RAFAEL AMARGO

 

ENTREVISTA A RAFAEL AMARGO

 

 «Me ha costado que me respeten más porque he sido pionero de muchas cosas»

«Estoy empezando a tener la cabeza 'amueblá' a los 33 años», confiesa el artista, que se tomará este mes un
'Tiempo muerto' en el Teatro Alameda Lugar: Teatro Alameda. Fechas: Del 20 al 23 de noviembre.
 

Entrada: 30 euros; salvo el primer espectáculo, que cuesta 25 euros.Rafael Amargo lleva una vida ajetreada. Vive cuatro días a la semana en París y tres en Madrid. Acaba de cerrar una gira de un mes en EE. UU., coreografía el musical 'Zorro' en Londres, trabaja en la televisión francesa... Y en un hueco de su agenda, vuelve a la esencia de su arte en el Teatro Alameda con un espectáculo de puro flamenco: 'Tiempo muerto', algo que -asegura- necesita a menudo.

¿En qué momentos de su vida se ha dicho a sí mismo 'Tiempo muerto'?

Muchas veces porque yo soy un artista que vivo al límite, muy acelerado y que mi carrera me ha tocado vivirla muy precozmente. Cuando he empezado a hacer cosas más distraídas y me he salido un poco de la esencia del flamenco, que es la madre de mi arte, es cuando he visto que tenía que hacer un tiempo muerto.

¿A qué se refiere con cosas distraídas?

Además de bailar, tengo negocios en Madrid, acabo de terminar de rodar la película 'Marisol', estoy coreografiando un musical en Londres, hago televisión en Francia Hay que hacer un tiempo muerto, porque si no uno se vuelve loco.

En esta obra vuelve a sus primeros montajes, ¿por qué esa mirada atrás?

Lo mejor es la base que uno tiene. Siempre hay que buscar bajar a la esencia y recuperar las cosas que han funcionado. Mis primeros espectáculos eran los mejores y los más buenos, con un formato muy humilde y sencillo. En definitiva, cuando uno va a un espectáculo flamenco quiere ver buen cante, buena guitarra y buen baile.

¿Se puede bailar 'break-dance' sin perder la esencia?

Cuando bailaba 'break-dance', bailaba 'break-dance'; y cuando bailaba flamenco bailaba flamenco, pero no los mezclaba. A mí la palabra fusión me suena a confusión. Me gusta unir las artes, pero una enfrente de otra, casarlas sin mezclar, no fusionándola.

¿Innovación es compatible con pureza?

Sí. De hecho hay muchos cantaores jóvenes de flamenco puro que son muy innovadores. «He sido muy criticado»

Ha sido muy criticado por los puristas, ¿está dolido?

No, pero me ha costado que me respeten más porque he sido pionero de muchas cosas. Mientras otros podían hacerlo y dijeron que no por ser prudentes, yo he pecado de no serlo. He sido muy criticado, pero con el paso del tiempo todos lo han visto de otra manera, lo han entendido y al final siempre me han querido... y estoy donde estoy. Ahora vivo otra vez un momento maravilloso: he estado un año retirado de los circuitos y ahora me vuelven a llamar. Esto es así, cada temporada le toca a uno

¿Es desagradecido el mundo del flamenco con los propios flamencos?

El mundo del flamenco es muy encorsetado, difícil, pero no desagradecido. No puede serlo nunca, ya que el flamenco es un arte muy grande, libre, cada uno lo siente y lo vive de una manera.

Dice que es un arte libre y, sin embargo, hay rencillas entre unos y otros

Esas críticas más que por el arte es por la falta de trabajo y la crisis. Cuando a ti te va bien, el otro quiere estar en tu sitio y habla mal, pero eso pasa en todos los trabajos.

Su carácter mediático, ¿le ha ayudado o le ha perjudicado?

Mi mejor crítica y ayuda es la que he tenido siempre con el apoyo mediático, que es lo que en definitiva te llena los teatros. Y esa es la mejor subvención que se da, la del público.

Este año ha estrenado en Nueva York y coreografía un musical en Londres, ¿se nota la diferencia entre públicos?

El flamenco tiene una rabia tan grande que toda la gente lo vive de la misma manera. ¿Es que te hace levantarte de la silla! No sé si por el zapatazo o por la intimidad y el duende tan profundo que tiene. Son bailes de esencia, y donde van arrasan. Yo vengo de hacer una gira por EE. UU. y he llenado.

Se ha llegado incluso a plantear instalar en Broadway una compañía

Es una proposición que me han hecho y que estoy pensando. Si en un par de años no encuentro nada aquí y no consigo que mi ballet tenga una institución más pública que privada, me iré allí a hacerlo. Me apetece estar en mi tierra, porque como en España no se vive en ningún lado, pero en el extranjero hay otro respeto, otras maneras

¿Siente que allí le valoran más?

No, es que a lo mejor conocen menos mis defectos y tienen menos agravios comparativos (risas). Allí llegas, bailas y te vas, entonces lo que ven de ti es lo brillante que eres. Cuando estás mucho tiempo en un sitio, conocen lo brillante, lo pesado, lo listo, lo tonto, lo feo, lo guapo, lo bueno y lo malo

¿Cree que falta más apoyo de las instituciones públicas a este arte?

Antes tenía otras discrepancias, era más rebelde y hablaba más; pero ahora me he dado cuenta de que todo tiene su tiempo. Estoy entendiendo por qué antes no me ayudaban y ahora lo están haciendo; y tengo que ser prudente, que ya toca.

¿Qué es lo que tuvo que entender?

Pues que la gente se asusta. Sale un personaje como yo, que empieza a triunfar a los 20 años, loco, que no tiene pelos en la lengua, que lo habla todo pues no te dan nada. Por eso he tenido muchos enemigos, pero ahora me considero un tío muy querido y en política me respetan mucho. Con el tiempo ven que no eres tan malo, que todo tiene un proceso, vas creciendo y tienes una imagen más de adulto. Con 21 años dirigía una compañía y si entonces no tienes la cabeza 'desamueblá'... ¿cuándo la vas a tener? Ahora la estoy empezando a tener 'amueblá' con 33 años.

Hace unos años decía que le quedaba muy poquito en el flamenco, ¿se ha arrepentido?

El bailaor, como intérprete, tiene los días contados. El trabajo del teatro físico es muy duro. Me gustaría retirarme joven porque me gusta mucho más la coreografía que la interpretación.

¿Qué haría si no bailara?

Ahora estoy trabajando mucho en la interpretación como actor. Yo, de hecho, cuando me fui a Madrid desde Granada era para ser actor, pero por un fallo de la vida empecé a bailar y mira dónde estoy... Todo es el destino.

¿Cuál es el mayor problema del flamenco hoy día

El flamenco vive un momento muy bonito y supera todas las crisis por la belleza tan grande que tiene. Es un arte al que le queda todo por delante.

Da la sensación de ser muy exigente consigo mismo y con los demás.

Sí, soy un poco tremendo

Como jefe entonces

Como jefe soy el más simpático del mundo y doy la vida por los míos. Ahora, cuando los míos me fallan me pongo loco, como un padre con sus hijos.


09.11.08 - REGINA SOTORRÍO, en la foto, MOMENTO DULCE. Amargo asegura vivir un «momento maravilloso». / A. ARORIZO. EFE

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El Arte de Vivir el Flamenco © 2003
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