MANUEL MONEO

 

ENTREVISTA A MANUEL MONEO

 

   "El cante de ahora está precocinado"
 

El artista jerezano hace un análisis del estado actual del flamenco, del programa del Festival de Jerez con "siempre lo mismo" y advierte de la pérdida del cante puro, al que dice que se le está haciendo "un boicot"

De chaval se escapaba de la escuela para escuchar el cante de los suyos, en la Plazuela. Y se quedaba 'embobao', porque de ahí no podía salir 'na' malo. Y el niño creció y se hizo un gran cantaor, "tocado por la mano de Dios" -reconoce-, porque era capaz hasta de quitarle los dolores a Tío Parrilla, cuando estaba tan malito en la cama, con su propio quejío.

Manuel Moneo (Jerez, 1950), una saga en su apellido, un torrente en su garganta, un coraje en sus adentros. Habla el artista de lo que está viendo ahora en el flamenco y de cómo han cambiado las cosas. Se confiesa e incluso se rebela contra lo que vive. Buen cantaor y "mejor persona". Lo dice de él mismo, y eso que tiene dos abuelas. "Persona sencilla que ha luchado toda la vida por esto, por lo que me mandó Dios: un gitano que canta muy bien. Me gusta lo que hago". Mairenista a ultranza asegura que el cante "ha cambiado totalmente, y no sólo como mairenista, sino como amante de Mojama, Manuel Torre, porque ellos cantan bien. A mí me gusta todo el que canta bien aunque esté ya todo más desvirtuado. Lo que se hace hoy es como un precocinado. Llegan, hacen la función y cantan lo que quieren. Es como un bistec: tú haces así (y mueve las manos como si echara sal), con limoncito y ajo... Es una cosa precocinada. No es el metal bueno, como un vino viejo bueno, un oloroso. Se está perdiendo. Es como los vinos malos, que se echaban para el vinagre".

Reflexiona y echa la vista atrás. Busca la razón de esta pérdida en el transcurso de los tiempos: "los jóvenes no llegan a la pureza, a lo que hacemos nosotros. Se ciñen a lo fácil. No lo pillan. Sólo hay que ver la función que están haciendo ahora todos los cantaores, en el saco del flamenco entra todo". Por el momento no se moja y no da nombres, "todos los que no canten por derecho". Achaca esta crisis de artista y de purismo a la falta de aprendizaje, "porque los jóvenes tienen que escuchar lo bueno, y si te empiezas a fijar en lo malo... Si se guían por los cantes función van a seguir igual: harina con boniato, dónde quieres que te ponga el plato. Tienen que aprender el cante por soleá, seguiriya, alboreá, martinete. Hay que meterle manos a los cantes buenos y yo creo que todavía estamos a tiempo. Hay algunos jóvenes que están metidos en el cante por derecho y sobre todo, en mi barrio, en la Plazuela. Para escuchar cosas buenas nosotros nos vamos a la peña Los Cernícalos".

Flamenco, Patrimonio Inmaterial de la Humanidad. Un tema candente en la conversación. Para Manuel Moneo, un reconocimiento que es "un negocio de los políticos y a nosotros, los más mayores, nos puede perjudicar. Y se demuestra con lo que hizo Jesús Quintero, que no llevó a su programa lo que tenía que llevar, por ejemplo, a mí mismo. A mí no me va a ayudar en nada, a mí, que canto puro. Parece que ahora no se quiere el cante bueno. Está olvidado. A mí, el 'Patrimonio de la Humedad' (como lo llama Moneo) no me ha llamado".

¿Es acaso el político el nuevo señorito del flamenco? "No, no, -contesta-, señoritos había antes, que daba para comer con sus fiestas. En la semana hacían tres y te daban 20 duros, pero ganabas. Que le preguntaran a Tío Borrico. Ha habido fatiguitas. Ahora los señoritos son los que vienen a nuestra fiestas. Ni hay fiestas, ni bodegas, ni arte, ni 'na'. El buen cante es de minorías".

Manuel se ha recorrido medio mundo y sin embargo, en su tierra, "a mí no se me habla 'na' ni me dan premios. ¿Por qué no estamos los puros en el Festival de Jerez? Me han olvidado totalmente. España sabe cómo canto yo, triunfador de la Fiesta de la Bulería, de La Concha de González Byass, y no estoy en el Festival... Soy un monstruo por lo visto, pero... na. Soy de los pocos que quedan en mi pueblo y no me llaman para el Festival, en el que no actúo desde hace tres años. Yo lo que veo en este certamen es lo mismo de todos los años. No veo cante por derecho, un Moneo, un Torta, un Agujeta... Ser purista no es fumarse un puro, es un sentimiento, una lucha de muchos años. Nos tienen hecho un boicot. Y eso que yo no soy una persona de las que raja. No molesto a nadie".

