ANTONIO
ANTONIO RUIZ SOLER, bailarín
o bailaor, más conocido por ANTONIO, nació en Sevilla el
día 4 de noviembre del año 1921, y murió en Madrid el día 5 de
febrero de 1998. A los seis años empieza su aprendizaje en
la academia del Maestro Realito, que le inició especialmente en los bailes de
palillos. Destaca como niño prodigio y al año siguiente le asignan de pareja a
una niña de sus mismas características, la que más tarde se consolidaría como su
pareja estable de baile bajo el nombre de Rosario. El maestro les lleva a bailar
en fiestas y teatros donde actúan profesionales. La primera actuación de este
tipo fue en 1928, en el Teatro Duque de Sevilla, a los siete años. Por este
mismo año bailó en el Pasaje de Oriente, en una fiesta que se daba en honor del
infante D. Carlos, y también dentro del mismo año efectúa su primera salida al
extranjero, bailando en la Feria Internacional de Lieja (Bruselas). En 1929
bailó ante los reyes de España Alfonso XIII y Victoria Eugenia, cuando fueron a
presidir la Exposición Mundial de Sevilla. Alternando con las actuaciones
teatrales, baila en los cafés concierto, en fiestas privadas y en fiestas
tradicionales andaluzas como las Cruces de Mayo. Es la primera etapa infantil
sevillana, en la cual termina de formarse con los maestros de baile Otero,
Pericet y se especializa en flamenco con el maestro Frasquillo. Enseguida
empiezan a trabajar fuera de Sevilla, por el resto de Andalucía, otras
provincias y Madrid, donde les llaman Los Chavalillos Sevillanos. 1937, es fecha
clave para la futura consagración de Antonio; están actuando en Barcelona y
Francia, cuando el empresario de variedades Marquesi contrata a la pareja para
ir a América, donde entre éste y otros nuevos compromisos, permanecerán doce
anos. La primera actuación es en Argentina, en 1937, en el Teatro Maravillas de
Buenos Aires, con el espectáculo Las maravillas del Maravillas.
|
|
|
De Argentina
pasan a Chile, Perú, Colombia, Venezuela, Cuba y Méjico. En un interim vuelven a
Argentina, para actuar en el Teatro Esplendid y en el Teatro Ateneo de Buenos
Aires, donde dan el primer Concierto de Danza. Rematan la gira sudamericana en
Brasil, en 1939, y son contratados para la Sala de Fiestas del Walforf-Astoria
de Nueva York. Con ello se les abren las puertas de Norteamérica. Permanecen
allí siete años alternando temporadas largas en esta sala con viajes a Hollywood,
donde participan en varios filmes. En 1943, de vuelta a Nueva York, se presentan
en el Teatro Carnegie Hall, con un grupo algo más numeroso y Antonio escenifica
el Corpus Christi en Sevilla, de Albéniz.
Durante los años 1944 a 1946, las actuaciones se extienden por todo el país.
Antonio vuelve sobre sus pasos en segunda gira por Sudamérica, ya con el nombre
artístico Antonio y Rosario, impuesto por necesidades de traducción al inglés.
Van a Méjico, donde estrenará, en el Teatro Bellas Artes, el famoso Zapateado de
Sarasate. Coreografía maestra de baile individual, pieza de gran éxito que
quedará incorporada establemente a su repertorio. Esto es en 1946. Sigue por
Cuba, Uruguay, Perú, Chile y, en 1948, actúa por segunda vez en la Argentina, en
los Teatros Municipal y Colón de Buenos Aires. Es justo diez años después de su
primera actuación allí y la crítica compara y reseña ya la madurez de su baile y
su concepto intelectual coreográfico. En estos doce años de permanencia en
América la labor coreográfica y representativa de esta pareja es extensísima.
Además del Zapateado, la jota Viva Navarra de Larregla, y el Zorongo gitano, son
dos piezas fundamentales en su carrera. De Granados tienen una selección de
Goyescas y las Danzas Numero IX y VII (Valenciana), de Turina, el Sacromonte, la
Malagueña y Sevilla de Albéniz. El Café de Chinitas, con letras de García Lorca.
