ser por sus propios méritos.
Poco tiempo después monta su propio espectáculo, donde canta, toca el piano y
también baila. El montaje debió de ser muy bueno, porque se mantuvo más de dos
años en los mejores teatros de Madrid, el Rey Alfonso, Price, La Latina y Romea.
En 1933, actúa por primera vez junto a su hermana, en el teatro Falla de Cádiz,
con "El amor Brujo". A partir de aquí, Pilar quedará ligada a la vida artística
de su hermana, hasta que que esta muere. Tras la actuación en el Falla, decide
montar un espectáculo con el bailaor Rafael Ortega. Se estrena en "El Español",
la acogida del público y de la crítica es muy favorable, resaltando la gran
calidad de los bailes flamencos.
Pilar López |
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Después,
las giras son incesantes, París, Sudamérica, Casablanca, Orán, Washinton,
Filadelfia, Chicago, Boston y San Francisco. En 1945, muere su hermana. Pilar,
muy afectada, decide no bailar. Tras un año alejada de los escenarios, vuelve a
formar compañía, la llamará "Ballet español de Pilar López". Reune a los
bailaores, José Greco, Manolo Vargas, Rafael Ortega y otros. Se presenta con
éxito en el teatro Fontalba, con coreografías de ella y su hermana. Después,
hará obras de Ravel, Falla, Granados, Albéniz y Chueca. Pastora Imperio, que
está en la compañía, baila una soleares con Rafael Ortega, que resultan
apoteósicas. A partir de 1947, recorre con su compañía Buenos Aires, Edimburgo,
París, Suecia, Finlandia, Portugal, Bélgica y de nuevo España.
Pilar López con el bailarin Teo Morca
Pilar alterna coreografías de
música clásica con otras flamencas, "Flamencos de la Trinidad", donde baila la
caña y el zapateado del Perchel. También baila caracoles en la obra "El Madrid
Flamenco". Entre 1957 y 1960, da entrada en su ballet a nuevos bailores, Mario
Maya, Antonio Gades y Eduardo Serrano "El Güito". Las giras y los éxitos se
suceden, hasta que en 1974, por motivos familiares deja de bailar. No acepta la
cátedra del conservatorio de música y danza, ni la dirección del Ballet Nacional
cuando se las ofrecen. Ha recibido muchos premios y
distinciones, en 1964 el "Amadeo Vives" de coreografía, dos copas de plata en
Nueva York por sus bailes, medalla de orao del Círculo de Bellas Artes de
Madrid, en Sevilla en 1964, recibe la Cruz y Lazo de Isabel la Católica en 1965,
Placa y llaves de la ciudad de San Sebastian, y muchos otros. Entre los
flamencos, destacaremos el Premio Nacional de Flamenco, de Jerez, en 1976,
Maestra del Baile, en la V Bienal de Arte Flamenco y el Compás del Cante, ambos
en Sevilla y en 1988. Finalmente, recibe en 1995, la Medalla de Oro de
Andalucía.
Visitó la peña La Platería el
16 de febrero de 2002, con ocasión de nombrar Socio de Honor a Mario Maya.
Pilar López, puro arte flamenco
La bailarina y coreógrafa española Pilar López, hermana de la legendaria
Encarnación López Júlvez, 'La Argentinita', ha fallecido en la madrugada del 25
de marzo en Madrid a la edad de 95 años, según ha confirmado el Ballet Nacional
de España, con el que ha colaborado en diversas ocasiones. Pilar y Encarnación
López han sido referente de figuras como 'El Guito', José Greco, Manolo Vargas,
Rafael Ortega, Elvira Real, Alicia Díaz y, en especial, Antonio Gades. Nacida el
4 de junio de 1912 en una familia de comerciantes de telas que estaba de paso
por San Sebastián, Pilar empezó sus clases de baile a los seis años con Julia
Castelao; y de canto, solfeo y piano con Amparo Gutiérrez, obteniendo el primer
premio de solfeo del Conservatorio de Madrid. En 1933 debuta junto a su hermana
con 'El amor brujo' en el Teatro Falla de Cádiz. Ambas viajarían a Argentina en
1935, donde empezaron su gira iberoamericana de algo más de un año por Chile,
Brasil y México. Regresaron a España unos días antes de la rebelión militar que
desembocó en la Guerra Civil y optaron poco después por trasladarse a Argelia,
París, Londres, Bélgica y Holanda. La compañía de su hermana, formada por Pilar
y los bailarines José Greco y Manolo Vargas, actuó en el Metropolitan Opera
House de Nueva York en 1940, que se rindió ante su coreografía de 'El bolero' de
Ravel. En su gira norteamericana de cinco años actuaron con las orquestas de
Filadelfia, Chicago, Boston y San Francisco, siendo uno de sus mejores momentos
el estreno, en el Metropolitan en 1943, de la coreografía 'El Café de Chinitas',
inspirada en una canción de Federico García Lorca y decorados dalinianos.
