CARMEN PARIS

 

ENTREVISTA A CARMEN PARIS
 

"He tenido que irme de una multinacional para grabar un disco de jazz en EEUU"

La aragonesa viste de largo mañana en el Teatro Cervantes, dentro del Festival de Jazz, su último disco, 'Ejazz con Jota', en compañía de Pepe Rivero y bajo inspiración bostoniana

Si lo jazzístico venía siendo norma en la obra de Carmen París, su cuarto disco, Ejazz con Jota, ya no deja lugar a muchas dudas: grabado en Boston junto a la Jazz Concert Orchestra que dirige Greg Hopkins, el álbum viene a consolidar lo ya dicho con argumentos de peso y un repertorio que, como de costumbre, vuelve a prestar especial atención a lo tradicional en general y a la jota en particular. Mañana a las 20:00, esta mujer de armas tomar presenta este trabajo en el Teatro Cervantes, junto al pianista cubano Pepe Rivero y su grupo, dentro del Festival de Jazz.

¿Cómo se termina haciendo un disco como Ejazz con Jota? ¿Lo venía rumiando desde hacía mucho, o tuvo la idea de buenas a primeras, en plan eureka?

En mi primer disco ya trabajé con Chano Domínguez, así que el jazz siempre ha estado en el sustrato armónico de mis canciones. Hace tres años conocí a la saxofonista chilena Melissa Aldana e hicimos una gira conjunta con temas de mis tres primeros discos, y pronto pensamos que había que ampliar el formato. Aldana es una alumna de máxima calificación de la Universidad de Berkeley, y yo siempre había soñado con estudiar allí, así que me hizo mucha ilusión. Para colmo, después de la gira presentamos el proyecto a la Jazz Concert Orchestra de Boston, que está llena de maestros de esta Universidad, y aceptaron enseguida. Y la verdad es que he aprendido con ellos más de lo que hubiese imaginado, de manera que podemos decir que el sueño se ha cumplido.

En el repertorio hay desde jotas tradicionales hasta fragmentos de zarzuela pasando por canciones de misa. ¿Todo vale si se emplea el jazz como argamasa?

Me gusta emplear la música tradicional para contar cosas de la actualidad. Pero que hayamos recurrido al jazz para cantar jota cobra un significado especial ahora que se celebra el 50 aniversario de la muerte de John Fitzgerald Kennedy. Poco antes de que falleciera, el presidente recibió en la Casa Blanca al mayor jotero de la historia, José Iranzo, el Pastor de Andorra, que cantó allí algunas de sus jotas y que vive aún, con casi 100 años. Hasta el No-Do recogió aquella visita. Con Ejazz con Jota queremos celebrar aquel encuentro y recrearlo de alguna manera, uniendo la jota y el jazz.

¿Eso explica también la versión bilingüe de algunas jotas?

No, lo de cantar en inglés viene de antes. Me invitaron a participar en un proyecto internacional en homenaje al poeta turco Fetullah Güllen y lo hice poniendo música a su poema El llanto del ruiseñor, que interpreté en inglés en una canción que también está en Ejazz con Jota. Al principio ni se me había ocurrido cantar las jotas en inglés, pero tras hacerlo para este trabajo decidí intentarlo. Lo curioso es que cuando de niña cantaba jotas en mi pueblo a menudo lo hacía en inglés, de broma. Y ya ves.

Al final va a ser cierto que el mestizaje cultural es un juego.

Fíjate, en Utebo, mi pueblo, que está cerca de Zaragoza, mi familia tenía un bar, el bar París. A mis 17 años yo dirigía el coro de la parroquia y nos íbamos allí a ensayar. Y fue allí donde me escucharon los músicos de la Orquesta Jamaica y me ficharon, con lo que empecé mi carrera musical. Al bar iba a cantar otro jotero de pro, Manuel Candau, el Zagal de Utebo. Y a menudo venían también soldados norteamericanos de la base que está a nueve kilómetros. Ellos hablaban inglés mientras el Zagal cantaba sus jotas. De modo que sí, el mestizaje ha sido algo muy natural en mi formación. Y también a mi padre le gustaba Glenn Miller.