De danzas de escuela: Seguidillas manchegas, Panaderos, Bolero, Sevillanas y
Fandangos de Huelva. Llevan también selecciones del El amor brujo y del Sombrero
de tres Picos, de M. de Falla, sin haberlo resuelto todavía en forma de ballet.
Y por último el testimonio de la inspiración americana y caribeña en los bailes
El manisero y Jarana Yucateca, 1949: Otra sacudida ascendente en la carrera de
Antonio, la vuelta a España y por extensión a Europa.
|
|
Tienen
cierta dificultad para actuar, pero el empresario Lusarreta les contrata para
hacerlo en Madrid. El 27 de enero de 1949, debutan en el Teatro Fontalba,
encabezando el programa con sus dos nombres, aunque añaden en caracteres mas
pequeños el titulo de Los Chavalillos Sevillanos. Tiene un gran éxito de público
y crítica, con una estancia imprevista de casi dos meses. Pasan a Sevilla y en
Semana Santa se presentan en el Teatro San Fernando. El éxito es rotundo en esta
ciudad, Salen por primera vez a Europa, en una gira que se inicia en primavera,
en el Teatro de Champs Elysées de París. Continúan por Italia, Suiza, Dinamarca,
Suecia, Inglaterra, Bélgica, Escocia en los Festivales de Edimburgo en 1959 y en
el Festival Internacional de Holanda. Pasan a Israel y vuelven a recorrerse
Europa por segunda vez: teatros Palais Chaillot, la Pérgola, Cambridge. Vuelo a
Tánger. Son requeridos para bailar en fiestas de hombres de estado: en España,
Franco, en Egipto, Faruk. Tres años de gira sin descanso, siempre triunfantes.
1952 será para Antonio un año marcado por dos acontecimientos decisivos y otros
dos si no tanto, por lo menos muy importantes en su carrera artística, Primero:
la pareja Rosario y Antonio, después de haber trabajado juntos durante veintidós
años, se separan definitivamente como consecuencia de desavenencias anteriores.
Termina una etapa especialísima de arte joven, fresco y gran actividad creadora.
A las coreografías reseñadas de su estancia en América, se añaden otras nuevas
paseadas por Europa, que forman en su conjunto el bloque impresionante de
creación de la pareja. Aumentan el repertorio de Albéniz con las siguientes
piezas de la Suite Iberia; Granada, Triana, Puerta de Tierra, El Puerto,
Asturias y Navarra. De Granados el Fandango de Candil y las Danzas V, X y XI
(Sortilegio de los collares). De Turina el Zapateado y Sacromonte; la Jota
aragonesa de Falla; Serenata de Malats, Intermedio de la boda de Luis Alonso de
Giménez; La Revoltosa de Chapí; Danza de la gitana de Halffter; Las lagarteranas
de Guerrero; Selección del Capricho español de Rimsky-Korsakof. Garefa Lorca
adquiere ya una dimensión especial dentro del repertorio de Antonio, que se
acusará a lo largo de toda su creación posterior. Aquí se reseñan: Debajo de la
hoja, Anda jaleo y Los cuatro muleros. Se les ve actuar en danzas americanas que
bien pudieran haber sido creadas allí: Huayno, danza de la provincia de Cuzco
con dos secuencias, a) Choclo frutero, b) Danza incaica y Carnavalito. Nuevas
versiones de bailes de palillos como el Bolero robado, Boleras de medio paso,
Malagueñas boleras. En flamenco: tanguillo, alegrías, farruca, tango de Cádiz,
taranto, serranas, siguiriyas gitanas, soleares, caracoles, fandangos por
verdiales, y hay que reseñar de una manera especial la caña, creación que
perfeccionará a lo largo de lo años, para llegar a ser uno de los números más
perfectos de técnica y sabor flamenco conjuntados. Monta también el inicio de lo
que será más tarde un ballet. Ahora solamente son dos Sonatas de P. Antonio
Soler, la número 5 en Re mayor y la 11 en Sol menor, por ahora en coreografía
individual.