Regreso a España tras la muerte de su hermana El fallecimiento de 'La
Argentinita' en Nueva York el 24 de septiembre de 1945 hizo que Pilar regresara
a España con los restos mortales de su hermana. A finales de los 40 montó su
propia compañía, el Ballet Español, con estreno en el Teatro Gran Vía con 'El
sombrero de tres picos', hasta entonces sólo interpretada por Léonide Massine y
los Ballets Rusos. Hizo suyas otras coreografías, paseando su arte en los años
50, 60 y primeros de los 70 por numerosos países, con un repertorio que incluía
la 'Suite Española', 'El poema del cante jondo' y 'Los preludios, imágenes y
estampas' de Debussy. En 1952 estrena el 'Concierto de Aranjuez' de Joaquín
Rodrigo en el Teatro Principal de Valencia, que escenificó por España y París,
acompañada por la Orquesta Bética de Ernesto Halftter, compositor de su trío de
ballets 'La blanca paloma', 'El ojo enamorado' y 'Españolada'. Momentos
estelares de sus giras fueron también la que hizo en Oriente Medio y Japón, o su
actuación ante la Reina Isabel II de Inglaterra. Una jubilación colmada de
galardones Pilar dejó de bailar en 1974 y se jubiló en 1982. Sólo en tres
ocasiones retomó su actividad para revisa los pasos del 'Concierto de Aranjuez'
que protagonizaron el Ballet Nacional Español de Gades (1979) y el Ballet
Nacional de España de Elvira Andrés (2001 y 2002). Mundialmente reconocida por
su arte y estilo, obtuvo el Premio Nacional Coreográfico Amadeo Vives (1947),
dos Copas de Plata en Nueva York a la Popularidad, Medalla de Oro del festival
japonés de Osaka (1960), Cruz de Oro del Instituto Internacional de Cultura
parisino (1965), Saggitario D'Oro de Italia (1976), Premio Puente de Triana de
Plata (1980) y Medalla Honorífica del Festival de Música y Danza de Granada
(2002). Recibió dos homenajes en 1997 y 1998, el primero durante el Festival del
Cante de las Minas, con el libro 'Pilar López: Una vida para el baile', de Angel
Álvarez Caballero, y el segundo a cargo del Ballet Nacional de España, con
motivo del vigésimo aniversario de su formación. Además, obtuvo la Medalla de
Oro del madrileño Círculo de Bellas Artes (1982), Lazo y Cruz de Dama de Isabel
La Católica, (2002) y Premio Max de Honor de Artes Escénicas (2006). Los restos
mortales de la bailarina, quien estuvo casada con el músico y director de
orquesta Tomás Ríos, descansan en la capilla ardiente ubicada en el Tanatorio de
San Isidro de Madrid.
Actualizado martes 25/03/2008 20:09 (CET) EFE MADRID.-
Muere
una embajadora de la danza
Hermana de 'La Argentinita', Pilar López
inspiró a los grandes del baile español. Su debut tuvo lugar en el Teatro Falla
en 1933, interpretando 'El amor brujo'
La bailarina y coreógrafa española Pilar López, hermana de la legendaria Encarnación López
Júlvez, La Argentinita, falleció en la madrugada de ayer en Madrid a los 95
años. La capilla ardiente con los restos mortales de la bailarina fue instalada
en el Tanatorio de San Isidro de Madrid. Muy vinculada a Andalucía, Pilar López
recibió la Medalla de Oro de esta comunidad y fue galardonada con el título de
Maestra del Baile por la Bienal de Sevilla. Nacida el 4 de junio de 1912 en San
Sebastián, en una familia de comerciantes de telas, fue su padre el que canalizó
a sus dos hijas en sus grandes aficiones al flamenco y a la danza española.