Reconoce Moneo que este Festival es de baile, lo sabe, "pero es que Jerez es la cuna del cante y debería tener éste más protagonismo. No es que lo hagan mal, pero es que es lo mismo y creo que yo ya me merezco un sitio, que yo me he llevado el cante gitano 'palante'. Me dan más sitio fuera que en mi tierra. Grabé unos cantes hace un mes en Los Cernícalos que han dado la vuelta en internet y me están llamando de todo lados. No me echo flores, pero es que es así. Somos una especie en extinción".

Dice entre risas que mientras unos están en el escenario del Villamarta, él se queda en casa viendo el Barcelona. Echa las culpas "a los que organizan todo esto, a la directora del Villamarta (Isamay Benavente), que ya no sé cómo decirle que me llame. Pilar (Sánchez, alcaldesa) me dijo hace un año que merecía el teatro entero para mí, y todavía estoy esperando esto, aquello y lo otro. No es que esté descontento, es que no me llaman. Los que organizan yo creo que no tienen mucha idea de flamenco y los que sí la tienen, como Manuel Morao, están en su casa y nadie les pide opinión".

Más fiestas, la de La Bulería. ¿Cómo la ve Moneo? "Para mí es la más fuerte y habría que darle más potencia, por eso de estar, como he dicho antes, en la cuna del cante y no traer tantas tonterías como se traen a esta cita. Que se cante por derecho y la verdad es que la última vez que actué la salvé yo. Hacer le re le re le no significa que uno es ya artista. Verás cómo todos estos artistas no se atreven a cantar en una peña flamenca. No son capaces porque no han aprendido la pureza".

Y recuerda Manuel en este momento "las fatiguitas" que pasó en sus actuaciones en el extranjero, por ejemplo, en Nueva York, "resfriado, malito, teniendo que hacer dos funciones. Y ahora, con la crisis, pues la verdad, gracias a Dios está la nevera llena. Lo que hace falta es más cante". Y empieza a mojarse con nombres, "sin ofender", con "los del cante moderno, Poveda, Arcángel, las 'infusiones' de menta poleo (a lo que Moneo llamaría fusión). Todos tienen derecho a comer, pero hay que evitar que lo puro se pierda. Primero están los que cantan bien. Aquí está todo inventado, pero Dios te tiene que tocar y además debes tener sentimiento. Todo lo que se ha inventado ahora es para mal. Cantiñear, cantiñea cualquiera". Y se moja con los que salva como "Jesús Méndez, Juan Moneo, los niños del Mijita, la saga de los Carpio, los Garbanzo, Barullo... Van por muy buen camino. Poveda para nosotros canta bonito pero no nos emociona. Copla, que no tiene nada que ver con lo que a nosotros nos duele los reaños, los riñones".

Y con tanto cantar, ¿a quién le echaría usted un cantecito? A un político, a una mujer guapa... "A mi mujer y a mis niños, y a mis amigos que son los que me comprenden. Y de políticos..., yo soy independiente, pero vamos, a Zapatero, para que haga las cosas con más sentimientos (ríe). Pero donde me siento mejor cantaor y más a gusto es en Los Cernícalos. También saben escuchar en los festivales de fuera. Y en Jerez".

¿Cuál ha sido su mejor cante? Vuelven Los Cernícalos a la conversación. "Pues sí, en la peña, en los años 70, allá en Estancia Barrera, donde estaba antes, cita a la que vino Rafael Alberti, que me dedicó una poesía. Me caía hasta 'pa' atrás. Me dijo que tenía los gestos de Manuel Torre". Le tiemblan las manos al contarlo, "y me acuerdo que vino Pacheco, que llevaba puestos unos vaqueros". Rememora anécdotas en su peña, como cuando se acabó el whisky "y me tomé una botella de alcohol con Coca-Cola en los cubata, con el cantaor Juanata (ríe)". ¿Y cómo se levantó usted al día siguiente? "Con una bomba en el estómago..., por la Coca-Cola (ríe). No hombre, que yo me he cuidado mucho y siempre he estado y estoy al lado de mi gente, aunque mi mujer ha querido que me recogiera temprano más a menudo. Pero si había que buscarse la vida... Nos íbamos a Sevilla en los Comes, sin coche. Recuerdo cuando Camarón se partió la camisa de lunares al escucharme y tengo un papelito en la casa que lo dice. Para mí fue un orgullo".

Acaba la entrevista. Toca la sesión de fotos. Se sienta en el salón del fondo del bar Volapié. Un espacio con historia. Si sus paredes hablaran. Allí Terremoto padre le preguntó a Manuel que quién le había enseñado a cantar de esa manera. Lo cuenta emocionado. Se sienta, apoya el codo en una mesa con mantel de flores. Tras él, colgado de la pared, un conjunto de fotografías de artistas flamencos, aunque entre ellas se ha colado una de Richard Gere. Se prepara para ser fotografiado. "Una sonrisita", le dice la periodista. "No, hombre", contesta, "que en la vida, como en el flamenco, que no se sonríe uno cuando canta, hay que tomarse las cosas muy en serio".

 Arantxa Cala / Jerez | Actualizado 06.03.2011 -  Manuel Moneo, tras la entrevista, días atrás, en el bar Volapié.

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