También en Andalucía las bases americanas de Morón y Rota han influido en sus músicas tradicionales. Flamencos como Diego del Gastor escuchaban el rock de la Costa Oeste y lo imitaban luego a la guitarra.

Así es. Pero en Aragón la influencia se ha dado siempre en la misma dirección. Hay más grupos de rock que de otra cosa. El funky tuvo mucho éxito en los 80 gracias a los americanos. El bajista habitual de Bunbury, Del Moran, vivía en la Base Aérea de Zaragoza.

De todas formas, ¿Cómo reaccionaron los maestros de Boston cuando le escucharon cantar Cadenica de oro?

De maravilla. Lo que ocurre es que como coarreglista del disco junto a Gordon Au, uno de los mejores alumnos de Greg Hopkins, tuve que poner especial cuidado en que no imprimieran un sonido demasiado americano a los temas. Yo quería demostrar que se podía cantar jota con una orquesta a lo Frank Sinatra detrás. Por eso decidí invitar también a dos cantadores de la jota tradicional, Nacho del Río y Beatriz Bernard.

¿La música más pegada a la tierra ofrece el camino más fácil para alcanzar lo universal?

No el más fácil, pero sí el más verdadero. Lo que ocurre es que fuera de España la única música tradicional que se conoce de aquí es el flamenco. En Boston no conocían la jota, y yo tuve que bailársela a los músicos. ¡Ni siquiera conocían la zarzuela, cuando todo el musical de Broadway viene de ahí! Está bien que se promocione el flamenco, pero en España hay muchísimas otras músicas populares muy hermosas que pueden desaparecer pronto si no se las protege. Es lo que harían los franceses si tuvieran un folklore tan rico como el nuestro. Pero aquí lo pisoteamos. Por eso me parece tan importante el trabajo de preservación que hacen músicos como Eliseo Parra.

¿Cambia mucho Ejazz con Jota en directo?

Sólo a mí se me podía ocurrir hacer un disco con una big band en plena crisis. Desgraciadamente, para los conciertos tenemos que reducir los metales a únicamente tres. Pero gracias al genio del pianista Pepe Rivero y su grupo se mantiene intacto el espíritu.

Este álbum es también el primero que hace sin Warner. Y mientras casi todos los músicos que rompen con las multinacionales y trabajan por su cuenta hacen discos sencillitos, grabados en su casa, con cajas de ritmos, usted tira la casa por la ventana.

Después de diez años, he tenido que romper con una multinacional como Warner para poder ir a grabar un disco de jazz a Estados Unidos. Ahí queda eso. Pero ya se sabe cómo trabajan las multinacionales: si no eres un objetivo comercial inmediato, te toca chupar banquillo. Y ahí entran en juego muchos condicionantes económicos. Pero yo distingo entre artista y producto. Por eso me fui.

Hace poco oí decir a Kiko Veneno que no se puede echar a la piratería toda la culpa de la caída de las ventas de discos, que lo que ha ocurrido obedece a que se ofrece música hecha para máquinas, no para personas.

Habría mucho que decir. Yo creo que hoy se rinde un culto excesivo a la tecnología. Cualquier novedad es aceptada como lo mejor cuando no es así. La pérdida en la calidad de la audición ha sido brutal: todo se escucha en formato comprimido, para aparatos y auriculares muy pequeños, con lo que se pierde cualquier matiz. Yo misma he tenido que hacer dos mezclas del disco nuevo, una para CD y otra para formatos comprimidos, y eso me ha causado mucho dolor, porque el disco sé grabó en directo para ser escuchado en plenitud. En cuanto a la piratería, el problema es que los piratas están mal señalados. Las grandes empresas de comunicación son las dueñas de todos los contenidos culturales, y ellas han decidido malvenderlo todo para seguir enriqueciéndose. Pero no se puede culpar al consumidor. No es él quien se está cargando la cultura.

 

Pablo Bujalance málaga | Actualizado 05.11.2013 -  La jotera Carmen París, en una imagen promocional.

http://www.malagahoy.es/article/ocio/1639517/he/tenido/irme/una/multinacional/para/grabar/disco/jazz/eeuu.html

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El Arte de Vivir el Flamenco © 2003
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