Ambas serían referentes de figuras como El Guito, José Greco, Manolo Vargas,
Rafael Ortega, Elvira Real, Alicia Díaz y, en especial, Antonio Gades. Pilar
López empezó sus clases de baile a la edad de 6 años con Julia Castelao y obtuvo
el primer premio de solfeo del Conservatorio de Madrid. Esta gran embajadora,
junto con La Argentinita, de la cultura española por el mundo, debutó
profesionalmente con su hermana en 1933 con El amor brujo en el Teatro Falla de
Cádiz. Tras una gira americana, las hermanas regresarían a España días antes de
la Guerra Civil y optaron por trasladarse a Argelia, París, Londres, Bélgica y
Holanda. La compañía de La Argentinita, formada por Encarnación, Pilar y los
bailarines José Greco y Manolo Vargas, dio una gira norteamericana de cinco
años, con su actuación en el Metropolitan -Café de Chinitas, inspirada en una
canción de Lorca y con decorados dalinianos- en 1943 como momento álgido. La
muerte de su hermana en Nueva York el 24 de septiembre de 1945 hizo que Pilar
regresara a España para enterrarla. A finales de los 40, montó su propia
compañía, el Ballet Español, que se estrenó en el Teatro Gran Vía con El
sombrero de tres picos. La bailaora hizo suyas otras coreografías, como Agua,
azucarillos y aguardiente, Capricho español de Rimsky-Korsakof, la Puerta de
Tierra de Albéniz, Soleares y la Suite vasca de José María Franco. Pilar López
paseó su arte en los años 50, 60 y 70 por numerosos países. En 1952, estrenó el
Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo. Pilar dejó de bailar en 1974 y se
jubiló en 1982. Sólo en tres ocasiones retomó la actividad, únicamente para
revisar los pasos del Concierto de Aranjuez que protagonizaron el Ballet
Nacional Español de Gades (1979) y el Ballet Nacional de España de Elvira Andrés
(2001 y 2002). Mundialmente reconocida por su arte y estilo, a lo largo de su
vida obtuvo numerosos reconocimientos, entre ellos la Medalla de Oro del
madrileño Círculo de Bellas Artes, el Lazo y Cruz de Dama de Isabel La Católica
y el Premio Max de Honor de Artes Escénicas.
Efe / Madrid | Actualizado 26.03.2008
Pilar López, maestra del baile
Fue la gran referencia del flamenco
clásico
Pilar López Júlvez (San Sebastián, 1912) era una mujer inolvidable. Por lo que
fue, por cómo lo fue, y por la manera en que lo sabía y lo contaba. Pilar era
inteligente, sarcástica e inapelable sin interrupción. Un personaje clásico, un
trueno de genio y de sabiduría, que atesoraba la memoria vivida y bailada de la
edad de plata, y que dio al flamenco y al baile español, con sus coreografías y
su olfato para detectar talento donde otros no veían nada de particular, la
identidad del arte grande y un sello inequívoco marcado por la calidad, la
profesionalidad, el rigor. Pilar murió ayer, en la clínica de la Luz de Madrid,
a los 96 años, pero su estela de gran maestra del baile del siglo XX vuela hace
mucho por el espacio y el tiempo. Nacida para la danza a la sombra de su hermana
mayor, la gigantesca Encarnación López, La Argentinita, genial bailaora y
coreógrafa, cantante de voz pequeña pero doliente, además de comadre de Federico
García Lorca, amante de Ignacio Sánchez Mejías y responsable máxima de la
dignificación del arte flamenco en los años veinte y treinta del siglo pasado,
Pilar consiguió hacerse un nombre propio antes de que Encarna muriera en Nueva
York. Las hermanas formaron una compañía imbatible: fusionaron lo español y lo
flamenco, el tacón y la zapatilla, la poesía popular y la música clásica, las
coreografías más dulces y sofisticadas con la rabia gitana. Juntas dejaron para
la historia espectáculos como Las calles de Cádiz, un gran musical flamenco que
financió el torero intelectual Sánchez Mejías, y los años del exilio, en Francia
primero y luego en Estados Unidos, fueron una sucesión de éxitos colosales,
compitiendo con Carmen Amaya por el fervor del público y el favor del
superagente Sol Hurok, aquel genio judío cuya máxima era: "Si no tienen
temperamento, no los quiero". Sobrada de temperamento y de experiencia, a su
vuelta a España Pilar se retiró durante casi un año para cumplir el luto por su
hermana; sus amigos, entre otros Edgar Neville, que la filmó en plenitud en la
película documental Duende y misterio del flamenco, la convencieron para volver.
