JUAN GARCÍA

JUAN FRANCISCO GARCÍA MUÑOZ, tenor, más conocido mundialmente en la historia de la música del buen arte con su propio nombre artístico de  JUAN GARCÍA, nació en Sarrión (Teruel) el día  8 de marzo del año de 1896 y murió en Buenos Aires (Argentina), 17 de julio de 1969. Su padre, ciego de nacimiento, era organista y director de la rondalla local, le enseñó los rudimentos del solfeo, y el chico los continuó después con su tío, el párroco de Valbona, localidad a la que trasladó a vivir. Pronto llamaron la atención sus facultades canoras y en poco tiempo alcanzó justa fama en la región como brioso jotero, canto al que siempre se mantuvo fiel y del que fue un sobresaliente intérprete.


Una imagen de archivo de Sarrión
(Teruel)


Ermita. Sarrión, Teruel.


Fue su tío quien consiguió que a los once años entrase en los Salesianos de Barcelona, donde aprendió el oficio de encuadernador, al que siempre dedicó sus ocios. Dada la situación familiar no podía pensar en costearse los estudios de música como deseaba, con lo que, al salir del colegio cumplidos los diecisiete años hubo de solicitar trabajo en una imprenta. Como seguía pensando en la música, opositó a una beca de la Diputación de Teruel, que no le fue otorgada. Habría de ser un amigo, que luego se convertiría en su cuñado, quien le pagara un profesor de canto. Su primera aparición en un escenario serio fue en 1921, en el Teatro Tívoli, formando parte del coro en la compañía del gran barítono Emilio Sagi-Barba.


Allá por el año 1924, animado por cuantos elogiaban su voz, que lucía espléndida en las vibrantes jotas de su tierra, el joven marchó a Milán para pulirla y perfeccionarla al lado de los grandes maestros que allí todavía existían. Sus recursos económicos era limitadísimos y, a fin de subsistir y poder pagar los estudios, se dedicó al oficio de pintor de brocha gorda. Hallándose una mañana cubriendo la fachada de un establecimiento, y para animarse en la tarea, al tiempo que extendía la pintura adaptó el movimiento de la mano al ritmo del aria "Ecco ridente" de IL BARBIERE DI SIVIGLIA, que en su privilegiada garganta sonaba refinada y atrayente. Quiso el azar, madre de la sorpresa, que en aquel momento pasase por la calle la eminente soprano Toti dal Monte. Detuvo el paso y tras escucharle durante unos segundos le preguntó si estudiaba canto. Al contestarle Juan afirmativamente, y también que sabía de corrido la ópera de Rossini, Toti le pidió su dirección. Poco después, el improvisado pintor, recomendado por ella, hacía su presentación en un modesto teatro. El éxito que alcanzó le animó a continuar.


El primer gran triunfo lo obtuvo con RIGOLETTO, en el Teatro Comunale de San Remo, y le abrió las puertas de otros en distintos lugares de Italia. Su nombre comenzó a extenderse y, después de un año de actuaciones entre aplausos crecientes, llegó a España, donde aún no se le conocía. Su presentación tuvo efecto en el Teatro Tívoli, de Barcelona, con asistencia de los reyes, cantando MANON. El éxito fue total. Tanto, que tuvo que repetirlo, pero esta vez en el Gran Teatro del Liceo. Actuó en diferentes ocasiones en presencia de Sus Majestades, por lo que un periodista aficionado a la ópera lo bautizó con acierto como el "tenor de los reyes". Realizó una serie de giras por Egipto y otros países, integrado en una compañía de ópera dirigida por el compositor Pietro Mascagni, y cuya principal figura era el gran Hipólito Lázaro.

Durante la temporada 1927-28 llegó al madrileño Teatro de La Zarzuela para actuar junto a la célebre Conchita Supervía en IL BARBIERE DI SIVIGLIA, interpretando las dos arias de la ópera acompañándose él mismo a la guitarra, lo que causó muy buena impresión. Ese mismo año cantó también en la Plaza Mayor del Pueblo Español de Barcelona, con motivo de la Exposición Universal. Convertido ya en un tenor famoso, su carácter noble y sincero le llevó a irse alejando de la ópera, donde debió sentirse más de una vez herido por las intrigas y los celos artísticos -tan frecuentes en los escenarios- y esto le llevó a la zarzuela, donde quizá pensó hallar un ambiente más apacible. A este interesante período pertenecen dos de sus mejores creaciones: LA PICARONA y EL AMA. El extraordinario triunfo que alcanzó con ellas le convirtió en una figura popular. Y la radio contribuyó a ello, propagando por toda España sus jotas y sus canciones, especialmente la titulada MORUCHA, con letra suya y música de Juan Quintero, que se escuchaba en todas partes. Enseguida le buscaron también las casas de discos para imprimir tanto arias de ópera como romanzas de zarzuela, jotas y otros géneros de moda.

Pero Juan García no se encontraba a gusto en el teatro. Quería ser más libre y entonces decidió formar una pequeña orquesta para que le acompañara en sus canciones. Así nació la agrupación "Juan García y su orquesta", que se presentó el 24 de mayo de 1934 en el Cine Capitol, de Madrid, como un gran acontecimiento después de la habitual proyección cinematográfica. La novedad fue recibida con tanto agrado que durante más de un año recorrió España y Portugal entre clamorosos aplausos.

En marzo de 1936, con motivo de la delicada situación política de la península, se embarcó para Argentina, donde fue contratado por Radio Belgrano, de Buenos Aires. Recorrió con su orquesta aquella nación hermana durante mucho tiempo, y como la situación en Europa no invitaba al regreso -pues a la Guerra Civil y a su difícil posguerra se sumó el estallido de la II Guerra Mundial-, tan a gusto debió encontrarse allí que se afincó definitivamente en la capital argentina, donde contrajo matrimonio. Nunca más volvió a pisar tierra española. Pero su alma baturra se le escapaba añorante, y al final de todos sus conciertos cantaba unas jotas de fuerte sabor popular que lo expresaban todo. Juan García falleció en Buenos Aires cuando contaba setenta y tres años, víctima de un infarto de miocardio.

Zarzuelas completas: La picarona. Ed.: Parlophon (1930). El ama. Ed.: La voz de su amo (1933).

Fragmentos y selecciones: La pícara molinera, La Marsellesa, La meiga, Martierra, La Calesera, Los de Aragón, La verbena de la Paloma, La guitarra, La canción del día (film), La canción del olvido, Gigantes y cabezudos, Doña Francisquita, El huésped del Sevillano, La corte del amor, La Dolores, La Santa Espina, Emigrantes, El trust de los tenorios, La alegría del batallón, La alegría de la huerta, Emigrantes, El dúo de La Africana, La Castañuela, La moza vieja, El caserío, El canto del ruiseñor (film), La ventera del Alcalá, La linda tapada, El fantasma, La Dolorosa. Ed.: Parlophon (1929-1930).

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Datos  http://lazarzuela.webcindario.com/BIO/garciajuan.htm  + recopilación de José María Ruiz Fuentes

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El Arte de Vivir el Flamenco © 2003
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