Rota la pareja, Antonio en este mismo año saca adelante el proyecto de crear una gran compañía. Empieza a madurarlo en solitario en Sevilla y le da forma en Madrid en los estudios de baile de la calle Montera. Tercer acontecimiento de este mismo año es la creación del baile el martinete, estilo flamenco que hasta entonces sólo estaba reservado al cante. Lo interpreta en la película Duende y misterio del flamenco. Por último, como reconocimiento mundial de Antonio y de la danza española, está el hecho de que Leónidas Massine le propone bailar como primera figura en su coreografía de El sombrero de tres picos en el Teatro de la Scala de Milán, santuario de la danza reservado a muy pocos. Se hará realidad al año siguiente, junto al Capricho español de Rimsky-Korsakof. El año 1953, está marcado por la presentación al público de la primera Compañía de Ballet de Antonio y el consiguiente estreno de las nuevas obras que lo componen. Quizá sea para él, el año que más valore dentro de su carrera artística. Se presenta el 20 de julio de 1953, en el Festival Internacional de Música y Danza de Granada, con estreno también de escenario: los Jardines del Generalife. Nombre de la compañía: Antonio Ballet Español. Lo componen treinta y cinco bailarines, con Rosita Segovia como primera figura femenina. Es un ballet bien presentado, disciplinado y sin fallos técnicos que obtiene un éxito rotundo. Como consecuencia, ya desde ahora este Festival incluirá habitualmente una parte de baile español, que en la mayoría de los años está representado por la compañía de Antonio. Bien es verdad que él responderá a esta distinción creando nuevos ballets para tal acontecimiento. Las obras que estrena son: Llanto por Manuel de Falla, de Vicente Asensio. Es un montaje en atención a Granada y su músico más genuino. Presenta también Allegro de Concierto de Granados, y piezas flamencas como las alegrías y fandangos por verdiales en versión nueva.
|
|
También
agrupa otra serie de piezas del mismo estilo en Serranos de Vejer de García
Soler. Pero las dos obras más destacadas del estreno son la Suite de Sonatas de
P. Antonio Soler, de las que ya tenía un antecedente en el repertorio de sus
bailes con Rosario donde las bailaba él solo. Ahora son ocho sonatas realizadas
por toda la compañía en distintos cuadros. Tiene escenografía de gran
espectáculo de la que incluso forman parte alabarderos, infantas y otros
personajes palaciegos que no bailan, son figuras decorativas. Otro estreno es la
Suite de danzas vascas, con música tradicional y danzas tan populares como el
aurrescu, ezpatadantza y arín arin. Por último el ballet El segoviano esquivo de
Matilde Salvador, con un argumento que da forma a bailes castellanos. A partir
del estreno en Granada, Antonio va al Teatro Español de Madrid y desde allí ya
es una gira constante e imparable por ciudades españolas, otras de Europa,
América e incluso África, como El Cairo y Johanesburgo. Salta continuamente de
un lugar a otro con un sin número de actuaciones. De ellas tiene en común el
éxito obtenido, por ejemplo cuando debuta su compañía en el Teatro Empire de
París, le sacan a hombros. En el Teatro Stoll de Londres se gana a un público
que miraba con reserva al nuevo coreógrafo. Son estas dos capitales europeas los
puntos más visitados por él y donde más estrena, lo mismo que en América el
punto de referencia artística siempre es Buenos Aires. Allí, en 1954, estrena
una serie de danzas: Almería de Albeniz, Andaluza de Falla, Danzas fantásticas
de Turina y renueva la famosa jota Viva Navarra. 1955 es un año de estrenos
importantes en Londres. En el Teatro Palace, la Rondeña y el Álbaicin de Albéniz,
con formas modernas de escenografía y baile.