Lo hizo a lo grande, con una compañía renovada y coreografías nuevas y propias.
La noche del regreso volaron los sombreros en el teatro. Pilar López dio varias
veces la vuelta al mundo, y entre clamor y clamor, fue esculpiendo su clasicismo
insobornable en nuevos bailarines, tipos desconocidos y que a priori no parecían
dotados. Roberto Ximénez, Antonio Gades, Manolo Vargas, Rafael Ortega, El
Güito... Sus niños, sacaron el sello de la casa: sobriedad y rigor, ética y
estética, nunca un desplante artificial, saludos los justos.Conversar con ella
era uno de los máximos placeres imaginables. Era majestuosamente malvada,
hilarante y durísima. Tenía aje y arte, era diva y capitana, orgullosa y
sensible, cosmopolita y flamenca. Combinaba una lengua de acero, un corazón de
fuego, un inapelable sentido de la justicia y una asombrosa capacidad narrativa.
Matilde Coral la definió ayer como una "enciclopedia de la danza"; Mario Maya
recordó "su refinada inteligencia". Medalla de Andalucía, Premio Niña de los
Peines de la Junta andaluza, título de Maestra del Baile de la Bienal de
Sevilla... Los premios sonaban a poco para esta artista, adorada desde Japón a
San Francisco.
MIGUEL MORA 26/03/2008
Pilar López: la dignidad exigente
Fallece a los 95 años la bailarina y
coreógrafa que revolucionó el baile flamenco y que mantuvo viva la llama de
García Lorca
Adiós al ojo clínico del flamenco. La bailarina y coreógrafa Pilar López,
hermana de la legendaria Encarnación López Júlvez La Argentinita, falleció ayer
en Madrid a la edad de 95 años. Pilar López fue el referente de figuras como El
Güito, José Greco, Elvira Real, Mario Maya o Antonio Gades. No se sabe cómo
sería la danza flamenca de no haber existido una mujer parapetada los últimos
años tras unas gafas de sol. Fue una adelantada absoluta en el paso de las
coreografías de cartón piedra -el peplum flamenco- a las vanguardias estéticas.
Fue la primera, como en tantas otras cosas, en revolucionar la estética de la
danza con cámaras oscuras. También protagonizó en 1952 el estreno absoluto para
ballet del Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo y los Preludios de Debussy,
algo que le rondó mucho tiempo y que tuvo un resultado asombroso. Pero también
fue uno de los últimos personajes que compartieron madrugadas, risas y
confidencias con Federico García Lorca. Junto al recientemente fallecido Pepín
Bello, mantenía todavía en color la imagen del poeta de Fuente Vaqueros, ese
amigo que un día le escribió: "Es arquitectura, inteligente y apasionada, brisa
de mar". Y, aunque estricta en la danza, dejaba escapar su profunda humanidad al
referirse a Bello, su otro amigo del alma, a quien llamaba "mi osito". Durante
su gira norteamericana, entre 1940 y 1945, actuó junto a su hermana con las
orquestas de Filadelfia, Chicago, Boston y San Francisco, y uno de sus mejores
momentos fue el estreno en 1943, en el Metropolitan de Nueva York, con la
coreografía de El Café de Chinitas, inspirada en una canción de Federico García
Lorca y decorados dalinianos que aún hoy permanecen perdidos. Pero Pilar López
ya aparece a finales de la década de los veinte en discos de pizarra donde ella,
que era más flamenca de voz que su hermana, cantaba temas como Lola la Cartujana
o Madrid corazón de España acompañada por orquesta. En aquella época era Pilar,
a secas, y en los carteles de El amor brujo, de 1933, ponía 'hermana de la
extraordinaria Argentinita'. También estrenó en aquella época una obra basada en
Yerma. Lorca de nuevo. Unida a su hermana viajó a Argentina en 1935. Juntas
empezaron en el Teatro Colón de Buenos Aires, con una lluvia de ovaciones, su
gira iberoamericana de algo más de un año y que les llevaría a Chile, Brasil y
México. Regresaron a España unos días antes de la rebelión militar que desembocó
en la Guerra Civil, y optaron poco después por trasladarse a Argelia, París,
Londres, Bélgica y Holanda. La muerte de La Argentinita en Nueva York el 24 de
septiembre de 1945 hizo que Pilar regresara a España con los restos mortales de
su hermana para darles sepultura, y a finales de los 40, montó su propia
compañía, que se estrenó en el Teatro Gran Vía con El sombrero de tres picos,
hasta entonces sólo interpretado por Léonide Massine, el sucesor de Nijinsky, y
los ballets rusos. En Argentina estrenó y cantó por primera vez La paloma de
Rafael Alberti dentro de un espectáculo llamado Suite argentina. Rafael Alberti
se sentaba en el palco durante las representaciones y le hizo un cuadro inmenso
que todavía perdura en la casa madrileña de la artista. Pilar López paseó su
arte en los años 50, 60 y primeros de los 70 por todo el mundo y, como
testimonio cinematográfico, dejó su versión de Pepita Jiménez, de Albéniz, una
joya que está grabada en la película Duende y misterio del flamenco de Edgar
Neville, donde hace tres números impresionantes. Momentos estelares de sus giras
fueron también la que hizo en Oriente Medio y Japón, o su actuación ante la
Reina Isabel II de Inglaterra. Pilar dejó de bailar en 1974 y se jubiló en 1982.
Sólo retomó la actividad en contadas ocasiones, como revisar los pasos del
Concierto de Aranjuez que protagonizó el Ballet Nacional Español de Gades
(1979). Pero, además, fue maestra de maestros. Cualquier bailaor de los últimos
treinta años que aspirara a ser alguien en el flamenco debía pasar por un comité
de sabios integrado por una sola persona: Pilar López. El bailaor del Sacromonte Manolete, uno de sus grandes
discípulos, recuerda que le llamaba "Cristito". Era el más joven de una
generación de bailaores que encabezaban Mario Maya y Antonio Gades. "Ella no
hablaba de flamenco, hablaba de danza, de música", recuerda Manolete. "Era
exigente, siempre, como los maestros de antes, y yo yo no sería el mismo de no haber pasado por sus manos".
Ella moldeó a los grandes. "Le gustaba mi casta, me decía que no perdiera mi
sello de las cuevas, me dejaba que me expresara tal y como yo era pero me daba
los cepillazos". Y sabía qué cepillazo dar a cada alumno. No quería hacer clones
de sus bailaores. "A uno le iba más el brazo arriba, a otro una pose determinada... Al menos para los hombres,
ha sido la más grande entre los grandes", recuerda el artista del Sacromonte.
"Sin perder la ortodoxia sabía moverse con los ojos, con los brazos, metía los
pies en su sitio". Escuchar un olé de ella era lo máximo. En el homenaje a Gades
en la Zarzuela escuchaba: "Mi Cristito, muy bien, nunca pierde la postura". "Eso te sube, es lo más bonito
que le podía suceder a un bailaor". Muy vinculada a Andalucía, recibió la
Medalla de Oro y fue galardonada con el título de Maestra del Baile por la
Bienal de Sevilla. Medalla de Oro del madrileño Círculo de Bellas Artes (1982),
Lazo y Cruz de Dama de Isabel La Católica, (2002) y Premio Max de Honor de Artes
Escénicas (2006). Casada con el músico y director de orquesta Tomás Ríos, poseía
una rica biblioteca comprada por su hermana al poeta andaluz Fernando Villalón.
Una muestra más de una artista poliédrica en una época en la que
las mujeres tenían sólo un perfil.
G. Cappa / Granada | Actualizado 26.03.2008
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Datos extraidos del libro de Rafael vargas, "Tras las huellas del tiempo y de los mitos", 1995, y de conversaciones con Pilar López. |
El Arte de Vivir el Flamenco © 2003 |