Pero el estreno más señalado es el Amor brujo en el Teatro Saville, ballet que le consagra como coreógrafo y donde según la crítica, se compenetra con el espíritu mismo de Falla. Es obra de gran éxito que pasa directamente al Teatro de Champs Elysées de Paris y luego a la Scala de Milán durante un mes, además de dos funciones en el Piccolo Scala donde se oyó cantar flamenco por primera vez. Ni que decir tiene que aumenta el número de bailarines en la compañía por exigencia de nuevos montajes. El Festival Internacional de Música y Danza de Granada es, como se apuntó antes, el escenario de presentación de nuevas obras de Antonio. En 1956 se entrenan allí nada menos que seis; Fantasía galaica, ballet de Ernesto Halffter, basado en una leyenda gallega sobre la Santa Compañía, con temas de bailes populares como la muñeira. Paso a cuatro de Pablo Sorozábal, son seis danzas inspiradas en melodías de compositores del siglo XVIII y Sonatina, obra basada en la poesía de Rubén Darío La princesa está triste. El Polo de Albéniz, Cerca del Guadalquivir, ballet flamenco sobre el poema de García Lorca Prendimiento de Antoniño El Camborio. 1957 es una fecha señera para la historia de la danza española por la actuación de Antonio en la Ópera de Viena. En 1958 realiza la coreografía del ballet más interesante de todos cuantos ha hecho, El sombrero de tres picos de Falla. Las versiones anteriores, incluso la de Massine, quedan chicas al lado dc ésta, con unos figurines de Muntañola que no desdicen en nada de los de Picasso. La farruca del molinero es un acierto de coreografía e interpretación, Rosita Segovia contribuye con su buen hacer danza-actriz al éxito general de este ballet. Siguen otras coreografías, en 1964 en cl Teatro Liceo de Barcelona estrena más obras de Albéniz y Jugando al toro de E. Halffier. Es esta una época de evolución en el concepto creativo de Antonio. Busca temas simbólicos de contenido recargado como sucede en la obra citada y en Eterna Castilla, aunque los decorados sean estilizados, el baile no lo es. En 1962 es el reencuentro con Rosario. Antonio la presenta como artista invitada dentro de su ballet, dejando que aparezca sola en el escenario bajo una luz central. Vuelven a bailar aquellas danzas sencillas, encantadoras, que no han pasado de moda y que el público acoge con gran entusiasmo; en Madrid tiene que repetir el zorongo tres veces, También bailan dentro de la estampa flamenca La Taberna del Toro que Antonio estrenó en el Teatro Palace de Londres seis años antes. En 1964, vuelve a reunirse la pareja por última vez, para hacer una tourné con etapas en España en Inglaterra, en los Teatros Ópera House y Royal Drury Lane de Londres; van a Rusia por primera vez y actúan en Leningrado, Kiev y Moscú, donde triunfaron como en el resto de los países; siguen por Estados Unidos y Sudamérica, donde, en Chile, Rosario termina con el compromiso.
En 1965, Antonio cambia el nombre de su Compañía llamándola desde ahora Antonio
y sus Ballets de Madrid. Bajo este nombre o con el anterior y durante más de
diez años toma parte muy activa en los Festivales de España del Ministerio de
Información y Turismo y sigue estrenando nuevas obras como Concierto andaluz de
J. Rodrigo, ballet en un acto y tres movimientos, donde sigue la tónica de sus
últimas creaciones jugando con simbolismos en la danza. En el VII Festival de la
Ópera de Madrid de 1970, se consideran estreno mundial las piezas Torre Bermeja
y Córdoba que dedica a Albéniz y Danza de la gitana y Primera de La vida breve,
a Falla. También la estampa colonial del siglo XIX llamada Cubana. En 1978 ya
piensa retirarse de la vida profesional. Prepara una gira de despedida con un
espectáculo al que llama Antonio y su Teatro Flamenco, formado por un grupo
reducido de artistas. Comienza por Sevilla en el Teatro Nacional de Lope de
Vega. Lleva una selección de flamenco en sus dos versiones, popular y teatral.
El espectáculo se inicia con uu preludio entre guitarristas y cantaores, sigue
el mirabrá, tarantos bailados, La sangre derramada, carcelera, En el puerto,
tangos de Málaga, martinete, bulerías, la caña, granainas, Resurrección de la
Petenera, La casada infie y concluye cpn alegrías, tanguillos de Cádiz, tangos
rocieros y se despide por sevillanas. Continúa la gira y, en 1979, hace su
retirada profesional como bailarín en la ciudad japonesa de Sapporo, justo
cuando se cumplen sus Bodas de Oro con la danza.
En marzo de 1980, por su largo y brillante historial como bailarín y coreógrafo,
es nombrado director artístico del Ballet Nacional Español del Ministerio de
Cultura. El repertorio que presenta es variado con obras de otros maestros,
alternando con las más famosas suyas. Después de dos años largos de actividad,
el 9 de mayo de 1983 es cesado en el cargo por razones muy controvertidas en su
día. Antonio deja por el momento toda actividad relacionada con la danza. 1987,
se presta a hacer a María Rosa una coreografía sobre la Romería del Rocío que
presenta en ese año en el Teatro Monumental de Madrid. A lo largo de su vida,
Antonio ha intervenido también en cierto número de películas, algunas veces como
protagonista total, en otras actor-bailarín, otras simplemente bailarín,
interpretando sus ballets y en una ocasión, solamente como coreógrafo.
Primera década de los cuarenta: Zigfield Girl, Sing Another Song, Hollywood
Canteen, y Panamerican en llollywood. Década de los 50: Carrusselll napolitano y
Universo de noche, en Italia. En España, José María El Tempranillo, primera
parte, y El rey de Sierra Morena, segunda parte. Niebla y Sol, Duende y Misterio
del flamenco, Todo es posible en Granada, Noches andaluzas, Pan,, amor y
Andalucía, Luna de miel, Sinfonía española, Ley de raza, La nueva Cenicienta, El
sombrero de tres picos y en 1973, El amor brujo. Está en posesión de las
siguientes condecoraciones y distinciones: Cruz de Isabel la Católica ( 1950).
Medalla de Oro dcl Círculo de Bellas Artes (1952), Medalla dc Oro
Extraordianaria Círculo de Bellas Artes (1959-60), Medalla de Honor de las
Naciones Unidas (1963), Medalla de Plata al Mérito Turístico (1964), Medalla de
Oro de la Real Academia Inglesa de la Danza (1962), Comendador del Mérito Civil
(1964), Medalla de Oro de la Real Academia de la Danza de Suecia (1964), Medalla
de la Feria Mundial de Nueva York (1964), Medalla de Oro de la
Escuela de la Danza de Moscú (1966), Medalla dc Oro de la Scala de Milán (1967),
Placa Conmemorativa del Ministerio de Información y Turismo al Primer Bailarín
Español en conmemoración del X Aniversario de su participación en Festivales de
España (1967), Llave de la Ciudad de San Francisco (California), Premio Nacional
de Flamenco de la Cátedra de Flamencología de Jerez (1966), Comendador de la
Legión de Honor de Francia (1971), Medalla de Oro al Mérito Turístico (1972),
Medalla de Oro del Spanish Institute de Nueva York (1979). Primer Premio de la
Academia de la Danza de París (1963), Premio Internacional de Danza Vicente
Escudero, de Valladolid, años 1957, 58 y 60, Premio Nacional al mejor Ballet
(1972). Tiene
una obra escrita por él, Antonio, Mi diario en la cárcel. Libros que tratan de
él expresamente: el de Elsa Brunelleschi en Inglaterra, Lido en Francia y uno
muy interesante por el crítico inglés Cyrile de Beaumont, Antonio Impressions of
the Spanish Dancer. Otro de fotografías de Gyenes, con tres ediciones: Antonio
el bailarín de España. Precisamente del libro de Gyenes se pueden recoger
dedicatorias y comentarios hacia la figura de Antonio El mismo Gyenes dice en el
prólogo: «Desde que debutó jamás fracasó. ¡Oh!. Dios del Arte Sagrado, tú sabes
que fácil es fracasar y caer verticalmente». Sergio Lifar dice de él, en forma
poética, la realidad de
su danza y de su personalidad, con estas palabras: «Antonio El Brujo posee una
magia que filtra y nos hechiza. Nos lleva consigo en esta lucha de Amor, de
Celos y de Seducción. que viven en una sola persona. Es toro y matador, la arena
y el público. la muerte y la vida, es el vencedor y el vencido en sí mismo, el
instinto. la armonía, la geometría, el acento ordenado, la vida de este
instrumento divino: el hombre. Este hombre esta- cerca de la Oración como de la
Brujería en el acto de un Brujo donde el espíritu y el cuerpo están en conflicto
perpetuo. Antonio es rico en todos estos elementos y nos transmite sus
encantamientos. Antonio el hijo del Sol y de las hadas nocturnas. Es danzarín».
Jean Cocteau en un dibujo que le dedica a Antonio en 1957, se expresa así: «Un
fuego que se empeña en morir para renacer, es el estilo flamenco». Edgar Neville
escribió de la creación que hizo Antonio del martinete: «Pocas veces se ha visto
algo más bello, más emocionante. que el baile por martinetes de Antonio debajo
del Arco del Tajo de Ronda. Mi película Duende y Misterio del Flamenco recorrió
el mundo entero, y gentes de las razas más alejadas de la nuestra, de la
sensibilidad más remota y distinta, se levantaban del asiento en un momento
dado, enloquecidas por
el baile de Antonio, y gritaban, como lo hacían también el público de Jerez y
Sevilla. Si no supiéramos que Antonio es un superdotado, un dios de la danza, su
martinete hubiera bastado para atestiguarlo». Federico Mompou dice:« ..Antonio
es la Danza». Y Ernesto Halffter.'«... posee una extraordinaria imaginación
creadora, lo que le lleva a realizaciones de altísima categoría artística ya
montajes que sorprenden por su originalidad, buen gusto y fidelidad al espíritu
de las obras que interpreta. Nunca olvidaré lo que Antonio hizo con mi Fantasía
galaica de tantas bellezas en el detalle y en su conjunto y con aciertos tan
singulares como el paso a dos, armonioso y poético, con el sonar de las vieiras
contrapunteando el trenzar de los pasos... Antonio sabe hacer plásticas las
ideas musicales con entera servidumbre y autenticidad al espíritu y a la letra
de cada pentagrama».
Después de una cruel enfermedad, en su Sevilla natal, dejó de existir en el año
1998, dejando toda una vida dedicada al arte de la Danza y paseando su majestad
de artista español por todos los escenarios del mundo.
Márquez recuerda al maestro Antonio con sus
piezas "más emblemáticas"
El artista sevillano presenta en el
Festival de Flamenco de Jerez su homenaje a Antonio El bailarín
"En mi vida profesional siempre me han inculcado el amor y la disciplina por el
trabajo de los grandes de la danza, y Antonio fue el maestro de maestros". Con
esta declaración de intenciones resume Antonio Márquez el tributo a la
legendaria figura de Antonio Ruiz Soler, Antonio el bailarín, que presenta en el
Teatro Villamarta, dentro del programa del XIII Festival de Jerez. Con Antonio,
el bailarín y coreógrafo sevillano recupera dieciocho de las piezas "más
emblemáticas" que su maestro dejó como legado a la danza española y al flamenco.
La penúltima jornada de la muestra jerezana se completa con Momentos flamencos,
de Jesús Aguilera; y con el recital en Los Apóstoles del guitarrista Pepe
Habichuela y el bajista de jazz Dave Holland. Con el veterano bailarín Paco
Romero, que conoció de cerca a Antonio, como artista invitado, Márquez ha
preparado una producción que pretende, a su juicio, "rendir homenaje a un gran
maestro, a través de un recorrido por sus coreografías". Caracterizado de ese
joven Antonio y con vestuario inspirado en la década de los 40, el propio
Márquez interpreta a Ruiz Soler en sus primeros años, mientras que Paco Romero
da vida al artista en las postrimerías de su existencia. Durante noventa minutos
y mediante piezas como Romanza del Concierto para guitarra y orquesta, El
Puerto, Asturias, Triana o Leyenda del beso, el montaje retrata tres etapas de
Antonio el bailarín: desde sus inicios, "su viaje y su formación en Nueva York,
donde adquirió influencias que cambiaron la danza española, hasta el final de su
carrera tras ser cesado en la dirección del Ballet Nacional", afirmó Márquez.
Además, ha reconocido que su homenaje es extensible "a todos los grandes
maestros".
Redacción / Cádiz | Actualizado 13.03.2009.
VIDEO |
|
Datos recopilados del Diccionario Enciclopédico del Flamenco. Edit.Cinterco 1986 |
El Arte de Vivir el Flamenco © 2003 |